yashiro21y Yashiro

Portada actual: No tengo. La crueldad es algo realmente malo, es sinónimo de una persona enferma, de alguien que no tiene compasión con otros, de alguien que no está en sus cuatro sentidos, de personas que están mal, pero sin duda, todos tenemos algo de eso dentro. No somos las mismas personas llegado el momento exacto, tú eres una buena persona, ayudas a la gente, no insultas a nadie, haces tu trabajo y eres amable, influir en los demás o ser alguien importante para alguien está dentro de lo que nos hace humanos, el socializar y poner normas para regularnos, es algo nuestro. Nadie se conoce a si mismo realmente, ¿serías capaz de matar? La mayoría respondería que no, pero ni están seguros. Todos tenemos la capacidad para matar, torturar, de lastimar a alguien si nos ponemos en el momento y lugar exacto. ¿Seríamos capaces de matar a una persona? ¿A un niño acaso? ¿A un bebé? ¿De cometer aquello que tu mente no quiere que veas? ¿Serías capaz? Siempre nos hacemos la misma pregunta. ¿Por qué hay gente mala en el mundo? ¿Por qué Dios no simplemente destruye todo y nos hace vivir en un lugar hermoso y en paz? ¿Por qué la gente tiene que morir? Sabemos que está mal todo eso, sabemos que matar, asesinar, torturar, violar y mutilar, o cometer a algún pecado, creas o no en Dios, está mal, pero... ¿quién decidió que eso era malo?


Horror Zombie horror Not for children under 13.

#Muerte #Zombis #Adolescentes #Crueldad #Sangre #Injusticias #Villanos #Humanos #Escuela #Estudiantes #Sufrimiento #Dolor
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VII-. La Sangre que bebemos.

VII-.


La Sangre que bebemos.


Las gotas intentaban atravesar la ventana, pero sólo se deslizaban dejando un rastro. El despertador no se callaba ni tenía intención de hacerlo, la alarma chillante no me dejaba en paz, no quería que durmiera. Siempre dejaba mi teléfono lejos, así cuando sonara, me tendría que poner de pie y apagarla, pero ya en la práctica, es un infierno y dan menos ganas de levantarse.
Alguien tocó la puerta, repetidas veces, parecía muy importante, tal vez sólo sea ella. Me dirigí a la puerta, la abrí y para mí no sorpresa, era mi hermana, que ya estaba vestida con su uniforme, la camisa larga, la falda y la corbata, su cabello bien peinado y ese listón en la cabeza que, no lo usaba por gusto, sino que era obligatorio.


—¿Se volvieron a perder tus lentes? —le pregunté con la puerta entre abierta.


—¡Apaga esa alarma! —me gritó con cierto odio, abrió la puerta de un golpe y se dirigió a mi teléfono—. Así está mejor, esa cosa suena por toda la casa.


—Bueno, al menos te levanta—comenté riéndome.


—Pues sí pero no tiene chiste, pones como mil alarmas y ninguna te levanta. Hoy es inicio de clases, pon un poco de ánimo.


—¡No seas exagerada! ¿Qué hora es? —pregunté buscando mi uniforme.


—Faltan 40 minutos para entrar—respondió muy seria, seguido salió de mi habitación—, bajaré a desayunar, si no bajas me comeré todo el pan.


¿Ah... en serio? ¿Por qué tienes tanto entusiasmo? Mi hermana era del tipo de persona que se levantaba temprano la primera semana y el resto llegábamos tarde. Y, se comerá el pan, me duele en toda el alma si es que se lo llega a terminar. Me vestí con mucha pereza, sentía como la tela raspaba y ah... me moría, me estiré y creo que será lo más satisfactorio que haré en todo el día. Bajé las escaleras y ahí estaba mi hermana, tal y como me lo advirtió, la encontré comiéndose el pan, lo hacía de forma muy alegre y, repito, se le notaba mucha emoción pero sólo durará un tiempo. Y con el añadido de que ya había encontrado sus lentes. Estábamos en el comedor, mi madre también se encontraba ahí, ella tenía mucho sueño y se notaba preocupada.


—Ya estoy listo—dije tomando un pedazo del pan que comía Karen—. ¿Por qué no me esperaste?


—¿Ya viste que está lloviendo? A que no te lo esperabas, ni yo, y está lloviendo mucho.


