Mientras caminaba algo escuche, parecía alguien sollozar, me acerque para buscar de donde provenía el lamento; llegue a un pequeño invernadero, donde pude ver, una chica que el rostro se cubría, sentada entre los rosales, y entre su mano, una flor sostenía.
La chica suspiraba y temblaba, dejando escuchar un pequeño llanto, acompañados con lágrimas, que caían. Me acerqué con la esperanza de encontrar su rostro, pero era imposible verlo, entre todo ese cabello; abrí la boca, para preguntarle, ¿Qué le pasaba?, pero me fue imposible sacar un solo sonido, ella no notaba mi presencia, me sentí incomodo, en silencio, salí del invernadero, dando una ultima mirada a la chica, no quería dejarla hay, pero la tarde ya venía, y tenia que regresar a casa, para no preocupar a mi familia.
Por la noche, me quede pensando, en aquella chica, pensaba que de seguro alguien ya la había ayudado, tal vez se había perdido, y no sabia que hacer; eso me hizo sentir una persona horrible, pude a verla ayudado.
De mañana, salí en mi bicicleta, hipnotizado por el paisaje hermoso que me rodeaba, pero de nuevo, al pasar por el invernadero, escuche aquel llanto, me detuve, con la duda de observar quien era el que lloraba, pero finalmente, de nuevo, me asome, comprobando que la chica seguía ahí, llorando, con la flor en su mano; me acerque, hasta el punto de quedar, enfrente de ella. De nuevo me decidí a atreverme a preguntar, ¿Qué le pasaba?, pero ni una sola palabra salió de mi boca, no entendía porque me pasaba eso, solía ser una persona tímida, pero en serio quería ayudar a aquella chica triste.
Al pasar los días, la encontraba sin falta ahí, llorando entre los rosales, y siempre con la intención de ayudarla, pero siempre me detenía, solo a observar, y luego seguía mi camino. No podía seguir asiendo eso, ciertamente, mi miedo provenía, de que ella me respondiera, y yo no pudiera resolver su problema o consolarla, pero era claro que ella necesitaba ayuda. Pedalee, mientras el viento golpeaba mi cara; llegue hasta el invernadero, entre tan rápido al invernadero, que ni siquiera note, que el llanto ya no se escuchaba, y me quede sorprendido, al no encontrar a la chica, entre lo rosales, ya no se encontraba hay, solo una flor marchita; mire a los lados, con la esperanza de hallarla, pero, ahora solo había un silencio. Espere hasta que ella apareciera, sentado en los rosales, incluso hasta cuando la noche cayo, yo me quede hay, esperando que regresara, preguntándome, ¿A dónde te fuiste chica triste?, ¿Por qué llorabas?, ¿Qué era lo que te pasaba? aun podía sentir su tristeza, en aquel lugar, un dolor en mi pecho apareció, y sentía como un nudo se formaba en mi garganta, y sin darme cuenta, lagrimas empezaron a salir de mis ojos, no sabía que me pasaba, o porque lloraba, pero no podía detenerme, por mas que lo intentara, no podía moverme, solo triste estaba.
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