ozymandias Ozymandias

El tiempo antes del Final de todo: "Estos son los acontecimientos previos al fin del mundo, mi punto de vista realista de cómo sería un eventual apocalipsis. Un desarrollo verídico de cómo sería la caída de la humanidad. El intento de supervivencia de cada individuo, dejando de lado su moralidad y valores éticos y humanos que la religión y las buenas costumbres nos han enseñado". Apocalipsis Zombie © Todos los derechos reservados


Post-apocalyptic All public.

#zombie #apocalipsis #drama #realidad
25
2.2k VIEWS
In progress - New chapter Every Tuesday
reading time
AA Share

Capitulo 1: Lo que no cambia

Capitulo 1: Lo que no cambia.


Quizá una pequeña esperanza como lo eras tú, como lo era yo o como cualquiera de nosotros, no sabían que los hechos aislados que trascurrieron ese mes, estarían marcando el principio del fin.

Las personas solo se ocupaban de su día a día, viviendo vidas normales, como cualquiera de las personas comunes, que despiertan por las mañanas y hace un esfuerzo para dejar la comodidad de su cama y lucha más contra la monotonía para finalmente rendirse e ir a trabajar.

Pero esos días pronto acabarían y jamás regresarían. O al menos eso fue mi sensación ahora.

Ahora, cuando veo por mi ventana, solo veo el fuego esparciéndose en los edificios altos, los autos desperdigados por todos lados sin ningún rastro de vida, algunos habían terminado de quemarse hace semanas, pero otros resientes aun estaban siendo consumidos por las llamas.

El sonido de disparos fue común los primeros días, pero a medida que los días trascurrían, los disparos fueron disminuyendo y con ellos, las esperanzas de todos.

Ahora solo había silencio, tanto silencio que si hacían el menor ruido, era posible alertarlos.

Vio a su costado, este despacho de oficinas en un decimo piso estaba completamente solo, a su lado había cuatro maletas, su contenido podía ser valioso en el antiguo mundo, pero ahora solo era basura.

Fue irónico, completamente irónico, nada de esto tenía sentido, tampoco el cómo había vivido hasta ahora.

Solo quedo sus lamentos entre este montón de gente muerta y silencio sepulcral.

Aun recordaba aquel día, como si fuese ayer, también ese mes antes de que todo esto trascurriera.

Se subió al alfeizar de la ventana y se sentó en el, recostando las piernas. El aire del medio día era cálido como siempre, pero no era disfrutable, todo parecía ser de un color sepia nauseabundo, quizá eso era el gusto de los ojos que lo vieron.

Pero se sintió enfermo el día a día.

El sol lo baña con su resplandor, los pájaros aun cantan, ignorando todo a su alrededor, de vez en cuando se puede escuchar uno que otro disparo lejano, luego mas y mas, finalmente solo hay silencio.

Toma una bocanada de aire y contempla el cielo.

Todo era como aquel primer día, antes de que nada sucediese, incluso antes de que nadie supiese lo que se vendría.

Hoy era un buen día para morir.

Cierra los ojos e intenta soñar con mejores días.

El día era soleado, solo un par de nubes cubrían el cielo, los rayos del sol son un poco fuertes, pero son lo suficientemente agradables para ignorarlos, el olor a primavera puede olerse desde la primera hora de la mañana.

Abril ha llegado una vez más.

Puede sentir el retumbar de su motor mientras espera a que el semáforo indique su avance, el de todos los autos en esta gran avenida.

Bosteza y aprieta los ojos, ladea la cabeza, recostándolo sobre su mano izquierda.

Bosteza una vez más. Tiene sueño, jamás había sido bueno para lidiar con las mañanas, esto solo empeoro luego de la carga de trabajo adicional que había sido impuesta por el incompetente jefe que tenía.

Tenía que admitirlo, su trabajo era una mierda, ganaba lo suficiente para vivir justamente mes a mes, solo lo suficientemente para no quedar en la calle.

