pendergast Pendergast Maxthon

Al fin conozco a la Mama de Andrea, y hace buenas migas con mi vecina Julia, la beata dominada. Y las chicas siguen descubriendo nuevas sensaciones.


Erotica For over 18 only.

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La mama y la vecina beata

La joven hija gótica de mi vecina 3


N.A: El lector debe saber, que se ha cambiado el nombre de “Verónica”, por el de “Andrea”.


Continúan mis peripecias con las jóvenes góticas. Al final conozco a la madre de Andrea, y se porque no le importa que estudie y duerma en mi casa.

Me desperté con Olivia babeando en mi pecho, y poco a poco la deje a un lado y me fui a por mí café y mi cigarro.

Sentado en el taburete la observaba desde la cocina, y pensaba en lo valiente que fue al quedarse a solas conmigo. Con el tiempo descubriría lo audaz, y echada para adelante que es.

Al rato, me llego un mensaje de Andrea preguntando si seguía en mi casa. Le respondí que sí, y me dijo que la despertara, que se hacía tarde, y tenían que entregar el trabajo juntas. ¡Y que encendiera el móvil!- añadió con un emoticono furioso.

Me acerqué a ella, y mordiéndole el lóbulo de la oreja, le dije:

-Buenos días.

-Mmmmh -respondió muy dormida.

-Que dice Andrea que estáis suspendidas.

Saltó como un muelle, y me dijo:

-¡Ostia el trabajo!- y empezó a vestirse rápidamente.

-¡jajaja! tranquila que es mentira, aún llegáis. Enciende el móvil- le dije.

Salto encima como una mona, y me atrapó entre sus piernas y sus brazos, mordiéndome el hombro riendo.

-¡Serás capullo!, me has dado un susto de …- y se calló, al notar mi polla creciendo y empujando su culito.

-¡Ala tú!, ¡buenos días a ti también! ¡Jajaja! -Dijo agarrándola.

Le bese el cuello, y le pregunté:

-¿Cuánto tiempo tienes?

Miro el reloj, abrió los ojos y me dijo saltando al suelo:

-¡No el suficiente joder!- recogió sus cosas, mirando mi paquete de reojo, y resoplando, las metió en la mochila, me beso y se fue corriendo.

Hay me quede, con su olor, su sabor de boca, y la polla mirando al techo protestando. La tenía que haber despertado contigo, le dije a mi polla.

La mañana transcurrió normal, fui a la oficina, volví y me puse a trabajar. Andrea quería saber que tal con Olivia, y quería que las comparara. Me negué y me mando una foto de su culo, con su mano encima. Que vicio de niña, pensé resoplando.

Olivia en cambio fue más adulta, y no quiso saber de comparaciones. Pero me dijo que en cuanto tuviera un rato charlaríamos, que quería seguir hablando de lo nuestro. Me alegré mucho y seguí trabajando contento.

Picaron a la puerta, y pensé que Julia se había dejado las llaves. Abrí con mi cara de “Pasa que estoy caliente” ya girado para que entrara. Y vi a una chica alta y delgada, pero con buenas caderas y pechos más bien pequeños, morena de piel blanca, ojos azules, pelo corto y una sonrisa que me sonaba.

-Hola Pender- me dijo sonriendo.

-Hola, ¿te conozco? -le pregunté extrañado.

-Tu a mí no, pero yo a ti sí- me respondió enigmática, la morenaza de ojos azules.

La miré de arriba abajo y le dije:

-Eres la mami de Andrea.

-Si, jajaja, soy Andrea también ¿te ha costado eh? -me soltó riendo.

-Estaba con la cabeza en otra cosa- le respondí riendo también.

Antes de abrir, pensaba en si llegaríamos a la cama Julia y yo, o acabaríamos en el sofá.

-Pasa, pasa, quería conocerte- le dije.

Paso y olía igual que su hija, debían compartir perfume, pensé .Tenía un culo de vicio metido en unos tejanos negros. Algo ancho, pero lo justo, y con forma de pera.

-Ya me lo imaginaba. Me dijo Andrea, que ya sabias que yo le dejaba venir, y te extrañaba. -me explico.

-Si, la verdad. Yo no dejaría a mi hija ir a casa de un desconocido, aunque fuera vecino.- le explique.

