jessicagiffuni Jessica Giffuni

Gin, Óscar y Jess, tres amigos que se aventuran a utilizar la nueva aplicación Randonautica. Una aplicación perturbadora y escalofriante causante de la mayoría de las muertes inexplicables del pueblo de Menchas. Los tres amigos son dirigidos a los bosques más tenebrosos de la ciudad, en donde se dan cuenta que no están solos ¿Se atreverán a entrar? ¿Saldrán con vida?


Horror Teen horror All public.

#entrenamientoinkspired #terror #suspenso
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La niebla de los bosques

Las nubes amenazaban con desatar una catarata en cualquier momento. Menchas no suele ser un pueblo con buen clima. Rara vez hay días soleados y una pequeña elevación de la temperatura, cuando eso sucede todos corremos a disfrutar de un día de playa. Aunque nuestra única playa tampoco incita a pasearte por ella contemplando su extravagante vista al mar.

Es que en verdad este pueblo parece el típico poblado turbio, donde suceden cosas misteriosas, un lugar lleno de historias y secretos tenebrosos. Y no digo que no los haya, desde mi corta existencia en el, han pasado muchas cosas que no se resolvieron, la policía suele dejar los casos archivados ya que nunca se encuentran él o los presuntos culpables de las desapariciones y muertes en la ciudad, usualmente se los da por suicidios, a pesar de que sabemos que no es así, la mayoría son homicidios en primer grado, no resueltos por la incompetencia de la policía. Ahora con la llegada de la nueva aplicación Randonautica, los casos van en ascenso, aún no me explico como pueden permitir esta app tan tétrica en un pueblo como éste.

Ya comenzó a tronar, en cualquier instante comenzará a llorar el cielo ¿Por qué no me sorprende?

Veo a Ginya parada fuera de la cafetería con la mirada aburrida e impaciente. Me acerco con el coche, bajo la ventanilla.

— ¡Hola amiga! — anunció con alegría.

— ¡Jessica! — corresponde de igual manera, acercándose a la ventanilla — ¿Qué haces?

— Iba rumbo al centro y te vi. ¿Necesitas que te lleve? Podemos recorrer las tiendas si nos damos prisa.

— Me encanta la idea, pero Óscar me pidió que lo esperara aquí — entrecerré mis ojos y comprobé la pantalla del celular, no había ni una notificación de mensaje suyo. Era evidente que algo le sucedía, me había estado evitando una semana entera, siempre íbamos a todos lados los tres, bueno los cuatro ya que a veces se sumaba el primo de Óscar, Arturo. Éramos un grupo inseparable desde la secundaria.

— Oh, esta bien — me limite a decir — De todos modos tengo que ir al centro — añadí sonriendo.

— Espera, quédate. Un rato no te atrasara mucho y con suerte Óscar no se tarde demasiado en lo que sea que quiera decirnos, y podamos ir los tres al centro.

— ¿Por qué no? Aparcare el coche ahí.

— Genial, iré a conseguir mesa. Te veo dentro.

Se que no estaba bien, no podía pasar por encima de Óscar que no me había invitado, pero quería saber porque mi amigo me había estado evitando por toda la semana.

Aparco el coche junto a una Pick-up Chevrolet del 53 y un volvo S60 R. Me bajo, le pongo la alarma y me quedo por un breve momento observando detenidamente la camioneta, a pesar de su antiguedad se puede decir que tiene su propio encanto, ideal para un lugar como Menchas. Tomo mi celular y le saco una foto, la subo a Instagram y le escribo debajo ''Antiguedad que combina con la naturalidad de este lugar'' y le doy a la palomita azul. Guardo el móvil en el bolsillo y me dirijo a la cafetería, abro la puerta y la campanita típica de todas las cafeterías me anuncia. No preciso ni buscar a Gin, enseguida la veo sentada en una mesa al lado de la ventana, propio de ella. Camino hacia la mesa y tomo asiento frente a ella.

— Buena tu foto, acabo de darle like.

— Gracias. Pensé que ya no existían más o por lo menos acá, usualmente siempre se las ve en algún granero.

— Cierto. Aunque te digo que esta no le vendría mal una lavada y una mano de pintura.

— Concuerdo, pero así como se encuentra en verdad auténtica ante este lugar.

