NOTAS DEL AUTOR:
[Primero que todo quiero avisar que yo soy la dueña de la cuenta *pastelito* de la página AMOR YAOI, por algún motivo no puedo ingresar a mi cuenta hace ya más de un mes, intente contactarme con los administradores de la página, pero no tuve respuesta alguna, motivo por el cual me mude de plataforma, espero les guste la historia es solo un cuento corto]
_____________________________________________________________________
El partido ya había terminado y el glorioso equipo de "shohoku" había perdido el partido contra kainan. Hanamichi no podía creerlo aun cuando el gorila le había dado aquellas frases de aliento luego de que hubiese fallado aquel pase; qué según él había sido el causante de aquella perdida.
(horas después)
El muchacho portador de la poco común cabellera rojiza caminaba bajo la lluvia, podía sentir con toda claridad como su cabello se humedecía y goteaba, así terminando de manchar su camiseta ,por su cabeza pasaban las imágenes de antes de aquel juego; de como el gorila, cuatro ojos y todo los demás se daban ánimos unos a otros, sus lágrimas comenzaban a derramarse aun contra su propia voluntad y lo único que lograba camuflarlas eran aquellas puras gotas de la fría lluvia ,tenía claro que los de cuarto no tendrían jamás una nueva posibilidad para ir a las nacionales y él se los había estropeado , no le dolía tanto el a verse equivocado sino el haber derrumbado los sueños de sus compañeros.el pelirrojo entre sus lágrimas, pensamientos y caminata sin rumbo aparente bajo aquella lluvia había llegado a las afueras del instituto; este forzó la puerta de los camerinos como lo había hecho a principios de semestre, adentrándose en aquel lugar mientras que dejaba un camino con el agua que goteaba de su empapado cuerpo. Se recargo en la pared dejando que su cabeza se apoyara sobre esta misma, sus lágrimas caían nuevamente quemando sus mejillas al imaginarse a Haruko con una mueca de decepción por culpa de su estúpido pase, sus manos se fueron como auto reflejo sobre su cabeza cuando de la nada sintió como resonaba en el lugar aquella carrasposa voz.
— Hey pequeño ruidoso, que crees que haces — dijo el pelinegro.
Hanamichi llevo sus ante brazos a limpiar los rastros de sus lágrimas para que así Rukawa no lograra verlas — ¿y que demonios te importa maldito zorrillo? o no entiendes que por mi culpa perdimos ante esos estúpidos — su rostro se veía sonrojado por las lágrimas derramadas anteriormente y la fiebre que comenzaba a darle gracias a que había estado demasiado tiempo bajo la lluvia.
Rukawa no podía evitar notar aquel fuerte y hermoso color carmesí que adornaba las pálidas y húmedas mejillas del pelirrojo, por lo cual su corazón comenzó a latir un poco más rápido, al mismo tiempo que se relamía los labios hidratandolos, no podía permitir que su contrario notara los sentimientos que tenía hacia él — no te creas tan importante estúpido, que hayamos perdido este partido fue mi culpa por no haber podido ser más veloz en aquel juego —
Ha Hanamichi le hirvió la sangre al oír esas secas palabras salir de los finos labios ajenos, por lo cual se levantó de donde se hallaba sentado ágil-mente aferrando su mano a la camiseta del cabello azabache y así le alzaría amenazante — no te eches tantas flores bastardo, ¡¡¡es mi maldita culpa que hayamos perdido!!! — al pelirrojo se le habían olvidado las lágrimas, las esperanzas de sus compañeros y hasta la fiebre que le atacaba en ese momento y que aumentaba su respiración, en ese preciso instante en su cabeza solo había rabia e impotencia ante esas frases.
Rukawa no había notado al pelirrojo hasta que lo sintió frente a él en esa poca distancia uno del otro al punto que lograba sentir la acelerada respiración ajena rosar su piel ;aquel lado tan indefenso del cabello escarlata lo tentaba, y como sus deseos eran más fuertes que su fuerza de voluntad por mucho más, aprovecharía el agarre delcontrario para rodear su cintura con una de sus extremidades y a pegarlo más a su persona ,su otra mano se deslizaría a la rojiza cabellera de su acompañante enredando así sus dedos entre esta para que acto seguido lo acercara a su rostro y así poseer aquellos labios, besarlos, lamerlos y morderlos un tanto aprovechando de introducir su juguetona lengua al orificio oral de su contra parte induciéndole a que le correspondiera con aquel roce de ambas lenguas.
