alexhergo Héctor Alexander

Néstor, un joven que iba en una tripulación de viaje ha sufrido un accidente y pensó que moriría, más sin embargo esto no pasó y fue salvado por una bella y misteriosa mujer, ahora a solas con ella en una isla poco a poco descubrirá que de trata de una deidad mitológica y que además está encerrado en lo que parece ser un lugar sin retorno. ¿Qué pasará ahora? ¿Néstor podrá volver a casa o está destinado a quedarse para siempre en ese lugar? ¿El amor surgirá entre Calipso y él? o quizás todo se quede en una amistad, descúbrelo en esta minihistoria y llénate de júbilo conociendo a una de las más bellas inmortales que han existido.


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#mitologia #dioses #griegos #romance #historia
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[I] La extraña heroína

La marea podía escucharse, claro en cuanto el joven fue recuperando el sentido de la audición, como quizás muchos de ustedes ya hayan experimentado hay momentos de confusión en la vida en la que la mente es un caos y el corazón junto con los sentidos es el único guía que se tienen para continuar avanzando, esta era la misma situación de nuestro joven héroe de la historia, uno que estaba confundido, con la cabeza muy adolorida y muchos puntos de su cuerpo punzando ya fuese por dolor o porque estaban ahora entumidos después de mucho tiempo en las frías aguas, después de la audición volvió la vista; y el joven al tratar de usar sus ojos para observar con detenimiento su entorno se encontró nuevamente dañado pues el sol lastimaba sus pupilas y el muchacho no tuvo más opción que parpadear varias veces para poder acostumbrarse a la luz que emanaba el sol.

Todo el cuerpo de nuestro muchacho se tensó cuando este se giró y trató de ponerse de pie sobre la firme arena, y justo en su primer intento una ola le azotó la cara regresándolo un par de metros a las orillas del mar, por instinto nuestro joven nadó contracorriente regresando a la arena cálida y arrastrándose, jadeando por el esfuerzo que implicaba cada movimiento, ¿porqué dolía tanto todo su ser? ¿porqué estaba en la playa? la mente del muchacho era un remolino que no parecía esclarecerse y justo cuando logró apoyar una de sus piernas en la arena nuevamente otra ola le golpeo la espalda haciéndole caer y soltar una grosería mientras ahora a pesar del dolor se arrastró con coraje lejos de la orilla y cuando por fin se sintió seguro y lejos de la fuerte marea se dejó caer pecho arriba mirando al cielo azul y luego lentamente observando su cuerpo.

¿Cuándo fue la última vez que había podido esclarecer su mente? Vagos recuerdos llegaban de a poco y en ningún orden en realidad, podía verse gritando desde lo alto de un barco, luego en el auto platicando con su padre y hermano, en otro se veía con su "novia" comiendo una pizza en un bar de aquellos tan bonitos y modernos donde se pueden establecer conexiones a los teléfonos móviles, y a la vez nada de esto lo llevaba a ese momento en concreto, pero su cuerpo no podía aguantar el ritmo y por más que el joven quisiera moverse y aclarar su mente para obtener respuestas lo único que recibía por respuesta era que sus párpados se cerraran de a poco obteniendo un leve sueño que empezaba a crecer con cada vez más fuerza.

Tras el primer parpadeo se quedó dormido un poco y luego al despertar miró el cielo que ahora alumbraba con más fuerza.

Tras el segundo despertar su lucidez no duró mucho pero pudo apreciar que el frío empezaba a llegar y el cielo se tornaba rojizo.

Y finalmente tras el tercer despertar (que no duró más que un par de segundos ni fue mucho tiempo después del segundo) creyó ver a un ángel de piel bronceada que le tomaba de la cara con mirada preocupada; después de ese ya no hubo más despertares... al menos no por ese día.

*

Nuevamente los pensamientos de nuestro joven se comenzaron a arremolinar impidiéndole que su sueño continuara siendo profundo y poco a poco estos llegaron a un momento en concreto, recordaba estar en un barco, era uno grande y novedoso, con mucha tecnología integrada, y por su puesto con toda la comodidad, era claramente un barco para viajes y reposo; los recuerdos del joven eran todavía fragmentados pero parecían estar tomando un orden pues se recordaba con su padre caminando y pidiéndole que no bebiera más tragos y luego entre risas ambos se dirigían a la piscina mientras los ojos del chico se perdían discretamente en los escotes de aquellas damas que con sus sensuales curvas provocaban diversos sentimientos de atracción a muchas personas en los alrededores. Rápidamente los recuerdos del chico pasaron de ese momento en la piscina a uno en el que estaba en una habitación con una señorita de admirables proporciones y por algún motivo estos intercambiaban besos pero el joven decidía separarse, luego el recuerdo se centraba en un detalle, afuera había una fuerte tormenta y esto dio paso al último recuerdo.