—Sí, es raro.


—Este día no puede ser perfecto—justo mi madre se dirigió a buscar las llaves con una mala gana—, me encantan los días lluviosos. ¡No puedo esperar a la noche!


—Si sigue lloviendo sí.


—¿No dormiste? —me preguntó mi madre abriendo un paraguas.


—¡Sí, claro! ¡Dormí! —respondí rápidamente, mis manos temblaban y mi cara se puso pálida. Sí había dormido, pero cuando le cuente que me dormí justo 3 horas antes de que sonara la primera alarma, me mataría.


—¡30 minutos para la siete! —gritó mi hermana de forma muy escandalosa, que hasta mi madre tuvo que callarla.


Salimos de la casa y subimos al auto, ella en el volante, yo en el asiento del copiloto y mi hermana atrás. Mi madre abrió la puerta de la cochera con el control y comenzamos el viaje a la secundaria. Apenas se veía algo, la lluvia era tan estorbosa, no había rayos, y era difícil distinguir algo. Mi madre activaba los limpiaparabrisas una y otra vez, las ventanas del auto cada que podían se veían empapadas de agua.


Después de 10 minutos de carretera, la lluvia se calmó, es más, la poca agua que caía, apenas era una molestia. Bajé el vidrio de mi ventana, mi madre y mi hermana hicieron lo mismo. Pegué un gran suspiro, me gustaba oler ese ambiente seco, frío y extraño que dejaba la lluvia, creo que por eso a ella le gusta mucho este tipo de clima. Mi madre me dijo que lo subiera porque, esa poca agua que caía, podría dañar el auto, ¿Cómo? No tengo idea, pero no tengo de otra, así lo subí.


Y... Creo que tiene razón, no hay mejor clima para comenzar este día. Me sentía... era relajante apoyar la cabeza en el vidrio y ver las gotas, el pasto y las calles mojadas. Veía a más gente con el uniforme, comenzaba a creer que éramos los únicos en coche.


—¿Estás seguro que dormiste?


—Sí, sí, dormí—respondí seguido de un bostezo.


—¿Seguro? —preguntó con mucha duda, no sé creía lo que le decía.


—Sí, me he dormido temprano.


Ah... ella no es tonta, si lo sabe. ¿Por qué estoy nervioso? Sólo cambiará el salón y el año, nada más eso, ¿Por qué me tiemblan las manos? Si todo será genial, podré platicar con mis amigos, siempre es divertido, me río mucho con ellos, podré ver a Alejandra, quizá ahora sí podamos hablar y por fin tenerla en mis brazos, aún que siempre se me olvida hablarle, obviamente.


—¿No se te quedó nada Karen?


—¡No, llevo todo! ¡Me preparé desde antes!


—¿Y a ti Raúl?


—Ah, espera un momento—respondí dándole un vistazo rápido a mi mochila.


—Si se te olvidó algo estamos a tiempo de volver.


—No, está todo, no se le quedó nada.


—¿No se te quedó la lapicera? —preguntó la lentosa, lentosa, ahora inventando términos—, como la otra vez—dijo riéndose, pero no en un tono burlón ni de superialismo, fue más, uno amigable y para acompañar aquél momento tan vergonzoso que pasé y pasaré.


—No, no se me quedó. Pero hey, al menos no olvidé mis calcetas—dije acompañándola en el mismo tono que ella.


—¡Eso no es verdad! ¡Es un mito alimentado por tu odio!


—Ya dejen de fastidiar, me distraen y podemos chocar, por favor.


—Mamá, ¿Siempre si nos va a llevar al restaurante ese del nombre raro?


—¿Tu padre? ¿Al restaurante raro?


—¡Ah sí! ¡Cierto, cierto, cierto! Dijo que nos llevaría—dijo mi hermana haciéndose hacia adelante, asomando su cabeza por nuestros asientos.


—No lo creo, dijo que tenía otra junta con unos franceses para vender una casa, ya sabes como es, siempre trae planos y planos.


—Sí, va a estar divertido hacer todo lo que él hace.


—Bien... llegamos.


