La casa rural, y las 3 “Milf” sometidas 1
Era el segundo año que cogíamos la casa rural en Lleida (Cataluña, España). Éramos 5 parejas, todas con críos menos Violeta. Llegamos los últimos y nos pusieron en la última habitación de la casa, vamos la que nadie quería. Había que pasar por otras dos habitaciones para llegar a la nuestra. Ya que era una masía antigua a la que le habían ido añadiendo metros.
Cenamos charlando y poniéndonos al día en la larga mesa, y bajemos al patio que había unos bancos en círculo con un fuego en medio. Ya no recordaba el vicio que tenían algunas Milf del grupo.
Estaba Sofia con 3 críos, bajita, poca cosa. Un culo redondo, pequeño y juguetón, pero unos pechotes que iba loco por chupar y morder. Se los vi una de las quedadas que hacemos cada dos o tres semanas mientras le daba su leche a su último bebe, y fue una visión que nunca olvidaré. Los tiene anchos y redondos, con unos pezones negros y gruesos, y mirando hacia arriba, algo que no entendía después de tener ya el tercer crio. Él resto del cuerpo era de chica bajita y manejable, dé unos 50 kg. Vamos, que la pones y la mueves como quieres y a gozar. Aunque el culito aún estaba en su sitio también, pero pequeño de esos que cuesta empotrar por espacio.
También estaba Lola. Esta ya está más trayada. No se cuida mucho porque es la jefa de la empresa de su padre desde hace ya 15 años y es la que corta el bacalao en su relación. Le gusta mandar al pelele de su marido y esas cosas de hija única, y rica. Luego descubrí que le pone loca que le manden y la usen. Es la típica gorda que se mantiene medio buenorra a base de pasar hambre y liposucciones. Pero tenía algo en su cara y su sonrisa que daban ganas de quitársela dándole por el ojal y que gritara. Risa ensayada para las reuniones, qué te la pone, pero luego te jode. No sé si me explico.
Yo la calé desde el primer día que la conocí. Ya había tratado con “pájaras” de estas. Tiene un cuerpo de “Pegui” creo que ahora les llaman “Curbi”. Unos cocos pequeños y redondos, que cuelgan como dos bolas de billar. Un buen culo, eso sí, pero hasta que no la sometí no supe que era operado.
Y por último, y sin hablar de la otra pareja que eran unos viejos ya de más de 60 y a la vieja no había por donde cogerla. Estaba Violeta, con pareja sin hijos, pero una sumisa de manual. Ya había leído conversaciones entre mi pareja y las otras mamis, y el marido (Un Hípster ciclado que al final resultó ser un bujarra y no la tocaba salvo por el culo y cuando iba borracho). La llevaba a piñón, le hacía ir al gimnasio, quitándose horas de trabajo o de quedar con las amigas, para definir culo o bajar barriga. Encima de bujarra que no sale del armario, maltratador. Yo ya el día que la conocí le vi la mirada de sumisa y complaciente.
No pude ir por ella porque mi pareja creo que sabía que le había echado el ojo. Y es que, aunque no tenía tetas apenas, tenía un culo de vicio, ni la Jennifer López vamos. Una escultura para pillarla cada noche y luego dormir como un bebe. Lleva gafitas y cara de no romper un plato, una cinturita de avispa, siempre con mallas de deporte y top y siempre es muy complaciente conmigo respecto al resto del grupo, ya que yo soy “la pareja DE” porque es un grupo de toda la vida de mi pareja, y claro....
---En fin, siento el tostón de las presentaciones, pero está en el contexto. Ya que habrá más historias de las “Milf de la casa rural”---
Nos fuimos a dormir todos, unas parejas antes y otras después. Y de madrugada me dio ganas de ir a hacer pis. Me puse el pantalón corto (Ya que siempre duermo en calzoncillos) y me dispuse a pasar por las dos habitaciones sin hacer ruido, alumbrado con la linterna del móvil.
Bajé, y cuando llegué a los baños, que eran dos, ya vi que los espárragos a la brasa habían hecho estragos, porqué estaban los dos ocupados. Esperé y salió Violeta con cara de sueño y dándome su sonrisa al verme. Le devolví la sonrisa y pude ver sus pezones empujando la camiseta de pijama de “son goku”.
Tetas no tenía apenas, pero si unos pezones como dos dedos gordos, apuntando hacia arriba. Entré y empecé a descargar. Pero oí una voz:
-¿Puedo pasar?¡No aguanto tío! -Era Lola
-Mmmh claro si, pasa.- Le dije algo dormido.
