yisha_alin Yisha Alin

Jeon Jungkook no había tenido una vida fácil últimamente. Después de pasar más de diez años en el ejército, lo licenciaron por una herida en la cabeza recibida en combate. Como ya no tenía misiones que realizar o personas que salvar, todo lo que podía hacer era salir de la cama por las mañanas. Las píldoras que le había dado el doctor para contener los delirios inducidos por la lesión no ayudaban a la situación. Cuando una noche descubrió a un joven siendo acosado fuera de un bar, supo que esa era su oportunidad para sentir una vez más la satisfacción de salvar a alguien. Pero el joven se había acercado al bar para advertirle a Jungkook que alguien estaba fuera para matarlo. Lo que Taehyung le contó, era una historia tan extravagante, que Jungkook empezó a preguntarse si estaría teniendo una de sus alucinaciones, porque si la historia de Taehyung fuera cierta, los cimientos de todo aquello en lo que creía volarían por la ventana. Autora: SG Kookv +18


Fanfiction Dark Fantasy For over 21 (adults) only.

#jungkook #taehyung #kookv #elfos #velo #mpreg #soldados #cientificos
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Parte 1

«La pasión ardía sobre cada pulgada de su cuerpo y estaba quemándolo vivo. Necesitaba más, más caricias, más besos, más todo. Cada caricia lo hacía anhelar otra. Jungkook nunca había deseado en su vida a otra persona de esa manera.

Cuando el hermoso hombre encima de él lamió sus pezones, Jungkook sintió que las llamas consumían todo su cuerpo. Se retorció, tratando de conseguir que esos lujuriosos labios estuvieran en su otro pezón. Gratamente, gruñó cuando el hombre lo complació.

Podía sentir su dura polla presionando entre las nalgas del hombre, un lugar en el que quería estar más de lo que quería su próxima respiración. Quería sentir la seda caliente que sabía que se envolvería alrededor de su dolorida polla, bombeando contra él hasta perder la conciencia.

—Por favor —Jungkook rogaba mientras la boca del hombre continuaba saboreándolo. Rogaba, suplicaba, susurraba... haría cualquier cosa para llegar hasta él y conseguir lo que necesitaba.

El hombre se echó hacia atrás sonriendo, mirando abajo antes de colocarse más cerca de la ingle de Jungkook. De repente, una mano agarró la polla de Jungkook, haciéndole contener el aliento. Podría correrse solo con eso.

Cuando el hombre bajó lentamente, empalándose a sí mismo poco a poco en la polla de Jungkook, este no sabía si podría contenerse unos minutos antes de terminar, estaba tan cerca del orgasmo, que casi podía saborearlo.

—Oh, joder —Jungkook gritó cuando el hombre se empaló finalmente hasta el fondo. Su polla estaba completamente dentro del hombre y Jungkook no estaba seguro dónde terminaba él y dónde empezaba su misterioso amante. El hombre se movió lentamente al principio, después con más rapidez. Jungkook rodó sus ojos, esto superaba con creces cualquier cosa que jamás hubiera sentido con alguna de sus parejas sexuales anteriores.

Cada empuje se sentía como si estuviera siendo exprimido en lava fundida. Fuertes músculos apretaban su polla y dudaba que pudiera volver a moverse después de esto. El hombre lo estaba masajeando hasta el orgasmo. Los sentimientos eran exquisitos.

Repentinamente, el hombre se inclinó hacia él hasta que estuvieron nariz con nariz. Vivos ojos azules lo miraron. Jungkook no podía apartar la mirada, ni siquiera cuando el hombre se acercó a su boca y lo besó.

Perdido en el dulce sabor de su boca, Jungkook apenas notó un pequeño mordisco de dientes, hasta que sintió un ligero sabor a cobre. Sus ojos se ampliaron por la conmoción cuando oyó la voz del hombre en su cabeza mientras sus bocas todavía estaban conectadas.

