El cielo estaba despejado y no había indicios de que iniciara una tormenta. Las voces eufóricas de las personas resonaban por toda la ciudad, los más viejos cantaban y reían alrededor de un barril que seguramente estaba lleno de licor.
Los comerciantes tenían una sonrisa de oreja a oreja a pesar de que se podía ver su rostro cansado y soñoliento, ellos con su sonrisa pícara vendían cosas que nunca podría comprar como dulces y equipamiento de aventurero.
Me resigné y seguí caminando entre el mar de multitud, quería estar a primera fila para ver a una cierta persona.
Los niños de mi edad jugaban entre sí corriendo de un lado a otro sin preocuparse de chocar con los adultos que estaban alrededor, uno golpeo su hombro contra el mío y caí sobre mi trasero, pero no me importo, ya que hoy era un día donde solo la felicidad estaba presente y nada lo arruinaría.
Me levanté rápidamente y corrí con todas mis fuerzas, me escabullí bajo las piernas de las personas y de esta manera logre tener una gran vista del gran castillo que estaba al frente.
La ciudad festejaba como nunca porque...
—¿Cómo están ciudadanos de Theress?
La voz profunda y grave de una persona silencio a los ebrios cantando y llamo la atención de los niños que seguían corriendo de un lado a otro. Todas las personas dirigieron su mirada a la gran presencia que estaba en un balcón muy grande.
Su cabello blanco estaba peinado hacia atrás y su gran barba lo hacía ver sabio. El cuerpo robusto de esta persona era comparable a la de un aventurero, sin duda él era...
—Nuestro Rey.
Una gran ovación vino después y yo me uní a ellos.
—¡Ohhhhhhhh!
Grite a todo pulmón, ya que era divertido.
—Me alegra ver que mi gente está feliz, como siempre estoy haciendo un gran trabajo, ¡Ahahaha!
El Rey se rio mostrando sus dientes blancos, mientras animaba a los demás a también a reírse, consiguiendo su cometido.
—¡Bien, bien! ¡eso me gusta! ¡Como saben, hoy es un gran día, todos fuimos liberados del pecado por nuestro gran Dios misericordioso y es por esa razón que celebramos nuestra libertad, bebiendo y bailando!
La única voz que se podía escuchar era del Rey, nadie le interrumpía.
—¡Aunque eso pasó hace mucho tiempo, nuestras tradiciones seguirán vivas eternamente, mi abuelo que era conocido por su orgullo me dijo que siempre esté agradecido, mi padre que era conocido por su sabiduría me dijo que siempre este sonriendo y ahora que yo estoy a pocos años de dejar la corona le digo esto a mi hijo!
De repente apareció un chico casi de mi edad, mayor tal vez. El cabello de color plateado era hermoso, la niña a mi alrededor suspiraban al verlo. Sus ojos color ámbar eran iguales a su padre, sin embargo, su mirada era como cuchillas afiladas, era el príncipe.
Se paró delante de su padre y lo miro.
—¡Mi hijo Nesis Theress! ¡hoy quiero decirte que recuerdes a tu padre como un hombre valiente, uno que nunca se rindió ante las batallas, jamás bajes la mirada ante cualquiera y...
Hasta las aves que cantaban de repente se callaron.
El rey se agachó para ver a su hijo y le dijo en un tono suave.
—no dejes de amar a tu gente.
Esas palabras fueron como un cálido abrazo para toda la ciudad. Ser partes seres importantes para el rey fue como si los huérfanos que no teníamos padres fuera un consuelo.
—¡Si, padre!
La ceremonia continua sin problemas, la multitud ovacionaba, aunque aún no había terminado, me sentía triste por no ver a la persona que esperaba.
El rey esta vez extendió su brazo hacia un lado.
—¡Aún no termino, guarden esas fuerzas para saludar a los héroes de nuestro país!
¿Eh?
Todos estaban confundidos por la palabra héroe, ¿acaso era como un aventurero que ayudaba pueblo en pueblo? no lo entendía.
—¡Sé que deben estar confundidos, pero no me equivoco en mis palabras y por favor créanme! ¡Dios hablo conmigo!
Palabras como ¿qué? ¿cómo? ¿en serio?, resonaron, que Dios hablara con el Rey no me sorprendió, ya que el Rey, la persona más amable y bondadosa de nuestro país.
—¡Me dijo que el mal empezaría a surgir, pero!
Estaba preocupado como todos los demás, por lo que dijo, sin embargo, continuo con sus palabras.
—¡Nunca nos abandonaría y es por eso que envió héroes para ayudarnos ante la catástrofe! ¡En este momento les presentaré los que nos salvaran!
Desde la oscuridad aparecieron muchas personas jóvenes, parecían tener la misma edad que mi hermana Lucia, vestían una ropa extraña y su rostro estaba más confundido que el mío; sin embargo, mis ojos fueron atraídos hacia una pequeña chica de mi edad.
Vestía un lindo traje y su largo cabello plateado era hermoso como sus ojos color ámbar, ella era la princesa.
—Les presento a los héroes de otro mundo.
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