u16090997211609099721 Gina Briceño

Dos años después de vivir una inesperada experiencia como seudo dominatriz con un desconocido, a los dieciocho años y tras varios intentos de tener una relación que podría considerarse normal, la ingeniera, arquitecta y administradora de empresas May Stewart, descubre que solo obtiene placer sexual si quien sea su compañero para el momento, no la toca. Desde ese momento, sin que nadie de su familia ni amigos lo sepan, comienza a buscar amantes dispuestos a aceptar sus condiciones y los encuentra entre quienes se consideran a si mismos sumisos.


Erotica For over 21 (adults) only.

#sexo #erotico #dominatriz #romance #pasion #seducción #millonario #deseo #pasional #escenasdesexo #construccion #arquitrectura #satelites
0
1.0k VIEWS
Completed
reading time
AA Share

PRÓLOGO

Agosto 17, 2003. Hola tú. No tengo idea cómo rayos comenzar a escribir en un diario. Imagino que esto es algo que se debe hacer desde la adolescencia, para que salga natural, pero yo nunca lo hice. Lo primero es que no voy a identificarme, ni te voy a llamar “querido diario” el primer día que comienzo a escribir en ti, ni nunca ¿Vale? Eso siempre me ha parecido ridículo y de paso, no soy particularmente cariñosa.

Fuiste un obsequio por mi quinceavo cumpleaños, hace tres años y nunca sentí el deseo ni la necesidad de tocarte, pero lo que sucedió anoche, necesito contárselo a alguien que no tenga voz, que no se lo cuente a nadie, que no opine y principalmente, que no me juzgue.

Bien, acá va. Acompañé a mi padre una gran fiesta que ofreció uno sus clientes para celebrar su divorcio. Mi padre es cirujano cardiovascular y hace tres años, reparó su válvula mitral. Había muchas personas, la mayoría de ellos eran desconocidos para mi padre y en su totalidad, para mí. De hecho, por lo que se podía apreciar por la escasa interacción entre las diversas mesas, creo que eran desconocidos incluso entre ellos.

Mi madre había pasado la tarde indispuesta, por eso tuve que tomar su lugar. Sospeché que estaba fingiendo porque desde días antes había dicho que no quería asistir, no ha disimulado que no está de acuerdo con celebrar un divorcio. Por suerte, alrededor de las diez de la noche, mi intuitivo padre se dio cuenta que estaba aburrida y a punto de quedarme dormida, por lo que me permitió abandonar la mesa donde estábamos, rodeados de otros adultos igual de aburridos, para buscar diversión en el área de la piscina, donde se habían reunido el resto de los jóvenes invitados. Antes de levantarme, mi padre me pidió que me mantuviera alejada del hijo de su cliente, es decir del anfitrión de la fiesta, porque tenía mala fama por mujeriego.

Alrededor de la piscina había muchos chicos guapos en edades comprendidas, según pude calcular, entre diecisiete y veinticinco años cuando mucho. No lo dije antes, yo tengo dieciocho. Tomé un par de cervezas y un coctel, en compañía de tres chicos que me acapararon y con quienes estuve bailando. Cerca de una de las sillas reclinables, estaba un chico alto, con el cabello rubio, muy largo recogido en una coleta. Era muy delgado, usaba anteojos de los que usan los nerd y ropa muy holgada, como si le quedara grande. Desde mi ángulo no podía ver su rostro. Creo que estaba ebrio porque me pareció verlo tambalearse mientras hablaba con el hijo del cliente de mi padre, quien por cierto, aunque solo lo vi de lejos, no me pareció nada atractivo y menos aún peligroso. Escuché a uno de ellos decir algo sobre ir a recostarse en una habitación para huéspedes. Imaginé que fue el playboy tratando de deshacerse del nerd, para evitar que hiciera una escena y estropeara la diversión de los demás.

Apenas pasada la medianoche, ya estaba aburrida de nuevo y me estaba orinando. Di una vuelta y todos baños que habían dispuesto para los invitados, estaban ocupados, entonces decidí buscar en las habitaciones. En la primera a la que entré no había baño privado. Continué buscando y encontré una donde si había, pero desafortunadamente, era la habitación en la que se había acostado el nerd ebrio. Mi vejiga no aguantaba más, él estaba profundamente dormido y pensé que por estar ebrio, no despertaría. De todas maneras, entré caminando en puntillas, para no hacer ruido.