Seguido de estacionó cerca y le quitó el seguro a las puertas. Me entregó el paraguas, me dijo que era por si acaso llovía, nunca se sabe. Me bajé con mi hermana, juntos pasamos la puerta y ese filtro de seguridad, con ese maestro de historia viéndome, nada más verle a los ojos es suficiente para pensar que en algún punto sacará un arma y te disparará porque no respondiste bien, es de los más estrictos.


Bajamos las pequeñas escaleras que había y conducían al patio central, no había mucha gente, ví a mis amigos y ella a los suyos, pero decidimos sentarnos en una banca bajo un techo, había dos, uno gigante para cubrir el patio y en el que estábamos, era más pequeño y sólo cubrían un área muy específica, la entrada al único edificio que no llegaba el grande. Siempre lo hacíamos, era como un ritual de iniciación.


—¿Te puedes creer que ya estés en tercero?


—Sí—respondí con pena.


—Va a ser muy extraño cuando entres a la preparatoria, yo me quedaré aquí y... será extraño.


—No creo que pasé, yo opino que repruebe y así graduarnos juntos.


—¡No seas ridículo! —me dijo un poco exaltada y en risas, a la vez que, me dió un leve golpe en el hombro. Seguido sacó su teléfono y lo apuntó hacía mí.


—¿Te lo trajiste? —pregunté sorprendido.


—Ah... sí—respondió avergonzada—, ¿No te lo trajiste tú?


—No, no quiero que me lo quiten.


—¿Sabes? Yo soy la hermana interesante y divertida, y tú eres el hermano bueno y aburrido.


—Yo creo que es al revés.


—¡Hey, una foto!


Después de que el sonido del flash de la cámara terminara, anunciaron por las bocinas que ya deberíamos formarnos en filas para entrar a los salones. Me puse de pie y le di el paraguas a ella, cada quien se fue a su respectivo salón, el mío estaba alejado del de ella, el de Karen estaba ahí, a pocos metros, en el edificio que no lo cubría el techo principal.


Sin perder más tiempo, me encontré con mis amigos, nos hicieron pasar e hicimos lo mismo de siempre, sentarnos cerca uno del otro para bromear con ellos, eso era lo mejor del día. Al pasar esas aburridas horas, todo eso, los maestros, que presentarnos, todo eso, nos dieron la bienvenida y ya comenzaba a aburrirme y para mi desgracia, comenzó a llover, un lunes, un lunes llueve, eso es para los viernes, jamás se había visto eso, pero esa lluvia seguro que no durará mucho. Llegó el receso después de esas aburridas horas, después como era costumbre nos obligaron a despejar las aulas de clases y bajar de los edificios hasta el patio principal. No me reuní con mi hermana porque, ella estaba con sus amigas y yo con los míos, de vez en cuando nos encontrábamos y nos decíamos hola pero hasta ahí. Nos agrupamos en el lugar de siempre, en una esquina del patio donde nadie podía fijarse demasiado en nosotros, éramos muy raros. Casi nadie estaba en las zonas que no cubría el techo, estaban esos típicos que querían impresionar a las chicas y que les gustaba hacerse los graciosos mojándose en la lluvia, otros como nosotros, estaban en la esquina, donde no nos alcanzara la lluvia.


—Esto es molesto, me da bastante flojera bajar y todo—dije sin ánimo alguno.


—Lo sé, el hecho de bajar y luego subir a los salones es cansado, que flojera la verdad—me dijo Javier.


—De seguro no tienes condición física—le dije entre risas.


—Claro, como si tú tuvieras condición física—me dijo Alan.


—¿Y a ti quién te habló? —le pregunté un poco molesto, riéndome para simular.


—No te parece un poco extraño este receso—me dijo Javier.


—La verdad no, todo va como siempre.


—No hay nadie en la tiendita—dijo señalándola.


—Es la cafetería—interrumpió Alan.


—Alan, es un poco molesto que estés corrigiendo a la gente—le dijo Daniel, que bueno que interrumpió de esa forma.


—Y tú que te creas el que lo sabe todo—replicó Alan, más molesto que antes.


—Tranquilos, ya vamos a comer—dijo Carlos bien concentrado en su comida.


—Regresando al tema, este receso se siente diferente.


—Javier. Tal vez es porque estamos en tercero, tal vez es por eso—le dijo Alan.


—¿Tú crees? —preguntó.