-¿Y no es mejor que sepas donde esta, a que te mienta? -me pregunto

-Bueno, visto así. Claro- le dije sonriendo.

-Además ya es mayorcita, y sabe cuidarse sola.- me explico.

-Pero te imaginaba más mayor- me dijo mirándome descarada.

-Y yo a ti- le respondí mirándola igual.

-Es que al decirme que les enseñabas ingeniería mejor que el profesor, me hice la idea de un viejo canoso, con gafas de culo de botella- me explico riendo los dos.

-¿Quieres almorzar? Me estaba haciendo unas tostadas con sobrasada y queso.- le ofrecí.

-Pues sí, mira hace tiempo que no las cómo- me dijo tocándose la cadera.

-Bueno, por un día que te saltes ese “menú perfecto” que haces, no pasa nada- le dije, mirando su culo, acompañándola a la cocina.

Me sonrió, al pillar el piropo, y se sentó en un taburete coqueta. Ahora se le notaban bien las curvas del culo y del muslo, con las piernas cruzadas.

Almorcemos y charlemos, poniéndonos al día, y supe que estaba divorciada, y que llevaba un par de meses con un chico. Y me confesó que Andrea, ya me había echado el ojo para ella. Pero al conocerme, ya le explicó que tengo pareja.

Charlando, y yo haciendo el almuerzo, me daba repasos pensativa, y no se dio cuenta que había hecho una tostada de más, o pensó que era para mí.

Pero lo que no esperaba, era ver aparecer a Julia desnuda debajo del camisón de seda, y bastante abierto. Suerte que se lo había cerrado, pensé al verla.

-Hola buenos días- le saludo Julia dándome un beso en la boca, más corto de lo habitual, y cogiendo una taza para servirse el café, como si estuviera en su casa.

Andrea se sorprendió, y pensó que era mi pareja, pero cuando levanto la vista del cuerpazo de Julia y de su escote de vicio, se fijó en su cara, abrió la boca y pregunto:

-¿Tu eres...- y Julia le corto sonriendo y diciéndole:

-La monja, si – y echemos a reír los tres.

-¡Ostia que no te conocía!, soy Andrea, la madre de Andrea- le explico dándole dos besos.

-Hola, yo soy Julia, no te preocupes mujer, tampoco me esperabas aquí, y de esta guisa- le contesto dándole dos besos también.

-No, no para nada. Pero bueno sois adultos, y cada cual con su vida…- le respondió muy comprensiva.

Andrea madre no había tenido muchas vivencias, ni una vida difícil. Todo había sido normal, hasta que se divorció, y ahora empezaba a salir más con las compañeras de trabajo. Pero estaba alucinando con nosotros, y más con la vecina beata en camisón de seda, y sin nada debajo. No se lo contaria a su madre, porque no le creería.

Julia comía la tostada, apoyada al mármol de la cocina, y al sentir el frio del mármol en su culo, se le pusieron los pezones como escarpias. Se dio cuenta, pero le hacía gracia ver como charlando, Andrea se los miraba fugazmente. Yo las observaba y soltaba alguna coña de vez en cuando.

Andrea se sintió agusto con nosotros y se alegró de conocer a la verdadera vecina beata y a mí. Solo tenía trato con las compañeras del trabajo, y el chico con el que estaba. Nos imaginaba follando en el mármol donde estaba sentada Julia y se le mojo el coñito. Ya llevaba casi un mes sin polla.

Miré la hora y les dije:

-Seguid vosotras que tengo trabajo.

Y dándome un cachete en el culo, Julia siguió hablando con Andrea. Ya estaba muy al día de moda, cotilleos de salsa rosa, y esas cosas de chicas. Se ponía al día, igual de rápido que con el sexo atrasado.

Y esto último fue lo que desencadeno, al cabo de una hora de marujeo femenino, el ver venir a Andrea de la cocina, acalorada y darme dos besos, con el aroma de Julia en su ropa, despidiéndose, y prometiendo escribirme para quedar.

Julia, sonriendo picara, llego de la cocina, se acercó, se sentó en mi regazo y le dije:

-La as asustado, guarrilla.

-No, no, para nada, volverá. Le ha llamado la madre.- me explico.

-Es que esa bata tiene mucho vicio- le dije colando mi mano bajo la bata y agarrando su muslo.