El sonido de las bocinas resonó en todo el lugar, los autos habían dejado de avanzar hace unos minutos.

Tocó la bocina también.

Tenía que admitir que el trafico de la ciudad era un problema, mucho más un día lunes. A diferencia del resto y también muchos, le gustaba el tráfico de la ciudad, le daba una escusa para llegar tarde y evitar tener que ver el rostro de su jefe.

Era una persona perezosa y no había vergüenza en admitirlo. En esta sociedad de apariencias y relaciones falsas, con palabras sacadas de un diccionario, una persona mas que no encajase en ella, no haría la diferencia.

Los mortales no entenderían esto, el gusto por la soledad y el silencio. Ellos solo estaban preocupados por cosas vanas como la familia, apariencia ante amigos o simplemente como te veían los ojos ajenos.

Pero él era distinto, ninguna de esas cosas le importaban realmente.

Quizá era arrogante de su parte decir esto, pero había trascendido a los pensamientos vanos que preocupaban y aterrorizaban a los demás.

Algunos dirían que este tipo de pensamiento es solo un síntoma de un sociópata, pero a él le gustaba llamarlo, una mente brillante y privilegiada.

Su teléfono sonó con su característico tono de mensaje, pero solo una vez.

No tenía nada que hacer, el tráfico parecía que no se aliviaría pronto y de todas formas estaba atrapado en esta atestada avenida.

Toma su teléfono y desbloquea la pantalla.

Era una notificación de la aplicación que usaba para operar en la bolsa.

La noticia fue sorprendente.

El índice South Africa 40 había caído más de un 8 por ciento, luego de una semana verde en el había acumulado poco más de cinco por ciento.

El South Africa 40 operaba en un horario nocturno, o al menos esa era la perspectiva desde su país.

Abrió la aplicación y entró a la información general del índice. El informe no detallaba nada, o alguna noticia que indicase que estaba pasando en el país africano.

Solo una enorme y masiva venta de acciones, con un volumen absurdo, acumulando poco menos de un Billon.

Vio el grafico y las estadísticas de mercado de las últimas 24 horas, los indicadores marcaban aun una pendiente alcista.

Pasó al grafico por semana, todo estaba bien, las medias móviles indicaban la suba en las próximas semanas.

El mac-D también marcaba alza, el único problema fue el RSI que se habían desplomado y el volumen de indicaba un sentimiento negativo a futuro.

Pasó a intervalos más cortos y colocó el grafico cada cuatro horas, el desplome en el índice había ocurrido en este lapso de tiempo.

La caída ya acumulaba un diez por ciento de caído ahora.

Pasó a un grafico menos específico en intervalos de cada hora.

El desplome había ocurrido, justo ahora, siendo mas especifico, a las 8:34.

El volumen de venta había sido masivo, una sola persona o persona jurídica había liquidado una enorme cantidad de activos hace unos minutos, de hecho, con el precio aun en picada, aun se estaban vendiendo.

Esto estaba haciendo que todos los minoristas entren en pánico y vendían a precios cada vez más bajos.

Tenía un 11 porciento de caída en menos de quince minutos.

Vio su portafolio, había comprado una pequeña cantidad de acciones de una empresa hotelera y un lote aun mayor de acciones de empresas que brindaban servicios comerciales de trasporte aéreo, aerolíneas.

Se había hecho con ellas cuando habían ocurrido simultáneos golpes de estados en los países de la parte subsahariana de África.

Observó sus acciones en su portafolio, los índices asiáticos aun no estaban abiertos, los índices europeos estaban ligeramente a la baja y los índices americanos abrirían sus operaciones dentro de poco.

Sus acciones en el South Africa 40 marcaba que tenía un siete por ciento a la baja en el caso de las empresas de aerolíneas, pero las empresas de hotelería marcaron más de 24 porciento a la baja.

Por un momento se sintió abrumado, perder esa cantidad de dinero dolía mas de lo que se hubiese imaginado.

¿Como una empresa que costada 232 dólares por acción había caído un 24 por ciento en menos de 15 minutos?

