c-rodz Celi Rodz

Thoro Bridgman estudiaba segundo año de idiomas en la USL, siendo un joven bastante aplicado en sus estudios, lograba al mismo tiempo ser el fundador y cantante de Ledxotanil, una banda tributo a The Cure, aunque con temas originales. El joven de veintiún años de edad, de familia acomodada, no lograba reponerse del fallecimiento de su joven novia Suzanne, víctima del cáncer; tenia sentimientos de suicidio que lo acompañaban día y noche. Hasta una vez que estando muy cerca de cometer el acto, con el fin de intentar ponerle fin a su dolor, fue sorprendido por lo que parecía ser la aparición espectral de su novia. Ella, no pudiendo descansar en paz por el sufrir de su amado, decide acompañarlo desde ese día, esperando que su querido amor la olvidara y ella pudiera así, partir. Solo que este no era el plan de Thoro...


Teen Fiction All public.

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Good Morning Ledxotanil


En la década de 1980, Stephen Hawking, junto con el estadounidense James Hartle, desarrollaron una nueva concepción sobre los orígenes del Universo. Resolvieron un problema que arrastraba la ciencia desde las teorías de Einstein, que sugerían que el Universo tuvo sus comienzos hace 14.000 millones de años, pero que no explicaban nada sobre cómo se originó.



Hartle y Hawking, utilizaron una teoría diferente llamada mecánica cuántica para explicar cómo todo surgió de la nada. El postulado ató un cabo suelto, pero soltó otro: la idea sugería también la posibilidad de que el Big Bang creó no solo un universo, sino un número infinito de ellos. Algunos, de acuerdo con la teoría de Hartle-Hawking, serían muy parecidos al nuestro y otros sutilmente diferentes, regidos por leyes físicas distintas.



Y aunque suena exagerado, las ecuaciones que utilizaron ambos científicos hacen que estos escenarios sean teóricamente posibles...



(bbc.com/mundo/noticias-43970653)



Entre acordes de rock y pop de su banda favorita The Cure, según, porque era lo que su madre escuchaba embarazada, había amanecido esa mañana Thoro Bridgman. No pegó un ojo en toda la noche, al pié de la cama de Suzanne; su novia desde el colegio. La chica un año menor que él, padecía cáncer en el estómago, lo que le ocasionaba tan terribles dolores que obligaban a los médicos a suministrarle analgésicos y algunas drogas medicinales para que lograra dormir un poco y aplacar esos dolores. Las quimioterapias eran cada vez más abrasivas y desgastantes para su tierno cuerpecillo de 1. 60 de estatura, en otros tiempos atlético por haber sido parte del equipo de voleibol de su escuela, por años. Sus cabellos lacios, negro azabache, contrastaban hermosamente con sus ojos verdes, aunque estaba muy cortito, la caída era consecuencia de la quimio.



Esa mañana entraron los médicos a realizar la acostumbrada revista matutina. Thoro no se percató, estaba de espaldas a la puerta y con la música sonando a volumen muy alto en sus audífonos, absorto en su libreta de composiciones musicales.

Los padres de la chica les acompañaban con el fin de escuchar los posibles avances de su hija. Solo que tales avances no se habían suscitado, alcontrario, la condición de Suzanne no iba a mejorar.



Algo más de veinte minutos de conversación a espaldas de Thoro les robaron a ellos y a la propia chica, toda esperanza de vivir. Quien con lágrimas en los ojos, pero con semblante de quien es fuerte para soportarlo, con voz entrecortada pero firme, se dirigió a su médico tratante:



—¿Cuánto tiempo me queda?



—Hablaré con tus padres...



—¡¿Cuánto me queda?!



—Un mes, máximo dos... Lo siento.



Su mirada, sorprendentemente fija para el caudal de lágrimas que brotaban de sus hermosos ojos. Reflejaban la tristeza de alguien a quien se le acaban de arrebatar todos sus sueños e ilusiones. Las más hermosas ilusiones; las producidas en la juventud, provistas todas, de inocencia, pureza y fe en la vida. Pues la juventud cree que todo lo puede, y sí, todo lo pueden...



