jeffpool Jefferson Perez

Una mesera en un día cualquiera de trabajo, un hombre capaz de desordenar sus más calientes y salvajes deseos sin siquiera conocerla. ¿Qué podrá pasar? ¿Que les tiene preparado el tormentoso destino? Esta es la primera historia de la "Mini - Saga" DREAMS. *Único capítulo. *Final inesperado. *Prohibida la copia total o parcial de esta historia. *¿Erótico?


Erotica For over 18 only.

#erotico #+18 #surf #playa #relato
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EL SURFISTA

Era una tarde como cualquier otra, el sol estaba a unas cuantas horas de ocultarse. Todo pasaba totalmente igual al día anterior, pero mi mundo se detuvo al verlo, él y todo su cuerpo tonificado, bronceado y con la camisa abierta entraban por la puerta desgastada del restaurante donde yo trabajaba, mis labios se humedecieron y mi neuronas comenzaron a galopar en circulos, él era perfecto, caminaba y parecía que lo hacía en cámara lenta, saludó a alguien que lo esperaba y se sentó en la mesa.

Inmediatamente me acerqué a pedir su orden, él pidió un té helado y quien parecía era su amigo ordenó un café cargado, como no había mucho movimiento en este restaurante sus ordenes fueron despachadas rápidamente, yo solo podía observar su piel brillante y sus cabellos grises, a la altura de los hombros, cuando salieron vi por la ventana como se despedía de su amigo, bajaba una tabla de surf de su camioneta y se dirigía hacia la playa que tenemos en frente, no es buena época para surfear, en cualquier momento se desata una tormenta y por eso las playas están restringidas, pero a él no parece importarle.

Me encantan los hombres así, pero ¿a quién engaño? solo soy una tímida mesera que solo gana lo suficiente para comer y dormir bajo un techo cálido, volví a mi trabajo, a la misma rutina, la misma señora Martha pidiendo lo mismo de siempre, faltando diez minutos para cerrar.

Terminé mi turno, ya eran las siete de la noche y el cielo estaba muy nublado, ya las brisas fuertes se sentían así que apuré el paso, cortando camino por la playa hasta llegar a mi casa, solo me tomaría unos veinte o veinticinco minutos, mientras que por la avenida eran treinta o incluso cuarenta, no me permito ir en bus porque no está en mi presupuesto el transporte si quiero seguir ahorrando.

Los primeros rayos comenzaron a caer y yo comencé a correr, la arena me pesaba cada vez más en los pies, no quería mojarme bajo la lluvia, eso significaría enfermarme, comprar medicina y faltar al trabajo.

El cielo era totalmente gris oscuro y la brisa ya se sentía humeda, el mar se escuchaba cada vez más enojado, yo solo corría, pero me detuve en seco cuando escuché un grito, miré a mi alrededor pero no vi a nadie, solo continué mi camino volviendo a correr, pero el grito fue más fuerte, fue entonces cuando lo vi, era él, el cliente de hace rato, estaba tirado arrastrándose en la orilla de la playa, a su lado estaba la tabla de surf o al menos una parte de ella, él se arrastraba, pero el agua lo quería devolver, no lo pensé dos veces y fui a su rescate, le pregunté si se había roto algo y me respondió que solo la tabla y su orgullo, en realidad lo que tenía era un calambre en su pierna derecha, como pude lo saqué de la orilla, lo alejé muchos metros y se pudo sentar en la arena, la tabla no corrió con la misma suerte, ya que el mar la reclamó como trofeo.

Él se frotaba la pierna y cuando pudo se levantó, pero casi cae al suelo, entonces ofrecí mi hombro para que se apoyara, su brazo me rodeó y sentí cada musculo de mi ser estremecerse, cojeando y bajo la lluvia que había comenzado a caer llegamos hasta mi casa, él solo contaba con su tabla, ya que había dejado su cartera en el hotel, su amigo le había llevado la tabla al restaurante y su teléfono reposaba en algún lugar del fondo del mar, seguiría funcionando hasta que su batería se acabara ya que estaba metido en uno de esos estuches plásticos para impermeabilizarlo, se supone que no debería soltarse de la pierna de su dueño, pero entre tantas vueltas que dio se soltó.

Pero ya estábamos en casa, estábamos seguros, lo senté en una silla de plástico y fui a buscar unas toallas mientras él seguía masajeando su pierna, tranqué mi cuarto con seguro, aunque yo feliz de que la rompiera a golpes para que entrara y me hiciera suya, terminé de cambiarme y le llevé las toallas, fue cuando me explicó todo lo que le pasó.

Las olas estaban muy elevadas y en un descuido terminó en frente del rompe olas, se lanzó hacia un costado evitando la muerte, pero no evitó que se partiera su tabla, nadó hasta la orilla pero cuando estaba a un par de metros se acalambró.

Yo solo observaba como contaba su relato, miraba sus pectorales bien marcados y su abdomen mortal, quería surfear sobre ese mar, quería que sus olas se estrellaran contra mi, y ese deseo creció más cuando él se sacó la pantaloneta para quedar envuelto en la toalla, metí su ropa junto a la mía en la lavadora automática para luego tenderla, cuando regreso a la sala ya no está, lo busqué en mi cuarto y tampoco estaba, luego sentí el aroma del café y supe que estaba en la cocina, además de buen físico también parecía que dominaba la cocina. Yo solo pensaba en que me dominara, que sacara todo lo salvaje que hay en mi.

Me sirvió el café, caliente, pero no más caliente que yo, lo acompañamos con un pan que tenía guardado, le presté una coleta y se recogió el cabello, se veía más radiante aún, sus ojos azules me pedían que lo devorara inmediatamente, pero tenía que ser fuerte, no podía dejarme vencer por las hormonas.

Terminamos de comer y yo estaba arreglando el sofá para que durmiera en él, o para que me follara en él si así lo deseaba, coloqué dos almohadas, dos cobijas y me fui a mi cuarto, dejé la puerta abierta por si necesitaba algo o a alguien, rogaba porque me necesitara. Di vueltas y vueltas en la cama, los rayos, relampagos y mi calentura no me dejaban dormir, no pude más y me desperté sudorosa, caminé hacia la sala y encendí las luces, solo le dije:

"Quiero que me devores ya mismo, mi sexy tiburón"

A lo que él respondió:

"Ay amiga, yo también soy sirena".

Y esa es la historia de como conocí a mi mejor amigo gay en una noche de tormenta.

FIN

Dec. 26, 2020, 5:23 p.m. 0 Report Embed Follow story
1
The End

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