— Hablando del pueblo ¿Viste los últimos casos? Han sido por la nueva app, casi todos adolescentes. Anoche hallaron las prendas y la cámara de visión nocturna de uno de los chicos. Dicen que en el video se ve al chico contando donde lo mando la app, de repente se cae, pero la cámara queda enfocando a espaldas de él, se escuchan unos gritos desgarradores seguido de una sombra negra, como si fuera una mano que tapa el lente de la cámara dejando todo en silencio hasta que la grabación se corta — me contaba Ginya impresionada.

— Seguro que la gente especula mucho por todo lo que sucede aquí — dije tranquilizándola.

— El video fue subido a YouTube. Mira — me pasa su celular. Era cierto la grabación se mostraba tal cual como lo había relatado Ginya.

— Vaya — dije, seguido de una sensación extraña que me paso por todo el cuerpo. La foto de perfil del canal donde se había subido mostraba un sujeto con capucha cubriéndose el rostro en la oscuridad. El nombre del canal era R.I.P y tenía 0 suscriptores. Entro al canal, donde aparecieron más videos como este. Ninguno contaba con algún título o descripción que dijera sobre que trataban, solo estaban subidos como 'video 1' , 'video 2' , sucesivamente por orden numérico. El de este joven era el número 22. Aquí había algo raro y oscuro, no me daba buena espina.

— Ahí viene Óscar — dijo Ginya.

— ¿Qué? — pregunté aún con la cabeza en ese espeluznante canal.

— Que Óscar está aquí. ¿Te encuentras bien? — me interrogo Ginya.

— Sí, es que... — pero ambos me interrumpieron.

— ¡Te tardaste una eternidad! — reprimió Ginya a este.

— Lo siento — dijo Óscar levantando las manos en formas de disculpas — Me ha pasado de todo, pensé que no llegaba. ¿Jess?

— Óscar ¿Qué tal tu semana? ¿Tu celular sigue sin batería? — apunte con tono sarcástico.

— ¿Qué haces aquí?

— No fueron preguntas retóricas.

— En fin — contesto Óscar dando un manotazo al aire — ¿Qué haces acá?

— Pues verás, Gin tuvo la gentileza de invitarme.

— Ok, ok. ¡Tiempo! ¿Qué ocurre acá? — exclamo Ginya mirándonos a ambos.

— ¡Nada! — se encogió de hombros Óscar.

— ¿Nada? — pregunté escéptica — Sucede que me ha estado ignorando toda la semana, y por misterio de la vida su celular siempre está sin batería.

— Es verdad, recién ayer me trajeron la batería, hoy la fui a buscar que por lo visto creí que jamás llegaría. Enserio jamás llegaría — dijo rascándose la cabeza a la vez que recordaba los acontecimientos por los que tuvo que pasar para llegar.

— ¡Vaya mentiroso eres! — lo culpe.

— ¡Y tu que cabezota resultaste ser! — fui a contraatacar pero el estallido de risa de Ginya nos dejo descolocados, incluso se agarraba la barriga de la misma risa.

— Esta exagerando.

— Sí — concorde con el mentiroso de mi amigo.

— Parecen dos niñitos peleando, tendrían que verse — aquella carcajada descontrolada me hizo reír a mi también, la gente junto con Óscar nos miraban sin entender nada.

— Enserio dan miedo — apunto este.

— ¡Ya! que tu eres un mentiroso, yo tengo la risa más rara de todas y Jess es una controladora exagerada.

— ¡Hey! — me queje.

— Perdón pero es lo que parecen, corrección parecemos. Vinimos a distorcionar a esta pobre gente normal. Vamos Mago de Oz, siéntate y cuéntanos que te pasó antes de venir, y porque exclusivamente querías verme hoy.

— Empezando que no haces reír con lo de Mago de Oz, no hace referencia a la abreviatura mi nombre, ya que se escribe con S no Z, en todo caso sería Os y no pega. De verdad.

— Para mí si y por muchas otras razones más que ahorita no voy a explicar — específico Ginya. Óscar puso los ojos en blanco y tomo asiento a su lado, agotado por las molestias de Gin, algo característico de ella, gastar a Óscar en todo.

