loodevis-john Loodevis John

En una tarde de noviembre el cielo fue una obra de arte, en una tarde noviembre el cielo fue la puerta al infierno.


Short Story All public.

#381 #suspenso #horrorespacial #ciencia-ficción
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Estela

Noviembre 15

Eran las 4:30 de la tarde cuando un tono naranja inundó los cielos, las nubes como sobreexposiciones se tornaron bordeadas por un rojo brillante, aquel espectáculo angelical detuvo el tráfico en el instante que comenzó e impresionó a todos los transeúntes que rápidamente sacaron sus teléfonos para fotografiar y grabar tan maravilloso fenómeno.

Era la primera vez en la vida que alguien podría ser testigo de tal apreciación, e inclusive, las calles del gran boulevard Sabines quedaron impregnadas por el reflejo de semejante cielo. Similar a aquellas películas donde retratan a México con un filtro sepia, las calles y el mismo viento alrededor, destellaban en una tonalidad entre naranja y amarilla que cautivaba a todos de tal forma que hacía recordar a quien se encuentra por primera vez con la nieve. Sin embargo, poco se esperaba a lo que posteriormente sucedería, como metal que poco a poco se calienta hasta llegar al punto rojo maleable fue el cielo, y faltando minutos para las 5, el cielo se volvió la puerta al mismo infierno.

Comenzó con un destello luminoso tras el punto más alto del hotel Marriot, como un rayo que se dibuja en el cielo tras el relámpago, así fue este destello amarillo que disipó las nubes. Le siguió una corriente de viento que se expandió por el suelo recogiendo la basura y hojas de la avenida para elevarlas por todos lados, pronto aquel destello dibujado se tornó en un rojo carmesí que comenzó a abrirse mostrando la negrura del vacío espacial.

Todos quedamos impactados ante tal fenómeno, palabras no habían y la estupefacción secuestró toda atención, en ese momento todo pensamiento era nada ante el fenómeno desconocido sobre nosotros.

Perdido en el siniestro me vi hasta que la voz de un hombre interrumpió mi trance, sujetándome firmemente del hombro y con la voz entre cortada exclamó, “es la segunda venida, es eso”; mirándole note su rostro afligido y enteramente asustado; pálido y lamiendo sus labios, soltó mi hombro para correr lejos junto a otros más que se habían rendido ante el miedo sin sentido.

Volviendo la mirada al cielo, el destello ya era una apertura a las tinieblas que parecían no detenerse hasta robarse todo lo que está arriba, sin perder más tiempo los oficiales regordetes llegaron e intentaron alejarnos de aquel fenómeno; comprendían tan poco como nosotros pero trataban de hacer algo, no importaba qué, solo pretendieron salvaguardarnos de lo que fuera eso que sucedía. Al mismo tiempo y sin esperar o detenerse a analizar el evento del cual éramos consortes, en la otra esquina, un grupo de personas comenzaron a destrozar y saquear un Oxxo, parecía que tan inquietante suceso en el cielo no existía y que solo era una eventualidad más que daba la oportunidad de vandalizar y robar lo que tenían en frente.

Era las 5:10 cuando las tinieblas se detuvieron y dejaron de devorar el cielo, en su lugar un fuerte calor comenzó a descender desde la profunda negrura quemando la cobertura de los edificios, a los grandes anuncios publicitarios, carbonizando palmeras y derritiendo los semáforos y al puente peatonal que se cernía sobre la intersección de avenidas; al tocar el suelo el asfalto no tardó ni un minuto para que este comenzara a hervir y cayendo la mezcla de metal líquido, sólo entonces el pánico corrió en todos nosotros.

Un oficial atónito que se encontraba a unos centímetros del cruce de avenidas, fuera por el impacto emocional o por su condición descuidada tardó unos segundos en empezar a correr, y por esos segundos perdidos no logró esquivar a tiempo ese calor que alcanzó parte de su brazo calcinándolo en el instante; pese a los gritos otro oficial lo levantó y ambos comenzaron a correr de tan horrible fuerza que no se detenía. En poco tiempo todo lo que estaba debajo de esas tinieblas quedó consumido por el calor de tan indescriptible evento.

Son las 6:09 p.m. Y el calor se detuvo a un kilómetro del sitio donde el cielo se abrió, asustados y aún presa del miedo nos resguardábamos desde una pizzería. Ya no había más cosas derritiéndose, pero en su lugar un frío horrible comienza a inundar las calles, poco a poco hemos observado como la gran avenida Sabines comienza a congelarse por ese frío tan cruel como el calor, que seguirá avanzando y que parece no se detendrá.

Los noticieros en el televisor avisan que la tierra sufrió el impacto de los restos del haz de luz de alguna supernova que no pudieron detectar a tiempo, o que quizá lo hicieron pero sabían que no podrían hacer algo, la atmósfera fue perforada por una bala que nunca se vio venir.

Los gobiernos mundiales comienzan una carrera final por tan inverosímil situación, “se acerca una catástrofe para el mundo”, avisa la locutora en el noticiero y mientras ella termina su trasmisión sentenciando el futuro de otras naciones, centró mi mirada en las caras de los que nos refugiamos, él silencio y la incredulidad se apodera en un shock asfixiante al saber que sí los demás están en riesgo, nosotros los que estamos a un kilómetro del lugar de impacto, nosotros ya estamos condenados.

Nov. 15, 2021, 11:24 p.m. 0 Report Embed Follow story
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The End

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Loodevis John Hola viajero de la inspiración, ¿me das un tiempo? Internate a uno de mis pequeños relatos, se que te harán pensar.

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