—Mi amor —el hombre susurraba en su cabeza—, ven conmigo, mi hermoso amor. Dame tu vida, tu amor, a ti para siempre, como yo me doy a ti.

Instantáneamente, Jungkook se tensó y cada terminación nerviosa de su cuerpo explotó al mismo tiempo. El placer se disparó y entró en erupción dentro de él. Jungkook rugió y se corrió, llenando al hombre, dándole hasta la última gota que tenía.

En la distancia, escucho al hombre gritar y sintió una caliente humedad salpicar su abdomen, pero estaba demasiado lejos para reconocerlo. Estaba flotando en una eufórica neblina de lujuria y deseo. Jungkook abrió sus ojos y miró hacia el ruborizado rostro del hombre que había sacudido su mundo.

Unos tristes ojos azules, lo miraron y dos pequeñas palabras se filtraron dentro de su mente justo antes de que se desvaneciera...

—Lo lamento…»

Las palabras hicieron eco en la mente de Jungkook por millonésima vez. Durante semanas lo había oído tanto en sus sueños como durante el día. Lo oía todo el tiempo, una y otra vez. Cuando pensaba que por fin había olvidado las palabras, las oía de nuevo haciendo eco en su mente, y no tenía la más remota idea de por qué. Simplemente no podía dejar de oír esas dos pequeñas palabras.

Jungkook tomó otro largo trago de su cerveza. En ese momento acunaba la botella marrón entre sus maños. La única cosa que lo perturbaba más que oír esas dos palabras una y otra vez... era la imagen de unos profundos ojos azules mirándolo con gran tristeza mientras pronunciaba las palabras.

¿A quién pertenecían esos inquietantes ojos azules? Cada vez que buscaba en su mente alguna conexión, algún pequeño recuerdo que pudiera ayudarlo a descifrar qué infiernos estaba pasando, su cabeza empezaba a doler. Cuando persistía en su búsqueda de respuestas, el dolor lo atravesaba, volviéndose agonizante y terrible.

Se había lesionado en una misión de combate, había sufrido un trauma en la cabeza cuando una bomba explotó a pocos pasos de donde estaba, pero no había sido mortal. Los doctores le dijeron que la lesión causaría pequeñas pérdidas de memoria y que podría experimentar alucinaciones e imágenes engañosas durante el resto de su vida. Jungkook creía que quizás era eso lo que le estaba causando esos extraños sueños, que quizás fueran un efecto secundario de su trauma cerebral.

Sacudiendo su cabeza, Jungkook pasó una mano a través de su cabello. A pesar de llevar licenciado varios meses, los años de entrenamiento eran difíciles de olvidar, por lo que, por costumbre, mantenía su negro cabello cortado como siempre lo tenía en el campo de guerra.

Quizás nunca sabría de quien era la voz que le decía 'lo lamento', porque a lo mejor sólo estaba en su memoria, un simple sueño provocado por la lesión. Jungkook no tenía forma de saberlo.

Terminó su cerveza y se levantó. Pasar un rato en algún bar remoto y emborracharse, podía sonar como una buena idea, pero eso no resolvería sus problemas. Más que nada, solo podría provocarle otro dolor de cabeza, y ya había sufrido demasiados en los últimos tres meses como para que le duraran toda una vida.

Agarró su cazadora de piel negra y se la puso sobre sus hombros, sacó un par de billetes, los dejó sobre la barra y se dirigió a la salida. Se paró en las escaleras de salida, y estaba empezando a subirse la cremallera de su cazadora, cuando escucho un pequeño quejido y el sonido de una pelea que venía de un lado del edificio.

«No vayas a meterte» se dijo a sí mismo. «Cualquier cosa que sea, solo aléjate». Había salido del hospital hacía solo unas semanas, no tenía por qué meterse en una pelea con algún idiota que tendría alguna copa de más. Otro gemido de miedo rompió el silencio y Jungkook suspiró. Como soldado que había pasado diez años protegiendo a la gente, no podía pasar de largo, aunque si se quedaba se metería en la mierda hasta el cuello. Se resignó y se dirigió hacia la pelea, girando en la esquina del edificio.