Una camarera de unos cuarenta y tantos, se nos acerco a pedir la orden, los tres pedimos café y galletas con chispas de chocolate.

— ¿Y qué te paso? — Le pregunté con tono aburrido.

— Oh eso. Como saben andaba en bicicleta, me fui de casa al centro, en donde casi me arrolla una camioneta Chevrolet, esas del siglo pasado que ya no se ven casi nada.

— Pobre hombre si te hubiese arrollado — dijo Gin.

— Pobre ¿Por qué? Si el accidentado iba hacer yo.

— ¿Sabes cuánto cuesta conseguir repuesto para una Chevrolet vieja? ¿Más el arreglo del destrozo que hubieses causado?

— Ja, ja graciosa — espetó Óscar molesto. No pude evitar echarme a reír.

— No te enojes hombre, continua — añadió Gin. La camarera regreso con nuestra orden, tome un sorbo de café y agarré una galleta que deleitaba hasta el alma con su aroma a recién orneada, crujiente y sus chispas de chocolate eran alucinante, en pocas palabras exquisitas. Le di un mordisco asegurándome de masticarla despacio, conociéndome me devoraría todo el plato, dejando a los chicos probar apenas un bocado. Mientras escuchaba los insólitos sucesos de Óscar.

— Llego a la tienda, recojo la batería que había encargado, regreso a donde deje la bici, me subo a ella, abro la caja de la batería, luego al celular. No es de maldición este se me estrella contra el pavimento — dice mostrándonos la nueva línea divisora de su pantalla — A todo eso logro colocar la batería suplantando a la que no me funcionaba toda la semana — dijo recalcando fuerte al lado de mi oído, si no hubiese estado tan encantada con mi galleta, le hubiese pegado un empujón — Para ser poco me pongo a andar calle abajo en dirección a la cafetería, en todo eso el semáforo me agarra de sopetón clavo los frenos ayudándome con los pies y ¿Qué sucede? piso el desecho asqueroso del organismo de un perro, quiero creer que era de perro. Camino hasta una plazuela me siento a limpiar el zapato, logró encender el celular compruebo que la pantalla aún me funcione.

— Sí, y ahí me enviaste un texto de que llegabas en 15 minutos, apareciste una hora después — enfatizó Gin.

— ¿Te parece poco todo lo que me pasó? Para completar tuve que ayudar a un anciana a cruzar la calle.

— ¡Vaya caballero! — exclamo con tono burlón Gin.

— A todo esto ¿Por qué citaste a Gin y no a mí también? — pregunté. Encendió la pantalla rota de su móvil y me mostró la app de Randonautica, lo cual trajo a la mente el video de YouTube del chico, el video 22.

— No hablas enserio, ¿Verdad?

— Lo ves. Ahí esta porque no te cite, odias estás cosas, si yo tuviera tu don, me apuntaría a todo lo paranormal.

— Sentir presencias y ver sombras no es un don y tampoco un juego — respondí apretando los dedos de las manos entre sí, un tic nervioso que desarrolle con el tiempo cada vez que me tocaban el tema.

— Estoy de acuerdo con Jess, Óscar. ¿Has visto lo último que sucedió al chico que la uso?

— ¿Enserio crees que es verdad? Una app no puede llevarte exactamente a lugares donde solo pasan acontecimientos paranormales.

— Ve el video — insistió Gin.

— De eso quería hablar — interrumpí, captando la atención de ambos. Saqué mi celular del bolsillo, abrí YouTube y escribí 'video 22', inmediatamente apareció, se lo enseñe a ambos.

— Es falso, esta editado — apuntó Óscar — Te das cuenta con solo mirarlo, el sujeto cae y justamente la cámara cae apuntando hacia el otro lado, a su vez cuando tapan el ojo de esta los gritos cesan, seguro era la mano de él.

— Sí, tienen sentido. Pero fíjate en esto — entro al canal donde proviene el video — Son todos videos similares y nombrados con números del 1 al 22.

— Eso es turbio — añadió Gin.

— Seguro es él mismo que se creo ese canal y con sus amigos sube esos videos, para asustar o quién sabe qué.

— Lo que sea que es esta app, no es nada bueno — dije intentando convencerlo.