Entró como un rayo y se fue al bidet bajándose el pantalón y las bragas muy rápido y soltando el pis a chorros. Meábamos, yo muy sobado, pero me di cuenta de que me miraba la polla con una sonrisa. Yo le miraba los cocos como resaltaban bamboleantes debajo de la camiseta haciendo una raya desde dentro con los pezones mientras se rascaba las picaduras de mosquito. Acabé y me la sacudí mirándole a los ojos y ella me la miraba como si fuera un caramelo, pero como ya tenía en mente a Violeta, el baño no era un sitio muy discreto con todos los que éramos en la casa. Le guiñé un ojo mirándole las tetas con cara de vicio y me fui.
Me dio la impresión de que quedó muy decepcionada. Y de que le importaba una mierda que por el baño iba a pasar mucha gente, ya que quería saber en carne propia lo que les había contado mi pareja que le hacía (esto lo supe después) Y es que estas se lo contaban todo. Pero ya tendría tiempo de compensarla...
Aquí llega lo mejor y más excitante de todo el fin de semana. Ya que sin darme cuenta tenía a Violeta sola en la habitación anterior a la mía.
Crucé la habitación anterior tapando lo más posible la luz del móvil para no despertar a los críos ni molestar, y entre en la suya. Me pare y por el resplandor vi que estaba de lado tapada hasta arriba. Hace frío de noche en los Pirineos.
Apague la luz del móvil y se me encendió la “bombilla de ninfómano”. Me metería en su cama como si fuera la mía, y si decía algo me disculparía.
Así hice. Me metí carraspeando y moviendo mucho la cama, a ver si decía algo, pero no. Deje el móvil en la mesita y espere. Ya estaba poniéndome burro. ¿La muy puta hacía 10 minutos salía del baño y ya estaba dormida? Me pregunté, sabiendo que no.
Me bajé el pantalón corto lo justo para sacar la polla y los huevos y me puse detrás de ella a lo “cucharita” pero sin arrimarle el cimbrel todavía. Le pasé la mano por la cintura y se la puse en la barriguita apartando la camiseta hacia arriba. Dio un pequeño respingo, pero no hacía ni decía nada.
-¡Buff! Ya es mía.- pensé.
Ahora si le arrime el cimbrel al culo. Le empuje hasta notar el calorcito de su conejo y pare. Le empecé a acariciar la barriguita haciendo círculos, y bajaba levantando la goma del pantalón hasta los pelitos del conejo y volvía a subir hasta notar sus tetitas de niña de 15 años por la parte de abajo sin llegar a los pezones. La quería poner a mil.
Le volvía a empujar con la polla en el conejo y escuche un suspiro. Eso era lo que quería oír. Subí la mano, y ahora si le acaricié una tetita, pellizcándole el pezón y tirando hacia afuera. Le movía el rabo cada vez apretándoselo más.
-¡Mmmmh!-ahora el suspiro era más agradecido.
-Shhh -le dije para que no hiciera ruido, estábamos entre dos habitaciones.
Le sobaba los pechitos sin piedad, pellizcándole los pezones y girándoselos mientras hacía el vaivén con la tranca desde su ojete hasta el clítoris. Los tenía pequeñitos, pero muy duros. Era como sobar unas bolas de billar con unos pezones salientes. Me gustaba ese contraste.
-¡Mmmm! ¡Ooooj! ¡Mmmmh!.– decía ella empujando el culo hacia atrás para sentir más mi tranca. Y eso hice.
Le cogí la goma del pantalón y se lo empecé a bajar. Pero la muy puta no paraba de hacer el vaivén con su culo buscando mi polla, y me costó quitárselo. Una vez fuera pantalón y bragas pensé en ponerla más cachonda antes de metérsela. Retiré el cipote y me incorporé hasta que me puse encima para deleitarme con sus coquitos. Le subí la camiseta y se la puse en la cabeza tapándole la cara, y empecé a chupárselos.
-¡Mmmmh! ¡Aaaaj! ¡siiii! ¡pero métemela! ¡Ooooj!.- Me empezó a suplicar en voz baja al notar que se la retiraba.
-¡Calla puta!.-Le dije al oído, pero ella bajó una mano buscando mi tranca ansiosa. Pero no la dejaría disfrutarla aún.
Sé la puse hacia arriba, chafándole el clítoris con mi peso y empezando a frotársela, mientras le cogía las dos bolas de tenis, lamiendo y mordiendo a placer. Ella se retorcía buscando con su cintura mi rabo, pero no le dejaba. La volví a poner de lado, le levanté la pierna de arriba, ahora sí buscando su coñito con mi tranca. No hizo falta mucho buscar. Ella la encontró e hizo el movimiento exacto para metérsela hasta el fondo.
