karumen Karumen Shiro

Universo Asesinos Shifters. 01 Saga. Asesinos Shifters. 01 Autor. Sandrine Gasq-Dion. Mateo Esposito ama su trabajo. Asesino contratado por el gobierno de Estados Unidos, se lleva vidas y machaca culos sin piedad. Con un trabajo en sus manos, que no siente cierto, Mateo se encuentra cuestionando las órdenes por primera vez en su carrera. ¿Quién podría imaginar que iba a ser derrumbado por un hipopótamo rojo...? Riley Flynn es dueño de Flynn Electrónica. En el fondo del armario, Riley se pregunta cuál sería la sensación de estar con un hombre. Cuando su camino se cruza con el de Mateo, sus vidas nunca serán las mismas. Porque Riley es el próximo objetivo de Mateo...


Erotica For over 18 only.

#Drama #Romance #LGTB #Homosexual #Homoerotico #asesinos
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Capitulo 1

― Oh, por el amor de Dios.


Mateo suspiró de frustración. El estaba en Yemen durante tres días, en la cima de una montaña esperando la oportunidad para dar su tiro, y ahora su objetivo previsto estaba consiguiendo una mamada de un muchacho 20 años más joven. Tenía que dar la enhorabuena al anciano, que estaba recibiendo una mamada fantástica y estaba conteniendo su orgasmo desde hace algún tiempo. La pobre cabeza rubia estaba hacia arriba y hacia abajo y el viejo desagradable estaba adorando cada segundo.


Jiblah estaba en la parte sur de Yemen, y el mes de julio era un infierno. Mateo sudaba a cántaros y él todavía estaba vestido con un traje de camuflaje Ghillie para que coincidiera con el medio ambiente. La mayoría de sus trajes lo hacían. Daba trabajo, pero vale la pena al final. Si lo hacías bien, se mezclaba tan bien que nadie podía encontrarlo. Ni siquiera con un telescopio de alta potencia.


Se imaginó que su disparo podría esperar. Después de todo, él estaba sintiéndose generoso hoy. Dejaría que el viejo obtuviera un poco de placer antes de llevarse su vida.


Este tipo estaba enfermo.


Él era el líder de una banda de pornografía infantil y había sido dada la tarea a Mateo de matarlo.


Este era su trabajo.


Era un asesino profesional, y lo había sido desde que salió del ejército hace diez años. Jugar a las reglas de enfrentamiento del ejército habían dejado un sabor amargo en la boca.


Él y otros tres, Josh Montgomery, Sam Waters y Troy Bishop hacían parte de una unidad de francotiradores dirigida por el general Derek Jacobs.


Una vez que los tres decidieron no volver a alistarse, el gobierno vino a llamar por sus servicios de una manera muy diferente. Su nuevo equipo todavía era dirigido por el general, que acabó de pasar a ser más activa a los militares.


Eran una especie de A-Team (El equipo A) excepto que no hacían parte del gobierno, ellos trabajaban para ellos.


Seguridad Nacional y el FBI, la CIA, la DEA y ATF todos estaban involucrados en una forma u otra. La mayoría de las veces ellos eran llamados para tomar la vida de una escoria. Desafortunadamente, también hacían el trabajo de niñera ocasional. Cuando la protección de testigos no era suficiente o se había visto comprometida, el trabajo era para Josh, Sam y Troy. Mateo dejó esa tarea especial para ellos, tenían una mejor habilidad con las personas y Mateo odiaba ser atrapado en una casa, eso era aburrido. La única cosa que podría hacer era hablar, y Mateo odiaba intentar hablar con alguien que no conocía. Ignorando el hecho de que él odiaba estar encerrado en una habitación y no ser capaz de salir, la fiebre de la cabaña se convertiría en un problema, y la claustrofobia más.


Cuando su trabajo era ordenado, le enviaban un mensaje por el teléfono seguro, Mateo solamente tenía que perseguir a su enemigo, averiguar dónde estaba, cuánto tiempo se iba a quedar, etc. Cuando él tenía una idea de dónde se encontraba su objetivo, buscaba una posición y esperaba, a veces, durante un día, a veces una semanas.


En realidad, era muy rentable. Cincuenta mil dólares por objetivo era realmente rentable, especialmente durante un mes muy ocupado. Aunque tenía un montón de dinero y dos coches, no tenía una casa.