En él, el joven ya tenía una angustia inmensa y se hallaba corriendo por los pisos de madera mojados del barco mientras truenos se escuchaban y el gritaba con desesperación, estaba buscando a su padre.

El recuerdo terminó pues la sensación de angustia logró despertar al muchacho y hacerlo levantarse de donde se hallaba acostado, fue ahí cuando se permitió relajarse por unos momentos, hasta que claro la confusión llegó nuevamente a su ser pues ya no estaba en la playa, en la arena ni con el sol dando de lleno en su cara, cosa que sí recordaba como si apenas hubiese pasado hace unos segundos; ahora su reposo había sido llevado a cabo en una cama, una bastante cómoda si se le permitía ser honesto, la tela era suave y blanca, con únicamente unos grabados a los costados, pero había un detalle que le hacía sentir muy raro y fue que al revisarse con detenimiento observó (además de los numerosos moratones en su cuerpo) que no llevaba prenda alguna, se encontraba totalmente al desnudo debajo de una suave cama y en un lugar extraño, donde todo parecía ser sumamente elegante puesto que el piso relucía de blanco al igual que las paredes las cuales era evidente hasta para el más ignorante del tema que se trataban de piedras de muy buena calidad.

El muchacho trató de ponerse en pie pero tenía los músculos aún muy tensos así que entre gemidos optó mejor por sentarse a la orilla de la cama y cubrir su entrepierna con parte de la sábana, admiraba todo, incluido el techo que parecía ser de un resistente cristal pero que permitía observar el cielo por una parte y por la otra la copa de un árbol que le daba sombra.

-No trates de levantarte, aún estás muy débil.

La dulce voz que sacó de su ensimismamiento al joven era dulce, delicada y con un acento que no pudo identificar de primera escucha, y esto hizo que en lugar de asustado se sintiera intrigado, intrigado al ver como una dulce dama ingresaba a la habitación, ella tenía una piel algo bronceada pero aún clara, cabellos de un color que se asemejaba a la miel y ojos de un color similar, pero levemente más claros, creando una sensación mágica, su figura era espectacular con curvas marcadas pero piernas firmes, vestía a su vez una especie de vestido de telas muy finas, vistiendo aparentemente solo eso, el ropaje no traía tirantes pero se amarraba por uno de los hombros y miraba a nuestro joven protagonista con una leve sonrisa.

-Se que estás confundido, pero permíteme continuar con mis cuidados hacia ti. -Dijo la mujer mientras se acercaba y se sentaba juntó a él en la cama, poniendo entre ellos la bandeja con comida que había traído.

-Gracias...

Finalmente el joven pudo articular palabra y esta fue para agradecer, a pesar de que en realidad tenía miles de preguntas por hacer, la mujer solo le sonrió y le extendió con la mano el pan de la bandeja y un vaso de jugo, él lo aceptó gustoso y con un leve rubor en su rostro, al dar la primera mordida se sintió más tranquilo, tendría más tiempo para pensar en todas las cosas pero por el momento disfrutaría del desayuno.

La comida se pasó con calma y en silencio, la mujer a veces dirigía su mirada al techo o a la ventana para no incomodar al muchacho, pero el resto del tiempo lo observaba con detenimiento y calma, por su parte el joven aunque sentía estas miradas no quiso hacerlo notar y por ello simplemente continuó con su comida.

-¿Te agradó? -Preguntó la mujer una vez que el muchacho había finalizado todo lo que había en la bandeja.

-Bastante, estaba muy rico a decir verdad. -Comentó el chico. -Yo...

-Tranquilo, las preguntas pueden esperar, por ahora relájate, bajaré a la primera planta, si necesitas algo solo gritame y yo subiré.

-Vale, muchas gracias. -Soltó sinceramente el joven y luego se miró a si mismo, reparando en que seguía desnudo y tenía a una mujer bella a su lado, lo cual nuevamente le hizo abochornase.

-Bien, iré abajo.

-Disculpa, ¿y cómo puedo llamarte? -Preguntó el joven.