No le sorprendió encontrar a tres hombres más grandes acosar a uno mucho más pequeño. Así es como pasaba normalmente, los hijos de puta tendían a ir en manada y atacar a personas que podían ser fácilmente intimidadas

Lo que le sorprendía, era lo bien que el pequeño hombre peleaba con ellos. Jungkook estaba aun más sorprendido de comprobar que el hombre tenía algo de entrenamiento formal. Sin embargo, todos sus movimientos se veían más defensivos que ofensivos. Obviamente el hombre no quería pelear, solo quería escapar con el cuerpo intacto.

Cuando Jungkook agarró al primer tipo y lo giró hacia él, reconoció los uniformes militares que los tres atacantes llevaban. Todos ellos estaban usando un equipo de combate de noche, del tipo que solo era utilizado para las unidades de combate militares. Incluso llevaban gafas de visión nocturna.

Jungkook supo inmediatamente que lo que estaba pasando ahí era más que un simple asalto. Esos hombres eran militares y estaban detrás del hombre pequeño por alguna razón desconocida. Pero eso no quería decir que Jungkook fuera a permitir que los tipos le dieran una patada en el trasero.

Sus entrañas y sus años de entrenamiento le decían que el pequeño hombre de cabello rubio era una inocente víctima y necesitaba su ayuda urgentemente.

El primer hombre al que Jungkook golpeó, se fue al suelo sin ninguna lucha, demasiado sorprendido para devolverle el golpe. El segundo hombre no fue tan fácil. Tomó una postura de defensa y Jungkook sonrió. Había pasado mucho tiempo desde que tuvo la oportunidad de estar en una buena pelea.

Blandió sus puños al mismo tiempo que movía sus pies, teniendo como objetivo la cara y las piernas del hombre. Conectó en ambos, pero no consiguió que el hombre cayera. Jungkook se dio la vuelta rápidamente, su siguiente objetivo a patear era la cabeza del hombre. El truco consiguió que Jungkook tuviera la satisfacción de no perder su ventaja.

El hombre cayó al suelo y aterrizó sobre sus manos y rodillas. Antes de que pudiera levantarse, Jungkook lo pateó de nuevo dándole otro golpe en la cabeza. Esta vez, cuando el hombre cayó, no se levantó de nuevo.

Antes de que Jungkook pudiera celebrar su triunfo, sintió un sólido golpe en su espalda. Ignorando el dolor que irradió a través de su cuerpo, se giró y vio al último hombre detrás de él. Jungkook sonrió, satisfecho al observar al hombre ensanchar sus ojos antes de que lo golpeara en el rostro.

La sangre se derramó de su nariz goteando hacia su barbilla y sus ojos lo miraron aturdidos. Jungkook no esperó a que se recuperara, le propinó un gancho derecho y otro izquierdo... golpeando su cara y la parte superior de su cuerpo hasta que el hombre cayó lejos de él. Jungkook aprovechó su ventaja, golpeando y pateando hasta que su oponente permaneció tumbado y no se movió de nuevo.

A Jungkook le tomó solo un momento comprobar el pulso antes de girarse hacia la forma acurrucada contra la pared. Inhaló fuertemente cuando unos profundos ojos azules como el mar se encontraron con los suyos. Por un momento, pensó que el hombre podría ser el de sus sueños, pero cuando esos ojos azules parpadearon, la ilusión se había ido.

Jungkook se aproximó lentamente y extendió su mano tratando de mantener su postura lo menos amenazante posible. —Mi nombre es Jungkook —dijo suavemente—. No voy a lastimarte, solo quiero asegurarme de que estás bien.

El hombre vaciló, sus manos temblorosas frotaban sus brazos de arriba a abajo. Su pálido rostro parecía casi traslúcido a la luz de la luna. El miedo en sus ojos preocupó más a Jungkook, porque podría ser difícil comprobar cómo se encontraba el hombre si estaba asustado.