—Tal vez es porque no hay nadie en la cafetería—le respondí—. Lo acabas de decir.


—Vamos a la tienda—me dijo dirigiéndose a ésta.


—¿A qué vas? —le pregunté.


—¿Y por qué no?


—Me da bastante flojera ir, si no voy a comprar, ¿para qué voy?


—Cierto, aparte ya se va a terminar el receso, me da bastante flojera ir—dijo retrocediendo.


—¿Por qué los baños tienen filas? —preguntó Daniel con mucho interés y señalándolos.


—¿Tienen filas? —pregunté sorprendido.


—Pero siempre están vacíos—dijo Javier.


—¿Qué estará pasando allá adentro? —pregunté.


—También hay personas que no están allá—respondió Daniel.


—Pregunta a alguien—le dije a Javier.


—Lo haré porque me interesa, no porque me lo digas—me dijo yendo hacía un maestro.


—Sí, como digas.


Se dirigió a él y parecían estar hablando, el maestro se notaba muy tranquilo, no sé, muy raro, seguramente le esté contando todo. Después regresó y nos dijo qué pasaba.


—¿Qué te dijo? —le preguntó Daniel.


—Que ellos están vomitando, por eso cerraron la tienda—respondió muy preocupado, no tanto, se reía a veces.


—¿Eso te dijo? —le pregunté.


—No, lo acabo de inventar—me respondió siendo sarcástico.


—¿En serio? —le pregunté con asombro.


—No, eso fue lo que me dijo.


—Está bien.


—Entonces, ¿la gente que comió algo en la cafetería está vomitando? —preguntó Daniel muy confundido—. Eso suena muy sospechoso—dijo de manera muy pensativa.


—¿Tú crees? —le preguntó Alan—. Eso es obvio, lo acaba de decir.


—Alan, esto es serio y no es momento para juegos—le dije muy molesto.


—Sí, a lo mejor es más serio de lo normal—dijo Daniel acomodándose sus lentes de forma aún más pensativa—. Imagínense que comenzara una pandemia como en las películas, tipo un apocalipsis zombi y que nos coman a todos—dijo en un tono dramático.


—Daniel eres muy inteligente para creer eso y andar diciendo eso—le dijo Carlos—, no como estos que está bien burros.


—No creo que pase—le dije con seriedad—. Puede ser que sólo sea que están enfermos y ya, no lo hagas más complejo.


—Pero está el escenario preparado para que ocurra—dijo Daniel siendo más insistente.


—No pasará nada Daniel.

—Va a pasar, he visto demasiadas películas y he leído demasiados libros—dijo Daniel un poco nervioso—. Todo apunta a que será una pandemia, siempre vomitan bastantes personas o ocurre algo con mucha gente. Aparte, nunca pasa algo así que mucha gente se ve involucrada.

—Están vomitando antes de entrar al baño, en la fila esos tipos, que asqueroso—dijo Alan desviando la mirada.

—Está bien, supongamos que ocurre—dije muy tranquilo—. ¿Algún plan?

—Raúl no le sigas el juego, no ves que está todo imbécil. Daniel—dijo mirándolo—, no va a pasar nada, estás bien idiota, ya díganle que no va a pasar nada—dijo esto último riéndose, no lo decía en serio, era su humor, siempre era muy sarcástico y muy maldito, pero me hizo gracia y me reí.

—La verdad, si ocurriera a Carlos se lo comerían, maldito gordo no da ni tres pasos y se cae—dijo Alan.

—La verdad sí, el Carlos lo matarían enseguida—dije riéndome.

—Ora, bueno, a ti también te matarían Raúl, a ti nada más te tocan y ya estás en el suelo—me dijo Carlos un poco serio.

—Es broma Carlos, tranquilo amigo en serio—dije tocándole la espalda.

Carlos es mi amigo, somos muy raros, entre mejor nos caemos, más nos decimos de cosas, supongo que como toda amistad. Porque la verdad, no le digo cosas así a los demás, o no apoyo, creo que me llevo mejor con Carlos y Javier y esos desgraciados lo saben.

—Igual a ti chango—Javier le dijo a Alan de forma, de esa forma graciosa y yo me reí—, te ponen un plátano y ya estás muerto.

—Alan sobrevive con los plátanos de los demás—dijo Daniel a lo que todos nos reímos.