Cuando salí del baño, sentí curiosidad y miré hacia la cama donde dormía el chico. No estaba usando los anteojos, su rostro se veía relajado y me pareció muy atractivo. Ya iba de salida de la habitación, cuando él se movió en la cama. Me asusté y apagué la luz para que no me viera, pero él no despertó. No sé qué me pasó, sentí un irrefrenable deseo de verlo de cerca. Me dio miedo encender de nuevo la luz y por eso tuve que acercarme mucho a la cama.

No podía ver bien en la penumbra de la habitación, pero vi que se había soltado el cabello, sonreía en sueños y sus labios eran tan sexis, que me provocó besarlo. Me encontraba reclinada sobre él, a pocos centímetros de su rostro, cuando repentinamente abrió los ojos y me agarró por el brazo. Yo salté hacia atrás, él me soltó y por el susto, creí que el corazón se me iba a salir por la boca. Me preguntó quién era yo, con voz adormilada y cuando lo escuché, todo mi nerviosismo desapareció. Le dije que era producto de sus sueños, que si me soltaba y cerraba los ojos, yo podría hacerlos realidad. De inmediato hizo lo que le pedí y dijo que si yo estaba diciendo la verdad, iba a necesitar los preservativos que había en el bolsillo derecho de su pantalón, que los tomara y después podría hacer con él, lo que yo quisiera.

La verdad es que yo había dicho eso, para tener la oportunidad de huir, planeaba salir corriendo de la habitación, pero al saber que él había estado soñando con sexo, no pude moverme. Sus labios me atraían, me excitaban. Le dije que se quitara la camisa y se cubriera bien los ojos con ella. Lo hizo inmediatamente sin pronunciar una palabra. Pensé en mi padre, en su reacción si alguien me descubría en una situación poco decorosa, por lo que fui hasta la puerta y pasé el seguro. Me detuve a pensar por un instante, si realmente sería capaz de hacer, lo que estaba deseando hacer y llegué a la conclusión que lo único que me frenaría, era ser descubierta. Ya decidida, agarré una sábana que estaba bajo una de las almohadas, la sacudí para desdoblarla y le dije que necesitaba estar segura que no me sujetaría de nuevo, por eso debía atarle las manos al espaldar de la cama. Aun en silencio, él extendió sus brazos hacia mí, sin ninguna resistencia. Le até cada muñeca con una esquina de la sábana y luego pasé el resto de ésta, completa, por detrás de todo el espaldar, dejándolo con los brazos extendidos a lo ancho de la cama.

Por un momento me sentí tentada a hacer una travesura, dejarlo atado e irme, pero pudo más mi propio deseo sexual. Me senté a su lado y le di un largo y profundo beso, que él correspondió con avidez. Su boca sabía a menta dulce y no olía a alcohol. Es el mejor beso que he dado y recibido hasta hoy. Luego enterré mi rostro en su cuello porque me sentí un poco avergonzada, como si pudiera verme. Olía demasiado bien. Supe cuál perfume estaba usando y que era costoso, porque yo misma le había regalado un frasco a un amigo por su cumpleaños no hacía mucho tiempo. Luego empecé a besarlo en el cuello, en el pecho, lamí sus tetillas y seguí bajando hasta su abdomen. Él no decía nada, solo inhalaba y exhalaba con fuerza. Por el bulto en su entrepierna, noté que estaba muy excitado y eso aumentó mi propia excitación.

Solté su cinturón, saqué uno de los condones que había mencionado y abrí su pantalón. Me levanté, fui al pie de la cama para desnudarlo y él alzó la cadera para facilitarme el proceso. Encendí la pequeña lámpara que había en una esquina de la habitación, junto a una butaca, para poder contemplarlo mejor, así desnudo y excitado. Me gustó verlo indefenso y esperando. Con el cabello suelto, extendido sobre la almohada y sin anteojos, ya no lucía como un nerd, de hecho, se parecía a Zack Wilder de joven, tal como se veía en un póster que tuve por años en mi habitación. También le quité las medias. Quería ver sus pies. No llega a ser un fetiche, pero me gustan los pies bonitos, con uñas limpias, bien cortadas y como pude ver, los de él eran realmente hermosos.

