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El fantasma del ruiponce

Los niños del hospital me piden, una vez más, que les relate la historia del fantasma del ruiponce. Para ellos es una historia de terror que les impide dormir por las noches, para mi se trata de un recuerdo que a día de hoy todavía me rompe el corazón.

Celia conocía el hospital como la palma de su mano. Nada más salir del orfanato llegó a la institución, por lo que había pasado toda su vida encerrada. Solía sentarse a mirar por la ventana de su habitación y contaba historias de princesas a su amiga. Con los años se convirtió en una mujer bella y ansiosa por la llegada de su príncipe y, junto a él, un anillo que le concibiera la libertad. Para ella, nosotros éramos brujos que le adormecían con pócimas lo que ella creía que era la realidad y se convenció de que vivía en un castillo custodiado por los brujos que le impedían al príncipe encontrarla.


Un buen día, entre los hermosos jardines, apareció su apuesto príncipe. Celia le observó durante meses cuidar de los ruiponces con cariño y él siempre le sonreía. El jardinero era un hombre casado, pero empezó a sentir debilidad por la muchacha encerrada en el hospital. La sonrisa dulce de ella le cautivaba y, convencido de que alguien como Celia no debería estar encerrada en una institución psiquiátrica, trazó un plan.


Una noche, Celia consiguió abrir una ventana. Tras robarle la llave al celador que se había dormido después beber un té envenenado por el jardinero, Celia bajó por la cañería y se adentró en el jardín. Allí, finalmente, se reunió con su príncipe que le entregó un hermoso ramo de ruiponces. Celia le contó sus historias y, a pesar de las insistencias de la joven por fugarse con él, el jardinero le prometió que volvería la noche siguiente para buscarla.


Después de volver a su habitación, Celia preparó sus pocas pertenencias para esperar a su príncipe. Pero no apareció. Le esperó durante una semana entera, pero ni siquiera iba ya a cuidar del jardín. Resulta que el jardinero había cambiado de parecer. Tras escuchar las delirantes historias de Celia se había dado cuenta de que debía permanecer encerrada. Sin embargo, para la trastornada mente de Celia, los brujos habían acabado con la vida de su amado.


Después de cuatro meses de desesperación, Celia se dio cuenta de que estaba embarazada y sabía que los brujos del castillo acabarían con su hijo. Su amiga, para ella su criada, le dijo que era todo un sueño. La convenció de que todo lo que vivía era una pesadilla y que solo debía despertar si quería fugarse con su amado. Tras varias lesiones tuvimos que encerrar a Celia y atarla en una camilla para que dejara de autolesionarse, pero su amiga la ayudó a escapar. Celia corrió hasta su habitación en mitad de la noche y miró por la ventana una última vez con la esperanza de encontrarse con su príncipe, pero éste no apareció pues había renunciado a su puesto. Celia sabía lo que debía hacer para reunirse con su amado y ser libre junto a él. Se dejó caer de la ventana con una sonrisa en el rostro y así la encontramos al día siguiente.


Cuentan algunos internos que el espíritu de Celia sigue encerrado en el hospital y se pasea buscando a su príncipe por los jardines. Allí por donde pasa, deja un rastro de pétalos de ruiponce para marcarle el camino a su príncipe que nunca aparecerá. Fin.


Los niños me aplauden y me dirijo al jardín para encontrarme con su tumba y, como siempre, le pongo un ramo de ruiponce que misteriosamente desaparecerá dejando un rastro de pétalos hasta la entrada del hospital.

Nov. 2, 2021, 12:09 p.m. 2 Report Embed Follow story
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The End

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Ivana Simón Ivana Simón
Realmente muy hermoso, me gustó cómo cuentas una historia tan llena de misterios en pocas palabras. Es llamativo y melancólico. Más que todo me llamó la atención cómo describes la enfermedad mental de Celia sin decirlo de forma explícita. Realmente excelente. Te felicito ( ◜‿◝ )♡
November 03, 2021, 12:33

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