lalolini92 Eduardo Lini

¿Y si eso realmente está ahí? - Antología de terror.


Horror Teen horror All public.

#sombras #terror #misterio #256 #fantasmas
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La luz que alumbra por mi ventana.


¿Y si eso realmente está ahí?

...

Este día todo me parece más pesado que de costumbre. Los efusivos clientes que entran a la librería se van casi con la misma prisa con que encuentran lo que buscan y como de costumbre, mis tareas se concentran en ordenar lo que dejan en desastre, en arreglar los libros nuevos y la limpieza.


El cansancio de la semana realmente debe estarme pasando factura pues justo ahora, esta rutina, que complacientemente cumplo día a día me resulta mucho más que complicada y estoy seguro que se trata de todo el sueño acumulado combinado con el extremo cansancio y una serie de ideas que revuelan e inundan mi cabeza.


De cualquier forma, intento llevar a sus anaqueles los últimos libros abandonados en la sección de ofertas, esos que casi nadie se lleva o que rara vez son reconocidos por un lector. Me llevo unos cuantos en las manos y camino con calma a las secciones dónde pertenecen cada uno.


Mientras hago esto, me doy cuenta que las luces del lugar han estado parpadeando, intermitentes, llaman mi atención y de algún modo logran generar en mi un sentimiento de desconcierto que finalmente disipo con la idea de que muy seguramente es a causa de algún corto circuito en el cableado del lugar.


La librería, que no es un lugar demasiado grande, desde luego se pone completamente a oscuras mientras la luz sigue jugando.


Jorge, quien es mi compañero de turno, me dice que no le preste atención y que seguramente se debe a que la plaza está cerrando. Lo escucho atentamente y entonces decido avisparme para terminar pronto y llegar a casa. Lo hago porque estoy verdaderamente agotado, pero principalmente porque quiero dejar el lugar en compañía de los otros empleados que, como yo, salen tan rápido como pueden de ahí.


Finalmente termino mi trabajo y todo se encuentra ordenado. Me detengo un instante en la entrada y contemplo el resultado y la pulcritud de mi hazaña. Me lleno los pulmones del olor de los libros y la madera de los anaqueles hasta el día siguiente.


Mientras camino al estacionamiento, tengo que recorrer un largo pasillo que lleva a las escaleras de servicios por las que todos quienes trabajamos en el lugar debemos salir. Jorge que ha tenido que salir corriendo porque tenia una cita con su novia pasa a mi lado tan rápido como puede y se despide. Yo camino un poco más a prisa hacia mi auto.


Nuevamente las luces comienzan a parpadear, pero esta vez es un poco más tenebroso porque el lugar, que es la parte baja del estacionamiento, realmente se pone a oscuras. Mientras observo ahí, me doy cuenta que algunas lámparas han dejado de funcionar o quizá se han fundido a causa del juego de las luces.


Por los pocos segundos en que me encuentro a oscuras hay un silencio profundo que sube la tensión del ambiente y que de alguna forma comienza a retumbar en mis oídos. Siento los latidos de mi corazón y a medida que aceleran quiero encontrar mi auto tan rápido como me sea posible.


Súbitamente un escalofrió recorre mi espalda mientras busco mis llaves y volteo instintivamente. Es la sensación que ocurre cuando alguien te mira a lo lejos, o al menos esa es la impresión que obtienen mis sentidos. Parpadeo y las luces vuelven a jugar, veo sombras donde no las hay y ya estoy seguro que es un truco de mi mente cansada.


Subo a subo a mi auto y manejo hasta a casa. Al llegar abro la puerta instintivamente, dejo las llaves en su lugar y me dispongo dichoso a llegar a mi cama. Me siento tan cansado que ni siquiera me importa comer o quitarme la ropa y mucho menos ducharme. Ya lo hare en cuanto me sienta con ánimos.



Un ruido en mi habitación me ha despertado. Intento mirar la hora en el reloj de la mesita de noche, pero está muerto, no hay luz. Seguramente todo en la casa está apagado.


Conforme voy recobrando mis sentidos y adaptándome a la oscuridad pienso en lo que me ha despertado y a tientas alcanzo mi celular que encuentro muy cerca de la almohada. Veo el reloj y son las dos de la mañana, apenas una hora desde que llegue a casa.


Aparece otra vez la misma sensación de alerta y estupor que me encontró en el estacionamiento, solo que esta vez más fuerte, fría y densa.

Y al voltear hacia la puerta lo veo.


Me mira, y no ha dejado de hacerlo fijamente quizá desde que caí dormido, como si estuviera esperando.


La luz de luna, blanca y suave que se cuela por la ventana, como si del destello de una estrella se tratase, por momentos le alumbra al lugar en donde deberían estar sus ojos, pero allí no hay nada, no hay más que oscuridad. Una tan profunda y espesa que forma dos cuencas muy semejantes a los hoyos negros que se crean en el espacio.


Y no se mueve, permanece inmóvil detrás del mueble de madera que yace cerca de la puerta. Ese mueble que a la tenue luz parece hasta pálido, frágil y podría decir que asustado.


No sé qué quiere ni que es lo que espera, pero ahora mismo ha intentado algo y se ha dado cuenta de que le he visto porque estoy seguro que me observa con más atención.


Reparo en su aspecto y veo que no puedo distinguir si lleva algo puesto, con la luz que alumbra por mi ventana es como si fuera una bruma gris que levita sobre el suelo pero en la oscuridad es solo una masa negra que permanece suspendida por gracia del aire y que parece irse apoderando de mi habitación cada vez más.


Y ahora que le observo bien, puedo ver que tiene garras. Garras largas y afiladas.


También es seguro que avanza centímetro a centímetro pues ha dejado leves marcas en el suelo y parece ir robándose el aire y con ello mi única oportunidad de salir bien de aquí.


Avanza, y se mueve con más seguridad porque quizá sabe que la batería de mi celular, con la que me alumbro, se está agotando.

Sept. 5, 2021, midnight 1 Report Embed Follow story
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Raül Gay Pau Raül Gay Pau
Mola, muy interesante.
October 26, 2022, 10:56
~

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