Para cuando Thoro se percató de el llanto de su novia, ya los médicos y los padres de la jovencita habían abandonado la habitación. Alarmado, pues, no era usual ver a su chica llorar, ni en los peores momentos, rápidamente se quita los audífonos, la toma entre sus brazos preguntándole con la mirada el motivo de su llanto que hacia que su palidísimo rostro cobrara color por unos instantes.

A veces, algunas personas se comprenden tan bien, que las palabras están demás.



—¿Cuando?



—Pronto... muy pronto...



—Entonces llegó la hora mi amor.



Thoro sacó su teléfono del bolsillo de su chaqueta, hizo un par de llamadas y en menos de una hora sus tres mejores amigos y compañeros de la banda estaban en la habitación del hospital, solidarios. Tenían un plan y lo llevaron a cabo magistralmente. Lograron sacar a Suzanne del lugar sin que nadie lo notara, armados de suficientes analgésicos, sueros y somníferos para aplacar los seguros ataques de dolor de la chica. Estaba decidido, ella no pasaría sus últimos días en un lugar tan frío como lo es un hospital, separada solo por dos pisos de la morgue.



Mauro Bridgman, padre de Thoro, le había asignado una generosa cuenta bancaria a su hijo para cubrir sus necesidades. El muchacho era brillante estudiante y buen hijo, a excepción de su look un tanto similar al de Robert Smith, cantante de The Cure; lo que lo hacía parecer emo, no siéndolo como tampoco lo era su ídolo musical, la verdad es que Thoro era bastante elegante, gótico elegante quizás. Similar a su novia, físicamente tenían rasgos parecidos, casualmente como su ídolo y esposa.

El nombre de su banda era en honor a uno de los somníferos que tomaba su novia para poder dormir cuando el dolor arreciaba. Siendo también una ironía apropiada al nombre de la banda a quien le rinden tributo. Pues a veces la única cura de Suzanne era una alta dosis de Ledxotanil.



Thoro condujo hacia las afueras de la ciudad donde la familia tenía un hermoso Chalet. Con órdenes de no decirle a nadie donde estaban, pues ni su propia familia sabía del plan.

Kleiver, Enzo y Duke, más que amigos eran los hermanos que Thoro no tenía. Así, que tomándose muy enserio lo que estaba por ocurrir, estos chicos acompañarían a su amigo y le suministrarían los alimentos y ayuda necesaria, cuando fuese requerido.

Enzo y Duke eran compañeros de colegio desde la infancia, y Kleiver, aunque llegó ya adolescente, resultó ser el mejor guitarrista que pudo conseguir, y un gran amigo, de pocas palabras y grandes acciones.



Allí, en el hermoso Chalet de la familia Bridgman, pasaron los días y las semanas que le quedaban a Suzanne. Entre flores, música, risas, cuando los dolores se iban, lo que ocurría algunas horas al día. A veces podían bailar un poco... Thoro cargaba entre sus brazos a su amada, que aún pensando menos de treinta kilos su hermoso rostro y dulce mirada iluminaba la vida del joven. La alimentaba, la bañaba y vestía él mismo, decidido a darle todo su tiempo y amor, nada le importaba más que ella. Aunque a veces sus ropas quedaran manchadas de la sangre que expulsaba por su boca, desde el estómago, producto de su mortal enfermedad.



—Perdoname, te he vuelto a manchar.



—No tienes por qué disculparte amor, no lo hagas. Además, el rojo te sienta bien, mi Suky amor...



Entre risas, flores y amor, continuaron viviendo lo poco que les quedaba juntos.

Hasta una mañana que los padres de Suzanne, luego de mucho insistir pudieron, gracias a el mismo Thoro, encontrar el Chalet. Solo que llegaron unos minutos tarde, ella había muerto en los brazos de su amor.



Semanas después...



Kleiver había convocado una reunión de emergencia en el garage de su casa, motivo: Thoro ya no es el mismo...



—Sé que quedamos en darle un tiempo pero ya han pasado seis meses y parece que no se está cumpliendo en él, el tiempo de luto sugerido.