—Yo la verdad sobrevivía, yo tomé clases de supervivencia y todo, aparte tengo novia y nos iríamos y los dejaríamos a ustedes al diablo.

—Ni novia tienes—le dije.

—A que sí, para que veas que tu hermana ya se me anda declarando.

Alan no sé por qué dijo eso, yo que sé, pero todos se rieron.

—Alan, estás bien estúpido—le dijo Javier riéndose aún más.

—Con eso que dijiste lo dijiste todo, serías el primero—dije yo también.

—¿Y dónde está Karen? —me preguntó Javier.


—Anda por ahí, la verdad no sé, pero no ha venido, a lo mejor está ocupada o yo que sé.


—Raúl que mal hermano eres, imagínate que está llorando o algo.


—Nah, ella cuando tiene problemas o algo viene y ya la has visto.


—¿Y qué tal si esta vez tiene un problema tan grave que no te puede avisar? —preguntó poniendo cara de "Soy un diablillo".


—Nah, sabes qué, vete al diablo, no voy a ir—dije riéndome.


—Yo tendría una mejor estrategia que ustedes.

—A ver cuenta—dije.

—Yo correría a la salida.

—¿Qué no entendieron imbéciles? Que no va a pasar—dijo Javier.

—Ya sabemos, estamos teorizando, pero tu mente no está lista—le respondió Alan.

—Ya mugre changa, mejor cómeme el plátano.

Sí, puede ser un poco pesado, pero sigue siendo gracioso.

—Yo me acercaría a la salida, si ocurre yo corro y estoy preparado.

—Tu falta de conocimiento te está llevando a decir estupideces—le dije.

Era una referencia a un video que vimos hace tiempo Javier, Carlos y yo por lo que ellos se burlaron.

—Si funcionaria aun que se rían.

—Yo la verdad me iría a los edificios, ahorita están abiertos, yo cerraría la puerta y me iría para arriba. Así nadie puede entrar—dijo Carlos.

—Ya ves, esa si es buena idea Alan no como la tuya.

—Y luego me esperaría a que se calme todo, los zombis se tranquilizan y ya, salgo o llamo a alguien.

—Si, pero si te gana alguien ya valiste y te quedas afuera—dijo Alan—. Por eso mi estrategia tiene más sentido maldito indio. Maldito prieto—dijo esto último reventando a carcajadas, no me reí mucho, pero los demás sí—. Ya vete con Samantha que ni te hace caso, ya anda, vete.

De pronto, por las bocinas de la escuela, dijeron "Debido al vómito que está causando la comida, recomendamos no consumir nada hasta nuevo aviso", se escuchó el mensaje por las bocinas del plantel. Nosotros, bueno la mayoría tenía comida traída de casa, excepto Alan.

—¿Qué mierda está haciendo el conserje? —preguntó Javier apuntando a los baños.

La fila en los baños estaba larga y bueno, el conserje aceleró la fila, les dijo que entraron uno tras otro, cuando ya no había nadie, el conserje cerró la puerta de los baños con los chicos adentro con ayuda de unos maestros. Después se escucharon muchos ruidos, gritos, no sé, era como los típicos sustos en internet, muy aterrador, se escuchaba que rasgaban la puerta que, no sé, sustos y gritos muy potentes del baño, era, aterrador, sí... aterrador. Mis amigos discutían sobre eso, pero yo trataba de imaginar que estaba pasando allá adentro, no sé, podría estar pasando cualquier cosa, pero eso sonaba que eran gritos de dolor, o yo que sé, era doloroso, era incómodo, quisiera abrir la puerta. La puerta se golpeaba varias veces, muy fuerte, demasiado, y de pronto, se escuchó un grito muy fuerte y salió sangre por debajo de la mesa, pero fue de golpe, como si... no lo sé, como cuando abres la manguera, pero haces presión antes de la punta, y sale en un disparo, fue inmediata.

Los profesores se alarmaron y algunos comenzaron a llamar a yo qué sé, pero tenían teléfonos, de pronto uno se acercó con un arma, era el profesor de Informática, y apuntó hacía la puerta, empezó a gritar groserías y se veía que iba muy en serio, y tengo un poco de miedo, ese loco puede disparar o yo que sé.