Lo que veía no le decía mucho. El hombre vestía una holgada sudadera con capucha, unos pantalones anchos y un gorro de lana que caía por debajo de sus cejas. Una larga trenza de color rubio casi blanco, colgaba sobre sus hombros. A parte de eso, Jungkook no podía decir cómo de grande era el hombre. Las ropas que vestía disimulaban su forma.

—No voy a lastimarte.

—Ya lo dijiste —el hombre susurró.

Jungkook frunció el ceño. El sonido de la voz del hombre era casi lírica, como si perteneciera a la naturaleza, suave y ligera, casi como el sonido de un pájaro en tono y calidad. Incluso sonaba como la voz en su cabeza. Si Jungkook no estuviera sintiendo las molestias y el dolor en su cuerpo por la pelea, podría pensar que estaba alucinando, experimentando una de sus alucinaciones, de aquellas que los doctores le habían dicho que podría experimentar.

Jungkook buscó en uno de sus bolsillos y sacó el frasco con la medicación que le habían prescrito para tomarse una pastilla. Abrió la tapa y puso una sobre su palma. Jungkook empezó a lanzar la pastilla hacia su boca, cuando le golpearon la mano repentinamente.

—¿Qué...?

—No tomes eso —el hombre chasqueó—, es veneno para tu mente.

—Están prescritas por mi doctor —Jungkook tomó otra píldora solo para que el hombre golpeara de nuevo su mano. Jungkook tomó una profunda respiración y le disparó al hombre una mirada.

—Mira, no sé quién eres, pero tienes que parar de hacer eso. Necesito tomar esta pastilla.

—No, no lo necesitas, eso solo nubla tu mente, te atonta y evita que pienses por ti mismo.

Antes de que Jungkook pudiera reaccionar, el hombre extendió su mano, agarró el frasco de pastillas de Jungkook y lo arrojó dentro de un cubo de basura cercano.

—¡Hey! Las necesito. Eso evita que tenga alucinaciones —empezó a dirigirse hacia el cubo de basura, listo para escarbar y sacar sus pastillas, pero un leve toque en su brazo lo detuvo.

Jungkook se detuvo, mirando hacia abajo para ver al hombre parado a su lado. Sus delicados dedos se habían envuelto alrededor de su cintura.

—Por favor, no lo hagas —le dijo el hombre—. Te prometo que no las necesitas.

Jungkook frunció el ceño, sus cejas se juntaron por la confusión. —¿Cómo puedes saber eso? ¿Acaso me conoces? Ni siquiera sabes para qué las tomo.

Sus ojos azules se clavaron en Jungkook. —Las tomas porque una bomba explotó cerca de ti y recibiste una lesión en la cabeza. Los doctores dicen que tendrás cortos períodos de pérdida de memoria y puedes sufrir alucinaciones. También dicen que tienes un daño permanente en tus ojos, por lo que te expulsaron del servicio.

Jungkook se quedó con la boca abierta, su corazón latía más rápido con cada palabra que el hombre decía. —¿Quién demonios eres tú?

El hombre dio un tirón al brazo de Jungkook, alejándolo del cubo de basura hacia la entrada del callejón. —Te lo explicaré en el camino, pero no podemos seguir aquí cuando esos hombres despierten —dijo apuntando a los tres hombres inconscientes en el suelo—. Además, vendrán más cuando estos no informen.

—Espera, espera, calma —dijo Jungkook plantando sus pies y negándose a moverse otro pasó. Quería respuestas—. Antes de dar otro paso, quiero saber quién demonios eres y por qué estaban atacándote esos hombres.

El hombre agarró a Jungkook por el brazo con ambas manos y tiró de él hacia el aparcamiento. Lucía desesperado, aterrorizado. —Por favor debemos irnos, despertarán pronto y pueden llegar otros. Tenemos que marcharnos antes que eso pase. Prometo explicártelo todo en el camino.

