Scarlet recordó con gran regocijo su noche de bodas. Ella cargada en brazos hasta el lecho nupcial cubierto de pétalos rojos y... ¿Negros? Definitivamente, su mortífago favorito no perdería la oportunidad de superponer sus gustos. En fin, era un detalle preparado para los recién casados. El dulce aroma floral inundaba la habitación al completo. He incluso así era capaz de percibir el olor masculino de su ahora esposo.
Severus la llevó a paso firme y calmado hasta el borde de la cama donde la dejo con suma delicadeza. Para posteriormente centrar su oscura mirada en ella. Sus ojos se encontraron y se quedaron estáticos por unos segundos. No era la primera vez que hacían el amor, ni siquiera la tercera o cuarta... ¿A qué se debía esa pequeña tensión entre ellos?
Snape tomó la iniciativa. Sin prisa alguna se desajusto la corbata y los botones de la camisa. Scarlet observó con detenimiento como el mortífago se deshacía de sus prendas una a una, descubriendo su cuerpo poco a poco. Había algo llamativo a los ojos femeninos el ver como la corbata, saco y camisa caían a los pies del hombre. Los ojos color miel parecían hipnotizados, se detenían en cada marca y musculo del torso, brazos, espalda... su instinto femenino hizo que se humedeciera un poco. Lo deseaba, pero por alguna razón no podía moverse o hablar. Sentía que una acción realizada o una palabra expresada podían romper aquel extraño ambiente.
Severus se quedó únicamente en pantalones, teniendo todo el torso desnudo. Scarlet se repetía constantemente que no era nada que no hubiera visto antes y, sin embargo, era distinto. Su esposo se acercó a ella sin decir palabra alguna... solo mirándola directamente a los ojos. La castaña detecto algo más allá del deseo en los orbes negros. No sabría explicarlo. De lo que estaba segura, es que para Severus esta noche significaría algo más que una simple noche de pasión.
Severus encontró la manera de desajustar el vestido de novia sin dificultad. Al sentirlo suelto, Scarlet le sostuvo la mirada mientras lo dejaba caer. Ahora estaba únicamente en ropa interior. Sintió un pequeño estremecimiento cuando los ojos del mortífago comenzaron a recorrer su cuerpo con sumo detenimiento. Su mirada no era evaluadora, pero si apreciativa. Scarlet era consciente de su atractivo. Aun así, temió, por un momento, que su esposo no la encontrara deseable.
Severus dio un paso hacia ella y comenzó a rodearla. Scarlet no se movió. Se sentía como una obra maestra de la escultura frente al ojo clínico de un artista. Un segundo después de que perdiera de vista a Severus, sintió como su brasier era desajustado y como caía a sus pies. Posteriormente, la sensación de un dedo recorriendo lentamente el centro de su espalda. Trazando un camino cálido con su aspereza.
No paso mucho para que, en lugar de un dedo, Scarlet sintiera el pecho firme de Severus. Así como sus manos capturando sus senos desde atrás. Emitió un débil gemido al sentir como los pesaba y tanteaba presionándolos levemente. Los labios ardientes en su blanco cuello no ayudaban a que mantuviera la boca cerrada. Así que dejo salir un gemido de placer y dejo que su cuerpo se recostara contra el hombre con la seguridad de que él nunca la dejaría caer.
Las manos masculinas acariciaban sus pechos con tanta calma y lentitud que Scarlet creía que nunca acabaría. Cuando sus pezones fueron presionados se estremeció. Quería decir algo... pero las palabras no parecían ser adecuadas en aquel momento. De pronto, y de manera brusca, se vio siendo girada y aprisionada fuertemente por los brazos de Snape. Su generoso busto estaba presionado contra los pectorales de Severus y la base de su cuello siendo marcado y mordisqueado. Las manos ásperas comenzaron a descender hasta sujetar su trasero prieto.
Fue en ese momento, que Scarlet decidió participar, comenzó a acariciar el torso viril y los brazos, deslizó sus dedos por el negro cabello y tiro de él para que sus ojos se encontrarán antes de besarse con suma ternura y pasión. Formando así el ambiente idílico a la que se supone están acostumbrados. Pero era diferente. Scarlet lo sentía así. No era el simple acto de hacer el amor. No. Por extraño que parezca... se sentía como en su primera vez.
"Ya no soy virgen -se recordó".