De pronto, se escuchó otro mensaje de las bocinas "Por favor, les pedimos a todos los alumnos que entren a sus respectivos salones, estamos teniendo unos problemas con algunos estudiantes". No estaba sordo, pero... la cabeza de alguien chocó con el cristal de la ventanilla de los baños, esa pequeña ventana en uno de los laterales, estaba cerrada, pero alguien tenía la cabeza pegada ahí. El maestro de informática disparó a la puerta varias veces, pero qué le pasa, ¿por qué les dispara a esas personas? ¿Por qué?

Miré a mi izquierda, y una compañera mía se acercó y cayó en mis brazos, ella se veía normal, no me podía mover por los nervios, no sabía qué estaba pasando, miré al frente y estaba algo, un compañero se comportaba diferente, era violento y golpeaba a todo el mundo, intentaba arrancar o poseerlos... Tenía los ojos rojos, irritados, y su piel era del mismo color de antes, pero sus venas se resaltaban aún más, se lanzó hacía una chica y la empezó a devorar. No muy lejos de ahí, otro chico se comportaba igual, de la nada y sin explicación, y empezó a hacer lo mismo que el otro, buscó al más cercano y pasó lo que pasó.

Miré a los lados y en serio, nadie se metía a los edificios, fue cuando pensé en la idea de Carlos, "Subir a los edificios y esperar". ¿En serio? ¿Esto estaba pasando? ¿Realmente estaba pasando?

No tenía palabras para describirlo. Miré hacía atrás y me di cuenta de que en realidad estaba comenzando, de pronto todo el receso se hizo un caos, todo el mundo corriendo y gritando, todos huían de un lado para otro mientras yo corría hacía la puerta del edificio. Javier y Carlos me seguían, yo sólo corría y corría, quitándome a la gente del camino, empujándola con fuerza para poder pasar. Llegamos allá y estaba abierta, sólo era entrar y cerrarla, todo estaría bien después de...

Nos topamos con otro grupo de chicos que también querían entrar, que tuvieron la misma idea, no teníamos tiempo para pelear o algo, sólo nos miramos, no era tiempo para hacer algo, entramos y cerramos esa puerta, esa reja, ese barandal de metal. Tomamos las llaves que estaban ahí, en una pequeña bodega y la aseguramos. Lo habíamos logrado, habíamos logrado salir de todo ese problema, estábamos a salvo, sin ningún peligro, pero, teníamos una de las peores vistas. No pasaron más de diez segundos cuando una chica, una alumna más, se acercó para... tal vez entrar con nosotros, se veía asustada, pero no la culpo, yo me estaba muriendo de miedo también, pero no podíamos hacer mucho, en un intento desesperado de salvar mi vida, de no permitir que más entren porque eso sería morir, no iba a hacer tan rápido para cerrar ni abrir, me puse de pie y le pegué una patada a través del barandal, mandándola lejos de la entrada, para luego ser devorada.

Nadie dijo nada, pero se podía ver sus rostros llenos de horror, llenos de miedo total y aceptando, ni yo sabía lo que hacía, no entendíamos nada. Se acercaron más, pero ellos les atrajeron y los despegaron de la puerta de metal, veíamos como su cuerpo, como esas personas eran comidas vivas. Había cuerpos, personas acostadas en el piso con sangre alrededor, vomito por ahí y unas cuantas partes del cuerpo regadas por el suelo, era aterrador. Tengo un millón de preguntas ahora pero aun que quisiera preguntarme una, no podría... no podría, uno de ellos, uno de esos zombis se acercó y se pegó al barandal, no intentó alcanzarnos o intentar pasar, sólo se nos quedó mirando, como si pudiera entender quiénes somos y en qué se ha convertido y no tuviera otra que aceptar que está muerto. Los cantos de los ángeles se apoderaron de la secundaria, miles de voces cantaban al mismo tiempo para gritarle a Dios que algo estaba pasando, que era un castigo o quizá, sólo era, un deseo. Sus voces eran aterradoras, no me gustaba escucharlos, pedían ayuda y maldecían a los demás, ¿por qué? Una pistola sonó a la distancia, debía ser el profesor sin dudarlo, y sin pensarlo yo, me paré y me fui al segundo piso, estaba tan hipnotizado por toda esa masacre que por fin reaccioné, si ese loco viene hacía acá, puedo pensar que mi muerte está aquí.