Hanamichi estabaen shock ante aquella inesperada acción por su siempre leal enemigo, por lo cual sus orbes se abrieron de par en par tratando de alejarle desesperadamente, al sentir como el calor de su cuerpo incrementaba ante cada fricción de aquella lengua contra la propia; al ya conseguir alejar al portador de los pelinegros cabellos quedarían unidos solo por una estela de saliva .El pelirrojo llevo su antebrazo a limpiar sus labios los cuales aún conservaban esa sensación de haber sido poseídos por los del contrario — ¡¿p-pero qué demonios bastardos?! —
Rukawa sintió como su fogoso e intenso beso era interrumpido por el empujón propinado por el ajeno ;este lo miro desafiante — hablas demasiado — expuso tajantemente mientras que tomaba con fuerza al pelirrojo arrojándolo al piso, acto seguido se quitaría su cinturón para así amarrar sus manos ,luego se acercaría al rostro ajeno entrelazando sus dedos en los rojizos cabellos de su acompañante pasando a lamer sutilmente su mejilla y acto seguido comenzaría a bajar por toda la altura de su cuello, lamiendo y dejando pequeñas marcas de beso sobre él.
Este escucho las frases salientes de los labios del pelinegro, estaba listo para descargar toda su ira verbal contra el otro sujeto, pero no supo cómo reaccionar ante el ágil movimiento del moreno y en un parpadeo ya se encontraba en el piso y amordazado por el orbe azabache — ¿qué demonios crees que haces?, que no vez que esto no... — no terminaría de expresar su opinión cuando sentía que su piel se erizaba ante aquellas lamidas y besos sobre su estilizado cuello.
Rukawa ignoro las enfurecidas frases que salían a toda velocidad de los labios del indomable Hanamichi, para así continuar con sus estimulantes acciones ,sus labios bajarían topándose con la húmeda camiseta del otro la cual le ocultaba el cuerpo del pelirrojo, levanto la polera ajena hasta un punto donde pudiera distinguir con toda claridad aquellos capullos rosáceos que adornaban aquel pecho desnudo ,se relamió los labios para que acto seguido fuese en busca de esos mismos, lamiéndolos, mordiéndolos y succionándolos mientras que su rodilla comenzaba a rosar la entrepierna del pelirrojo en una pequeña fricción sobre las capas de tela.
Hanamichi sentía como el otro comenzaba a poseer sus pezones se endurecían gracias a esas extrañas y nuevas sensaciones sobre su cuerpo, ese ardor que subía por la base de su estómago, ¿seria placer o solo la fiebre que comenzaba a incrementarse un poco más?; aquel descarado roce contra su entrepierna le hacía jadear un tanto más mientras sentía como su miembro ya se volvía vespertino, dejando mostrar una mueca bastante lasciva.
Rukawa alzo levemente su vista, no quería perderse ninguna de las acciones de su acompañante y ante esa expresión tan lasciva no pudo evitar sonreír — pero que cara pones... — susurro para asi besar y lamer el estómago ajeno bajando hasta su vientre, dirigiéndose directamente hacia el miembro ajeno. Al haber llegado a su destino desabrocho el pantalón del pelirrojo arrebatándoselo junto con su ropa íntima, comenzando a masturbarle forjando un vaivén de placer.
El pelirrojo se estremeció ante los besos y lamidas que dejaban marca sobre su piel y al oír aquellas frases frunció el ceño — ¿que te crees diciéndome? a-ahh~ — sus frases se ahogaron por un poco oportuno gemido que se deslizaba por sus labios quemando estos mismos, sus piernas se entrecerraban ligeramente mientras jadeaba un poco más fuerte — R-Rukawa detente, tú...tú y yo somos hombres —
El azabache continuaba con su rápido vaivén; mientras sentía como por la dureza ajena se deslizaba el líquido preseminal del colorín — cállate, té haré sentir placer pequeño gatito — el pelinegro se estaba excitado ante aquellas expresiones y más aún ahora que había tenido el placer de oír uno de los tan dulces gemidos de su acompañante, por lo cual llevó su boca al miembro ya más que erecto del pelirrojo, lamiendo toda la longitud de este mismo, desde su base hasta su cabeza dando pequeñas succiones de vez en vez sobre este mismo.
