Es una frase extranjera que suele utilizarse pocas veces, aunque la gente común ignora todos sus significados.
«Cuando el sol caiga» puede referirse a una superstición de las tierras altas, las tierras de los Nigromantes.
Tierras en las que la oscuridad y la sangre son implacables símbolos de poder, caos y fuerza.
Es una referencia al renacimiento de La Era Sombría, aquella en la que los Invocadores habitarían libremente de nuevo el mundo junto a las criaturas malignas.
«Cuando el sol caiga» es también un vago y sutil refrán cotidiano que habla de los vientos cambiantes y la noche que siempre llega.
Uno no puede atar al sol y encadenarlo al cielo, eventualmente, como todo lo demás, este cambia, se mueve y cae.
Es decir, nada dura eternamente.
«Cuando el sol caiga» también es una frase susurrada por los enamorados prohibidos, aquellos cuya unión es imposible y trágica.
Es un juramento.
Un juramento impío y sacrílego, pero devoto y fiel.
Un juramento de verse de nuevo alguna vez.
De besarse como nunca.
De abrazarse en algún momento.
En algún lugar.
Con el pasar del tiempo.
Cuando los Dioses que todo lo juzgan y las Estrellas que todo lo decretan tengan piedad de ellos.
«Cuando el sol caiga».
Susurran.
Casi rezan.
Y giran la vista para ocultar sus lágrimas de la mirada de sus amantes.
Y es que «Cuando el sol caiga» es un pecado.
Uno que promete romper reglas, leyes, y creencias.
Uno que promete quebrar el orden, vencer a la vida y derrotar a las Estrellas.
Uno que promete muerte.
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