Estábamos en el segundo piso para dejar de ver todo eso y tranquilizarnos un poco, tanta sangre, grito y llantos, era como si... jamás en mi vida había visto eso, jamás, ver un cuerpo o escuchar gritar a alguien es muy diferente como lo muestran en alguna película, es aterrador y te hace erizar la piel, yo que sé... era muy sorprendente. No creo en Dios, pero apuesto a que se estaría burlando de nosotros ahora mismo o si quiera disfrutando del espectáculo. La gente que entró conmigo está igual que yo, no sabe qué sucede y no sé, veo a una de las chicas que entró y está rezando, está temblando y llorando. Abajo está cerrado, estoy seguro de que lo está.

No quería ver nada más, quería agacharme y poner mis manos sobre mi cabeza, no escuchar nada, no escuchar a esos ángeles llorar, "las personas que te rodean son ángeles que te cuidarán" dijo mi madre y siempre me lo decía cada que íbamos a misa, no quiero, no quiero escuchar nada de eso, pero me es imposible no ver.


Desde el balcón del segundo piso, podía ver todo el patio, y ese gran techo, ese edificio de enfrente, esos baños cerrados, todo eso, me asustaba, estaba ocurriendo algo que pasaría a la historia, tan sólo ver a esas personas me hacía explotar la cabeza.

Vi a profesores huyendo, algunos salvaban a alumnos que estaban en problemas, se gritaban y muy apenas se lograban encerrar dentro de los salones, uno que otro se quedaba fuera al no llegar a tiempo. Unos hasta corrían por su cuenta y no les importaba nada. Mi profesor de química, podía verlo correr entre todas esas cosas, de la mano de su esposa, la maestra de historia, corrían por su vida, llegaron hasta uno de los salones del primer piso, empezaron a tocar todas las puertas, pero como era de esperarse ahora, ninguna quiso abrir o si quiera mostrar algo de amabilidad, se fueron al final de corredor que conducía a la salida pero estaba cerrada, abrazados, con fuerza para uno más, murieron acorralados. Algunos alumnos gritaban por ayuda o que fuese, uno intentaba defenderse con una escoba, logró hacerlo, pero seguían viniendo más, era todo un maldito caos, y esto sólo era en el patio, no quiero ni imaginar cómo será en otros lugares. Gente, alumnos, personas, lo que fuese, se estaban acercando al edificio, querían entrar a nuestro edificio, así como nosotros los hicimos, golpearon la puerta, pero fueron alcanzados por ellos antes de hacer cualquier cosa. De todas formas, no sé si sería capaz de bajar y abrir la puerta, ellos entrarían y me matarían, no sería capaz, no, y menos estando acá arriba seguro.

Esos hubiéramos sido nosotros, si hubiéramos dudado un poco, seríamos nosotros, estaríamos muertos. Tan sólo imaginar que, si esto hubiera ocurrido entre clases, sería un caos aún mayor, gente matándose entre ellos, aplastada por nosotros al querer salir, no sé si fue suerte que ocurriera en el recreo y que esté aquí arriba. Los demás estaban en el edificio, con los que subí, o no sé dónde, no me interesa por ahora... no lo sé.

De pronto, escuché un grito enorme de la puerta de la secundaria, aún había personas ahí, los padres y madres de los alumnos acostumbraban a llevarles su comida, mi madre lo hacía, lo hacía... Sólo unos pocos lograron escalar y cruzar el barandal de barrotes, los otros, esperaron ese final que ya tenían destinado. Una madre, en lágrimas, abrazando a su hijo a través de los barrotes, sabiendo que esos serian sus últimos momentos, ambos lloraban y, el chico murió, murió frente a la persona que lo vio nacer. Tuvimos una increíble suerte de entrar primero, hay más que hubiesen querido entran, no me hubiera gustado tener unos minutos más de vida así, creo que puedo considerarme... fue un milagro que fuera yo el que está aquí. Jamás me pasó por la cabeza esa palabra "Muerte", sabía que moriríamos algún día, lo sabía, pero no imaginé que hoy lo era. No sé, lo sabía, pero como que, ahora lo estoy viendo y es real, lo veo en toda la cara, no es un sueño, no es una pesadilla, no es una broma, de verdad hay cuerpos en el suelo, de verdad hay sangre, hay personas muertas

Vi a lo lejos, un maestro con una pistola, con un arma de verdad, el mismo, ese de antes, al igual que todos, lo perseguían esas cosas, pero también alumnos que se veían normales, se acercaban para que les brindara protección o algo, se acercaron con bastante velocidad, aterrados, con un deseo de vivir. Cualquiera se esperaría que, lo salvaría y sería el héroe, pero disparó sin importarle, a todos por igual, a todo aquél que intente acercarse, se subió por una reja para estar a salvo.