Se sintió aliviado cuando vio el informe histórico de sus operaciones.

Por suerte su límite de pérdidas se había activado y las acciones de empresas Hoteleras se habían liquidado un límite de diez por ciento abajo.

El precio se había ido tan en picada que una pequeña parte no se había logrado liquidar. Pero fue una parte ínfima.

Solo lo cerró de inmediato al igual que todas las acciones del South Africa 40.

Había tenido un acumulado de un 530 por ciento en 7 años en ambas acciones, promedio.

Esta caída no lo había afectado en gran medida, pero ver como su dinero que había ganado con tanta paciencia a lo largo de los años se esfumaba, dolió profundamente en su bolcillo.

Impedientemente a lo que la gente podía pensar, este modo de hacer dinero podía darte tanto dinero, la misma cantidad o más de lo que ganaría un asalariado en un año, a lo largo de un mes. Pero también era posible perder esa misma cantidad.

Cuando hubo periodos verdes, tu corazón desbordaba de alegría, dabas saltitos como un niño, pero cuando había periodos rojos, quería mandar todo al diablo y cerrar todo. Los días pasaban más lentos, esperando que el día siguiente fuese mejor, eso afectaba tu trabajo y todo lo relacionado con tu vida privada. Todo el día, esas preocupaciones pasaban por su mente. La ansiedad con el tiempo se volvía una compañera, pero siempre afectaba a tu corazón cansado.

Una vez que cerró las operaciones, sintió un enorme alivio y su corazón comenzó a latir con menor intensidad, también la niebla irracional en su mente se estaba despejando.

Vio el mágico número en su portafolio, tres millones setecientos mil dólares, poco más poco menos. Había perdido cincuenta mil dólares con el índice South Africa 40 hoy.

Eso había sido inesperado, jamás y creía que nadie podía anticipar esa brutal caída de la bolsa de Sudáfrica.

Podía verse como un completo perezoso y lo era, pero tenía una pequeña fortuna a sus 26 años.

Se enorgulleció de eso, pero tampoco lo iría contando a todo el mundo.

Cada maldito centavo lo había conseguido trabajando como un animal desde que dejó la escuela.

Cerró la aplicación y entro al buscador.

Buscó alguna información relacionada en internet, alguna noticia de áfrica subsahariana, algún golpe de estado, grupos guerrilleros causando miedo, alguna guerra civil, pero no encontró nada relacionado.

Volvió a buscar cualquier tipo de información relacionada, pero el buscador solo encontró un único archivo de redacción. No entendió el idioma, el texto estaba algún idioma nativo, posiblemente swahili por la forma de sus letras.

Las bocinas volvieron a sonar y su vista se enfoco en su entono. El tráfico se había descongestionado un poco y muchos optaron por vías alternativas.

Se apresuró a conducir su auto hacia adelante, dejo su teléfono de lado, arrojándolo sobre el asiento del acompañante.

Había límites para lo que su jefe podía tolerar. Tenía que apresurarse en llegar a su trabajo.

El día terminó como cualquier otro, estaba cansado y con los ojos inyectados en sangre. Posiblemente tendría que comprar unos anteojos si no quería perder la vista en el futuro.

Caminó hasta el estacionamiento detrás del edificio de oficinas y entro a su auto.

Se recostó sobre el asiento y apoyó la cabeza.

Se sentía tan cómodo ahora, sinceramente no quería conducir hasta su casa, estaba cansado y era más fácil quedarse recostado sobre el volante.

Solo cerró los ojos unos segundos, pero cuando los volvió a abrir la luz del atardecer se había ido completamente, ahora solo quedaba el silencio lúgubre, acompañado del lejano ronroneo de los autos yendo a casa.

Se apresuró a tomar su celular y vio la hora, faltaban unos pocos minutos para las ocho de la noche.

Estaba cansado, hoy había sido especialmente duro para él. El trabajo se había acumulado por que algunos estaban enfermos, incluso el jefe no había llegado hoy.

