Yo siempre estuve equivocada en todo, yo siempre fui la idiota que cometía los mismos errores que el idiota de su padre porque pensaba que de este modo funcionaria mejor, a mi manera.
Hasta que el karma me golpeo directo en la cara, con la culpa consumiendo mi alama por todas las malas acciones que cometí con ella.
Pero unos ojos me miraron y me hicieron tener ganas de continuar de disculparme y redimirme de mi culpa, unos bonitos ojos que aun me miran.
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