-Quería sentir el tacto de la seda, y se me ha abierto- me dijo picara, notando crecer mi polla en su cadera.

Se giró y nos besemos.

Ya se había puesto cachonda con Andrea, al cogerle el pecho “para ver si era natural”, y agarrándola Julia del cuello, besándola, y apretándoselos contra los de ella.

Julia tiene mucho vicio, y Andrea lo noto, al estar tan cerca de ella y verla desnuda. Nunca Había besado a una chica, pero no se pudo resistir. Suerte que le salvó su madre al llamarla, sino ahora estaría comiéndole las tetas conmigo detrás follándole ese culo de vicio que tiene.

Nos fuimos al sofá, y la tumbe para comerle el coñito empapado. Después de todo era lo que quería conseguir de la pobre Andrea. Se sobaba los pechos pensando en ella, y me agradecía el detalle de quitarle el calentón.

-¡Mmmmh! ¡Aaaaah! Gracias mi amo ¡Aaaah! ¡Oooooh! – me decía, imaginado que era Andrea y que yo la follaba desde atrás.

Me dejaba hacer, había sido el primero en comérselo y sabía que empezaría pronto con mis dedos juguetones. Los esperaba intrigada de por donde entrarían primero. Pero cuando los noto entrar por los dos agujeros a la vez, lentamente. Sonrió y se estiró más en el sofá, levantando los brazos, recibiéndolos.

-¡Aaaaaah! ¡Aaaaah! ¡Mmmmmh! Como me conoces mi amo ¡Aaaaah! ¡Aaaaaah! – gozaba mientras la follaba triplemente.

Mi boca paseaba mi lengua por su coñito ardiendo y mis dientes mordían con cariño sus labios, mientras mis dedos entraban y salían a la vez, cada vez más suavemente.

Julia se empezó a notar venir un buen orgasmo y me acariciaba la espalda con un pie y con el otro me movía la cabeza a su gusto. Le acariciaba el cuerpo con la mano libre, y saludaba a sus pechos y sus pezones como piedras.

-¡Aaaaajj! ¡Mmmmh! Sigue, sigue asi mi amo ¡Mmmmh! ¡Aaaaajj! ¡Ooojj! -me dijo mientras se corría y se tensaba gozando.

Le empuje los dedos hasta el fondo y los deje moviéndose, mientras le chupaba el clítoris con fuerza notando sus jugos salir ardiendo. Bajo las manos, y me apretó la cabeza con fuerza contra su coño, atrapándome con sus piernas, dando saltos con su cadera.

-¡Aaaaajj! ¡Siii! ¡Mmmmh! Me matas mi amo ¡Siii! ¡Aaaaajj! ¡Aaaaajj! – me decía ya sin fuerza en sus brazos, dejándome otra vez hacer, acariciándome el cabello.

Poco a poco le saque los dedos y le lamia con suavidad su coñito sensible. Daba saltitos y reía sin fuerzas.

Dejé su coñito agradecido, y fui subiendo, besando y mordiendo su cuerpo. Le deje mi rabo apoyado en su conejo ardiendo y le comia las tetas de diosa con cariño. Ella se movería cuando se recuperara.

Me atrajo a su boca y me beso diciéndome:

-Como me ha puesto la mami -y reímos los dos.

Tomaba aliento y nos mirábamos mientras le lamia los pezones y le daba la risa por las cosquillas. Y al reír frotaba su coñito con mi polla, que ya estaba a mil.

-¡Aaaaah! ¡Mmmmh! Mírala como se sabe el camino ¡Ooooojjj! – me dijo al notar que entro sola mientras reíamos.

-¡Mmmmh! Me encanta cuando lo tienes recién corrido ¡Aaaaajj! – le decía gozando por su estrechez y su calor.

Follábamos sin prisa, pero a buen ritmo. El justo para ver las tetas de Julia subir y bajar contentas y brillantes. Julia jugaba con mis pezones, y apretaba el coñito cuando entraba, gozando aún más. Gemíamos y nos besábamos.

Pero picaron a la puerta.

-¡Aaajj! Joder ¡Mmmmmh! – dije cabreado.

-¡Aaaaajj! Sigue, sigue, ya volverán mi amo ¡Aaaaah! ¡Mmmmh!

Y volvieron a picar.

