pendergast Pendergast Maxthon

Aun existen mujeres que viven sometidas a reglas y costumbres arcaicas. Sin saber que hay otra forma de disfrutar de la vida. Esta es la Historia de mis vecinas Concha y Julia, madre e hija. Muy betas y desconectadas del mundo. Yo las ayudo y las pongo al dia.


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Una urgencia medica y un camisón empapado.

Las vecinas beatas 1

Llevaba muy poco en este nuevo piso, soy militar y mi pareja diplomática, y cambiamos bastante de piso o casa.

Estaba en mi despacho trabajando con música de “The doors” cuando sonó el timbre y oí gritos. Me levanté de un salto y corrí a la puerta. Está claro que algo pasaba. Abrí y vi a la versión española de Sofia Loren (pero con 30 años) en camisón…Abrí bien los ojos y me fijé en sus pechos grandes y ondulantes libres sin sujetador bajo el camisón. Con los pezones intentando rasgar la tela.

-Mi madre ¡mi madre! ¡no está bien! - Me gritaba muy nerviosa.

Alcé la vista y vi la puerta abierta de su casa, entré con ella detrás mío corriendo.

- ¡Está en la habitación! -me gritó señalándola.

Entre y vi la misma versión con más pechos y algo más ancha con 20 años más. Suspiraba con dificultad. Me acerque y le tome el pulso. Algo no iba bien, no era regular y era muy rápido.

- ¡Es el corazón ¡-le dije.

-Si, sufre del corazón desde que nací, pero nunca se había puesto así. -me explico.

Apreté un botón de mi smartwatch dos veces y activé la llamada de emergencia. Al poco contesto la operadora, le explique mi diagnóstico (como sabia, dada mi experiencia en combate y en casos psiquiátricos. No soy médico, pero había visto esto antes). Mandaron una ambulancia.

Mientras esperábamos fue bajando la agitación de la madre, pero la de la hija iba en aumento. Le cogí de los brazos firmemente y mirándola a los ojos le dije, en tono tranquilo y pausado:

- ¡shhh! tranquila ya vienen.

- ¡Es que sin ella no sabre que hacer! ¡si se muere no sabría que hacer! ¡ay dios mío por favor no te la lleves! -gritaba suplicante.

-Tranquila ven, ven. ¿Dónde está el baño? -le dije cogiéndola de la cintura y de su brazo.

Tenía una distribución diferente a mi piso, era todo más amplio ya que habrían quitado alguna habitación. Era un piso muy recargado y lleno de cuadros, muchas figuras y porcelanas, con cortinas con burletes, techos con cenefas, colores pastel, lámparas de araña y poco iluminado. Parecía el intento de un palacio, pero en un piso.

Llegamos al baño y seguía muy agitada y nerviosa. Y claro me aproveche de la situación. Llené el lavamanos poniendo el tapón, le fui mojando la cara y no se tranquilizaba gritando siempre lo mismo:

- ¡¿Qué voy a hacer?! ¡por dios que no se muera! -suplicaba.

Cuando ya estaba lleno el lavamanos, con las dos manos cogí toda el agua que pude y se la lance a la cara sabiendo que le mojaría los pechotes también.

- ¡Aaargh! -grito sorprendida.

Y repetí la operación.

- ¡Vale! ¡vale! ¡para por favor ¡- Me pidió ya tranquilizándose un poco.

Pero yo ya tenía mi objetivo. Y menudos objetivos ¡buff! ahora si podía ver la magnitud de sus tetazas. Son grandes y más dada su complexión que, aunque era alta, como 1,70, no es corpulenta, salvo por sus caderas que son anchas, sus pechos no obedecen la gravedad, rígidos y con los pezones apuntando hacia arriba. Una visión que me puso medio morcillona la tranca. Le eche otro puñado de agua con las dos manos y entonces se le pego ya todo el camisón entre las piernas. Parecía que llevaba una compresa grande en el conejo. (más adelante supe que era todo mata de pelo salvaje desde el nacimiento).