Estas semanas estaba más cansado de lo habitual, su mente no paró de divagar en como continuar con su vida.

Tenía 26 años, en octubre tendría 27, ya había acumulado una buena cantidad de dinero suficiente como para jubilarse mañana si lo deseaba, pero tenía miedo de hacer un mal movimiento y perder todos sus ahorros.

Tenía casi 4 millones de dólares, había muchas cosas que podía hacer, como colocar algunos comercios rentables, los comestibles serían una gran idea, o comprar inmuebles y alquilarlos, o simplemente derrochar el dinero en la juventud que no había disfrutado.

La idea fue tentadora, y lo pensó por un segundo.

Ya podía verse conduciendo un lamborghini ultimo modelo.

Una carcajada escapó de su boca, creyó haber eliminado ese lado infantil, pero al parecer aun había un poco de ese lado inmaduro en el.

Descartó la idea, seguiría trabajando un poco más y pensaría seriamente que hacer hasta entonces.

Se apresuró a conducir de regreso.

Su habitación fue por así decirlo, acogedora. Vivía en un pequeño complejo de departamentos, en una zona razonablemente tranquila de la ciudad. Solo una habitación, una cocina, un baño y una pequeña sala de estar.

Había costado en su tiempo, hace dos años, 15 mil dólares. El edificio era viejo en ese entonces y seguía siéndolo, pero ahora había sido remodelado por fuera y también en algunos de los departamentos.

El valor no aumento mucho luego de esto.

Se recostó sobre su cama boca abajo, su estomagó le decía que comiese, pero su fatiga le decía que no.

Estaba cansado.

Su teléfono sonó y con pereza encendió la pantalla. Era un mensaje de uno de los pocos amigos que tenia, mejor dicho una amiga.

“¿Qué haces ahora?”, el pregunta.

“¿Tienes tiempo?”

¿Realmente parecía como si tuviera tiempo?, estaba mas muerto que vivo, su cuerpo le decía que durmiese.

Lo único que quería quedarse y dormir por siempre.

Respiró con resignación y comenzó a teclear de nuevo.

“Depende de lo que tengas en mente”.

“Tomar un café, tal vez un poco de pastel”, ella contesta. Un emoticón de besos estaba al final.

¿Café a esta hora? Ella esta tan loca como el primer día que la conoció.

“Me vendría mejor un poco de carne, tal vez incluso una cerveza”, también le vendría bien fumar, pero lo estaba dejando.

“Descuida, yo invito”.

Son las ocho y media, seguramente serán las nueve cuando llegue allá.

Era más imposible para él, además era molesto a estas horas.

Ella era molesta.

Recuesta su rostro sobre su almohada y suspira abatido.

“De acuerdo, en el mismo lugar de siempre”, no podía decirle no a ella. Sabía el porqué, pero no iba a admitirlo.

“Eres lo mejor”, hubo una cantidad excesiva de emoticones de besos al final.

Sus labios se fruncieron tenuemente hacia arriba en una sonrisa. Y no puede evitar soltar una carcajada al final.

Estaba animado ahora.

Tomó su teléfono y bajó por el ascensor hasta el primer piso.

El pequeño café era uno de los más comunes que podía existir en esta ciudad. De hecho era un estándar en esta ciudad.

No era muy grande ni muy pequeño, la variedad de lo que podías elegir tampoco era muy buena, pero era un lugar donde podía relajarse realmente.

Entró en la cafetería y busca con la mirada a su amiga.

La ve a unas pocas mesas de distancia, es una de los pocos clientes en este lugar a estas horas.

¿Quién en su sano juicio venia a una cafetería a comer pastel a esta hora?

Por lo visto, solo ella.

Se encamina en su dirección y la ve.

Su cabello castaño recogido en un moño, su nuca con algunos cabellos que no logro arreglar. La fea chaqueta roja que siempre trae, esta vieja y esta desteñida, pero ella jamás ha dejado de usarla.

Se apresura sentarse en frente a ella.

