La copa de sangre está a rebosar… sin ocasionarme nauseas, solo albergo la necesidad de beberla, de darle un fin a esta celebración.
Los ojos de ambos no se alejan de mí, cierro los míos cortando todo vínculo y alejando las fuerzas que intentan sujetarme, me siento un péndulo entre ambos.
La candidata 089 sube los escalones y me produce escalofrió como el taco acaricia el peldaño, contraigo mi rostro.
Extiende su mano aunque no puedo alcanzarla, me sonríe y sopla a la nada para acabar con mi tormento.
Una gota se desliza por la esquina izquierda de su boca; es la duodécima vez que lo veo.
El cielo ruge sobre mi cabeza, no podrían haber escogido un dia mejor, incluso la naturaleza me obliga a tomar una decisión.
Los rayos serpentean alrededor de los dos, si escojo uno… ¿Qué es lo que sucederá con el otro?
No puedo… no lo volveré a ver…
—¿Has resuelto quien fue el que te salvo? — El acento con el que me pregunta me resulta familiar, pero no porque en un pasado lo haya aprendido… ¿De dónde lo he oído?
Limpio mi frente, estoy experimentado calores cubierta por esta túnica de color violeta.
Candidata 097…
Es mi nombre…
Es el número tatuado en mi muñeca… contorneo los bordes y avanzo no muy convencida.
—En cuanto te decidas bebe de la copa y nómbralo—
Me vuelvo en reiteradas ocasiones y la visión de mis pupilas se empaña de lágrimas.
Tomo la copa entre mis manos y su metal frio me inhibe, puedo sentir sus alientos permanecer insistentes en mi nuca.
—Bebe— Me invita.
El líquido transita por mi garganta calentando todo en su interior y su viscosidad espesa me hace sentir enferma.
La gota en la esquina de mis labios.
—¡Decide! —
—K… L…—
Thank you for reading!
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