Boomerang ©
Por Yamina Blanc.
Irme de vacaciones siempre fue algo que quise, mi familia era trabajadora pero nunca nos habíamos permitido poder disfrutar de eso. Tenía casi 19 años y es la primera vez que iba a hacerlo. Yo soy de una ciudad pequeña, al norte de Uruguay, donde casi todos nos conocemos con todos. Irse de vacaciones a la costa del país, a la playa, al mar, no era para muchos, solo para unos pocos o para turistas adinerados.
Esta vez me iría con Nicole, mi mejor amiga, ella ya se había ido en varias oportunidades a veranear por esos lados, más precisamente a Punta del Este, una ciudad peninsular al sur, con el balneario más importante del país y de América del Sur. Siempre me contaba sus historias de haber visto a Shakira, Ricky Martin, Bruce Willis, entre otras estrellas de Hollywood, hasta el propio creador de Facebook, Mark Zuckerberg.
Alucinaba con ver algunas de estas celebridades, aunque sea de lejos, estaba muy ilusionada. Ni que hablar de poder disfrutar de la playa, del mar, el cual debo admitir que no lo conocía, poder meter los pies en el agua cristalina me entusiasmaba de una manera impresionante.
También poder ir a discotecas, conocer gente, conocer chicos, portarme un poco mal, sin que nadie se enterara, aquí en mi ciudad si hacías algo, hasta salía en el periódico igual.
Pero jamás imaginé lo que me podía pasar ese verano, jamás imaginé que podía llegar a ser la chica más feliz del mundo, o que podía llegar a ser la más desgraciada.
Jamás imaginé que en ese momento empezaría todo, empezarían estas idas y venidas que tanto nos lastimaban y a la vez nos curaban.
Edward había aparecido sin planearlo, había aparecido de pura casualidad, la vida nos había juntado en un mismo sitio siendo los dos de lugares tan remotos, de costumbres tan distintas y de idiomas completamente diferentes. El europeo, inglés, con dinero, y yo latina y con poco que ofrecer.
Pero así y todo, nuestras vidas empezaron a entrecruzarse, de una manera que ninguno de los dos habíamos pensado jamás, él había llegado a mi vida para jamás poder irse, aún en sus ausencias estaba más presente.
La vida jugaba con nosotros en volver a encontrarnos una y otra vez, donde la historia siempre se repetía, donde como un boomerang nos soltábamos y volvíamos, éramos felices y sufríamos, era adictivo, era tóxico.
Nos encontrábamos siempre en el mismo círculo vicioso, del que parecía que ninguno podía salir, como un boomerang, nuestra historia, siempre volvía.
¡Hola! Estoy ansiosa porque me acompañen a conocer la historia de Flor y Edward. La he escrito con mucha dedicación y amor, iré subiendo los demás capítulos a medida que me lo vayan pidiendo.
Boomerang está registrada con Safe Creative, Código de registro: 2105287957431.
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