Llegaron los sanitarios y se fueron rápido ya que era algo gravé.

Me fui a mi piso alucinando por la vecina que acababa de conocer.

- ¡Menuda jaca! exclamé para mí.

Al cabo de unos días picaron al timbre y era ella.

- ¡Hola vecino! Soy Julia- me saludo.

- ¡Hola guapa! Yo me llamo Pendergast, encantado. Pasa, pasa, ¿cómo está tu madre? -le pregunté mientras le vi pasar mirándole el culo bamboleante, pero firme.

-Ya está mejor, gracias a dios, pero aún no puede hablar, se ve que tenía una vena obstruida y se tiene que quedar hasta que se le vaya el trombo del todo. Dios lo quiera, añadió santiguándose.

-Vaya ¡con lo joven que es! -le dije.

-Si, es que cuando nací, como era muy grande le costó más de lo que podía y le dio una especie de infarto. Así lo quiso el señor - ¿Que se le va a hacer? -exclamó para sí.

La miraba y alucinaba. Iba vestida con ropa de noble de los 60, toda tapada, pero con la ropa ajustada. Con su figura tipo botellín de Coca-Cola, pero con pechos grandes. No entendía como podía soportar con el calor que hacía. Me apiadé de ella y le dije:

-Ponte más fresca mujer, te tienes que estar asando.

-No, no, así estoy bien-me contestó.

-Venga ya, mira el termómetro, estamos a 27 aquí-Le dije.

-Bueno-contestó quitándose la chaquetilla que llevaba, quedándose con una blusa y liberando a sus pechotes. Ahora ya estaban más libres. Y dejando la chaquetilla me miró como preguntando donde sentarse.

-Siéntate- le dije señalando el sofá.

- ¿Quieres algo fresco? tengo cerveza, vermut y agua -le ofrecí.

-Un vermut, gracias -me pidió con una sonrisa.

Se lo serví mientras veía como miraba mi piso de arriba abajo. Somos minimalistas a base de tanta mudanza, así que no había gran cosa que ver.

- ¿Sois nuevos en la finca? -me pregunto.

-Si, llevamos pocas semanas -le dije.

- ¿Y cuándo os traen las cosas? -preguntó.

-No, las cosas ya están aquí todas. Siempre llevamos lo que le cabe en una maleta a mi pareja, y yo lo que me cabe en la mochila. Lo único que hacemos siempre es poner una bañera muy grande en el baño. Yo estoy a veces semanas si darme un buen baño y es algo que se agradece al volver-le explique.

- ¿Sois militares no? -Pregunto. Ya que en esta finca casi todos lo somos o del gremio.

-Bueno yo sí, mi pareja es diplomática-le conteste.

-Mi padre también lo era, bueno casi todos en la finca lo son-aclaro.

Asentí y me acerqué a ella al sofá, le serví su copa y me senté cerca de ella. Mientras le daba la vuelta a la mesa y me sentaba me miró como si no se hubiera fijado todavía en mí y me dijo:

-Eres más grande que yo.

-Jeje, si yo soy de la época del tocino y los embutidos del pueblo. No bebí mucho “cola cao” de ese. Aun pasaba el lechero cada mañana en mi infancia-le conteste.

-Jajaja ya veo ya, pues yo sí que soy de la época del “cola cao” -me contestó.

-Pero tu pillastre el “cola cao” del bueno del principio, no hay más que verte -le conteste admirándola de arriba abajo.

Se sonrojo estirando la falda y la blusa.

-Estas muy buena Julia. Le dije mirándole a los ojos y provocando un temblor en ella.

Apartó la vista y bebió del vaso.

-Gracias -contestó algo turbada.

-Por cierto ¿dónde está tu marido? -Le pregunte ya sabiendo la respuesta.