Sus ojos se encuentran por un momento antes de que decida ver a otro lado. Ladea tenuemente la cabeza y ve la mesa, siendo más precisos, el menú.

“¿Cuál es la razón para esta ocasional velada?”, el pregunta y toma valor para verla a los ojos.

Ella duda y sus ojos vacilan ante su mirada, pero recupera la compostura y la sonrisa vuelve a sus rasgos.

“Ninguna, solo quería verte. Ver como estabas”, era raro sentirse tan incómodo frente a él.

“Pudimos haber buscado una mejor ocasión”, deja que su temperamento se calme y toma un suspiro prolongado.

No puede enojarse con ella, es débil para ir en su contra.

Solo se relaja en su silla y sonríe.

“Bueno, ya estamos aquí, dejemos el problema de adultos para otro momento ¿De acuerdo?”

Ella asiente y puede ver su suave sonrisa.

“Consigamos algunas bebidas entonces”, propone ella.

“No, sin cervezas hoy, no puedo llevarte a casa otra vez”.

Sus palabras parecen deprimirla, tal vez solo es su imaginación.

“El no estará hoy, no tienes que preocuparte”, puede ver sus pestañas mientras mira a otro lado, también su cabeza ligeramente inclinada a un costado.

El se muerde el labio inferior y se obliga a tragarse sus palabras.

Era mejor cambiar la plática.

Cualquier tema en mejor que esta atmosfera incomoda.

No lo piensa mucho y pregunta.

“¿Sabes porque el índice South Africa 40 ha caído tanto hoy?”.

Ella lo mira de reojo entre sus pestañas mientras continua picando su porción de pastel, no ha dado ni un bocado, pero el trozo de postre esta hecho pedazos.

Ella parece no tener hambre.

“No lo sé, hace algún tiempo que no opero con la bolsa”, ella responde y levanta la mirada para verlo. “Bueno, tú sabes”.

Si, lo sabía.

Lo sabía muy bien.

“¿Cuánto fue que cayó? ¿Cinco, siete, diez por ciento?”, ella pregunta.

“No”, el dice. De hecho no sabe como cerro el índice South Africa 40.

“La última vez que lo corroboré, el índice en promedio había caído un 11 por ciento”.

Ella hace un bufido, divertido, como diciendo, “Te alarmas por algo como eso”.

“11 por ciento en menos de quince minutos. Uno de mis activos había caído un 24 porciento”, tomó un poco de su café y la vio de reojo.

Puede ver su sorpresa.

“¿Cuanto has perdido?”, ella esta genuinamente preocupada,

El sonríe por eso.

“Tranquila, tenía un límite de pérdida en menos 10. Tenia excelentes ganancias, así que no tuve una verdadera perdida de capital”.

Puede escuchar sus respiros tranquilizarse, también la vio relajarse sobre su silla.

“Deberías dejarlo, creo que ya has conseguido lo suficiente para vivir una buena vida”, ella se recupera y apoya los codos sobre la mesa. Su tono de regaño la hace ver más amenazante de lo que tendría que ser con ese delgado y delicado cuerpo suyo.

“También estaba pensando en eso estos días, pero no sabría que hacer luego”.

Ella lo ve con recelo y un poco frustrada. Hay muchas cosas que hacer con esa cantidad de dinero.

“Compra inmuebles y vive de la renta o compra acciones de baja volatilidad”.

“Lo dice la señorita que conduce un lamborghini pero que viste como un mendigo”, el bromea.

Su pedido eventualmente llega y se dispone a devorarlo.

El silencio es cómodo mientras el come despacio y ella juega con su teléfono.

La ve de reojo, sus labios fruncidos se mueven ligeramente mientras se concentra.

Sus largas pestañas la hacen ver como una chica de verdad, una chica común.

Esta es la razón por la cual ella le gusta como persona, ella es como él en muchos sentidos, es callada y reservada, sus pensamientos los mantiene para ella misma, razona y llega a sus propias respuestas.

En muchos niveles ella es como él. Por eso ella es su mejor amiga.