— Les apuesto que no es tan así. A ver, si existe los fenómenos paranormales como también las bromas falsas. Probemos donde nos indica ir y verán que no sucede absolutamente nada.

— Paso — anuncié.

— Yo igual — concordó Gin.

— Jess usemos tu don, si sientes que algo va mal nos marchamos del lugar.

— Óscar dije que no — persistí, pero igual seguía insistiendo agarre mi celular, las llaves y salí hacia el estacionamiento.

— ¡Jess! — oigo que me gritan un dúo de voces, me volteo hacía la dirección proveniente de las mismas. Gin y Óscar se dirigen en mi dirección.

— No seas aguafiestas, ¡Vamos! — alienta Óscar.

— Claro soy aguafiestas porque intento no seguirte a lugares donde puede que no salgamos con vida — espeto cruzada de brazos.

— Tal vez, una pequeña aventura anticipada de Halloween no estaría mal — dijo Gin poniéndose de acuerdo con Óscar. Bien eran dos contra uno, viendo cuanto insistían y que me tenían como la aguafiestas en estas cosas, asenté con la cabeza, de todos modos si algo no iba bien mi cuerpo me avisaría.

— Yo conduzco — aseguró Ginya. Le di las llaves mientras rodeaba el coche para subir al asiento de acompañante, veo a lo lejos a Óscar trayendo consigo su bici. Me paro en forma de escudo frente al coche — Ni sueñes que te dejaré cargar tu bicicleta.

— ¡A por favor! Tienes un anclaje de portabicicletas sin usar, por lo menos déjame estrenarlo. No puedo dejarla aquí.

— Sabes que el coche no es mío, un mínimo rasguño y mi hermano de ¡Me mata literal!

— No le sucederá nada — exclamo seguido de comenzar a subir la bicicleta. Entre al coche con Gin, quien buscaba una estación de radio.

— ¿Enserio dejarás que lleve esa bicicleta?

— Sabes el amor que le tiene — respondí.

Finalmente Óscar subió al coche, encendió nuevamente la pantalla de su celular, abrió la app de Randonautica, la misma nos dirigió a 15km de donde nos encontrábamos. Gin condujo despacio hacia el punto que indicaba el GPS de la app.

Mientras escuchábamos Lost de Illerium. A medida que nos acercábamos la radio iba perdiendo sintonía y en un momento comenzó hacer interferencia y una voz pertubadora comenzó a decirnos largo de aquí. Gin clavo los frenos, nos fuimos los tres hacia delante, gracias que teníamos los cintos puestos sino nos hubiéramos pegado tremendo golpazo.

— ¿Diganmen que no fui la única que escucho eso? — preguntó con la voz temblorosa.

— No — respondimos al unísono.

El bocinazo de un camión nos tomo por sorpresa haciéndonos gritar, el corazón se me subió a la garganta, bueno creo a los tres nos pasó lo mismo.

— Asustarse es parte de una aventura de este estilo, ¿Cierto? — añadió Gin. Asenté con la cabeza a la vez que me reía por palidez que padecía Óscar a través del retrovisor. Apagamos la radio y continuamos en silencio el resto del trayecto, la voz de la radio resonaba en mi cabeza una y otra y otra vez, me puse a ver por la ventanilla para distraerme, empezaba a oscurecer, el día se acabaría y la noche surgiría cubriendo todo con su manto oscuro, para completar había empezado a lloviznar. Faltaba un kilómetro nos comunicó Óscar desde el asiento trasero, mediante la poca distancia que restaba al punto de llegada, abundantes árboles comenzaban a aparecer juntos, alineados y altos como los del bosque.

— Es aquí — anunció Óscar.

— ¿Un bosque? — preguntó Gin en voz alta.

— No uno, los dos bosques — dije tragando saliva.

— ¿Cómo dos bosques? — preguntó Óscar.

— Se dice que en este bosque yace otro dentro, pero su niebla te confunde tanto que piensas que te encuentras siempre en el mismo, pero en verdad acabas en el otro. Se dice que quien se atreve a entrar no vuelve a salir nunca más.

— Parecen de esas películas donde hay bosque y un asesino suelto en el — añadió Gin. En el momento en que se abre la puerta de atrás y Óscar sale, ambas nos miramos, salimos del coche también para detenerlo.