Personas intentaban arrastrarse por el suelo, intentando escapar, buscando esa sensación de estar vivo, ahora era un maldito tesoro, era un milagro estar vivo. Maestros y maestras que, querían escapar a toda costa, maestras que no podían dejar a sus hijos pequeños en su casa, veía como esos niños, vidas inocentes, eran consumidas por el miedo y la confusión, no sabían que estaba pasando, no, no sabían, sólo seguían a esa maestra de biología tomados de la mano y sin dudarlo. Llegaron hasta una de las salidas de la escuela, pero estaban cerradas, nosotros lo sabíamos, siempre se cierran para evitar que los alumnos se escapen, y las llaves siempre las tenía el conserje, el cual está muerto ahora. No sé si lo olvidó o sólo fue la desesperación lo que la llevo a hacer eso, pero intentó abrirla a toda costa. Después de unos segundos de fracasar, subió a su hijo por el barandal para tirarlo del otro lado, él cayó al piso muy fuerte, se golpeó la cabeza, pero estaba bien para ponerse de pie. Algo se decían, podía ver que la boca de la maestra se movía y la de su hijo de no más de 4 años, también lo hacía. Es posible que, se estaba despidiendo de él, o diciéndole que buscara a alguien o lo que sea... Ella sabía que jamás lo volvería a ver, sabía que sólo podía salvarse uno, le tomó de la mano y con la otra, tomó su bolsa. Ella se giró y con su bolsa se intentó defender de esos zombis, unos se caían y otros, sólo llegaban a su cabeza y cuello para tomar un poco de carne, se abalanzaron y la perdí de vista. Su hijo, la veía con miedo, estoy seguro de que le hablaba para que se levantara o algo, sus labios se movían y no creo que digan otra cosa más que "¿Mamá?". Aún seguía dándole la mano, no la soltaba y lo comprendo, esos infectados, parecían bestias, tomaron el brazo del niño e intentaron llevarlo con él, le golpearon varias veces contra el metal y terminaron por comerle su brazo.

Vi a una chica, corría asustada, junto a su amigo, o su hermano, o su novio...

Ay Karen, si estás viva...


Iban corriendo, uno cayó y se quebró el tobillo, la chica le ayudó y al ver que no podía levantarse, lo abrazó, y ahí murieron. Ahora mismo tengo muchas preguntas en mente, todos esos alumnos, ver a mis compañeros muertos en mi cara, a esas personas con las que compartí unas risas en el salón, estaban muertas o estaban conmigo, pero había esos que este era su primer día, alumnos de nuevo ingreso que hoy murieron, todas esas vidas nuevas, formaban un camino de aspiraciones, y de cadáveres por el cual pasar. Mis amigos estaban conmigo, pero no me sentía feliz, sentía que estaba haciendo trampa, apuesto que todas esas personas merecían estar en mi lugar, estoy vivo... ¿por qué lo estoy?

De inmediato, otro mensaje se escuchó por las bocinas "Les habla su director, no sabemos que está ocurriendo, pero aun así no pierdan la esperanza" dijo él mismo, con un tono serio para lo que estaba diciendo, se notaba muy triste, "Estoy a salvo por ahora, estoy en la dirección encerrado y esas cosas no pueden tocarme, cualquiera que esté vivo, huya de aquí, escape, aún hay gente y puedo verlo por las ventanas, huyan. Lárguense de aquí, por sus vidas, no se queden aquí, vivan sus vidas, no sean como yo. Si tienen la oportunidad de morir con sus seres queridos, creo que es la mejor opción... pero nunca se rindan", seguido el director se retiró del micrófono.



Jan. 24, 2021, 2:46 p.m. 0 Report Embed Follow story
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