Le gusta.

Ella nota su mirada y hace una mueca boba.

“¿Por qué me miras tanto?”.

El no deja de verla mientras sigue pensando.

“No lo sé, cada vez pienso y me convenzo de que podría ser mí hermana perdida”, era posible, tenían la misma mirada apática y la falta de interés.

Ella niega con la mano con exasperación.

“¿Como llegaste a esa conclusión?”, ella pregunta, pero no quiere saberlo realmente.

El era raro y punto.

“No nos parecemos en nada, tengo ojos marrones, tu verdes. Además tu cabello es completamente distinto al mío”.

“No lo sé”, el insiste. Sabe que es broma, pero le gusta meterse con ella. “Aun tengo dudas”.

Ella lo mira con exasperación.

“Además ya tengo un maldito hermano molesto, no necesito otro”, ella deja de jugar con su teléfono, pero antes de dejarlo, sus sorpresa se hace visible.

“Mira, mira, el índice South Africa 40 cayó un 57 porciento”.

Él le arrebata el teléfono y lo ve también.

El índice South Africa 40 había caído un 57 por ciento al cierre y en pos vente había caído otro cuatro por ciento.

Se cae en su asiento y deja el teléfono en la mesa.

“¿Qué mierda está sucediendo en áfrica?”, ella exclama aturdida. Jamás, nunca ningún índice en conjunto ha caído tanto en un solo día.

Las empresas pueden tener algunas caídas parecidas, pero eso jamás sucede de un momento a otro, por lo general lleva semanas, incluso meses.

“Deberías dejar de operar, o al menos hazlo en partes del mundo que no sean tan volátiles. Pudiste haber perdido todo, ¿Lo sabes?”

“Lo sé”, el aun no puede salir de su aturdimiento. ¿Qué estaba pasando en áfrica para que se desplomase el South Africa 40 de esta manera?

Por primera vez en mucho tiempo tuvo miedo.

Sinceramente estaba pensando el liquidar todos sus actinos y mantener liquides hasta que todo esto pasase.

Sacó su teléfono y pasó a la noticia que había encontrado por la mañana. No había cerrado la pestaña por lo que aun estaba ahí.

Le pasa el teléfono a su amiga y le muestra el contenido.

“¿Puedes leerlo?”, el sabe que ella posiblemente pueda, contrariamente a como se ve, ella nació y creció en un país del áfrica subsahariana.

Ella asiente con la cabeza en confirmación.

“Es Swahili, puedo comprenderlo parcialmente”, lee el contenido. Es un informe filtrado sobre un hotel en Mozambique, dice que ha habido incidentes de violencia extrema y asesinatos en masa dentro del establecimiento. Informe de desmembramientos, decapitación, biseraciones, incluso hasta canibalismo.

Un salvajismo extremo.

El sello oficial del hotel y de las autoridades del orden público indica que el informe es real y verídico.

Ella lo traduce para él, su amigo parece asombrado y aturdido.

Le regresa el teléfono, había una parte que el navegador no había cargado.

El toma el teléfono y recarga la página, solo un error aparece ahora.

“La página no ha sido encontrada”, susurra él. Es lo suficientemente audible para que su amiga lo escuche.

“¿Qué?”.

“La página completa ha sido eliminada”, intenta buscar mas información sobre el tema, busca información relacionada sobre Mozambique, pero no encuentra nada.

“Era la página de un hotel exclusivo”

“¿Cómo pudieron borrarla en pocas horas?”, ella pregunta.

El tampoco sabe eso, y no tiene intención de responder a su pregunta.

Aun si no hay palabras entre ambos, un pensamiento está en la cabeza de ambos.

Algo muy malo estaba ocurriendo en Mozambique.

Posiblemente algo como las masacres de Ruanda que ocurrió en 1994.

La noche trascurrió sin más problemas, incluso fue agradable después de recibir los regaños de su amiga.