Tenía dos Chevy Impala 68, uno elegante y negro y uno rojo.


Él no creía necesario estar atado a una casa, diablos, incluso ni novio tenía. Pero no era un monje, un polvo rápido durante la fiebre era todo lo que necesitaba. Tener a alguien todo el tiempo lo dejaría loco, le gustaba su privacidad.


Además, ser responsable de la felicidad de alguien...?


Nooo gracias. Él prefería estar solo.


El rubio finalmente logró hacer que el viejo disfrutara y se limpió la boca. El dio un beso al viejo desagradable y anduvo de vuelta para casa, desnudo.


Mateo sonrió. El rubio tenía un buen culo apretado y le encantaría hundir su polla en él...


―Jódete.―Mateo sonrió apretó su Remington 300 que salió con un ruido sordo y puff. El desagradable viejo tomaría una siesta eterna ahora. Mateo se no quedaría por aquí, él nunca quedaba. Él llevó su culo fuera de la montaña haciendo una carrera para su punto de origen.


La adrenalina, valió la pena. Su adrenalina siempre quedaba alta cuando terminaba un trabajo. La mejor parte de su trabajo?


Era matar a la basura estúpida que estaba cerca. Bueno, excepto en este trabajo. Jiblah era, bueno, no exactamente amable. Mateo llamó a la radio del helicóptero y dentro de media hora el Chinook se detuvo justo lo suficiente para él saltar. Mateo se sentó en el banco y sonrió a Derek.


―Hola, mi general.―Mateo extendió la mano.


― Mat.―Derek apretó la mano de Mateo.―¿Algún problema?


―No existen siempre?


―Listillo―Derek miró para las montañas cuando él se dio la vuelta.―No huvo un sexto sentido extraño en esta ocasión?


― No, los pelos de la nuca se quedaron bien. Mi sexto sentido salvó nuestro culo más de una vez Derek, y veo que se convirtió en un creyente.


― Lo sé, Mateo. ― Derek se sentó en el banco y cerró los ojos.


Mateo tenía una extraña racha de suerte o sentía el peligro, porque había salvado sus culos en más de una ocasión. Mateo se detenía, cerraba sus ojos y, a continuación, sabía exactamente por el camino que no deberían ir. Era extraño.


― Toma un descanso, tenemos un largo camino por recorrer.


Mateo cerró los ojos y se relajó en el asiento del helicóptero. Caía dentro y fuera del sueño, abrió los ojos para ver la base del ejército en Kuwait aparecer. El helicóptero aterrizó en un remolino de arena y polvo, y Mateo saltó. La explosión calor del desierto lo golpeó como un puñetazo en el estómago.


― Jesús. ― Mateo murmuró.


― Bienvenido a la caja de arena. ― Derek sonrió y guiñó un ojo.


―Lleva el culo de nuevo a los Estados Unidos, toma unas vacaciones.


― Esas eran mis vacaciones. ―—Mateo estrechó la mano de Derek.


― Cuídate. ― Mateo se dirigió a la terminal e hizo el check-in para el vuelo a Alemania. A partir de ahí, se iba para Dallas y, finalmente, Tucson.


Veinticuatro horas más tarde, el paisaje de Tucson llegó a la vista. Mateo durmió durante la mayor parte de sus vuelos y ahora estaba despierto en el avión que descendía para el aeropuerto internacional de Tucson. Una vez que tomó su equipaje, hizo su camino hacia el estacionamiento y sonrió al ver su Chevy Impala negro esperando.


― Como mi chica ha pasado el tiempo? ― Mateo pasó la mano por el capó de su coche. Abrió el coche y se sentó en el asiento del conductor mirando el reloj militar suizo en su muñeca. Fue un regalo de su amiga Naomi por su cumpleaños número treinta. Había sido hace dos años.


Se dio cuenta de que eran apenas las siete de la noche. El sol aún estaba alto y golpeando sin piedad. Mateo salió del aeropuerto y se dirigió a la carretera de Valencia. Necesitaba una ducha, una muda de ropa y una buena mamada. El estrés del trabajo siempre tuvo su adrenalina alta y la única manera de salir de ella era conseguir una buena mamada o un buen culo apretado. Mateo sonrió, dando golpecitos con el dedo pulgar en la dirección cuando cogió la salida a Wilmot. El pensó en llamar a Naomi y hacerle saber que él estaba llegando, pero ¿dónde estaba la diversión en eso? Mateo sabía que ella estaría feliz de verlo, ella siempre estaba.