— Óscar detente ¿Qué haces? — grité, corriendo hacia él.

— Ya estamos aquí, quiero ver que es lo que esta cosa quiere mostrarnos.

— ¡Estás loco! — grita Gin detrás nuestro temblando de frío.

— Si quieren esperen acá, iré y volveré enseguida.

— No te dejaremos solo — le dije sosteniendo la manga de su abrigo.

— ¿Diganmen que no se van adentrarse al bosque? — preguntó Gin. Solté un suspiro, observe el bosque, el cielo oscuro, la noche en general y a mis amigos, asenté con la cabeza y seguí a Óscar, Gin maldecio detrás nuestro, pero de igual forma nos acompaño.

Encendimos las linternas de los celulares y empezamos a ir donde Randonautica nos decía. Todo era oscuro y silencioso, a medida que nos internábamos en el tenebroso bosque el frío aumentaba, de manera que se sentía como cuchillas atrevesandonos la piel, nuestros dientes comenzaron a castañearnos. De pronto una neblina nos comenzó a envolver, volviendo aquél lugar imposible de distinguir.

— Marca aquí — señaló Óscar el suelo debajo nuestro. Le quite el celular bruscamente, se difería en la pantalla rajada un punto rojo latente. Les propuse alejarnos los tres juntos unos centímetros del lugar que indicaba el punto. Para mi sorpresa este se movía junto con nosotros.

— Ay, no, no, no... — comenzó repetir Gin desesperada — Nosotros somos el punto rojo — añadió cubriéndose la cara.

— ¿Nos guío hacia nosotros mismos? — interrogó Óscar.

— Todo el tiempo fuimos el punto de llegada — pensé en voz alta recordando el 'video 22'. Siento mi celular vibrar en el bolsillo de mi jean, lo saco y veo una notificación de Instagram en la pantalla. Abro la app de Instagram y un tal R.I.P le dio like a la foto de la Pick — up Chevrolet y debajo escribió un comentario que decía: ''Se los advertí, ahora ya es tarde''. Lance el celular contra el suelo a leer aquél comentario amenazador, sentí como un escalofrío me recorría la espalda y en el pecho un sentimiento de angustia crecía con fuerzas, las lágrimas se soltaron de mis lagrimales, era algo que no podía controlar. Mi cuerpo comenzaba advertirme que saliéramos de aquel sitio.

— Jess, ¡¿Qué tienes?! — preguntó Óscar nervioso.

— No debimos haber venido — Dijo Gin con el tono de voz desesperado.

Sentía como una lejanía las voces de los chicos, hasta que una sacudida de Óscar me devolvió a la realidad — ¡Jessica! — me gritó. Ahí fue cuando racione, mire todo al rededor, a Gin que era un hilo de miedo angustiante y Óscar que luchaba por mantener la calma pero podía notar sus manos temblorosas en mis brazos. De improvisto como un flash en mi cabeza, vi todos mis recuerdos del día. La camioneta Chevrolet cuando le saque la foto, Óscar que nombro una camioneta de misma marca y antigua, casi lo arrollaba, y ahora las notificaciones de Instagram.

— Cuándo salimos para acá ¿La camioneta Chevrolet estaba aparcada al lado? — le pregunté a ambos.

— ¿Qué? — preguntó alterado Óscar.

— ¡La camioneta... la camioneta ¿Estaba o no?! — grité estérica.

— Sí — respondió Gin casi en un susurro.

— Nos siguió — apunto, mirándolos a los dos.

— ¿Qué dices, qué? — inquiero Óscar, retrocediendo hacia atrás.

— Es él, él es el tipo del canal de YouTube. Me comentó la foto que subí a Instagram y la camioneta que describiste que quiso atropellarte era como esta — le dije, mostrándole la foto del muro de Instagram.

— No era como esa, ¡Es esa! — dijo sorprendido.

— Nos estuvo en la mira todo este tiempo — apunté.

— ¿Por qué a nosotros? ¿Qué quiere? — indago exasperada Gin.

— ¡Corran, corran! — nos empujó Óscar.