La pobre es la típica solterona de manual, sin vida propia por culpa de padres demasiado protectores o posesivos. Al final los padres mueren y se quedan sol@s en un mundo que desconocen. Triste, pero es algo que ha pasado siempre en la mayoría de las sociedades.

-Soy soltera porque el señor así lo ha querido -contestó desconcertada y notando calor en el ambiente.

- Pero ¿cómo puede ser mujer? -Le pregunté acercándome más a ella y cogiéndole del brazo.

-Es que mi madre siempre ha requerido atención, y cuando murió mi padre empeoró y me he dedicado a ella y a la obra del señor.

- ¿Y qué hacías antes de eso? le pregunté acariciando su mano. Ella estaba algo rígida por mi descaro.

-Bueno, acabe filología y mis padres me dijeron que hiciera algo que me gustara, pero aún no me he decidido. Y claro ahora menos -Me explico incómoda por mis caricias.

-Tranquila que encontrarás tu camino julia-le dije.

-Dios lo quiera, contestó.

- ¿Y tu mujer? -Me soltó de golpe.

-Está en Oslo, creo que estará una semana más -le conteste.

-Claro, es que esa profesión requiere mucho sacrificio, y no está nada reconocida. -Está el mundo fatal -Añadió.

-Venga te invito a comer-le dije-necesitas distraerte.

-No, no gracias, solo he venido para darte las gracias y para saber si conoces un hotel decente por aquí.

Me quedé a cuadros…

- ¿Y tú piso?, pregunte extrañado.

-No, no, hay no puedo estar. Se me hace muy grande -contestó turbada.

-Bueno, lo entiendo -Le dije haciéndole ver que la entendía. Pero para nada. Si hubiera fallecido sí, pero no era el caso.

-Estaré mejor y más tranquila en una habitación de hotel orando por mi madre -me contestó

-No, no ¡eso no por favor! -conteste casi gritando y entrando a su juego de beata loca.

-Te quedas aquí mujer. Tengo dos habitaciones vacías y también estoy muy solo.

-Es que aquí solos. me contestó pensativa - ¿qué dirán los vecinos?

- ¡¿Que van a decir mujer?! le conteste exaltado adrede.

-Si saben tu situación lo entenderán -le explique.

-Además en los hoteles hay mafias y pasan cosas que no se entera nadie -Le insistí apretándole la muñeca y mirando como se agitaban sus pechotes.

- ¡Ay dios santo! ¡¿no me digas?! -contestó asustada.

-Claro mujer, ¿no ves las noticias? está la cosa muy mal, muchas mafias. -Le explique siguiendo mi juego.

-Vale, vale, voy a casa a por unas cosas y me acomodas.

-Claro Julia, ve que te adecento (iba a decir tus aposentos, pero me hubiera dado la risa) la habitación.

Se levantó turbada por mis comentarios y no se bajó la falda que se le había pegado a las nalgas por detrás. Pude ver sus piernas casi hasta arriba y eran majestuosas, nada de celulitis y blancas como la leche de mi polla.

Me levante y poniendo mi mano en su cintura, pero casi en el culo. La acompañé a la puerta y le dije;

-Te la dejo abierta eh.

-Vale, gracias, vuelvo enseguida.

Ya estaba mi mente creando un plan para someter a esta beata, que no me extrañaría que fuera virgen todavía.

- ¡Gracias, señor! -grité al techo, soltando una risa apagada de villano.

Me acerqué a la primera habitación que vi vacía y vi que había una cama individual y una mesita con un armario. Se veía que había sido de una chica por los posters de chicos con el torso desnudo y la decoración femenina. Esta misma, pensé.

- ¡¿Hola?! -escuche que grito al volver.

- Pasa, pasa Julia, estás en tu casa -Le conteste acercándome a cogerle el bolso de viaje, “estilo abuela” que traía.

-Por aquí cariño -le indique llevándola a la habitación.

Cuando la vio alucino. La miro lentamente y creo que no asimilaba lo que veía.