—¿Tiempo de luto sugerido? —Duke exclama alarmado por esa expresión tan "técnica".



—¿Que quieres que te diga? Yo estudio física... El caso es que algo debemos hacer y pronto. Siento que Thoro cada vez se aleja más, del mundo.



Enzo, trata de intervenir pero Duke se adelanta...



—Cierto. Hace dos semanas que no atiende mis llamadas. ¿Y si le llevamos a Mary Colutti?



—Estás loco... Hasta yo que lo conozco unos años menos que ustedes, sé que eso sería ofensivo para él. Thoro amaba demasiado a Suzzane, todavía no estaría listo para ese paso. Y ni como... Porque a mí tampoco me responde llamadas, ni mensajes.



Nuevamente Enzo hace gestos para que lo dejen hablar, pero ya la conversación había entrado en un frenético lapso de intercambio de opiniones entre Kleiver y Duke en torno a las mejores opciones para lograr comunicación con su amigo. Minutos más tarde notan que Enzo tenía rato separado de ellos, de pie en la última esquina del garage. Extrañados y casi al unísono, ambos preguntaron con quién hablaba...



—¡Ah, es Thoro! Hace rato que nos está llamando pero nadie le atiende...



Una hora más tarde, los chicos estaban reunidos en el Café Lullaby, el lugar favorito de todos; un pequeño sitio de reunión ubicado en la misma zona residencial de los chicos. Diseñado y decorado como la parte interna de un bus, aunque un poco más amplio. Propiedad de un antiguo chofer escolar que había decidido cambiar de oficio, transformando su bus en un café. Decorado al estilo años 50s, pero con música de los 80s.



Los cuatro chicos sentados sin hablar, ninguno sabía que palabras eran adecuadas para ayudar un poco a su amigo en tan difícil momento de su vida.



—Quería reunirlos aquí otra vez. Porque este es nuestro lugar favorito y porque quisiera que volviéramos a tocar. Hacer un concierto en la tarima de Plaza Garden como le gustaba a... pues a ella, y a nosotros. Puedo conseguir una fecha si se animan.



El rostro de sus amigos se había iluminado de alegría. Parecía que a todos le había caído muy bien esa noticia. Mostraba un avance en Thoro, quizás ya estaba bien, quizás ya había superado la muerte de Suzzane.

Pero lo cierto es que no había superado nada. Planeaba hacer un último concierto con sus mejores amigos, que sería sin ellos saberlo, su despedida...



Ese día quería escribir, pero no era una canción precisamente, sino su carta de despedida a sus padres. Siendo un joven muy previsibo, le gustaba que todo estuviera bien hecho, con tiempo. Aunque él no quería vivir ya por mucho más... Sus fatales planes estaban previstos para justo después del concierto.

Thoro Bridgman era el único hijo varón de sus padres. Tenía dos hermanas más, ambas mayores que él. Sus padres estarían bien... «pensaba»



Queridos, Amados Padres:



Para cuando lean esta nota, les habré causado el dolor más grande que nunca hubiera querido ocasinarles. Pero entiendanme... Ya casi no siento mi cuerpo del dolor con el que vivo día y noche. No lo creerán pero puedo asegurarles que el dolor físico padecido por mi pequeña Suzzane, yo también lo viví, y lo sigo viviendo cada día sin ella... Es mi desición terminar con este tormento que no puedo aliviar, y aunque me llamen loco... desquiciado, quizás la vuelva a ver a ella otra vez. Quizás mi Suky amor, como yo solía llamarle, me está esperando del otro lado, y yo; mamá, papá... Voy por ella...



Justo cuando acabó de escribir esa línea, escuchó una dulce voz tras él, que lo dejó paralizado. «No es posible, no... »



—Pero amor, ¿a dónde irás por mí? Si yo aún sigo aquí...



PRÓXIMA SEMANA CAPÍTULO II - "Suzzane Sigue Aquí"



Aug. 2, 2022, 9:46 a.m. 0 Report Embed Follow story
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