-¡Ostia puta! ¡Aaaaajj! Ya casi estoy ¡Aaaaajj! ¡mmmmh! ¡Buuff!

Y Julia fuera de si también, me sonrió y cogió el cojín, mordiéndolo, dándome vía libre para que me corriera rápido.

Siempre me sorprende con su sonrisa pícara. Y la empecé a follar desbocado.

Esta vez sí subían y bajaban las tetas, bien contentas. Julia gritaba en el cojín y me apretaba el cachete del culo con rabia. La tenía bien cogida de las caderas, gozando y viendo cómo me miraba.

Me corrí, resoplando y mordiendo una teta de julia, que se había vuelto a correr y volvía a dar saltitos con los ojos en blanco. Se la saque mirando que no le hubiera hecho sangre, y busque mi ropa. Julia me miraba aun resoplando y sonriéndome. Cogió otro cojín, se encogió de piernas y se tapó mirando mi polla bamboleante, que aún soltaba alguna gota. Se relamió al verlas salir despedidas mientras me vestía.

Abrí la puerta sudando y con mi polla empujando el pantalón, y era un joven comercial de venta de pisos. Se sorprendió al verme y me saludo soltando su discurso, pero le corté y le dije:

-Mira tío, perdona, pero nos has cortado el rollo.-Y le señalé mi rabo.

-¡Ah! Vale, lo siento, ya volveré más tarde. -me dijo yéndose asustado de que no lo metiera para adentro.

Cerré la puerta y escuchaba las risas de Julia.

-¡jajaja! Pobre chaval, lo has asustado- me dijo riendo.

-He, no, no. Yo de tíos paso.- Y julia aún reía en el baño, lavando mi semen que bajaba de su coñito contento.

Me fui a la cocina y me encendí un cigarro sonriendo por la cara del chaval al ver mi rabo empujando el pantalón. Creo que cambiara de bloque, por si acaso, pensé riendo solo.

Vino Julia, ya con su bata y su coñito fresco, y sin acercarse mucho se sentó en otro taburete y me pregunto:

-¿Qué tal con joven la satánica? Ten cuidado, que con eso no se juega- me advirtió, su antigua beata interior.

-Tranquila, que no es satánica, es gótica- le explique dejándola igual.

Cogió su móvil y lo busco en la red.

Yo fumaba con un “culillo de café” que me quedaba y la miraba con su móvil nuevo, que ya controlaba, apoyada con los codos en la mesa y sus pezones empujando la seda.

-Hay ropa gótica que es chula, me dijo sin levantar la vista del móvil.

-Si te vistes de gótica, estarías de vicio. Pero tu con un saco de patatas lo estás igual.

Rio, levanto la vista, y al ver como la miraba, salió corriendo y me dijo.

-Te debo un beso, tengo tareas. ¡Trabaja y no pienses tanto!

Y se oyó la puerta cerrarse.

Cada vez me conoce más esta mujer, pensé sonriendo.


Y eso hice, me puse al día con mi trabajo e incluso adelante algo. Mientras escuchaba mi música sin tetas y culos, danzando por casa.

Me duché solo y tranquilo, también comí solo y tranquilo, con mi música, ya muy relajado y fumando en la terraza.

Hasta que se acabó la tranquilidad.

Las escuche salir del ascensor riendo y cotorreando. Ya supuse que el trabajo les había salido bien. Les abrí y se lanzaron a darme besos.

-¡Eres el mejor! – me dijo Andrea.

-¡Quedas contratado! – añadió Olivia.

-Me alegro mucho chicas, hice lo que pude- les dije.

-La dientes estaba asombrada de la nota- dijo orgullosa Olivia.

Siguieron explicándome contentas, y se sentaron en el sillón que hay frente a mí, en mi mesa de trabajo, una encima de la otra.

-Parece que ha venido tu sumisa- dijo en tono cotilla la lista de Olivia, que debió oler su perfume, o el olor a sexo.

Y para ver, la reacción de Andrea, le contesté:

-Y Andrea mamá también- y sonreí pícaro.

-¡¿con mi madre también?! -pregunto sorprendida Andrea.

-No, tranquila ¡jejeje! Y reímos los tres.

-Oye ¿y porque no? Bien buena que esta- me dijo riendo todos.