Jungkook dudó debido a las circunstancias, pero el miedo del hombre era real, y había tres hombres inconscientes tumbados detrás de él en el callejón. Estaba sucediendo algo serio, y Jungkook estaba determinado a llegar hasta el fondo de una manera u otra.

—De acuerdo, bien, vámonos —dijo, pero hizo una pausa para señalar al hombre con su mano libre—. Pero en el momento en el que salgamos de aquí, quiero saber lo que está pasando, y si te atreves a mentirme, se acabó. ¿Entendiste?

El hombre sacudió su cabeza rápidamente. Jungkook asintió, preguntándose dónde infiernos se estaba metiendo. Tenía que estar alucinando. Vale, había hecho lo correcto salvando al tipo, pero no tenía que involucrarse en cualquier desastre en el que el hombre estuviera. Solo tenía que llevarlo a alguna parte y dejarlo a salvo.

Jungkook hizo una mueca cuando un pensamiento hizo que su estómago se retorciera. Todo lo que había en él, se rebeló ante la simple idea de separarse del hombre. La confusión de Jungkook no tenía fin. Ni siquiera conocía al tipo de antes. ¿Por qué le importaba lo que le pasara?

Jungkook trepó dentro de su camioneta y desbloqueó el seguro de la puerta del pasajero. El pequeño hombre saltó rápidamente, cerró la puerta y le puso el seguro antes de inclinarse hacia atrás y descansar su cabeza en la parte superior del asiento.

Parecía aliviado. El miedo que Jungkook sentía viniendo de él parecía que cedía por momentos, hasta que Jungkook abrió de nuevo su boca y el miedo del hombre se precipitó una vez más en grandes oleadas.

—¿Dónde debo dejarte?

Los ojos del hombre se abrieron y giró su cabeza para mirar a Jungkook. —¿Dejarme? ¿Qué quieres decir con dejarme?

—Mira, hombre, no sé en qué clase de mierda estás metido pero... —la voz de Jungkook se apagó y observó signos de lágrimas reunidas en las esquinas de los ojos del hombre. Repentinamente se sintió como el mayor idiota del mundo.

—De acuerdo, tú... ¿tú tienes un nombre? No puedo seguir llamándote hombre.

—Taehyung.

—Taehyung —Jungkook rió entre dientes—. Bien, Taehyung, puedes quedarte en mi casa esta noche, pero mañana te vas por tu cuenta —le dijo Jungkook después de un momento—. No trato de ser rudo ni nada por el estilo, pero tengo suficiente mierda en mi vida sin añadir la tuya.

Taehyung alejó la vista de Jungkook para mirar por la ventana del pasajero. Jungkook pudo ver su pecho subir y bajar varias veces mientras tomaba profundas respiraciones. Se preguntaba si Taehyung se sentiría nervioso, ya que frotaba continuamente su estómago.

Jungkook puso la llave en el contacto y arrancó. —Iremos a mi casa, cenaremos y tendremos una buena noche de descanso. Todas las cosas se verán mejor por la mañana.

Para sorpresa de Jungkook, Taehyung negó y desbloqueó la puerta. —No, tienes razón, no necesitas que te mezcle en mi mierda. Gracias por tu oportuno rescate, pero tengo que irme.

—Espera —Jungkook gritó mientras Taehyung abría la puerta y saltaba fuera—. ¿Dónde vas a ir?

Taehyung se encogió de hombros. —Encontraré algún lugar.

El estómago de Jungkook se apretó mientras Taehyung se alejaba, sus hombros hundidos contra el aire frío de la noche. Lucía desolado y solo. Jungkook sabía lo que era sentirse así. Había estado solo la mayor parte de su vida, su única familia había sido el hombre al que sirvió, y desde su lesión, ya ni siquiera lo tenía. Pensando que podía lamentarlo más tarde, tomó una rápida decisión y saltó fuera de su camioneta.

—Espera, Taehyung, vayamos a mi casa y consigamos una buena noche de descanso —dijo Jungkook mientras corría detrás de él—. Necesitas comer algo y un lugar cálido y seguro para dormir, y todavía me debes una explicación, ¿recuerdas?

