mariaelenaarias7 María Elena

El olvido había cambiado sus vidas. Cuando Ray abrió los ojos y la miró con adoración, Amelia supo que algo había cambiado en él. El nombre de Ray no significaba nada para él, y su familia eran unas personas desconocidas. Pero Amelia....Tenerla en sus brazos era como volver al hogar. El hombre al que ella había amado había perdido la memoria. Al margen del.pasado, ahora era alguien diferente. Alguien dedicado a ella y a sus hijos, pero cuando recuperó la memoria...


Romance Young Adult Romance All public.

#Romanceverdadero #amorimposible #amoradolescente
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UNO

Después de unos minutos de furtiva búsqueda, Amelia estaba a punto de dejarlo. Se detuvo delante de una puerta abierta para mirar a la bahía y fue cuando por fin lo vió. Estaba de pie, al lado del muro de piedra que bordeaba la terraza del club de cara al mar.


Era la oportunidad perfecta, estaba solo. Era el momento de encararlo, de darle la noticia y luego desaparecer para siempre. En ese caso estando tan decidida ¿Por qué no parecía capaz de moverse?


Hacía cuatro meses que no lo veía. Cuatro meses, dos semanas y tres días. Él seguía increíblemente guapo, delgado y a su vez con anchas espaldas y cuerpo musculoso bajo el esmoquin que llevaba como padrino de la boda de su hermano mayor. Sus negros cabellos ligeramente ondulados permanecían en un peinado hacia atrás. Sus pestañas eran largas y sus ojos profundos pozos azules. La nariz y la barbilla perfectamente delineadas y varoniles. De pie como estaba, pensativo y quiero parecía un aristocrática. Pero era abogado.


Amelia se miró el vestido azul y de repente se arrepintió de no llevar una campera para taparse, a pesar del calor de aquel día. Demasiado tarde, ya estaba avanzando hacia él. Sintió su mirada antes de alzar el rostro y mirarlo a los ojos. Contuvo la respiración. Sabía que él la atraía físicamente; pero había supuesto de que después de lo que él le había hecho, de lo que sabía de ese hombre, el efecto sería mínimo. Cuán equivocada estaba.


Fue como si un millón de cables invisibles cobrarán vida. En aquella mirada volvió a sentir el deseo de besarlo con loco placer. Amelia se dijo a si misma que era un maniquí, no un hombre. Que era egoísta y si ella se lo permitía volvería a hacerle daño sin darse cuenta de ello ya que estaba en su misma naturaleza.


Él le sonrió como si fuese la primera vez que se hubieran visto, como si el pasado no existiera. Por mal que se portó con ella, esa sonrisa era prácticamente imposible de resistir. Amelia respiró profundamente y resistió. Él pareció sorprendido. Bien, en unos momentos su sorpresa se transformaría en susto. Amelia continúo avanzando hacia él.


— Hola — dijo él con una voz profunda que la hizo temblar

— Tengo que hablar contigo — contestó ella

A pesar de la brusquedad de ella, los hermosos labios de él continuaron sonriendo. Apoyado contra el muro de piedra, con los brazos cruzados a la altura de su pecho y los ojos llenos de vida él dijo

— Si, por supuesto

Amelia quedó mirando la rosa blanca que él llevaba prendida en su solapa

— Lo que voy a decir me resulta bastante difícil —prosiguió ella y él frunció el ceño como si no comprendiera — ¿Te acuerdas del marzo pasado?

— El marzo pasado....mmm...no se...deja que piense


El brillo de sus ojos le dijo a Amelia todo lo que necesitaba saber. Se estaba burlando de ella

— Por favor escúchame, deja que te diga lo que vine a decirte

— Adelante

— Yo...estoy embarazada

Por fin lo había dicho. Amelia se atrevió a mirarlo a los ojos esperando ver irá tras sus palabras, pero no fue lo que vió

— Felicidades

— ¿Qué?

El sacudió ligeramente la cabeza

— Dije felicidades ¿No es eso lo que se suele decir? Estás radiante

— ¿Felicidades? ¿No estás enfadado?

— No, quizás desilucionado pero no enfadado. ¿Por qué iba a estarlo? ¿Debería estarlo?

— Bueno no...Quiero decir que... pensé que quizás te disgustaras. Me dijiste que no querías tener hijos — un inmenso alivio la embargo y no se dió cuenta de la perplejidad de aquella mirada — Creía que pensarías que me he quedado embarazada a propósito. Pero te aseguro que no es así,que fue un desliz. Pero ahora que ocurrió, ahora que me hice a la idea de que voy a tener un hijo y que lo siento en mi vientre....bueno estoy encantada de estar embarazada...