Hanamichi sentía como el otro lamia su miembro como si de una paleta tratara, aquella caliente lengua que le recorría una zona tan íntima y preciada, su cuerpo se encorvaba un poco mientras le suplicaba que se detuviera — p-para Rukawa esto está más que mal — le daba vergüenza que el pelinegro le viera así, además ya sentía que se vendría en cualquier momento — d-detente o me vendré... —
Rukawa oía como suplicaba que se detuviera, pero ya no podía parar no ahora estaba demasiado excitado y deseaba más que nunca poseer completa y totalmente al indomable demonio de cabellera rojiza; este engullo el miembro del más alto chupándolo, masturbándolo con la boca casi como una tortura de placer contra el blanquito, este sentía y sabía que el otro ya se venía, introdujo dos de sus dedos en la entrada del escarlata para así dilatarla y prepararla para lo que se vendría.
El pelirrojo sentía como el más bajo engullía total y completamente su erección, comenzando a masturbarle mientras cerraba sus ojos lascivamente dejando que unos cuantos suspiros escaparan de su persona; su miembro ya estaba bastante erguido y su vientre le avisaba que ya se acercaba a su clímax ,pero realmente no deseaba venirse y menos aún si el otro le miraba, no le daría el gusto de verle así de frágil, pero aquellos inesperados dedos que se adentraban en su interior le arruinarían toda la fiesta y más aún cuando los comenzó a moverlos consiguiendo que expulsara todo su caliente y pegajoso semen dentro de la boca del pelinegro, mientras daba un fuerte gemido de placer puro— ahhh~ ahhh~R-Rukawa quítalos...quítalos... — murmuraba entre pequeños sollozos.
Rukawa recibío de lleno aquel liquido tan deseado dentro de su boca acostumbrándose al salado sabor para luego tragar aquella espesa semilla — tu esperma tiene mejor sabor de lo que creía — dijo mientras que sus digites actuaban como tijeras dentro del más alto, separándolos para así dilatar aquella estrecha entrada que presionaba sus dedos, llevo su boca a la entrada del escarlata comenzando a hidratarla con la saliva que caía al momento de lamerlo.
El pelirrojo sentía aquellos dedos expandir su ser al mismo tiempo que su entrada palpitaba y comenzaba a ser humedecida, se encontraba totalmente humedo ante aquellas acciones, mientras dejaba escapar pequeños gemidos de manera suave y entrecortada —ahhh ~ ahhh~ Rukawa esto no es una broma por favor detente de una buena vez — Hanamichi pensó por un momento que toda esa escena tan lujuriosa de la cual estaba siendo parte era solo una ilusión por culpa de la fuerte fiebre que le atacaba en ese mismo instante.
El moreno jugueteaba con la estrecha entrada de su compañero, mientras podía notar que el cuerpo ajeno estaba listo para recibirlo en su interior, por lo que quito sus dedos del interior del muchacho llevándolos a su boca y así poder lamerlos observando de reojo el rostro del más alto — realmente estas bastante húmedo — le susurro de manera suave casi sensual desabrochándose el pantalón para liberar de su presión a su erguido y duro glande que se encontraba más que despierto — aquí vamos Hanamichi — murmuro relamiéndose apenas sus rosáceos labios, comenzando a adentrar su dureza lentamente en el ser ajeno, dejo escapar un jadeo por lo estrecho que se encontraba, una vez completamente dentro del pelirrojo comenzó a embestirle de una buena vez para evitarle un poco de dolor al cabellos carmesí y así pudiese acostumbrarse a sentir su miembro dentro de su ser.
Ha Hanamichi le temblaron las piernas dejando escapar un gemido entrecortado, curvando su espalda al sentir la dureza del moreno en su ser, expandiendo y quemando su interior en cada una de esas embestidas-mmhh~ a-ahh~ y-ya para por favor...me duele —susurro entre hipidos por las lágrimas que caían cual perlas por sus rojizas mejillas, sintiendo recorrer por sus piernas un líquido carmesí — R-Rukawa basta hay s-sangre, detente — estaba aterrado, estaba más que seguro que no estaba bien sangrar de esa zona, podía sentir como su corazón bombeaba sangre a toda marcha, golpeteando el sonido en su cabeza aturdiéndolo lentamente con ese placentero dolorcito que le cortaba la respiración en cada estocada dada por el azabache.