-Está así de los antiguos dueños -le dije.

-Si quieres te quito los posters-me ofrecí.

- ¡Ah vale!, creía que tenías una hija -me dijo.

-Tengo dos, pero están en Madrid en un internado.

-Claro-contestó entendiéndolo.

- ¿Te ayudó a deshacer la bolsa? -le pregunté.

-No gracias -Contestó.

-Pero por favor, que no se entere mi madre que he dormido aquí. Insistió mucho en lo del hotel, y se llevaría un gran disgusto si se llega a enterar que duermo en casa ajena, sola con un hombre.

-No, no tranquila mujer, no diré nada- conteste cogiéndole otra vez el brazo acercándome cómplice a ella.

No imaginaba lo que le venía encima la pobre.

- ¿Qué te apetece cenar? -le pregunté.

-Bueno no he visto que hay para cocinar. Acabo de instalarme y hago la cena. -se ofreció.

-Pues poco vas a cocinar, jejeje, la nevera está vacía. Yo pido la comida por internet.

-Es verdad, lo he visto en la tele -contestó.

- ¿Puedes pedir lo que quieras no? -pregunto.

-Claro mujer, lo que quieras-conteste.

Se quedó pensando un poco y me dijo:

-Me gustaría probar la comida mejicana. A mi madre no le gusta nada que no sea español.

- ¡Pues mejicano! exclame. Qué pica y nos levantara el ánimo.

-Vale, vale jajaja -exclamó.

Tenía ya medio plan para zumbármela sin piedad, pero la quería hacer mía. Daba el perfil de sumisa de sobras, y no iba a desaprovechar este regalo del cielo.

Pasaron las horas y se fue relajando mientras charlábamos de varios temas. Es muy culta e inteligente, pero se la ve con muy poca calle a la pobre. La madre la ataba en corto y había desperdiciado casi 30 años de su vida.

Se levantó y me dijo que se iba a rezar un rosario y a dormir.

-Muchas gracias por todo, buenas noches-Me dijo.

-No me las des mujer, buenas noches. Si necesitas algo estaré un rato aquí y mi habitación es la del fondo del escudo de “La Legión”-le conteste dándole dos besos sin que se los esperara.

-Legionario ,¡el cuerpo más bravo! exclamó sorprendida por mis besos.

-Si devotos del cristo de la buena muerte-contesté orgulloso.

Se fue contoneando ese culo y me dispuse a poner en marcha mi plan.

Me senté en el sofá y puse una película porno con señoras de esas ricachonas que son sometidas por el chofer y temas así. Subí un poco más el volumen, pero sin estar demasiado fuerte. Sabía que con el “Home cinema” sonaría como si estuvieran en el salón. Y me empecé a sobar el rabo sabiendo que vendría.

Cuando oí la puerta de la habitación abrirse, la saque y me la empecé a pajear tranquilamente viendo la película, esperando ver su reacción. Llegó al comedor que estaba en penumbras y me vio dándole al manubrio. Iba a decir algo, pero se le fue el habla al verme y se quedó petrificada viendo cómo me pajeaba. La veía de reojo quieta mirándome a mí y luego a la tele. Casi al minuto me hice el sorprendido, pero sin exaltarme ni nada.

- ¡Hay perdona Julia!, perdona es la costumbre -exclame, pero sin soltar mi polla.

- ¿Qué?, ¿qué haces? -preguntó extrañada y titubeante, aunque lo sabía de sobras.

-No es que como estoy muchos días solo, me masturbo para aliviarme, y que no se me llenen los testículos demasiado. Le dije aguantándome la risa.

Estaba asombrada por la imagen que veía la pobre beata. Miraba como tenía cogida mi polla y miraba a la chica de la película como la empalaba el chofer en una postura imposible de aguantar. Abrió más los ojos al ver la escena y se giró diciéndome inocentemente:

- ¡Ah! sí es verdad, los hombres tenéis ese problema -contestó dándome la razón.

