Mi vida no era tan especial, una chica que estudiaba una carrera de tecnología con el fin de mejorar cada vez más la informática del futuro, pero algo cambió haciéndome especial, algo que nunca quise que sucediera. Me fui a la cama pensando en el examen que tenía que aprobar si o si, para seguir realizando la carrera, el estrés me invadía y a veces me costaba dormir por ello.
Me encontraba en la cama boca arriba, mis párpados cerrados e imaginando una historia creada por mi mente, donde yo era la protagonista que inexplicablemente se encontraba con un chico apuesto que la venia a salvar. Sonreí sin darme cuenta mientras abría mis párpados para observar el techo de la habitación.
— Que infantil soy… — me acomodé en la cama — Nunca encontraré a esa persona. — aproximé ambas manos para frotarme los párpados — Como le cuente esto a mis padres. — reí en silencio.
En ese momento, un ruido que provenía de la planta baja me hizo sobresaltarme y dirigí mi mirada a gran velocidad hacia la puerta.
— ¿Ya están despiertos…? — me incline hacia la mesita de noche para mirar la hora — Pero… si son las cuatro de la mañana. — lo dije con voz extrañada.
Me levanté de la cama y caminé descalza hacia el pasillo, el frio del suelo recorría mi cuerpo erizando mi bello. Me aproximé a hurtadillas hasta las escaleras para bajar los escalones lentamente, los ruidos cada vez eran más fuertes en la oscuridad de la casa.
— ¿Papa? — apoyé mi mano en la barandilla para observar a mi derecha, ahí se encontraba la puerta que daba al comedor, solemos cerrarla, pero esta vez estaba completamente abierta — ¿Ma-mama…? — un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, esta sensación no me gustaba.
Algo de cristal se rompió en el comedor, sin dudarlo me aproximé rápidamente al marco de la puerta para observar su interior.
— Pa… — algo a gran velocidad pasó delante de mis ojos, me eché hacia atrás — ¡Papa! — grité con todas mis fuerzas mientras caía al suelo del susto — ¡Mama!
La figura de una persona se posicionó justo debajo del marco de la puerta, podía ver como sus ojos completamente blancos me miraban. Me paralicé al verle acercarse, mis manos no paraban de temblar y mi respiración se entrecortaba.
— Ma-mama… — susurré en voz baja mientras mis lágrimas comenzaban a derramarse por mis mejillas.
Cada vez se encontraba a menos metros de mí, caminaba de una forma extraña y susurraba cosas en voz baja. Cerré mis párpados con gran fuerza para que acabara conmigo.
— Ash… — Abrí a gran velocidad mis párpados para dirigir mi vista hacia las escaleras, mi hermano se encontraba paralizado viendo a esa persona delante de mí.
— ¡Ethan, aléjate! — extendí mi brazo para mostrarle la palma de mi mano. Rápidamente noté como una mano me agarraba del cuello con gran fuerza.
— ¡Aléjate de ellos! — un grito de mujer que provenía de detrás del hombre se hizo eco por toda la casa y el ruido de un golpe repentino después.
La mujer le golpeó con una especie de bate en la cabeza, le desestabilizó, pero al hacerlo me arañó el cuello al soltarme.
— ¡Ashley huye con tu hermano!
— ¡¿Mama?! — me toqué las heridas del cuello — ¡¿Qué está pasando?!
— ¡Hazme caso! — intentó volver a golpearle para que cayera al suelo, pero reaccionó a gran velocidad sujetando el bate.
— Ma… — susurré.
Apartó el bate tirándolo al momento al suelo, sujetó con gran fuerza el cuello de mi madre mientras ella hacia todo lo posible para escapar.
— Ashley corre… — lo pronunció entrecortada.
Todo pasó tan rápido que hizo que mi corazón parara de latir, como si algo se hubiera roto y no supiera reaccionar. El cuerpo de ella cayó sin vida en el suelo de la entrada, un gran agujero se encontraba en su pecho.
— Mama… — solo podía observar su cuerpo mientras no podía reprimir mis ganas de llorar delante de ella.
— Ash… — la voz de mi hermano hizo que reaccionara, le observé sin saber qué hacer.
Volví a mirarla, pero esta vez en el suelo se encontraba su corazón. En cada rincón que observaba había sangre, no podía pensar que hubiera hecho mi madre en este momento, pero algo tenía claro, no permitiría que mi hermano saliera herido.
— ¡Ethan, corre hacia mi habitación! — intenté levantarme lo más rápido posible, pero ese monstruo se adelantó, sujetó mi cabeza y la aplastó contra la pared.
Me deslicé por la pared hasta tocar el suelo, sentía como mi sangre se deslizaba por mi rostro y cuello. Entreabrí como pude mis párpados para observar si mi hermano había podido huir.
— ¡Ash! — su grito retumbó en mis oídos — ¡Mama!
— E…Etha… — estaba tan cansada que ni podía decir su nombre — Ayu…da. — cerré mis párpados y finalicé desmayándome.
Judit FV