Corrimos a lo que creímos la dirección por la que habíamos entrado al bosque, pero la niebla comenzó abundar más, ya casi no se veía el mismo. Corrimos alumbrándonos con las linternas de los teléfonos, el bosque parecía no tener fin, la carretera no aparecía nunca. El corazón se me empezó a encoger lo próximo que podía sucedernos era que estábamos en el otro bosque.

— Corramos hacia el Oeste — sugirió Óscar.

— Será lo mismo — asegure. Gin ya se estaba dando por vencida, cayó de rodillas al suelo seguido del llanto. Ambos la agarramos de los brazos y la alentamos a que continuara, mintiéndole que saldríamos de ahí enseguida. Algo que no era posible.

Nos dirigimos al Oeste, a lo lejos un par de luces se distinguían, ¡Bingo! la carretera. Corrimos hasta ahí, pero para nuestra desafortunada suerte la Chevrolet nos apuntaba con los focos el rostro, no se podía ver nada. Entre cerré los ojos atajándome con la mano los mismos para poder ver, un sujeto alto, aproximado al 1.80 descendió de la camioneta, llevaba una especie de capa negra con capucha, su rostro jamás pude verlo, todo el tiempo cubierto entre la capucha y la oscuridad de aquél bosque. Deslizo por su manga izquierda una cuchilla, mientras que con la derecha retiraba del vehículo un gancho como de carnicero.

— ¡CORRAN! — esta vez fui yo que grité a todo pulmón. Salimos disparados por el mismo camino que nos conduzco hasta la Chevrolet y el sujeto. Voltee hacia atrás, lo habíamos perdido. Nos detuvimos a medio camino con la respiración agitada, nos volteamos a ver lo poco que la niebla nos permitía, nada. No había rastro del tipo encapuchado.

— Lo perdimos — dijo Gin. De pronto un golpe contra el suelo, Óscar. Vimos algo que lo arrastraba entre la niebla.

— ¡Óscar! — gritamos con Gin, intentamos a sujetarlo de las manos, pero aquello que lo arrastraba para si mismo pudo más que nosotros, se nos resbalo de nuestras manos, tragándoselo la niebla. Se sentían sus gritos desgarradores continuando por sus suplicas desgarrantes, aquello era como que le estaban quitando el alma. Corrí hacia donde se lo habían llevado, pero Ginya me detuvo brutamente del brazo. Con los ojos rojos y las lágrimas cayendo por sus hinchadas y bordo mejillas, sacudió la cabeza.

— Ya es tarde, no hay nada que podamos hacer. Hay que huir — anunció con la voz quebrada. Las lágrimas empapaban mis mejillas ahora. Asenté con la cabeza y echamos a correr hacia donde creímos que era la salida, de pronto me tope con algo entre la niebla y caí de espaldas, me espante con el grito de Gin, seguí su mirada aterrada y quede dura de la impresión. El cuerpo de un hombre ya sin vida desgarrado, abierto a la mitad con la sangre pegada en él colgaba desde el árbol que tenía en frente. No pude gritar solo sentí como mi estómago subía y bajaba hasta que fue imposible contenerlo dentro de mi boca, vomité. Aquello era más que espeluznante y macabro de ver, cuando logré recuperarme mire a Gin que ya no estaba en el lugar. Me puse de pie torpemente aún mareada y nauseabunda, empecé a buscarla entre la niebla, hasta que la halle gracias a su voz llamándome, sin embargo su llamado se convirtió en los mismos gritos desgarradores que Óscar, y en pocos segundos el silencio volvió hacerse.

Continué corriendo en la dirección en la que íbamos, afortunadamente llegue a la carretera el coche seguía intacto en el mismo lugar, agarre con extremada torpeza las llaves, presione el botón de la alarma y subí a el. Saque el celular del bolsillo y marque al 911, logro que la operadora me atendiese, comienzo a relatarle entre el llanto lo que estaba sucediendo y en ese instante el sujeto encapuchado me golpea el vidrio del coche y rasguña el mismo con su gancho, comienzo a gritar desesperadamente y con las manos temblorosas intento colocar las llaves en el contacto, las mismas se me caen en el acelerador me agacho rápido a recogerlas en eso de que golpea la cuchilla en mi ventanilla, consigo las llaves las coloco en el contacto pero el maldito coche no arranca por el frío, mientras aquél monstruo continua golpeando con todas las fuerzas su cuchilla contra mi ventanilla. Le insisto entre los nervios al coche ''Por favor arranca, por favor arranca'' le repito una y otra vez.