-Mira cómo los tengo-Le dije levantándolos y enseñándoselos.

Sin moverse del sitio inclinó la cintura hacia delante para verlos mejor.

- ¡Dios santo! ¿También se te cae el pelo? -preguntó sorprendida. Ya que lo llevó arreglado y muy cortito.

-No mujer, eso lo hago yo con una maquina especial. No se puede llevar tanto pelo por aquí. No es higiénico ni bonito. Además, molesta para hacer el amor-Añadí.

-Ven toca, verás como tengo los huevos de llenos y lo suave que es el pelo. Le dije ya sin saber cuál sería su reacción.

-Es que, no debería, eso es cosa de tu pareja. No debo -Contesto, pero sin retroceder un centímetro ni perder detalle.

-No mujer, no pasa nada, estamos en confianza ¿y creo que nunca habías visto un pene verdad? -Le solté

-No, no, yo nunca he estado con un varón -Me contestó apenada y algo escandalizada.

-Anda ven siéntate-le ordene algo serio.

Se sorprendió por mi cambio de tono, lo pensó un segundo y obedeció.

Llevaba el camisón sin sujetador y empezaba a respirar algo más agitada, pero lo disimulaba bien. Le cogí una mano y se la puse en los huevos. Sé entretuvo acariciándolos como si fueran de cristal y mirando mi rabo con los ojos más abiertos.

- ¿Te haces pis? -pregunto.

-No, qué va mujer -Es líquido preseminal -le conteste.

-Sirve para lubricar a la mujer al penetrarla-le explique mientras seguía pajeándome despacio.

-A las mujeres les encanta su sabor, mira prueba -le contesté pasando el dedo por la punta del rabo y llevándolo a su boca.

No le dio tiempo a reaccionar. Abrió la boca y me chupo el dedo. Se lo saqué y repetí la operación, pero esta vez dejando mi dedo en su boca.

-Joder Julia estas preciosa chupando. -le dije.

-Esta rico-me contestó ya más agitada.

Me hubiera lanzado a follarle todos los agujeros, pero no quería traumatizar a la pobre. Así que me lo tome con calma. Le cogí la mano que tenía en mis pelotas y se la fui subiendo a mi rabo.

- ¡Uy que caliente esta! -exclamo sonriendo.

-Haz así -le enseñé. Y obedeció pajeándome y mirando la polla asombrada.

- ¿Como que no has estado con ningún hombre? ¿ya vas para los 30 no? -Le pregunte mientras le subía la mano por el brazo hasta el cuello. Provocándole un escalofrío que la hizo apretar más el rabo y acercarse más a mí. Con el otro brazo le cogí el camisón desde la rodilla y se lo empecé a subir. No se dio ni cuenta la pobre, con la experiencia en la que se había metido sin darse cuenta.

-Es que no he podido conocer varón, y bueno mis padres no me han dejado salir nunca de casa. Cuando acabe el colegio ya toda la educación fue en casa con una tutora, y la universidad por internet. -Me explico cómo pudo, tragando saliva y admirando mi rabo mientras subía y bajaba la mano haciéndolo perfecto.

- ¡Esta más grande y dura! -exclamó sonriendo.

-Si, si, eso es que lo haces muy bien julia -le conteste acariciándole la nuca y bajando la mano por su brazo otra vez, está vez para aguantar el camisón que había subido con la otra. Le empecé a acariciar el muslo con firmeza.

Me miró al darse cuenta y exclamó- ¡Esto no está bien! - ¡mmmh! soltó un gemido cerrando los ojos. Sus piernas son como porcelana, suaves, duras y muy blancas.

-Si mujer si me ayudas, yo también te ayudo-Le conteste conciliador.

-Pero no está bien. ¡Mmmh! Tú estás casado, es pecado ¡mmmmh! -Me dijo como pudo con mi mano ya muy cerca de su chochito.