Los pasos acelerados de Taehyung frenaron por un momento, retrasando su velocidad. —Es mejor que separemos nuestros caminos. Así tendremos menos posibilidades de encontrarnos.

El resto de las palabras de Taehyung se perdieron por la repentina ráfaga de aire que voló a través del aparcamiento.

Por alguna extraña razón, Jungkook sintió frío. Levantó el cuello de la parte de arriba de su cazadora y un profundo estremecimiento lo atravesó.

—Por favor Taehyung. Nunca conseguiré descansar si sé que estás ahí fuera solo —Jungkook miró las oscuras nubes reunidas sobre su cabeza—. Hay algo extraño en el aire esta noche.

Taehyung paró y miró hacia el cielo nocturno. —Es la noche del cazador, mejor conocida como Luna de sangre. Este es el momento en que el Velo entre los mundos es muy delgado.

—Sí, bien —Jungkook se preguntó si Taehyung tendría todos los tornillos en su sitio. El hombre sonaba como un loco, pero aun así, no podía dejarlo fuera con ese frío—. Mira, volvamos a mi casa, puedes irte a donde quieras por la mañana.

Taehyung miró a Jungkook y después a la oscuridad que los rodeaba. Le dio un pequeño escalofrío al igual que a Jungkook, antes de girarse y caminar de vuelta a la camioneta.

—Me iré por la mañana.

Jungkook no tenía explicación para el regocijo que sintió en ese momento. No debería estar feliz porque Taehyung decidiera quedarse con él esa noche, pero lo estaba. Si no fuera porque violaría su dignidad, habría bailado un enérgico baile en el mismo aparcamiento.

En su lugar, Jungkook caminó alrededor y subió a su camioneta esperando a que Taehyung cerrara la puerta una vez más. Encendió la camioneta y condujo fuera del aparcamiento hacia su pequeño apartamento.

El silencio en la cabina era denso. Taehyung no parecía tener nada que decir, solo estaba sentado en el asiento del pasajero mirando por la ventana, frotándose continuamente el estómago. Jungkook extendió su mano y prendió la calefacción. Quizás Taehyung tuviera frío.

Les llevó solo unos minutos llegar a su apartamento. No le gustaba ir muy lejos del mismo por si necesitaba tomar su medicación en algún momento en que no pudiera conducir. Llegó hasta su aparcamiento privado y apagó la camioneta.

—Vivo allí —Jungkook apuntó a la parte baja de los apartamentos de la derecha—. Vamos, prepararé algo de comer, ¿de acuerdo?

Taehyung no contestó, solo se bajó de la camioneta y cerró la puerta. Para alguien que había sido tan locuaz en el callejón, ahora estaba muy callado. Jungkook sacudió su cabeza y saltó fuera de la camioneta, rodeándola por el frente para unirse a Taehyung.

Presidió el camino hacia su apartamento, oyendo las pisadas del hombre que lo seguía. Pero cuando se aproximaban a la puerta, fue parándose. Jungkook se detuvo un par de pasos por delante. Con las llaves en la mano, miró por encima de su hombro

—¿Taehyung?

Jungkook frunció el ceño, prestando atención a los rasgos de Taehyung. Sus ojos eran grandes en su pálido y blanco rostro y sus labios se movían murmurando alguna cosa, pero el sonido no salía. Todo su cuerpo temblaba y parecía absolutamente aterrorizado.

—Taehyung, ¿que anda mal? —Jungkook dio un paso hacia el hombre—. No te voy a lastimar, te lo prometo. Estás perfectamente seguro en mi casa.

Taehyung empezó a sacudir su cabeza, primero lentamente luego más rápido con cada movimiento.

—Tenemos que irnos —Taehyung susurró—, no es seguro quedarnos aquí.

—Taehyung, ¿qué...?