Naomi Richland.


Se conocieron hace cinco años en un club gay.


Naomi era bisexual y Mateo era estrictamente homosexual. Habían iniciado una conversación en bar y después de unas copas Mateo había ido a casa con ella desmayándose en el sofá. Naomi lo utilizó despiadadamente para conseguir hombres y mujeres desde ese día en adelante. Mateo conseguía su cuota de hombres en el proceso, de manera que fue una victoria, y una gran situación. Después de mantener su sexualidad en la oscuridad durante su carrera militar, estaría condenado si se ocultaba de nuevo. Estar en el equipo A significaba que podía ser él mismo.


Una de las pocas ventajas y cortesía de su nuevo trabajo. El tema de su trabajo había llegado cuando Naomi tropezó con su rifle de francotirador mientras estaba en la ducha después de un año como amigos. Hasta entonces, Mateo había mantenido la fachada de que era un investigador privado.


Mateo dio la versión simplificada. Él trabajaba para el gobierno haciendo varios trabajos para ellos. Entonces Naomi dejó caer la bomba. Ella trabajaba en la base del ejército en Sierra Vista.


Se podría decir en la Inteligencia? A partir de entonces, su amistad se convirtió en mucho más relajada.


Pasando por Tanque Verde Road, Mateo se puso del lado de la calle del apartamento de Naomi. Fue para el bloque de apartamentos y se dirigió al segundo piso.


Oyó el televisor y sonrió. Ella no vivía en los apartamentos más sofisticados de Tucson, pero era un buen lugar. Dos dormitorios, una sala de estar y un cuarto de baño con un balcón con vistas a la piscina climatizada y al club.


Lo mejor de Arizona era el atardecer y las mansiones. Mateo tomó sus llaves y abrió la puerta lentamente, dándole tiempo para vestirse, o acabado de tener sexo. Lo que ella estuviera haciendo en ese momento.


Abrió la puerta y se quedó sonriéndole. Naomi estaba en el sofá con una taza de helado, levantó la vista cuando entró y sonrió.


―Uh, oh. ― Mateo miraba. ―—¿Qué sucedió?


― ¿Qué te hace pensar que algo pasó?


―Estás sentada en el sofá con Ben y Jerry. Así que voy a asumir que tu corazón fue pisado de nuevo. ― Mateo se sentó a su lado y él la abrazó.


― ¿Por qué tienes que ser gay?― Naomi miró a Mateo. Sus ojos marrones parecían más verdes esta noche, y él estaba necesitando de un corte de pelo también. Su cabello negro se estaba rizando un poco en altura de la nuca.


― ¿Por qué eres una lesbiana?― Mateo sonrió y le pellizcó la mejilla. El pelo negro de Naomi estaba atado con holgura en una cola de caballo.


Su piel de oliva era perfecta y los ojos negros como el ónix. ― Soy bi, idiota. ― Naomi rió y le golpeó la pierna.― Necesitas un lugar para dormir?


― Dios, sí. ― Mateo se sentó y suspiró. ― Necesito una ducha también, y luego voy a aliviar un poco el estrés.


Naomi asintió, chupando otra cucharada de Ben y Jerry.


― Sugiero esta noche El Barco, que tienen una oferta para el precio bebidas.


― ¿En serio? ― Mateo se echó hacia atrás, quitándose los zapatos y puso sus pies en la mesa de café. ― Está bien, voy a echar un vistazo, pero en este momento necesito una ducha.


― Las toallas están en el armario de la ropa de baño, como siempre.


Naomi hizo un gesto con la mano hacia el cuarto de baño mientras ella pegada otra cucharada de helado en la boca.


― ¿Quieres venir conmigo al club? Podemos jugar como un equipo. ― Mateo deshizo su cola de caballo.


― No, me sentaré aquí comiendo mi estrés y veré películas de mercenarios.


― Haz lo que quieras. ― Mateo se levantó y se estiró. ― Si yo encontrara una lesbiana caliente, voy a traerla a casa para ti. ― Mateo esquivó una palmada en el culo y corrió a la seguridad del baño.

Jan. 30, 2021, 4:15 p.m. 0 Report Embed Follow story
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