Los cálidos labios de su esposo recorrían su cuerpo al completo. Comenzando por sus labios, cuello, senos... Severus no perdonaba nada, se tomaba su tiempo para deleitarse con ella, como si la noche fuera eterna. Un pequeño cosquilleo la atacó en cuando fue el turno de su vientre, para luego sentir como el mortífago descendía a su entrepierna.
"Un momento, no irá a... AHHH... -aquel gemido lo había exteriorizado-. Delicioso... Ahahah... si te detienes ahora te mataré, Severus".
Por inercia aprisionó la cabeza del hombre con sus manos y le ofreció su zona más íntima alzando levemente la cintura. Scarlet pudo escuchar una risita apenas audible por parte de su pareja antes de que introdujera su lengua en sus húmedas cavidades.
Fueron cinco tortuosos y placenteros minutos. Severus mimaba el clítoris de Scarlet con su lengua y por momentos lo aprisionaba con sus labios para realizar una pequeña succión que obligaba a la castaña a arquear la espalda y gemir con descaro. Se veía a leguas que no aguantaría mucho más, siendo honestos, había estado conteniendo su orgasmo desde hace unos segundos. Ella creía que podría resistir los previos para poder soltarse durante el acto. Para su mala suerte, no fue así. Severus comenzó a ser más agresivo y rudo con su punto G. Scarlet no dijo nada, solo dejo salir los sonidos eróticos y después de forzar toda su voluntad, cedió su defensa férrea. Rindiéndose ante su orgasmo que fue largo y tendido. Su cuerpo había reaccionado y se vio a sí misma con la espalda muy arqueada y un chorro de líquido translucido provenir de su entrepierna mientras Severus estaba frente a ella mirando aquello con una expresión de suficiencia.
"Eres un maldito -pensó la castaña-. Querías conducirme a esto... pues dos pueden jugar el mismo juego".
La castaña sorprendió al hombre levantándose y sujetándolo para obligarlo a tenderse sobre la cama. Severus la miro algo confundido, pero no dijo palabra alguna, ni siquiera cuando Scarlet le quitó bruscamente lo que le quedaba de ropa. Un gruñido fue manifestado cuando la ex Kreuz aprisionó el miembro erecto del mortífago con sus manos. Hubo un cruce de miradas.
"No hay vergüenza entre esposos -se dijo Scarlet-. Con él puedo atreverme a todo".
Sin dudarlo más introdujo todo el falo de Severus en su boca.
"Es grande... ya lo sabía pero ahora... soy más consciente de ese hecho".
No paso ni cinco segundos de aquello y Severus ya estaba soltando gemidos roncos. Sonidos que alentaban a Scarlet a continuar su felación. No era algo desagradable como había imaginado, por el contrario. Sentía cierto morbo invadirla. Para sorpresa de la fémina, el miembro que mimaba se acrecentó y endureció aún más. Scarlet quería sonreír, tenía al hombre completamente dominado. Quizá en un futuro, le diera otro uso a las artes amatorias.
Paso un momento. Sintió la mano de Severus sobre su cabeza. Scarlet alzó la vista para cruzar una mirada con la de su esposo. No hubo necesidad de palabras, un cruce de miradas fue suficiente para entenderse.
"No quiere terminar aún -entendió Scarlet".
Debido a eso, liberó a Severus. Siendo sorprendida al ser tomada y levantada en vilo. La alejó de la cama y la aprisionó contra una de las paredes. Severus tenía sus manos por debajo de sus piernas abiertas. Sus sexos se rozaban. Scarlet podía sentir como el endurecido falo frotaba ansioso la entrada de su vagina. Otro cruce de miradas. Comprendió lo que iba a pasar. Severus la penetraría teniéndola cargada y la haría saltar de placer mientras ella se aferraría a él como si fuera un salvavidas en medio de una tormenta.
"¿Desde cuándo nos podemos comunicar sin decir una palabra? -Scarlet no lo recordaba".
Severus entró lentamente en ella. Disfrutando cada centímetro de penetración. Scarlet lo sintió... lo sintió contenerse. Él quería ser un poco más rudo, lo presentía, pero estaba siendo delicado y considerado.
"No Severus, no. Los esposos deben ser honestos consigo mismos".
Con ese pensamiento se aferró fuertemente a su cuello. Cruzo miradas con él desde muy cerca, asegurándose que entendiera lo que sus ojos querían transmitir. Cuando Severus hizo un pequeño asentimiento. Scarlet le besó la mejilla fugazmente.