Levanté la vista y les dije:

-Que vicio tenéis, pero si, está muy buena- y volvimos a reír.

-Pues ahora a por este- dijo Andrea sacando unos folios grapados.

Olivia suspiro y dijo:

-Venga vamos, que con este profe lo hacemos rápido.

Y reímos otra vez.

Se pusieron manos a la obra, y seguí trabajando.


Andrea madre se debatía en bajar a saludarme con vino y algo cocinado, o con solo vino, o cervezas. No tenía experiencia en vida social con unos nuevos conocidos. Y le daba vergüenza escribirme y preguntarme, le parecería desesperada. Mejor presentarse sin avisar. Y le consulto a un par de amigas del trabajo, que enseguida quisieron saber de mi y de mi amante. La animaron mucho, y tenían celos pensando en Andrea en un trio con una pareja, que además eran amantes. Todas le felicitaban y le dijeron que llevara solo vino.


Andrea y Olivia no tardaron en empezar con el juego de “Repásamelo”. Se sentaban en mi pierna, y les repasaba lo que llevaban hecho, sus culos y espaldas.

Al cabo de una hora ya tenia la polla como un mástil, y las dos jovencitas los pezones de punta y suspiraban acaloradas.

-Pender ¿Por qué no tienes aire acondicionado? -me preguntó Olivia.

-Porque me seca la boca y la garganta, como soy muy grande, gasto mas aire- le explique de coña.


Era verdad, no lo soporto, y prefería ducharme y no secarme y salir a la terraza si ya hacía mucho calor. Pero este verano lo llevaba bien y no lo eche de menos. Tengo ventiladores enchufados a los ordenadores y salgo del paso. La costumbre de no tener muchas cosas. Un ventilador grande se quedaría atrás al mudarme de nuevo. Siempre dejo mucho atrás, y las cosas materiales también.


Andrea me besaba el cuello mientras le repasaba el folio y le acariciaba la espalda bajo la camiseta.

-¿Te falta mucho Oli? -le pregunto Andrea sobando mi molla.

-¿Es solo el primer tema no? Tenemos tiempo con un tema cada día.- le preguntó Olivia viendo la cara de cachonda de su amiga besando y lamiendo mi cuello.

-Claro tía, ya vamos bien así. Acaba ya- le respondió desesperada, apretándome el rabo.

Pero sonó su móvil.

Lo ignoraba, no estaba para hablar con mi polla ya fuera del pantalón y mi mano sobando su culito y su coño mientras me comía el lóbulo de la oreja respirando agitada.


Olivia no quería mirarnos, quería acabar ya y sentarse en mi otra pierna. Y el sonido del móvil la estaba matando.

-¡Joder Andrea cógelo, que será tu madre! -le grito cachonda y pensando en grados y pesos.

-Como sea mi madre le cuelgo- dijo soltando mi polla, y bajando de mi pierna, para buscar en su mochila el dichoso móvil.


Olivia se calentó más al pensar en estar otra vez a solas conmigo. Le ponía mucho hacerlo con su amiga, pero quería que le diera caña y con Andrea delante le daba algo de vergüenza. Andrea no quería ser sometida.


Empezó a discutir con su madre y me fui a la cocina. Ya sabía lo que pasaba, y estaba sorprendido por su madre, pero apenado por la pobre hija. Salí a la terraza y me encendí un cigarro.


Enseguida asomó la cabeza Olivia y me pregunto:

-¿Quieres birra?

-Si, por favor -le respondí.


La muy pilla, se las paso por los pezones antes de salir a la terraza y se los dejo en un momento como escarpias. Me gire al oírla decir cuando salía:

-Pobre Andrea, es que su abuela está muy mayor y su madre también necesita salir la pobre.

-¡Madre mía! – le solté viendo sus pezones apuntándome.

-¿Qué pasa?- me preguntó pegándolos a mi pecho.

-No, no, nada- le respondí cogiéndole de su culo de piedra y agarrando la lata de cerveza.

-Eres muy lista cachorrilla, pero no cantes victoria -le dije bebiendo un buen trago.

-¿Por qué no? , no es que me alegre, pero podremos seguir con mis lecciones- me respondió mordiéndome un pezón sobre la camiseta.


Andrea colgó muy enfadada y salió a la terraza refunfuñando.

-Recoge Oli que nos vamos a casa de mi abuela.