-No lo estoy, solo vivimos juntos-Le explique. Esta vez ya bajando la mano a su coñito y apretando. Llevaba unas bragas de esas de algodón de cintura alta, y la mata de pelo me impidió saber dónde estaba la raja.

- ¡ooohhj! ¡mmmh! no, no ¡para por favor! ¡ooooh! -me pidió casi susurrando y gimiendo.

-Si ahora, espera que quiero ver como llevas tú el pelo. La empuje hacia atrás, le cogí las bragas y se las bajé con ansias. Mientras lo hacía me dijo:

- ¡Pero! - ¡es que yo no me lo arreglo! -me dijo con las piernas abiertas.

Ahora si flipe con la mata de pelos.

- ¡Madre mía! ¿que llevas hay ?¡¿un gato?! -le pregunté provocándole una risa.

- ¡Mmmh! ¡aaaaagh! ¡sí, siiii¡¡ -gimió cuando la empecé a pajear. Gracias a los flujos me pude abrir paso y apartándolos di con su conejito mojado.

- ¿Que me haces? ¡ooohh! ¡siii! ¡no pares! ¡sii por dios! -gozaba la puta girando la cabeza de un lado a otro.

- ¡Mmmh! ¡ooj,ooj! ¡¿qué me pasa!? ¡¿oooj que me haces?!

-Un pajote rápido-le conteste aumentando mi ritmo sabiendo que no iba a aguantar nada.

Y se corrió convulsionando y santiguándose.

- ¡Aaaaghh! ¡mmmmh! ¡mmmh! ¡qué bueno! ¡mmmh! ¡hay señor qué delicia! ¡¿qué me pasa!? ¡ooooojj! ¡Ay por dios! ¡Aaaah! -decía gozando y corriéndose, como nunca en su vida, entre espasmos.

Afloje el ritmo de mi mano y al final se la saque.

Ella me miraba sonriente con el pelo alborotado y el camisón pegado ya a los pechos. Había soltado mi rabo, pero ya la tenía durísima con el espectáculo que veía. Me quite la camiseta, me baje los pantalones y los calzoncillos y me los quite también.

-Quítate esto mujer, que te vas a asar-le ordene.

- ¿Tampoco habías tenido nunca un orgasmo? -Le pregunté.

-He tenido sueños que sentí algo parecido a esto. Pero no eran igual-me explico mientras se sacaba el camisón sin pensar lo que hacía.

- ¡Huy si no llevo sujetador! -exclamó dándose cuenta de su total desnudez ante mí, tapando como podía sus pechotes.

Le cogí otra vez la mano y se la puse en la polla. Enseguida empezó a pajearme otra vez.

-Tienes unos pechos preciosos Julia-Le dije apretándolos con las dos manos.

- ¡Mmmh! gracias-contesto al sentir también placer, con mis manos sobándole los pechos.

Seguí sobándoselos y le empecé a pellizcar los pezones a la vez.

- ¡Mmmh! ¡ups! ¡Aaaah! ¡sigue, sigue! -me ordenó.

-Me encanta tu cuerpo y tu dulzura-le dije amasando las enormes tetas y pellizcando con suavidad los pezones.

Seguí un rato más, pero yo estaba a mil y no me pude resistir.

- ¡Oooh! ¡mmmh! si, que gusto sigue-me pedía.

Se los junte, le solté la mano de la polla y me incorpore para hacerme una cubana. Al principio se asustó viendo mi polla acercarse a ella. Pero cuando la empecé a empujar entre las tetas exclamó;

- ¡Mmmh! ¡que caliente esta!

No podía creer la dureza de esos pechos tan grandes. Parecía que me estaba follando su culo.

- ¡Ooj, ooj! ¡joder que tetas Julia! -exclame follándoselas ahora más rápido, dándole golpes en sus pechos con mis huevos al chocar.

