amelia-gallardo1645818888 Amelia Gallardo

Mis sueños, me han sugerido que los escriba porque pueden ser interesantes así que hice este compilado de historias de horror inspiradas en ellos.


Horror Ghost stories All public.

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El sueño del perro

Pude jurar que era mi casa porque todo era igual, o casi todo al menos. Mi perro luchaba desesperado por entrar por la puerta de la cocina, mientras que mi madre seguramente ordenaba cosas en el patio. Seria de noche cuando el viento acariciaba las ventanas y hacia vibrar nuestro humilde hogar, mientras que a lo lejos se escuchaba un silbido que pensamos como el canto del mismo viento. Me asomé a observar a mi perro y mi patio era diferente, faltaba la gran pergola donde ponia mis plantas en invierno.

Vuelvo a mirar en mi casa, mi madre está afuera golpeteando algunas cosas, mi perro como acto desesperado final empuja la ventana de la cocina de manera tal que esta se fracciona en miles de pedazos y acto seguido se desliza por entre los barrotes de seguridad.

Le pongo seguro a la puerta porque ahora lo entiendo.

Ese pequeño acto rutinario tan común de parte de mi madre en el patio me pareció terriblemente anormal e incómodo, mi perro mientras tanto corre desesperado escaleras arriba y mi madre grita sorpresivamente desde el segundo piso:

—¡Ven a sacarme este perro de encima!—

Mi corazon da un vuelco y en vez de paralizarme por el miedo me precipito sobre cada ventana y puerta de la casa para obstruir cualquier entrada hasta mi y mi desesperado perro. Corro por instinto de un lado a otro, escucho a mi perro correr arriba, a mi madre jugar con el y a no se que cosa martillar afuera.

Mis sentidos se distorsionan, el color blanco del comedor muta en un inquietante color amarillo palpitante y los muebles de la sala comienzan a girarse en direcciones aleatorias y sorprendentes, el viento sopla cada vez mas fuerte emitiendo un grito de furia.

Golpean a la puerta de la cocina.

Si mi madre estaba arriba yo no iba a abrir esa puerta, de todas maneras no hace falta porque la puerta se abre de golpe de pronto.

-¿Quien eres y que haces en mi casa? - Dijo la persona frente a mi.

No supe ni quise responder, obviamente esta era mi casa y no podia permitir que este extraño ser siquiera se adentrara de esta manera a intervenir para quien sabe qué atrocidad dentro de mi hogar.

Me avalancé sobre el bruscamente generando un grito desgarrador con esperanza de espantarlo, el hombre retrocedio un paso pero mis manos lo alcanzaron antes. Puse mis pulgares sobre sus cuencas y presioné con fuerza hasta que sus globos oculares comenzaron a emerger de manera grotesca. El hombre chillaba como un hombre no acostumbra, y mientras la sangre corria por sus mejillas imploraba por su vida, en este punto ya no podia detenerme, su expresión de espanto entumecida sobre su rostro delataba mi crimen, el charco de sangre en el piso nos hizo resvalar.

Embelezado por el cuadro sanguinolento desplegado ante mi entorno, me incorporo en el plano rapidamente para apreciar con mayor atención el fruto de mi esfuerzo, extiendo mis manos palpando sus bolsillos y extraigo su billetera de uno de ellos, en ella se encuentran dos fotografías detras de la mica de protección; una de un perro raza pequeña de color negro y otra de una hermosa mujer con ojos de zafiro, también había quince dólares y una licencia de conducir a punto de vencer.

Tadeo Alejandro Inostroza Hurtado, nacido el 23 de abril de 1983, conductor, pareja y amo, yace muerto en mi cocina.

Corri entre sonrisas y jadeos hasta la escalera donde estaban mi perro y mi madre, desde la ventana del pasillo unas luces de colores me encandilan. Todo da vueltas mientras escucho los insistentes ladridos de mi amado perro.

—¡He llamado a la policia! ¡No te atrevas a dar ni un paso mas!—Grita una voz poco familiar desde la habitación principal.

Avanzo de igual manera tambaleándome y chocando contra las paredes.

—¿Mamá? ¿Mamá eres tu? Está mi perro contigo mamá, soy yo tu hijo—Dije con voz nauseabunda.

Solo silencio hasta que la voz detras de la puerta por fin contesta.

—Muy listo, pero yo no tengo hijos—

Algo se removió en mi interior.

—Mamá todo está bien, he matado al intruso, le he sacado los ojos, Tadeo Inostroza ¿Puedes creerlo?—Insistí.

Mas silencio, luego el sonido del seguro y la puerta se abre lentamente, he visto antes esos ojos de zafiro.

A la mujer solo la habia visto antes en aquella fotografia en la billetera del intruso, ahora mucho menos feliz y mucho menos radiante.

Mi perro escapa por la puerta entre abierta directo hacia mi, lame un poco la sangre de mi rostro con inocencia, o quien sabe, quizas ya está enterado de todo.

—¿Qué has dicho? ¿Donde está mi esposo?—La mujer hablaba casi sin parpadear y con un hilo de voz.

—¿No es esta mi casa? ¿No es en este pasillo donde di mis primeros pasos? ¿No es este mi perro?—Pregunté confundido.

La mujer me observa con ojos de pánico.

—¡Contesta!—Ya no contengo las lagrimas—¡Tu no eres mi madre! ¿qué hiciste con ella?— Sollocé.

Alguien derriba la puerta principal.

La mujer cierra los ojos y expresa entre susurros un casi imperceptible "Gracias a Dios".

Dos oficiales me toman por la espalda y me inmovilizan con bruscas maniobras de control.

—¡Qué hacen idiotas, es a ella a quien deberian llevarse, esta es mi casa malditos imbéciles!—Nadie me escucha.

Entre sirenas y el ruido blanco de los radioteléfonos de la policía mi conciencia empezó a desvanecerse.

Nadie nunca me escucha, en cambio yo si los escucho, a todos al mismo tiempo y como duele cuando se arrastran por entre mis sesos susurrando mensajes codificados, obscenos y complicados. Sus palabras se retuercen detrás de mi nuca y generan estática, mi razón se apaga y solo actuo por impulso, quiero a mi madre y ni si quiera logro recordar si he sido concebido realmente o si solo soy el nonato de un ser repugnante que no pertenece a esta tierra.

Feb. 25, 2022, 8:39 p.m. 0 Report Embed Follow story
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