Vas, vienes,
pareces un niño caprichoso.
Curas heridas
pero también las abres.
Actúas como si un maestro fueses
pero, ¿cuál es la enseñanza?
Eres quien eres,
un anciano ocioso
que a cada vida
con la cabeza asientes,
como si un dios fueses
para dejarnos en la añoranza.
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