Pero tenía una duda en la cabeza que tenía que quitarme. Le cogí las manos para que fuera ella la que apretaba las tetas y lo hizo mejor que yo. Apretándolas más.

Empujé hacia arriba la polla y asomo mi capullo entre sus pechos.

-Lámeme el capullo y ponle saliva-Le ordene.

Y no se lo pensó. Se lo metió en la boca y con la lengua lo repasaba todo, se la sacaba y sonreía viendo lo que me provocaba.

- ¡Mmmh! ¡si asi Julia!¡sigue mmmh! -gemía yo.

Me giré un poco de lado y apoyándome en una de sus rodillas le busqué el conejo otra vez. Al hacerlo subí más la polla y Julia trago la mitad de golpe.

- ¡Mmmmh! ¡Mejor! ¡asi, asi! ¡mmmh! ¡sigue, sigue cometela más ¡oooooj! - le dije.

Y llegué otra vez a su conejo provocando que diera un pequeño respingo al sentir dos dedos míos empujando para entrar. Al principio intento recular, pero no tenía espacio, y cuando le empecé a sobar con otro dedo el clítoris, empujó para adelante haciendo que entraran la mitad de los dos dedos y le sobara más fuerte el clítoris.

- ¡Mmmggrrff! ¡Ooooggh! - gimió esta vez fuerte con mi polla en la boca.

Le empujé más los dedos y costaba entrar, pero no note himen, por suerte. Lo tenía muy cerrado eso sí. Ya que me costaba girar los dedos mientras le follaba con ellos.

- ¡Aaaah! ¡Aaaaah! ¡sii aaah! ¡sigue, sigue por favor! -grito sacándose mi polla de la boca y volviendo a comer con más ansias.

Había soltado las tetas dejando sus brazos caídos gozando, y yo no podía más. Le agarre de la nuca, llevando otra vez mi polla a su boca, y le empuje más de la mitad mientras seguía con los dedos en su coñito cerrado.

- ¡Mmmmh! ¡oooggff! ¡ooogfff! -Gemía con mi polla en la boca retorciéndose de placer, volviendo a reaccionar y agarrando mi culo con fuerza.

-Mas adentro, métetela más adentro Julia ¡mmmh! ¡joder que casi estoy! -Le dije.

Y obedeció. La empezó a tragar más, con mi ayuda desde la nuca, yo ya le empujaba los dos dedos sin piedad hasta el fondo.

Nos corrimos a la vez y agarrando su nuca le dije:

- ¡Ooooj si oooj! ¡trágatelo todo! ¡traga, traga! ¡mmmmh me corro joder! -le ordene.

Ella obediente y con ganas, se lo fue tragando todo mientras se corría otra vez como una perra.

- ¡Oooggffhh mmmhh aaaaggghhff! - gritaba con mi rabo en su boca, empujando más mi mano para sentir más los dedos, mientras tragaba y chupaba mi polla golosa, agarrada a mi culo.

Menuda putita acababa de descubrir, pensé.

Cuando paró de correrse le saqué los dedos y le fui bajando la polla por las tetas. Me pare en un pezón y se la frotaba haciendo círculos, luego pase al otro. Ella me miraba sonriendo con cara de gacela follada y agradecida, y disfrutaba. Seguí bajando y le hacía círculos en su barriguita mientras me metía un pezón en la boca y succionaba.

- ¡Mmmmh! ¡¿qué me haces?! -exclamó susurrando, acariciando mi espalda.

Yo se las comía a placer, le sorbia los pezones y se los dejaba de punta. Con mi polla le rozaba su monte de venus y ella la apretaba con una mano, mientras me acariciaba la espalda. Se las mordía y metía en mi boca lo que podía, con ella mas cachonda cada vez. Estuve un rato atiborrándome de sus tetazas duras y grandes.