— Yo

— No, déjame terminar. Fuera lo que fuese lo que hubo entre nosotros, acabó la noche que descubrí que tú proposición matrimonial fue solo una broma por tu parte. No vine a hablar de las otras mujeres, no vine a acusarte de nada. Eso quedó en el pasado y ya no importa. Lo nuestro acabó. Tampoco vine a pedirte que te cases conmigo, no lo haría aunque me lo volvieras a pedir y ésta vez fuera en serio.


Amelia se interrumpió para respirar al tiempo que se preguntaba si era verdad lo último que dijo, con la esperanza que así lo fuera.


Llevaba meses tratando de autoconvencerse de que la atracción que sentía por él no era excesiva, sin embargo ahora que lo tenía frente suyo la sintió más fuerte que nunca. Pero no debía perder el sentido común, no sucumbiria a la tentación. Ahora debía pensar en su hijo.

— Mi padre me dejó algo de dinero — siguió Amelia antes de que él pudiera interrumpirla — Si tengo cuidado el niño y yo podemos vivir con ese dinero durante dos años. Volveré a mi ciudad natal, así que mis tíos podrán ayudarme. Ayer al ver a tu madre no pude marcharme sin decirte todo esto Ray.

Amelia respiró profundamente, sus manos le temblaban.


Por fin él pareció entender y Amelia se preguntó qué parte de lo que le dijo había logrado afectarlo. En realidad, teniendo en cuenta la personalidad de Ray, le parecía un milagro que siguiera ahí de pie escuchándola.

— ¿Acabaste?

— Bueno...si... acabé

Él la miró fijamente a los ojos unos instantes

— Entiendo lo difícil que ha debido resultarte contarme todo esto. Pero lo siento, yo no soy Ray.


Amelia se quedó inmóvil mientras lo miraba con incredulidad. Por fin le comprendió al recordar las anécdotas de la señora Hogan sobre los gemelos. Amelia no conocía a uno de ellos, al hermano de Ray, el prestigioso abogado.

— Oh dios mío, tú... tú eres Robert

— Si te sirve de consuelo estoy encantado de que me hagas tío

— ¡No puedo creerlo! ¡Le conté todo esto a otro hombre!


Él asintió. Durante un momento Amelia se preguntó si Ray no estaría gastandole una broma. Pero por la reacción de aquel hombre, se dió cuenta de que su actitud era totalmente diferente.


Por más que físicamente fuesen iguales. En ese caso ¿Cómo se explicaban las intensas atracciones que ella había notado? ¿Él también lo sintió o todo fue producto de su imaginación?

— ¿Cómo te llamas? — le pregunto Rob

— Amelia Evans

Rob le ofreció la mano a modo de presentación formal. La situación era tan absurda que a Amelia le dieron ganas de salir corriendo. Después de darse las manos él dijo

— Siento mucho no ser Ray

— No comprendo cómo pueda haber alguien que sienta no ser Ray - contestó ella frotándose las sientes

— Supongo que...debiste sentir algo por él... Perdona, me refería a que...como estás embarazada

— Si, se lo que quisiste decir — lo interrumpió. Le habría gustado añadir que solo estuvo con Ray una vez pero no quería que pareciese que se estaba disculpando - Perdona por haber hablado así de él, se que es tu gemelo

Rob le lanzó una penetrante mirada

— Me temo que hay pocas cosas que puedas decirme de mi hermano que no sepa

— Dios mío, voy a tener que repetir todo esto de nuevo

— Y muy pronto

Amelia volvió la cabeza y vió al hombre con quién tenía que hablar. El verdadero Ray

— Vaya,vaya, vaya — dijo Ray con voz ebria—- Amelia ¿Qué estás haciendo aquí? No sabía que conocieras a Rob


Juntos el parecido entre los dos hermanos era increíble. Solo los diferenciaba el anillo de la fraternidad que cada uno llevaba y las rosas. La de Rob era blanca y la de Ray roja. Ambos hermanos se miraron con hostilidad, insinuando una larga historia de enfrentamientos que se explicaba por qué Ray no mencionaba a su gemelo

— Acabamos de conocernos — dijo Amelia

— Sin embargo parecen entenderse muy bien — dijo Ray malignamente

— Déjalo ya — contestó Rob

— Vine a verte — dijo ella

Ray se sacó la rosa roja y se la acercó a la mejilla de Amelia

— Vaya Amelia, veo que entraste en razón

Ella achico los ojos y aparto la rosa de un manotazo

— ¿Que entre en razón?