“La perra solo quiere que le preste dinero cuando salimos juntas, cree que puedo hacer llover dinero. Como si no hubiese luchado por conseguirlo. Odio a esa gente, odio a mis amigas, solo me hacen más difícil vivir el día a día”.

¿Cuántas veces la ha escuchado despotricar sobre lo miserable que era su vida?

Fueron muchas, tantas veces que no recuerda.

“Luego esta mi madre, diciéndome, Cuándo me darás un nieto. Ten uno antes de que te vuelvas vieja. Como si fuese tan sencillo”.

Ella está completamente ebria, ella es débil contra el alcohol, además solo fueron dos tarros.

Ella apoya la cabeza contra la mesa y descansa un poco.

Puede sentir su respiración agitada y el traqueteo de sus dedos contra la mesa.

Y hay silencio por un momento.

“¿Cómo está el, tu esposo?”.

No tiene intenciones de saber sobre él, pero ya no tiene un tema de conversación con una borracha.

Ella no responde por unos segundos.

Tampoco ella lo sabe, en ese entonces le había gustado tanto su actual esposo, era amable, muy gentil y organizado. Incluso ahora lo era. Pero no era como ella, tenía que fingir con el todo el tiempo, también frente a sus amigos y familiares.

Ya se había cansado hace algún tiempo.

“Bien, supongo. Está de viaje ahora mismo”, levanta la cabeza de la mesa mientras contesta. “El es amable y todo eso”, sus palabras vacilan y no sabe cómo acabar la oración.

Entonces solo calla.

Lo ve de reojo, el está viendo su teléfono, seguramente está viendo algunos gráficos e informes de acciones que le llamaron la atención. Siempre es lo mismo con él y no puede evitar estar molesta con él.

Pero esta más molesta consigo misma.

Se siente inalcanzable. El tiempo que pasaron juntos en el pasado parece imposible de regresar.

Aquellos momentos cuando era realmente feliz.

Ahora no es incomodo, pero lo había sido cuando ella dejo de verlo por dos años, debido a su matrimonio.

El habría enviado mensajes de buenos días, también de buenas noches, incluso le enviaría felicitaciones por correo. Pero ella lo ignoraría luego de leerlo, se sentía mal, pero se convenció que era mejor si su esposo no se sentía incomodo con ella a causa de el.

Entonces el grado de mensajes iría disminuyendo con el tiempo, hasta que finalmente dejaría de escribir.

Ya no había buenos días, o los comentarios sarcásticos que hacia cuando estaba de mal humor, solo hubo silencio.

El día de su cumpleaños, no sabía porque estaba tan ansiosa, pero estuvo pendiente a su correo todo el día.

Pero incluso si lo hizo, nada había llegado. Solo spam comercial y felicitaciones vacías de sus amigos vacios.

Y en esa ocasión lloró el día entero sin saberlo.

Los días solo se hicieron más insoportables luego de eso.

Quiso convencerse que era común, los amigos se iban con el tiempo, era una regla de la vida, pero incluso si repitió eso. No pudo dejar ir esta tristeza.

Un amigo, una hermano, no él era más que eso, era una alma gemela, alguien igual a ella.

Supo que estuvo mal, y ver los mensajes que él le había escrito, intentando animarla, preguntando por si estaba enferma, o un casual hola, le hería saber que era posible, que más de lo que ella estaba sintiendo, el posiblemente sintió lo mismo.

El último mensaje que el había mandado había sido, ¿Te encuentras bien? Y también lo había ignorado.

Esa fue la última vez que él escribió.

El tiempo trascurrió, tecleaba un enorme discurso para excusarse, incluso pedir disculpas. Pero jamás se atrevió a enviarlo.

Intentó llamarlo, pero no pudo tocar el botón.

Con el tiempo ella dejó de intentarlo.

¿Qué derecho tenia ella?

Dos años era mucho tiempo, el tiempo de dar una disculpa se había perdido hace tiempo.

El tiempo solo transcurrió.

La siguiente vez que lo vio fue en una modesta cafetería a las afueras de la ciudad.