El tipo de negro logra romper mi ventanilla y me a sujeta del cuello, le agarro el brazo en un intento inútil, procuro llegar a las llaves, inesperadamente veo el mechero del coche para cigarrillos, lo tomo y enciendo contra su brazo, me suelta por instinto, escucho un gemido pero no su voz. Velozmente le doy contacto a la llave, el desgraciado arranca y acelero a toda velocidad.

Llego a la estación de policías pálida, con el cuello morado del apretón y débil por todo. Caigo de rodillas en medio de la puerta de la comisaria hasta que unos oficiales se acercan a mi ayuda. Quiebro en llanto y comienzo a relatar ahogándome entre mis propias lágrimas lo sucedido a mis amigos, muestro las fotos de Instagram. Enseguida tres patrullas salen al lugar donde ocurrió todo.

Una semana después...

La policía estuvo una semana entera yendo al bosque, entrando en él, en plena luz de día. Hasta el momento nunca han hallado ninguno de los cuerpos de los chicos, solo hallaron el cuerpo de aquél hombre que se encontraba colgando de uno de los árboles, me ofrecieron para reconocerlo, si era mi amigo y me negué.

Entre cada día al bosque, cada día que la policía fue y cada día regresaba sin respuesta, llamaba a México y España donde las familias de mis amigos se encontraban, siempre sin novedades de su desaparición. Era doloroso oírlos llorar al otro lado del tubo. Fui una y otra vez a insistirle al inspector Richard, encargado del caso, que por favor hiciera algo, tenía que haber algo más por hacer para hallarlos o por lo menos al sujeto encapuchado, aquél presunto asesino a sangre fría.

El último día que declaro de búsqueda el inspector, encontraron pertenencias de Gin y Óscar. El abrigo de Gin, lleno de tierra y hojas de los árboles, y el celular con la pantalla rajada a la mitad de Óscar.

— Señorita, ¿Reconoce algunos de estos objetos? — preguntó el inspector.

— Sí, son de mis amigos — respondí con la voz tomada. Enseguida colocaron cada prenda en bolsas de plástico para examinar. Ese día me fui a casa con la esperanza de que si encontraron sus pertenencias, tal vez pronto a ellos.

Pero la búsqueda acabo un viernes por la tarde y el inspector me llamó el lunes por la mañana, para informarme que se había examinado las pertenencias de las víctimas pero no había rastro del agresor. Me conto que el abrigo de Gin mostraba rastros de lucha, que la víctima intento defenderse. Oír como tan tranquilamente y con cierta frialdad lo decía, le daba un vuelco a mi corazón. Colgué el teléfono y me puse a llorar por un buen rato, pero algo me decía que no podía dejar esto así como si nada. Tome mi abrigo y las llaves del coche, conduje rumbo al bosque, bueno a los bosques, pero ahora yo iba preparada. Coloque la radio a propósito en la misma estación que Gin la última vez, espere paciente que la misma hiciera interferencia y cuando lo hizo, no me esperaba lo que oí. Las voces de mis amigos resonaban de ahí ''Jess regresa, vete'' repetían varias veces. Las lágrimas amenazaban con caer, pero esta vez no podía flaquear, no sabía si me oían o no pero les dije que iba por ellos. De pronto sus voces se suplantaron por la misma de la vez pasada ''Tuviste la oportunidad de huir, pero vuelves'' lo maldije mientras lo oía ''El juego comienza en 3, 2, 1'' pronto me llega una notificación de YouTube con el nombre 'video 23' la abro, la pantalla negra con la etiqueta en rojo de ''en vivo'' , de repente me veo yo misma conduciendo, comienzo a buscar la cámara por todo el coche, reviso el techo, el tablero, todos los lados posibles que podrían poner una cámara diminuta.