Andrea no era tan lista o viva como Olivia, pero sabía que su madre no quedaba con el novio entre semana, y menos con las del trabajo. Y no podía dejar a Olivia a solas conmigo, porque dedujo que venía su madre y se daría cuenta.

Se lo explico a Olivia, y esta me apretó con rabia el cachete del culo que tenia cogido hacía un rato. Ahora entendió, porque lo de no “cantar victoria”.

-¿A qué hora vendrá? -le pregunté.

-A las 9 antes de cenar. ¿no te ha dicho nada?- me pregunto.

Mire mi reloj y no tenía mensajes de ella. Y vi que faltaban más de dos horas.

-No, a mi no.- Y me calle a tiempo de decir que igual a Julia sí. Pero no creo que tuviera su teléfono. Aunque de Julia me podía esperar cualquier cosa, con tal de intentar someterla.

Subí mi mano del culito de Olivia y le bajé el pantalón lo que pude, Andrea miro el reloj y se bajó el pantalón y las braguitas, viendo como se lo bajaba también todo Olivia. Reían picaronas, y en un santiamén, ya me comía el rabo contra la baranda y Andrea me besaba cachonda otra vez.

Cuando le empezaron a doler las rodillas se la sacó de la boca y dijo:

-¿Vamos dentro no?

Y sin responderle entremos al salón.

-Anda cachorra, ponte de rodillas-Le dije a Andrea agarrando su culo.

Me sonrió y se puso de rodillas en el sofá. Me puse detrás, con Olivia besándome de pie en el sofá y le frote la polla por sus agujeros a Andrea, esparciendo sus jugos.

Olivia me ofreció sus pechitos duros y cogiéndola del coñito se lo frotaba y me metía una tras otra sus tetitas enteras en la boca, sorbiendo y jugando con sus pezones con la lengua a la vez. Se volvía loca.

Andrea no espero más y cuando la noto en su chochito, se echó para atrás y se la empezó a meter gimiendo.

-¡Aaaaah! ¡Mmmmh! Joder que ganas tenía ¡Aaaaah! ¡Aaaaah! ¡Aaaaah! -gozaba follándose.

Olivia volaba con mi mano follándole los dos agujeros, y mi boca sorbiendo sus tetitas como si fueran flanes. Se levantaba de puntillas sintiendo como le entraban los dedos y bajaba cuando los sacaba un poco.

-¡Mmmmh! ¡Mmmmh! Esto es lo bueno de que te folle un gigante ¡Aaaaaaajj! ¡Oooohh! -soltó Olivia riendo todos.


Estuvimos asi un rato hasta que no pudimos mas y Andrea se empezó a follar con mas ganas y Olivia ya no se ponía de puntillas. Recibía mi mano, que chocaba con sus partes, y sonaba igual que el coñito empapado de Andrea.


La primera fue Olivia, se empezó a tensar y yo note su pezón en mi boca ponerse aún más duro y sus agujeros intentar echarme mientras empezó a correrse.

-¡Aaaaj! ¡Aaaaj! ¡Mmmmh! ¡Joder me corro! ¡Mmmmh! Que mano joder ¡Aaaajj! ¡Madre mía! – decía temblando.

Andrea la oyó, y salió de su nube, girando a mirarla. Y al verla agarrada a mi brazo con la cara desencajada, botando con su tetita entera en mi boca, se empezó a correr también.

-¡Mmmmh! ¡Mmmmh! ¡Buuuf! ¡Ostia puta! Estas preciosa Oli ¡Oooojj! ¡Cabrona como me has puesto! ¡Aaaajj! ¡me corro joder! ¡Mmmmh! ¡Aaaj! ¡Aaaj! ¡Aaaj! ¡mas, mas, quiero mas polla! ¡Aaajj! ¡Joder! ¡Aaaaah!- dijo Andrea luchando con su orgasmo y metiéndose más polla.

Yo ya no la dejaría sacársela. Me habían puesto a mil las dos corriéndose y le dije:

-¡Mmmh! ¡Mmmh! Aguanta un poco ¡Aaajj! ¡Mmmh! Ya casi estoy, aguanta ¡Aaaaajj! ¡Mmmh! – le pedí.