-¡Aaaaaah! ¡joder! ¿pero qué? ¡Mmmmh! ¡que pollón tienes joder! ¡siii! ¡Ooooj¡ ¡Ooojj! ¡Ooojj!.-Y se quedó quieta, cómo asimilando mi tranca.
-Yo no tomo esteroides cariño-le dije al oído, lamiendo su cara, gozando por fin de ella, y soltó una sonrisa.
Pero no teníamos mucho tiempo, y hacía demasiado ruido, aunque no quería. Le cogí de la boca y de la cintura, y empecé a bombearla sin piedad.
-¡Mmmh! ¡Aaaaaaj! ¡Mmmmh! poco a poco, joder ¡Aaaajj! Siii ¡Ooooojjj! siii ¡Aaaaah¡.- gozaba y me acariciaba agradecida.
Ya no tenía piedad a estas alturas. Había mirado a ese culo con mallas, pantalón Vaquero, bikini, y demás ropas. Y ahora le empujaba la tranca sin miramientos como si fuera por el culo. Pero eso ya llegaría.
-Para que veas como me tienes desde que te conocí, puta - le dije al oído pasándole la lengua otra vez por la cara, notando su coñito apretarme, como contestándome
-¡Chof! ¡chof! ¡chof! ¡chof!.- se oía en el silencio de la noche. Suerte que la cama era silenciosa, pensé agradecido.
-¡Mmmmmh! ¡siii, siii! ¡Ooooh! ¡Ooooh! ¡Mmmmh!-decía ella en voz baja.
Ya estábamos situados los dos, y le mordía los lóbulos de las orejas y el cuello mientras le subía la velocidad buscando que se corriera como una perra.
-¡Aaaj! ¡Aaaj! ¡sí, sí, sí! ¡Ooooj! ¡sigue, sigue! ¡Mmmmh! ¡Ooooh! me corro, me corro siii ¡Ooooojj! Más, mas ¡Mmmmh! ¡Ooooojj! me corro.
Le empuje un par de veces más y pare. Pero no la saque, ella movía la cintura para librarse, pero no había acabado. Y le pregunte:
-¿Me corro en tu culazo o en tu boca?- Se quedó sorprendida, pero contestó:
-Mejor en mi boca que es tarde, y con esa polla mi culo ahora no puede.- me pidió mientras me apretaba el culo con rabia.
Me incorporé y se la puse delante. La miro sorprendida:
-¡Madre mía qué polla! Ya decía yo que notaba algo grande -Y la empezó a chupar muy golosa.
Yo gozaba, pero no me gusta estar quieto. Así que le cogí el conejito y aprovechando la humedad le metí dos dedos sin piedad.
-¡Mmmm! ¡Oooojj! Poco a poco –Me dijo
Y yo poco a poco, pero hasta el fondo. Y ella chupaba con más ansia y su conejo empezó a sonar al chocar mi palma en él. Se retorcía mientras me la chupaba como si fuera oxígeno, dejándome bien seco. Pare el ritmo de los dedos para buscar su ojete.
-¡Mmmm! ¡ahora no!, ¡para! ¡Mmmmh!.- me dijo
-Calla putita, ya lo sé.-le dije, metiéndole un dedo en el culo y otro en el conejo.
-¡Mmmmh! para, ¡para cabrón! ¡Oooojj! Me vas a hacer correr otra vez.
-No me lo tenías que haber dicho, jejeje.- le dije, jugando con su pezón.
Y aumenté el ritmo, pero le cogí la cabeza para follarme su boca de niña buena, y correrme ya de una vez.
-¡Mmmmh! ¡Aaaaj! ¡Aaaaj! ¡Mmmmh! -gritaba ahora algo más fuerte, mientras nos corríamos.
-¡Oooj! ¡calla!, ¡calla! ¡Mmmmh! nos van a pillar ¡Ooooojj! siii joder, que boquita tienes ¡Oooojj!-le decía yo.
Nos corrimos a la vez y nos retorcíamos buscando el placer. Yo no soltaba su cabeza mientras me la absorbía con rabia apretándome el culo mientras le soltaba toda mi lefa y se la tragaba toda golosa, y le empujaba los dedos al fondo moviéndolos hasta que acabemos sudorosos y yo encima de ella lamiéndole los pezones.
-Que pasada cabrón. Nunca había follado así.-me dijo ella acariciándome los pezones.
-Es que te buscas a cada uno... Tienes que pensar más en ti, aunque te encante complacer.
Y me miró dándome la razón con los ojos. Me volví a mi habitación sin saber que nos había estado espiando Sofía y se había hecho un buen dedo viéndonos con la puerta un poco abierta.
Aunque eso es otra historia.
Continuará.
Thank you for reading!
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