Un Disparo Mágico
El Mundo era azotado por lo que se denominaría como “Espacios Personales, estos eran la manifestación de los deseos sin cumplir de las personas. Normalmente se manifestaban como un extraño lugar influenciado por los deseos. Las llamadas “Chicas Mágicas” se encargaban de destruir estos lugares, ya que de otra forma, estos podrían influenciar a la realidad y cambiarla lentamente.
La línea que divide a la realidad de un Espacio Personal es muy fácil de romper, solo con uno o dos bastaría.
Dos chicas se encontraban en uno de estos espacios: Magic Shoot y Red-Black Stone.
El lugar tenía la apariencia de una gran ciudad en ruinas. El suelo estaba inundado de agua negra y por estructuras a medio digerir por este. El cielo se encontraba de un color rojo, el cual iluminaba gran parte de esta ciudad, pero tenía una particularidad, este parpadeaba cada cierto tiempo.
Extrañamente todo el lugar se encontraba plagado de flores negras y rojas.
La primera chica, Magic Shoot, vestía un gran vestido morado oscuro con unos accesorios de conejo en el cabello. Ella tenía unos ojos morados y un cabello de ese mismo color.
La segunda chica, Red-Black Stone, vestía un gran vestido negro de lolita gótica. Sus ojos eran rojizos y tenía dos largas coletas rizadas de un color rojo, en general, su cabello era de un color rojo oscuro. Ella sostenía un conejo negro entre sus brazos.
—Vamos —Dijo Magic Shoot con una voz animada —, busquemos el lugar.
—Yo podía encargarme de esto sola —Dijo con su voz fina de niña.
Magic Shoot materializó una escoba mágica y se subió en ella.
—Ven, sube —Dijo estirando su mano.
—¡Puedo subirme yo sola!
Pese a su voz de niña y su apariencia de niña, su actitud era un poco hostil o eso era lo que se reflejaba un poco en su voz.
Una luz multicolor cubría la escoba y a ellas, a medida que esta se elevaba y progresivamente comenzaba a avanzar por el lugar.
—Stella, ¿ves algo?
—No veo nada, y no me llames por mi nombre.
El tiempo transcurría y diferentes sonidos se escuchaban, pero entre ellos, hubo uno que entro fuertemente en sus oídos: el sonido de un edificio derrumbándose.
—Stella, eso es…
—Yo me encargo de eso.
Ella lanzó su peluche negro al cielo rojizo. Este comenzó a aumentar progresivamente su tamaño hasta alcanzar uno exageradamente grande, posiblemente de unos veinte o treinta metros de longitud. Sus dientes se habían tornado filosos y sus garras habían crecido.
Un gran perro amorfo de color negro comenzó a avanzar hacia ellas chocando y apartando con todo lo que estuviera a su pasó.
—¡Destruyelo!
—¡Ohhhhhhhhhhhhhhh!
El conejo negro se abalanzó contra ese perro, pero lo único que podía hacer era ganar tiempo, ya que no importa cuántos zarpazos lanzara, este no desaparecía.
—Mira ahí adelante.
Un gran cristal negro se encontraba en la superficie de un gran edificio casi sumergido completamente por el agua.
—Sujétate fuerte.
Red-Black Stone puso una cara de disgusto pero termino envolviendo la cintura de Magic Shoot con sus brazos.
La velocidad iba aumentando progresivamente. El aura multicolor se iba incrementando. Ellas finalmente colisionaron contra ese oscuro cristal. Una gran luz blanca cubrió todo el lugar y este lentamente comenzó a desvanecerse hasta que todo el lugar cambió.
Era una noche oscura. Ellas se encontraban en medio de una calle, frente a una humilde casa.
—Gracias a ti fue muy fácil.
—Por supuesto.
Magic Shoot volteó mirando a la casa.
—Ahora…
Una luz cubrió su cuerpo y su apariencia cambió.
—Vamos, ya se está haciendo muy tarde.
Su voz se tornó un poco más apagada y su cara un poco más inexpresiva.
—Eso ya lo sé…
Ella miró al cielo y estiró la mano hasta que el conejo negro cayó en ella. Luego entraron las dos en esa humilde casa.
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