— Si, sobre el pequeño malentendido de marzo

— Te refieres al malentendido que hubo cuando me pediste que me casara contigo y a la semana te estabas acostando con otra.

— ¿Así lo recuerdas?

— Eso es exactamente lo que pasó

— No recuerdo que pasará así, eras tú la que no podía despegarse de mí. Aunque te aseguro no me molestó.

Rob cerró un puño que Amelia le agarro para evitar más problemas. Mientras Rob abría el puño, Ray agarró una copa de Champagne de la bandeja de un camarero que pasaba por ahí y la levantó para hacer un brindis.

— Por ti Amelia,por el marzo pasado y por los marzos del futuro.

Rob y Amelia se miraron. Los ojos de Rob le dijeron "está es tu oportunidad de decírselo".

— Ray estoy embarazada y tú eres el padre.

Se hizo un profundo silencio en el que resaltó la expresión perpleja de Ray. Por fin dejó caer la copa al suelo

— Es una broma ¿Verdad? —dijo Ray

— No es broma — dijo Rob

— ¡Tu no te metas! — rugió Ray

— Entonces cálmate y actúa como hombre

— No, no es broma

Ray la miró sacudiendo la cabeza sin hablar.

— Tenía que decírtelo Ray, para que puedas decidir si quieres formar parte de la vida de tu hijo o no. Además tendrás que decirles a tus padres que serán abuelos

— Yo no tengo obligación de hacer nada - contestó Ray con firmeza, su mirada fría — Se lo que tramas, intentas usar a mi familia para atraparme. Pero te lo advierto, no te saldrás con la tuya.

Rob dió un paso adelante

— Ray escúchala

Ray bebió otra copa de Champagne y Amelia sintió una repentina necesidad de irse de allí

— Que quieras o no formar parte de la vida de tu hijo es asunto tuyo, pero no puedo creer que evites que tus padres se enteren que serán abuelos.

Tras una mirada de disculpa a Rob, Amelia se alejo de los gemelos Hogan.


En el baño Amelia no pudo contener las lágrimas, lloró durante cinco minutos y después vómito el almuerzo. Cuando se lavó la cara y la boca paso media hora. Salió y sin ser vista se fue a su auto. Cuando abría la puerta escuchó voces familiares.

— Ray no puedes conducir en ese estado — Rob trataba de impedir que su gemelo se meta en el auto

— Métete en tus asuntos Rob

- No cambiaste nada ¿Verdad? Sigues igual de inmaduro. Ten consideración a la boda de Philip

Ray ágilmente se metió en el auto sentándose frente al volante. Rob se sentó en el asiento de a lado del conductor y en un instante el auto paso delante de Amelia. Ninguno pareció verla pero ello no olvidaría esa escena.


Al día siguiente Amelia estaba más decidida que nunca a marcharse. Pero sonó el teléfono. Era Nina, la madre de los gemelos Hogan.

— Lo siento, voy a marcharme.

— Amelia tienes que venir

— ¿Ir adónde? — no le gustó nada eso

— Estamos en el hospital

Al principio Amelia pensó en el padre de Ray

— ¿Es Jack?

— No, oh Amelia se trata de Ray. Sufrió un accidente con el auto...por favor...ven...

— ¿Ray?

— Ayer durante el banquete de bodas te ví hablando con él. Se que intentaban solucionar sus problemas otra vez.

— Bueno Nina, la verdad que...

— Philip está de viaje de luna de miel y Jack está tan mal que estoy preocupada. No sé a quién acudir

— ¿Dónde está Rob?

— Eso es lo peor, Ray y Rob se marcharon juntos en el auto. Este se cayó por un acantilado y tardaron horas en encontrarlos. Pero al hacerlo no sabían quienes eran porque no llevaban identificación. Los llevaron a una clínica y allí identificaron al dueño del auto, a Ray. Él está inconsciente. Pero su hermano, nuestro Rob.. Amelia...Rob está muerto.


Amelia quedó inmóvil, después un profundo dolor le atravesó el pecho. Ray estaba malherido y Rob había muerto.

— Ahora mismo voy

— Estamos en el hospital del Buen Samaritano

— Enseguida voy para allá.


Sept. 19, 2021, 12:09 a.m. 1 Report Embed Follow story
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ぃ𝐃𝐈𝟎𝐑  𝐉𝐔𝐍𝐆𓂃🎀 ぃ𝐃𝐈𝟎𝐑 𝐉𝐔𝐍𝐆𓂃🎀
Al lado de mi casa hay una clínica que se llama el Buen Samaritano 👐🕊️ esto va a estar bueno
September 26, 2021, 07:54
~

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