redkisskitten Min Nana

Gianluca Ginoble ha estado deprimido por las últimas semanas. Es el CEO de una compañía en crecimiento, sin embargo, cuando un comentario desagradable de una de las secretarias se mete en su cerebro, toma la madura decisión de encerrarse indefinidamente en su departamento. A pesar de que es un hombre frío y eficiente para los negocios, en el fondo no es más que un dulce cachorrito en busca de unos brazos cálidos que le den amor. Piero Barone está preocupado por su mejor amigo. No ha salido de su departamento más que para algunas de esas ridículas citas a ciegas que se organiza para tratar de demostrar que no es un raro sin vida social. Ha ido a visitarlo cada día para asegurarse de que coma, se bañe... y que no termine tirándose de un puente. Sin embargo, su enamoramiento frustrado por años por fin hará mella en él, y no dejará pasar la oportunidad... de dominarlo por fin.


Erotica For over 18 only.

#ilvolo #erotico #homosexual #yaoi #amor #pianluca
1
986 VIEWS
Completed
reading time
AA Share

Capítulo 1

—¡Gianluca, abre la puerta!

Piero tocó por milésima vez. Sus nudillos ya estaban rojos, pero no se dio por vencido. Gianluca llevaba más de dos semanas trabajando desde casa, sin pararse en la oficina ni para decir hola. No es que a sus empleados les molestara, no. Ya que lo que tenia de guapo lo tenía de tirano. Pero a él si que le afectaba, no solo porque implicaba tener que organizar sus juntas vía Skype, ni llevarle documentos importantes todos los días para que firmara, o aguantar los comentarios mal intencionados del grupo de secretarias chismosas del piso 4, no.

Significaba que cada puto día tenía que soportar la tortura de pasar al menos una hora encerrado con él en su apartamento, solos. Viendo como esos ajustados boxers Calvin Klein se amoldaban a sus esbeltas piernas, y como su cabello de medios rizos rebeldes le caía por la frente. Viendo como sus manos sostenían con delicadeza su pluma predilecta a la hora de firmar papeles, deseando que rodearan mucho más que la pluma. Sintiendo una opresión en el pecho cada que esos dulces ojos color miel lo volteaban a ver con profunda tristeza, buscando una respuesta que Piero no le daría.

— ¡Gianluca! — preocupado, estaba a punto de echar la puerta abajo de una patada, cuando vio que el picaporte giraba con indesicion. Despues de unos segundos, Gianluca abrió la puerta con la camisa blanca arremangada de un lado por encima de sus ligeros abdominales. Con la mano izquierda se frotaba el ojo, una señal de que se acababa de levantar apenas. Unos cortos boxers negros se abrazaban a sus caderas, dejando poco a la imaginación. Y su cabello lucía desordenado y caía en suaves ondas por su frente.

Jesús del Huerto.

A Piero se le hizo agua la boca, y tuvo que carraspear para no caer ante esa dulce imagen. Lo que daría por poder verlo así al despertar cada día por el resto de su vida.

— ¿Qué pasa? — dijo Gianluca con voz ronca — ¿no es muy temprano para que estés aquí?

A Piero se le cayó el alma a los pies. Había bebido de nuevo. De seguro la noche anterior había asistido a una de esas estúpidas citas a ciegas de la página web que frecuentaba. Y había salido mal, de nuevo.

—Es medio día, Gian — pasó por un lado suyo, rozándolo suavemente mientras pasaba. Se dirigió a la cocina mientras Gianluca cerraba la puerta.

—Oh, lo siento, Piero— dijo en tono lastimero — no dormí muy bien anoche.

—Me lo imagino— respondió Piero con sorna— fuiste a otra de esas absurdas citas, ¿no? — volteó a ver a Gian, quien estaba parado en un lado del sofá, con la vista hacia el suelo.

—S, si— se rascó el cuello— no salió muy bien.

—¿Ahora que pasó? — Piero se dispuso a sacar cosas del refrigerador y la despensa para hacerle de comer. De seguro llevaba mucho tiempo que no probaba bocado y eso no era bueno para él. Escucho la triste historia de cómo la chica lo detuvo a media charla porque Gianluca le pareció "demasiado soso". Estúpida de mierda.

A sus ojos, Gianluca era el ser humano más bello jamás creado. Era dulce por dentro, pero con una coraza de acero por fuera. Era un empresario feroz y capaz, que no perdonaba ni el más mínimo desliz. Era perfeccionista, controlador y tenaz. Pero cuando llegabas a conocerlo en verdad, te podías dar cuenta de que era el hombre más suave que te pudieras encontrar jamás. Lloraba con Titanic, por Jesús bendito. Tenía una almohada con gatitos estampados. Si una ancianita debía cruzar la calle el con todo gusto se bajaba de su automóvil para ayudarla.

Y todos esos pequeños detalles fueron los que hicieron que Piero se enamorara perdidamente de él. Era un caballero en perfecta regla, un hombre de gustos simples. Era... simplemente para él.