Lo siguiente que sintió fue su cuerpo subir y bajar, así como el falo penetrándola. Separando sus paredes vaginales, obligando a su sexo a acoplarse a su tamaño y llenándola de placer. Sus pies no tocaban el suelo, una fuerza superior a la suya la elevaba para luego dejarla caer bruscamente sobre el miembro de Severus. La penetración era tal, que la punta de su falo tocaba la entrada de su útero que se abría ligeramente ante cada golpe. Parecía que su cuerpo estuviera ansioso por recibir la esencia líquida de su esposo.
Ambos se fueron acelerando. Scarlet comenzó a gemir a viva voz, los gruñidos placenteros de Severus iba a tono con ello. Fue cuando Scarlet soltó un gemido muy potente cuando Severus se detuvo.
—Lo siento -fue la primero que se mencionó en aquella habitación-. ¿Te lastime?
Scarlet soltó un quejido como reclamo por haberse detenido.
—Jamás me lastimarías -le hizo saber Scarlet desde muy cerca-. Ahora continúa, muéstrame como un hombre toma a su mujer.
Ni corto, ni perezoso Severus reanudo su labor marital. Scarlet tuvo un orgasmo expreso en esa postura. Adelantándose a Severus que aún no había terminado. Fue arrojada a la cama, sintiendo el peso del cuerpo masculino sobre ella. Sus delgados brazos fueron aprisionados sobre su cabeza y sus piernas separadas por el cuerpo de su hombre quien se dio a conocer como tal al ingresar en ella sin miramientos.
Severus parecía un toro embistiéndola. Se veía fúrico y frenético. Su boca visitaba sus senos cada cierto tiempo o simplemente contemplaba con descaro como se agitaban a causa de las embestidas. Scarlet, es esta postura era una mera espectadora. con sus manos aprisionadas no podía tocarlo.
"¿Por qué me encanta que me domine así? -se preguntó-. ¿Realmente soy una pervertida?".
No se había dado cuenta antes, pero se excitaba en sobremanera al verse dominada por el hombre que amaba. En determinado momento, tuvo su segundo orgasmo, en ese momento, Severus comenzó a moverse mucho más rápido, parecía que llegaría también al clímax e inundaría su interior con su cálida esencia.
No fue así. Severus se retiró liberando sus manos. La tomó por la cintura y la giro, poniéndola boca abajo y posicionándose sobre ella. Lo siguiente que se oyó en aquella habitación fue la pelvis de Severus chocar con las nalgas de la castaña.
Scarlet tuvo su tercer orgasmo al mismo tiempo que Severus soltaba todo dentro de ella. Sin preocupación alguna. Después de aquel desfogue, los ojos de Severus se suavizaron. Aun no salía de ella, seguía dentro. Scarlet lo besó suavemente.
—Fue diferente -dijo Severus al cabo de un momento.
—Lo sé.
— ¿Por qué? -Severus, parecía tener la misma duda-. No es que no lo hayamos hecho antes.
—Fue nuestra primera vez... -dijo Scarlet-. Siendo esposos.
— ¿Hay tanta diferencia? -Severus salió de ella y se echó a su lado, ambos miraban el techo de la habitación-. No hemos hecho nada extraordinario... y aun así...
—Fue especial.
—Exacto -concordó Severus-. Más que sentir tu cuerpo, te sentía a ti, no sé cómo explicarlo...
Scarlet sonrió al ver el vapor salir de la cabeza del mortífago. Le tomó una mano. Captando su atención.
— ¿La noche acaba aquí? -consultó Scarlet sonrojada. Severus negó con la cabeza-. Me alegra tu respuesta.
—Hay algo nuevo que quiero probar -confesó el hombre-. Ahora como esposos, no tengo porque contenerme, ¿No?
—Por supuesto, soy tuya, amor mío. Hagamos lo que nos plazca.
Scarlet recordó como Severus se levantó, la volteó, besó toda su espalda y le susurró al oído lo que estaba por hacer. La verdad, ella no se esperaba aquello, algo completamente nuevo, incluso tuvo un poco de miedo. Más aun cuando sin avisar, Severus la...
CONTINUARÁ...
El mundo mágico se expande aun más. A causa de una línea que nació bajo la primera sangre mágica. Los Merlín, su basta existencia produjo un desfase en el espacio tiempo, creándose varias ramas temporales. Repitiéndose los mundos con algunos cambios o transformaciones completas. ¿Recorrerás cada plano? Read more about Dinastía Merlín.
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