Un crujido fuerte alertó a Jungkook. Conocía ese sonido. Lo había hecho él mismo un millón de veces, cuando ponía un pie en una tabla suelta en el pasillo de la entrada.

Cuando Jungkook se giró hacia la puerta de entrada, sus sentidos se pusieron inmediatamente en modo de batalla y notó cosas fuera de lugar que no había notado antes. Su atención había estado muy centrada en Taehyung, pero ahora tomó nota de todo lo que le rodeaba.

Ahí estaba, un pequeño rasguño alrededor del pomo de la puerta.

El macetero situado delante de la puerta estaba girado y las cortinas tenían una leve separación entre ellas, y Jungkook sabía que no estaban así cuando se había marchado. Siempre dejaba sus cortinas totalmente cerradas para que nadie pudiera mirar dentro. Le gustaba su privacidad.

Se alejó de la puerta señalando con su mano a Taehyung que retrocediera.

—¿Sabes qué Taehyung? Siéntate allí, en las escaleras, hasta que te sientas mejor mientras bajo los alimentos de la camioneta.

Jungkook se volvió hacia Taehyung y su camioneta, e hizo un pequeño gesto con su mano, asegurándose que solo pudiera ser visto por Taehyung, esperando que el hombre entendiera el mensaje.

—No, te ayudaré, solo estoy cansado, por eso mis movimientos son lentos.

Jungkook suspiró aliviado. —Pero no te sobrepases, ¿de acuerdo? No quiero que te desmayes frente a mi terraza —se dirigió a la camioneta, asegurándose de mantenerse entre Taehyung y quien fuera que estuviera esperando en su apartamento.

No tenía ni idea de quienes eran o que querían, pero algo le decía que tenía que ver con los hombres que acosaron a Taehyung en el bar. Con cada segundo que pasaba, Jungkook sabía a ciencia cierta que tenía que encontrar un lugar seguro y enfrentar a Taehyung en una pequeña discusión. Ahí estaban pasando cosas que necesitaba saber y estaba dispuesto a descubrirlas, y pronto.

—Será más fácil si sacas lo alimentos desde el asiento del conductor, Taehyung —dijo Jungkook en voz alta mientras se aproximaban a la camioneta—. La mayoría están apilados detrás del asiento de ese lado.

Taehyung asistió y siguió a Jungkook alrededor del asiento del conductor de la camioneta. Jungkook quitó los seguros de las puertas, manteniendo un ojo en la entrada de su apartamento. Sabía que una vez que hicieran el movimiento, solo tendrían unos segundos para escapar.

—Sube y échame una mano con esas bolsas de atrás —dijo Jungkook otra vez en voz alta. En el momento en el que Taehyung subió al asiento delantero, Jungkook lo empujó y se subió al volante. Cerró la puerta y encendió la camioneta en segundos.

Salió disparado, viendo como la puerta del frente se abría y dos hombres salían corriendo. Estaban vestidos con el mismo equipo militar que los del bar, solo que estos iban armados.

No esperó a que Taehyung se acomodara antes de pisar el acelerador y salir del aparcamiento. Extendió su mano, fijando a Taehyung en el asiento hasta que estuvieron en la carretera principal.

—Abróchate el cinturón de seguridad.

Cuando Jungkook doblo la esquina, vio unos faros en el espejo retrovisor. Otro vehículo venía a toda velocidad detrás de ellos. Obviamente los hombres de su apartamento no iban a renunciar tan fácilmente.

Jungkook maniobró a través del tráfico, haciendo muchos giros para perder a sus perseguidores.

—Empieza a hablar, Taehyung —Jungkook estalló haciendo otro giro—. Quiero saber qué infiernos está pasando y lo quiero saber ahora ¿Por qué estaban esos hombres en mi apartamento?

Taehyung suspiró.

—Fueron enviados para matarte.


Yisha

Sept. 5, 2021, 10:35 p.m. 1 Report Embed Follow story
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Bai Bai
y decía que no se iba a meter en problemas 💋🕯️♨️
March 29, 2023, 16:39
~

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