Escucho atentamente cada palabra que relataba la desagradable noche que Gianluca había pasado, y como termino bebiéndose esa botella de whisky que tenía escondida.

—No puedes simplemente ponerte borracho cada vez que una mujer te rechace, Gian— dijo mientras partía furioso un tomate.

—Lo sé, lo sé. Es solo que...— suspiró — es la quinta vez que una mujer me rechaza en dos semanas. Necesitaba sentirme bien.

Conmigo te sentirías muy bien, créeme. Piero espabilo esos pensamientos.

—Tal vez deberías dejar de salir en esas citas y tratar de retomar tu vida, la empresa...— Gianluca lo interrumpió.

—No puedo regresar a la empresa ahora. No quiero toparme con Elena— dijo con voz baja.

Esa perra de Elena. Gianluca escucho cuando estaba cuchicheando junto con las otras secretarias en el 4to piso. Al parecer, Elena consideraba que Gianluca era un ñoño sin remedio que nunca conseguiría esposa porque ¿quién querría casarse con un hombre que tiene una foto de el mismo besando a un gatito de fondo de escritorio? El cómo se enteró aún era un misterio, ya que las secretarias -a excepción de la de Gian- tenían estrictamente prohibido entrar a su oficina. Además, parecía saber demasiadas cosas acerca de los gustos románticos del jefe. Y él escucho como sus gustos, sueños y esperanzas eran revelados sin piedad y dejados a merced de las pirañas de las secretarias, para que pudieran burlarse y hacerlo pedazos con total libertad.

Sin embargo, en lugar de despedirla, Gianluca se quebró y decidió tomarse unas "vacaciones" en la comodidad de su departamento. Piero se había hecho cargo del personal desde entonces. Afortunadamente, nadie más que las secretarias parecían saber los secretos de Gianluca. El por qué aún no habían revelado nada era un misterio, pero más les valía que se quedara así.

—Está bien, si sientes que aún es muy pronto no te voy a presionar. Sin embargo, deberías ir pensando en eso, algún día tienes que regresar. Y conseguir citas de una manera más convencional, por Dios santo.

Sabía por qué Gianluca hacía eso de las citas. Quería demostrar que era capaz de conseguir una mujer que lo quisiera tal y como era, mostrando su verdadero yo como anzuelo. Sin embargo, aún no había tenido éxito. Al parecer, todas las chicas con las que había salido pensaban que era muy blando, o risueño, o "soso" como esa última. Eso lo estaba destrozando pieza por pieza, ya que solo estaba confirmando lo que Elena había dicho. Lo que Gianluca no se había puesto a pensar, es que una mujer como la que él buscaba difícilmente se daría a conocer en un sitio de citas por internet.

Sin mencionar que Piero preferiría golpearse con un sartén caliente en la cabeza antes de tener que soportar el ver a Gianluca con alguna mujer. Eso lo destrozaría.

—Ya no me regañes— dijo Gianluca con ojos tristes. Si que le había pegado todo este asunto.

Piero suspiró.

—¿Por qué no vas a tomar una pequeña siesta en lo que está lista la comida? Te voy a preparar lasaña, tu favorita— le sonrío brevemente.

El brillo regresó como por arte de magia a los ojos de Gian. Piero daría lo que sea porque se conservaran así siempre.

—De acuerdo— Gian regresó a su habitación y se quedó dormido casi de inmediato.

Pasados veinte minutos, Piero fue a revisarlo, no quería que por culpa de su resaca terminara en el suelo. Lo encontró abrazado a su almohada de gatitos, con un rizo rebelde cayendo justo por el centro de su frente. Sus piernas estaban ligeramente dobladas, casi en posición fetal. Se veía tan dulce e indefenso. A Piero se le hizo añicos el corazón, porque sabía que era imposible que algún día pudiera recostarse a su lado, abrazarlo por la espalda y despertarlo con besos, como era su sueño en ese preciso instante. Tendría que conformarse con verlo dormir de lejos, desde la puerta de su habitación. Aguantando el dolor por tocarlo que se apoderaba de sus dedos, suspirando en resignación, y deseando que dejara la absurda idea de que nadie lo amaría nunca.

Porque él ya lo hacía.

______________________________________________________-

A HUEVO TRIUNFO EL MAL(?

Este es mi primer fic yaoi, así que espero les agrade :3

A las chicas ilvolovers: espero nadie resulte ofendida con esto -aclaro por que me he dado cuenta que el fandom es super suceptible a veces- Es solo FICCIÓN. Yisus.

Y a las Pianluca Shippers, bienvenidas ¬u¬ ya se viene lo bueno (?

No se olviden de comentar si les gusta <3 Gracias.

Jan. 20, 2021, 7:34 p.m. 0 Report Embed Follow story
0
Read next chapter Capítulo 2

Comment something

Post!
No comments yet. Be the first to say something!
~

Are you enjoying the reading?

Hey! There are still 12 chapters left on this story.
To continue reading, please sign up or log in. For free!