Lo vio a lo lejos y no se atrevió a ni siquiera mirarlo. Solo se quedo acomplejada en su silla, hundiéndose más y más.

Fue un accidente que él dejara caer su teléfono sobre su mesa, de otro modo, jamás la abría notado.

Cuando sus ojos se encontraron, ella se quedo paralizada y su mente quedo abrumada. Tenía miedo y quiso escapar.

Entonces lo escucho.

“oh, Ren, ¿Cómo has estado?”, no recuerda si realmente lloró en ese entonces, pero como ahora, terminaron pasando el rato como en los viejos tiempos.

Pero había cosas que jamás podrían ser como antes, ya no había ese toque familiar, esa armonía amigable entre ellos. Había una pared que parecía imposible de romper, un juego en el que él se alejaría si ella presionaba suficiente.

Por eso había dejado de intentarlo, no quiso romper la poca armonía que aun tenían.

No otra vez.

Estaba conforme con esto.

Quiere irse a casa, antes de que sus lágrimas desborden. Pero seguramente ya lo han hecho.

“Debería de llevarte a casa, es imposible que puedas conducir en este estado”.

Ella no niega la ayuda.

El la sube en su auto, no el suyo, el de ella, y la recuesta en el haciendo de atrás.

“¿Aún estas despierta?”, ella no contesta, puede escuchar un ligero ronquido y su suave respiración.

La contempla por unos momentos y se pierde en sus pensamientos.

La conocía desde que tenía veinte años. En ese tiempo era inmaduro e idiota. Jamás notó lo que ahora notaba.

Sus largas pestañas, su horrible risa, la forma en la que ladeaba la cabeza cuando estaba confundida, la forma en que arrugaba los labios cuando se concentra, su mirada perdida cuando piensa, la forma de sus labios cuando se enoja, el suave sonido de su voz y su sonrisa de niña.

Quiso robársela, arrebatársela a aquel hombre y llevársela lejos, lejos de su esposo, lejos de todos, donde ella pueda ser su amiga del alma que tanto ama.

Pero no puede.

Le gusta ella, lo suficiente como para dejar que sea feliz. El ha aprendido a caminar con las heridas abiertas.

Lo ha hecho toda su vida.

No necesita esto, tal vez este tipo de emociones era necesario en la vida de ella, pero no eran necesarios en la suya.

Esta herida no es distinta a otra, algún día sanará, está seguro de eso.

El sonido del motor del deportivo se pierde en la gran ciudad.

Nov. 18, 2021, 10:56 p.m. 7 Report Embed Follow story
15
Read next chapter Capítulo 2: Sueños efímeros

Comment something

Post!
Marco Campos Marco Campos
Es muy bueno.
February 10, 2023, 12:09
ST Sebastián Torres
Bueno veo que borraste el comentario o c elimino solo nose :v peor te quería decir que espero de todo corazón que aceptes si algo te llega a incomodar me avisas y lo arreglo o te sales del grupo no insistiré bueno eso adiós.
November 22, 2021, 01:25
ST Sebastián Torres
hola, perdon por no responder para uniete hablame por instagram mi user es seba_5724w y si no tienes en wattpad me llamo @DESMADRE-OBITO tu me hablas te explico todo y te uno al grupo ya que por aqui no c puede hablar al privado al parecer.
November 21, 2021, 17:04

ST Sebastián Torres
Hola te quería invitar a mi grupo que tiene varios escritores donde te podríamos apoyar hice este mismo comentario en YouTube con la cuenta marco artoria, espero que aceptes y perdón por las faltas de ortografías que solo las uso cuando do escribo fanfics y hay escritores muy buenos de wattpad espero y que aceptes
November 19, 2021, 08:46
Jader Villada Jader Villada
me encanta
November 19, 2021, 02:18
FENIX_ Ave Mistica FENIX_ Ave Mistica
esta, chévere :)
November 19, 2021, 01:00
~

Are you enjoying the reading?

Hey! There are still 1 chapters left on this story.
To continue reading, please sign up or log in. For free!