Rukawa marcaba un ritmo en sus embestidas, la entrada ajena le volvía loco, era tan estrecha y caliente que le hacían tomar las caderas del pelirrojo para así profundizar estas mismas, sintiendo como su pre-semen ya brotaba de su erecto glande — n-no te preocupes es normal que sangre cuando es tu primera vez — Hanamichi no podría seguir ocultando su placer ante aquellas embestidas que eran tan certeras; sentía que el otro le atravesaría y sus gemidos huían al ritmo de las estocadas del pelinegro –ahh~ ahh~ mmmgghh~ detente — expuso entrecortado, sentía como su interior palpitaba, abrazaba el miembro ajeno, lo recibía con gusto y deseaba más de él, lo deseaba por completo,¿ pero su mente?, su mente se negaba a aceptar que podía sentir tanto placer gracias al zorrillo apestoso que se encontraba entre sus piernas.
Rukawa escuchaba como el otro aun insistía en pedirle que se detuviera al mismo tiempo que sus embestidas incrementaban de sobremanera y su cuerpo se comenzaba a empapar por el sudor que le provocaba la excitación ante tan angosta entrada, también sentía que ya rozaba su punto con su miembro por lo cual se adentraría más al punto de sentir su próstata chocar contra su propio miembro-mmmhhh ~si...realmente tan estrecho — expuso en un gruñido acercando su boca al oído ajeno dando una pequeña mordidita.
El pelirrojo se mordía el labio inferior, no quería venirse nuevamente y su miembro ya se había vuelto a erguir por el placer y la excitación que se le estaba otorgando en ese preciso instante, pero cuando el más bajo comenzó a golpetear con insistencia su punto dulce no pudo resistirlo más, sintiendo como su cuerpo temblaba, se curvaba de forma hermosa dejando salir un placentero gemido seguido de un —no..ahh~ nghh R-Rukawa...por favor —al mismo tiempo que se venía una segunda vez manchando así el vientre ajeno y parte de su propio estómago, sus manos se empuñaron intentando liberarse del amarre ajeno, sintiendo como su esfínter se contraía aprisionando el falo del moreno — ahhh~ mmm... —
Rukawa sonreía orgullo de que su pelirrojo llegase al orgasmo gracias a su miembro — mira que bien realmente eres un niño — pronuncio mientras sentía aquellas paredes aprisionar su glande — no aprietes tanto... — murmuró seguido de un suave gemido que más parecía un pequeño gruñido al no poder controlar su orgasmo, llenando de manera inesperada el interior ajeno, dejando huir su caliente semilla — ahhhmmm~ joder...sí... —susurro jadeante acercándose a besar aquellos entreabiertos labios, poseyéndolos, devorándolos para finalmente darle una suave mordida que dejaría marca en ellos, salió del interior del más alto con delicadeza, observando como su semilla se desbordaba en el interior ajeno, mostrando una mueca de superioridad mientras se acomodaba su ropa.
Hanamichi cayo rendido sintiendo como el falo ajeno temblaba y se derramaba en su interior, llenándolo por primera vez en su vida, sintiendo como su cuerpo se llenaba de extrañas sensaciones, entre un ardor jodidamente placentero y la vergüenza combinada con un deje de humillación ante la mirada del moreno.-agh~... ¡e-eres...un bastardo! — exclamo ruborizado ya a mas no poder sintiendo como su cuerpo le fallaba, respirando agitadamente entrecerró sus iris dejándose tragar por un desmayo no tan inesperado acusa de aquel extraño e indecente acto carnal combinado por la fiebre que le sobre pasaba.
(unos minutos más tarde)
El pelirrojo temblaba completamente empapado, pero no por el sudor sino por el agua de lluvia que le había cubierto anteriormente, desperto sonrojado y su cuerpo estaba tal como había llegado vestido, pero la única diferencia era que su miembro se sentía como si hubiese tenido sexo y su pantalón se notaba manchado por su propia semilla — ¿p-pero qué demonios?... solo fue un sueño — murmuro en un tono apenas audible pues aún jadeaba por culpa de aquel intenso sueño.
Rukawa lo miraba desde el marco de la puerta que anteriormente había sido forzada por el pelirrojo con una sutil sonrisa mientras se acercaba a este mismo le tomo del mentón y le susurró— — así que yo soy quien se apodera de tus sueños eróticos — acto seguido le beso poseyendo sus labios, pero esta vez era la realidad.
Hanamichi no sabía que decir y sus ojos se entrecerraron ante aquel beso correspondiéndolo tal parecía que su sueño comenzaba recién a volverse realidad por fin.
Thank you for reading!
We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
After doing it, please reload the website to continue using Inkspired normally.