Me la quería follar, pero pensaba que ya eran demasiado dos orgasmos la primera vez. Así que se la pasé por la rajita unas cuantas veces, y cuando ella ya empezaba a buscar que se la metiera gimiendo y retorciendo la cadera, apretándome hacia sus pechos, la puse en la entrada de su agujerito y le dije al oído:

-Hoy no te la meto cariño-Y le metí solo un poco la punta.

Ella se retorcía y empujaba la cadera para que entrase.

- ¡Mmmh! ¡métemela por favor! -me suplico.

-Te lo tendrás que ganar-Le conteste ahora bajando a su culito y rozando el capullo con fuerza en círculos en su entrada.

Abrió los ojos, levantó la cabeza muy sorprendida y exclamó:

- ¡¿Por ahí también se mete?! ¡Eso es sodomía! -Pero de todas formas intentó empujar para ver si entraba.

-Vale, si, si ¡mmmmh métela! -me dijo en tono de súplica.

Joder como estaba la beata. Dé estar tirada después del segundo orgasmo, paso a moverse buscando otro como fuera.

-No cariño, no es tan fácil -le contesté. Y empuje esta vez más fuerte y apenas entro un poco la punta.

- ¡Aaaah! ¡duele oojj! pero me gusta, está muy caliente, ¡sigue, sigue! -me insistía.

Yo alucinaba, sabía que no iba a poder sin hacerle mucho daño. Pero estaba otra vez muy cachondo y quería follármela bien. Empujé más y poco a poco entró mi capullo.

- ¡Aaaah! ¡madre de dios que dolor! ¡mmmmh! ¡Cielo santo, me quema! ¡sigue, sigue! -me volvió a pedir.

Le agarré con una mano la cadera para hacer más fuerza, le puse la otra mano en el clítoris y poco a poco se la iba metiendo. Paraba, le sobaba las tetas y los pezones mientras la sacaba un poco, y volvía a empujar maltratando su clítoris.

- ¡Mmmmh! ¡aaaaaaj¡¡dios santo qué dolor y que placer! ¡aaaahh! ¡sigue, sigue! ¡mmmmmh! -gritaba la puta beata que estaba a mil ya la muy perra.

Pero no iba a aguantar más sin correrse. Empecé a follarla solo con media polla dentro cada vez más rápido.

- ¡Ooh! ¡ooh! ¡si,si asi ooj! ¡sí, sigue, ¡ooooj! ¡empuja! ¡Que placer dios! ¡Que caliente! ¡Mmmmh! -me gritaba.

- ¡Joder que culo más agradecido tienes Julia! ¡oooj mmmh joder mmh! -le decía follándoselo y gozando.

Entraba cada vez más polla y empecé a notar su sangre bajar por mis pelotas. Dejé de meterla más y aumenté el ritmo para acabar y llenarle el culo de lefa a la muy puta.

- ¡Aaagh, aaagh!, ¡me corro, me corro otra vez! -gritó retorciéndose e intentando que se la sacara mientras yo también me corría esta vez con las dos manos en sus caderas agarrándola con fuerza.

-Si,si ¡joder ya estoy si! ¡ooojj! ¡joder que culo tienes julia! ¡aaaghh! ¡oooj! ¡siiiii! -Y se lo llene de lefa intentando que no me la expulsara fuera mientras nos corrimos. Ella me agarraba la cabeza con rabia, apretándome contra sus pechos, gimiendo y moviendo la cabeza de lado a lado.

La polla salió sola escurriéndose fuera con los flujos y ya bajando su tamaño mientras le lamía las tetas y le mordía los pezones con suavidad y ella me acariciaba la cabeza y la espalda.

-Gracias-me dijo cariñosamente

-Ahora me doy cuenta de lo que sentía que me estaba perdiendo todos estos años. Me has abierto los ojos y me has dado un regalo que no voy a olvidar jamás. Gracias repitió.

Seguimos con las caricias hasta que nos quedemos dormidos.


Continuará.

Oct. 5, 2022, 9:39 a.m. 0 Report Embed Follow story
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