Llego finalmente al bosque, aparco en la carretera. Apago el celular y agarro de la guantera el arma de mi padre, la oculto en mi pantalón, que no se vea con el abrigo y bajo del coche. Vuelvo a entrar al bosque, camino lo que podría calcularse un kilómetro desde el coche, me interno en el bosque nuevamente, esta vez sin neblina. Noto a lo lejos la Pick-up del 53, tomo aire y saco el arma de donde la tenía oculta, pero lo que ocurrió a continuación no me lo esperaba. La puerta de la Chevrolet se abre y de ella desciende el inspector Robert, cierra la misma detrás de él, y se acerca con cautela dibujando en su rostro una sonrisa maquiavélica.

— Sabía que pronto nos volveríamos a ver Jess — dijo acercándose al final de la caja de la camioneta — Te di la oportunidad de huir hace un rato, pero insististe. Aquí estás, buscando algo que no encontrarás jamás — retira de la caja el gancho de aquella noche. Enseguida lo apunto con el arma, no puedes comparar un arma de fuego con un arma blanca.

Sonríe mostrando todos sus dientes que como una alucinación por un momento me parecieron afilados en punta. Camina hacia mí manteniendo una distancia prudente, aprieto firmemente el arma, nunca antes había disparado una, no estoy segura de hacerlo bien.

— Sí lo haces, nunca sabrás la ubicación de tus amigos — amenazó mostrándome una vez más sus dientes afilados.

El silencio del bosque se perturbó con el de un arma de fuego.

Jan. 17, 2021, 4:19 p.m. 14 Report Embed Follow story
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The End

Meet the author

Jessica Giffuni ¡Hola a todos! mi nombre es Jessica, soy de Uruguay. Amo escribir y leer, aspiro a convertirme en escritora profesional. Estudio literatura y escritura creativa. Soy bloguera y bookinstagramer. Escribo desde una temprana edad cuentos y poesías con rimas. Y ahora considero que llego el momento de compartirlos con todos. Así que los invito a pasarse por mi perfil a leer mis historias que voy subiendo, estoy segura que les gustara. Y también estaré encantada de leer las suyas que no dudo ¡Deben ser geniales! Consejo: nunca dejen de soñar, escriban todo lo que su corazón les dicte y dejen su legado al mundo.

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HwaJi Sung HwaJi Sung
Muy buena historia! No me esperaba para nada ese final, yo pensaba que al final sería algún delirio de Jess y que fue ella quien cometió los crímenes. Estuvo genial 👍🏻👍🏻
January 09, 2024, 19:46
JF Juan Ferreira
Muy bueno, notas como va subiendo la tensión a medida que lo vas leyendo, me ha gustado mucho .
July 05, 2023, 14:51
Andrea Salamone Andrea Salamone
Buenísimo me encanto sentí escalofrío mientras seguía la lectura, me dio pena el pobre Oscar que fuese tan rápida su muerte. Te felicito jessi 👏🥂
January 20, 2021, 03:35

  • Jessica Giffuni Jessica Giffuni
    Hola Andy!! Muchas gracias 🤗 que genial que te haya generado escalofríos jaja. Si, jajaja. Muchas gracias! ☺ January 24, 2021, 17:16
Oscar Writer Oscar Writer
Me encantó ese finaaaal Jess!!! Seguro que ya estaré remuertísimo xD De verdad, para ser tu primer gran escrito lo has hecho de fábula!!! ¡Gran trabajo! x)
January 18, 2021, 01:01

  • Jessica Giffuni Jessica Giffuni
    ¡Me alegro que te haya encantado Óscar!! 😊 jajaja a esa altura si. ¡Muchas gracias! 🤗 January 18, 2021, 04:40
¡Genial cuento! Te atrapa desde el principio y tiene un final muy bueno; uno que nunca lo había pensado. Con razón tenía esa actitud el inspector Robert, pero, ¡qué valiente Jess! Valiente por disparar a pesar de tener la "oportunidad" de saber la ubicación de sus amigos.
January 18, 2021, 00:34

  • Jessica Giffuni Jessica Giffuni
    ¡Muchas gracias! 😊 jaja si, no tenía opción, quien sabe si el inspector Robert no continuaba con su doble trabajo. January 18, 2021, 04:43
Blithe girl Blithe girl
Me esta gustando mucho esta Historia! Me encanta demasiado🤩
January 17, 2021, 20:16

  • Jessica Giffuni Jessica Giffuni
    ☺🤩 ¡Me alegro mucho que te encante Blithe girl! January 17, 2021, 20:20
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