Pero la pobre ya no podía hablar, justo cuando se la iba a sacar, la había agarrado y empecé a follarla mas rápido. Apoyo la cabeza en el sofá y gemía y gritaba contra él. Quería que aflojara el ritmo y que se la sacara un poco, pero su coñito no quería. Ardiendo recibía mi polla y notaba calambres que la hacían gozar y le dolían al mismo tiempo.

Gemía ya sin fuerzas babeando en el sofá, y cuando me acabé de correr y se la empecé a sacar, Andrea resoplaba y daba saltos corriéndose otra vez sin darse cuenta. Pero me seguía con su coñito sin dejar que la sacara. Me quedé sentado en mis rodillas, sin poder retroceder más, besando a Olivia que la miraba alucinando.

Se acabo de correr, y ya tenía toda la polla dentro. Mi polla tenía espasmos, notando su coñito ardiendo, y Andrea se sobaba las tetas sin moverse.

-¡Mmmh! ¡Mmmh! Oli tienes que probar esto ¡Mmmmh! ¡Mmmmh! No paro ¡Mmmh! No paro de correrme ¡Aaaah! ¡Mmmmh! – le dijo con los ojos cerrados.

Yo la dejaba hacer, ya se la sacaría al terminar, y mi polla me lo agradeció.

Besaba a Olivia que me volvió a ofrecer sus tetitas sonriendo. Y agarrado a su culito con fuerza, la acerqué y la pegué a mi costado, notando como quemaba. Se empezó a frotar contra mí, y miraba a la Pobre Andrea, intentando sacarse la polla resoplando, apoyada a sus codos.

Al fin la saco, y se dejó caer de lado en el sofá sin fuerzas. Olivia volvía a estar a tono, y cuando vio mi polla tiesa y libre, me empujo hacia atrás y se sentó en mi barriga pajéandome.

-Me toca- me dijo con los ojos brillantes.

La agarró, levantó su culito y se la llevó al coñito bajando, pellizcando mis pezones.

-¡Mmmmh! ¡Aaaaj! Mucho mejor que los dedos ¡Aaaajj! ¡Aaaaj! – dijo, riendo todos.

-Ya casi estoy, y no queda mucho tiempo- le dije.

Y empezó a botar más rápido haciendo sentadillas en mi polla.

-¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Aaaaaaj! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Mmmmh! ¡Aaaaajj! – gozaba la pequeña Olivia.

Andrea ya mas recuperada nos miraba y le dije:

-¡Mmmh! ¡Mmmh! ven cariño, dame tu chochito que le doy mimos ¡Aaaah! ¡Asi, asi Oli, sigue, sigue¡ ¡Aaaaj! ¡Mmmh!

Y se le ilumino la cara acercándose a cuatro patas, y sentándose en mi boca mirándome agradecida.

Volvimos a gemir todos, Olivia desbocada agarro a Andrea de sus tetas, y se las apretaba mientras botaba en mi polla, y esta se dejaba hacer por mi boca y mi lengua.

Me corrí sin avisar, pero Olivia al notar mi leche quemarle en sus entrañas también se empezó a correr.

-¡Aaaaj! ¡joder que calentita! ¡Aaaj! ¡Me corro, me corro! ¡Mmmmh! ¡Que gustazo! ¡Aaaajj! ¡Ooooj! ¡Mmmmh! - me decía gozando.

La pobre Andrea se empezó a calentar, pero me agarro la cabeza y se levantó diciendo:

-Ya está, ya esta por hoy, que me conozco y me la meto otra vez.- y se agacho besándome agradecida.

Olivia estuvo tentada de probar lo que hizo Andrea, pero no había tiempo y me la empezó a lamer y sorber dejándomela limpia. Acabo, me sonrió satisfecha y se dejo caer encima de mi pecho. Andrea le atuso el pelo y le dijo:

-Que envidiosa- y reímos todos.


Continuará.

Oct. 15, 2022, 3:55 p.m. 0 Report Embed Follow story
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The End

Meet the author

Pendergast Maxthon Escribo una saga sobre un personaje central, en varias épocas de su vida, Son relatos eroticos, heterosexuales y lesbicos. Todos están entrelazados, con varios personajes que salen entre todas las historias. ¿Es una biografía? ¿es pura imaginación del autor? leelos y llegarás a una conclusión. A día de hoy, noviembre del 22. aún queda mucho que aportar.

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