-Solo dime "C"

El joven con esfuerzos volvió a meterse a la cama y aunque no pudo conciliar el sueño si logró relajarse y cerraba los ojos para que la luz no lo molestase, los sonidos de las aves eran bastante relajantes y podía escucharse a la distancia el mar, una considerable distancia, pero con el poco ruido se alcanzaba a distinguir, así pasaron los segundos, imposibles de medir para el joven, quien en ese momento recordó que él portaba un reloj y luego observó la habitación, si había un par de muebles, pero no veía indicios de que su ropa o alguna de sus pertenencias estuviera ahí, a todo esto ¿cuáles eran sus pertenencias? ¿él tenía un nombre? ¡Claro que si! fue ahí cuando por fin pudo recordarlo, el muchacho se llamaba Néstor, hijo de un padre del mismo nombre, perteneciente a la Patria de México y ferviente viajante.

Una sonrisa pintó su rostro pues ahora que recordaba su nombre se sentía menos perdido, como si una pequeña guía hubiera aparecido para armar ese rompecabezas en su mente; fue entonces cuando sintió algo de frío y tuvo ganas de levantarse de su cama, en primera instancia no quiso molestar a su anfitriona pero después se dio cuenta que apenas podía mantenerse de pie y que no era buena idea caminar solo con una sábana tapando sus desgracias por ahí.

-Ammmmm... ¡¿C?! -Gritó el chico y pensando que sería mejor cuando hubiera más confianza preguntaría su nombre completo en lugar de estarse refiriendo a ella como una letra del abecedario.

La mujer estuvo pronto de nuevo en la entrada de la habitación con una leve sonrisa en el rostro y lo observó con calma.

-Dime, ¿qué necesitas?

-Pues en realidad tengo algo de frío y me gustaría caminar un poco, ¿será esa una posibilidad?

-Claro, puedo darte algo de ropa, luego iremos al jardín trasero a que tomes el sol, ¿te apetece?

-Me... apetece. -La manera tan propia de comunicarse de la mujer le hizo sentir como un maleducado a Néstor.

La mujer se dirigió a uno de los muebles y sacó una especie de vestimentas algo raras para el joven, eran algunas prendas que también parecían vestidos pero estaban menos estilizados, asemejaban a las prendas que antaño usaran los griegos y justo después entre esas búsquedas y poner varias cosas sobre la cama la mujer sacó lo que parecía un short y una camiseta negra.

-Escoge lo que gustes y dime para ayudarte a vestirte.

-¿Ayudarme a vestirme? no no, ¿cómo crees? permíteme cambiarme.

-Apenas puedes ponerte de pie y ya te he visto desnudo antes cuando te coloqué en la cama, no tienes nada de que preocuparte. -Le afirmó con tranquilidad la joven y luego se acercó a la cama, quitándole la sábana de encima con tranquilidad.

Néstor no pudo evitar apenarse, no porque nunca antes lo hubiera visto una mujer si no porque era una situación muy diferente, no le gustaba a su vez que se le viera débil pero no tenía muchas opciones y con calma la mujer le ayudó a ponerse la camiseta que le holgaba solo un poco, luego con cuidado deslizó el short hasta sus rodillas y le ayudó a poyarse para que pudiera ponérselo solo, para el joven era algo rara la sensación de no usar ropa interior pero no podía ponerse exigente, le agradeció a la bella dama y esta por último le prestó unas sandalias, él se las colocó notándolas sumamente cómodas y luego salieron con cuidado por la puerta, llegando a unas escaleras de caracol con un barandal laboriosamente labrado y reluciente al igual que toda la casa, se apoyaron con cuidado y bajaron hasta la primer planta, un lugar amplio y con muy pocos muebles pero variedad de habitaciones, en todas había diferentes cosas, aunque algo que notó al instante Néstor fue la carencia de focos o de televisores, ¿tendrían wifi?

C guió a Néstor hacia la cocina, donde había una puerta que daba a un jardín trasero, en él estaba una pequeña zona de madera con una mesa, 3 sillas y tenía vista a una zona con playa, obviamente también podían observarse cantidad variada de palmeras y árboles, ambos se sentaron uno frente al otro y C le dijo a Néstor que esperara, ella iría por jugo para ambos y se sentarían a conversar luego de eso.

Por fin, después de tanta confusión nuestro joven protagonista solo miró a lo lejos, observando con calma el sol y las nubes, suspirando profundamente y esperando por fin poder obtener algo de respuestas.

June 16, 2021, 4:16 p.m. 1 Report Embed Follow story
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Franco Irupa Franco Irupa
Hola when, ta bueno che. Lastima que ya ni se si vas a ver el mensaje
May 18, 2022, 22:32
~

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