Me desnudé despacio y trepé sobre él. Volví a besarlo, desde la boca hasta su pene. No tengo una vasta experiencia sexual y nunca antes había aceptado hacerle sexo oral a un chico, pero en ese momento, sentí que él era mío y honestamente, ardía en deseos de probarlo. Me gustó verlo jadear de placer cuando su pene entraba y salía de mi boca y mientras lo hacía, estimulaba mi propio sexo contra su rodilla.

Cuando ya no aguantaba más, le puse el preservativo, me coloqué a horcajadas sobre él e introduje su pene en mí. Lo monté o cabalgué, como dicen mis amigas, hasta que ambos alcanzamos el clímax. Estaba eufórica, me sentí poderosa teniendo el control. Al terminar, fui al baño, me refresqué y regresé a la habitación a vestirme. Le dije que aunque podría dejarlo atado, no lo haría, si él no traicionaba mi confianza. Que le desataría una mano y él debía esperar hasta que yo saliera de la habitación, para quitarse la camisa de los ojos, terminar de desatarse y levantarse.

Me dio su palabra, le desaté una mano y se quedó tranquilo. Eso me inspiró confianza. Tímidamente, me pidió un último beso y permiso para tocarme, deseaba poner su mano libre en mi nuca. Sentí que era arriesgado, que si él quisiera sujetarme podría hacerlo, pero sin saber por qué, otra vez confié en él. Lo besé de nuevo, él cubrió mi espalda con su antebrazo mientras sujetaba mi nuca. Con las puntas de sus dedos, comenzó a dibujar algo como pequeños círculos o espirales desde la base de mi cabello, hasta el principio de mi espalda.

Lo que estaba haciendo con sus dedos, me producía una sensación como si fuera electricidad, que recorría mi columna vertebral, atravesaba mi cuerpo y llegaba hasta mis pies. Me estaba excitando tanto que deseaba montarlo de nuevo. Tuve que obligarme a dejar su boca y separarme de su cuerpo. Me dijo gracias, en un susurro, se quedó muy quieto y serio, mientras yo arreglé mi cabello y abandoné la habitación.

Fui a buscar a mi padre, justo a tiempo, porque en ese momento se estaba despidiendo de alguien cerca de la puerta y salimos de allí. Durante el trayecto a casa, no podía evitar sonreír pensando, que cuando mi nerd soñador se vistiera y regresara a la fiesta, se iba a devanar los sesos intentando descubrirme entre las invitadas.

Agosto 17, 2005. Como te dije hace dos años, llevar un diario no es lo mío. Te recordé hoy, porque me descubrí celebrando a solas, el segundo aniversario de esa única experiencia, que me hizo escribir en ti. He tenido dos relaciones formales y tres amantes de paso en estos dos años y ninguno de los encuentros sexuales que tuve con ellos, fueron especialmente satisfactorios. Ni uno solo de los escasos orgasmos que logré, llegó a ser tan intenso como el que tuve con el chico nerd.

Acabo de decidir dejar de negarme que soy dominante, dominatriz, ama, como sea que le digan. Además, es un hecho que no me gusta que me toquen mientras follo, si lo hacen, no alcanzo el clímax. Definitivamente, tener el control durante el sexo, me excita y es la única manera que obtenga placer. No me veo a mi misma vistiendo esa indumentaria que se asocia a estas prácticas sexuales. Tampoco me veo torturando hombres a latigazos, ni nada por estilo. El sadismo no va conmigo, igual que el romanticismo o las relaciones convencionales. Solo buscaré sumisión voluntaria, que mis deseos prevalezcan sobre los propios, en el hombre que yo me quiera coger. Así, tal cual, solo sexo a partir de ahora y seré yo quien elija cuándo y con quién follar. ¿Qué puedo decir? Es como soy.

Dec. 29, 2020, 12:50 a.m. 0 Report Embed Follow story
0
Read next chapter La pesadilla de mi madre

Comment something

Post!
No comments yet. Be the first to say something!
~

Are you enjoying the reading?

Hey! There are still 23 chapters left on this story.
To continue reading, please sign up or log in. For free!