enzo-bloodmoon Enzo Bloodmoon

Marie ha tenido una vida difícil. Desde niña sufría de las complicaciones de la pobreza, de los abusos de su padre y de ser testigo del asesinato de su madre. Todo esto la hizo encerrar en su mundo para escapar de su realidad, corrompiendo su mente y transformándola en una persona sádica y manipuladora. Luego de cometer algunos asesinatos, ella escapa de Francia y llega a su lugar natal, una misteriosa y alejada isla donde se rinde culto a una antigua deidad caída. Allí se enamora de Adrien, el hijo del guardián del bosque. Pero tras sufrir una dolorosa traición, Marie intentará mediante asesinatos, torturas y crueldad, hacerse con el control de todo, y de esta manera, plasmar su distorsionada visión de la vida perfecta que siempre deseó.


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#misterio #erotico #psicopata #bizarro #romance
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Introducción

Es raro pensar que un pueblo entero, escondido en los fríos y solitarios mares del sur del planeta, pueda sobrevivir sin tener contacto con el resto del mundo. Pero estaba claro que ellos contaban con algo que el mundo no sabía, algo que la hacía diferente y espeluznante, Ellos guardaban celosamente en los profundos bosques de su isla, a una antigua y olvidada deidad, alguien que causó la destrucción del mundo antiguo y la desaparición de una civilización completa, aquella diosa caída que, en el mundo actual, era solo nombrada por los pocos que la conocían, como La Dama Oscura. Sin embargo, los habitantes de este pueblo no siempre fueron un culto secreto. Hasta hace algunas décadas, eran una de las tantas colonias que Francia tenía por alrededor del mundo. Todo cambió cuando ellos, cegados por una extraña adoración a la deidad durmiente, se independizaron completamente, asesinando a los diplomáticos franceses y decidiendo permanecer ocultos esperando el resurgimiento de la diosa.

Pasaron varios años desde entonces, era 1892, el mundo era diferente en esta época. Sin embargo, los intentos de Francia de recuperar esta colonia secreta parecían no cesar. Pues cada tanto, se avistaban extraños barcos que navegaban cerca de los hostiles mares que rodeaban la isla. Todo esto obligó a Dean Lefebvre, quien era el actual guardián del lugar, a actuar de alguna forma en consecuencia a todo esto, y acabar con los posibles intentos de Francia de reconquistar la isla. Él tenía a alguien ideal para el trabajo; a Claude Beauté. Claude fue un soldado perteneciente a un batallón francés que intentó invadir la isla hace veinte años, y aunque fracasaron en la misión, a él le permitieron rendirse, pudiendo así comenzar una nueva vida allí. Sin embargo, las intenciones de Claude iban más allá de ayudar a aquel culto, pues su deseo de escapar de aquel lugar, era lo que lo motivaba a cumplir la solicitud del guardián. Volver a Francia sería algo especial para él, porque esta vez, volvería a su hogar con una familia; su esposa Lisa, y su pequeña hija de tan solo unos meses de vida… Marie.

Dean y Claude estaban reunidos en la alcaldía de Ville Forestière, el pueblo ubicado en el centro de la isla. Y aunque las normas decían que nadie podía salir para que la ubicación de la diosa dormida siguiera en absoluto secreto para el resto del mundo, esto se trataba de una circunstancia especial, que, además, permitirá a Claude volver a su patria tras veinte años.

–Siento que eres el único en quien puedo confiar para esto, el único capacitado para esto –murmuraba Dean fumando su cigarro– Las cosas se están volviendo tensas en Europa otra vez. Francia intentará poner sus garras en este territorio, pues ellos no son idiotas, saben que este lugar es estratégico para las difíciles décadas que vendrán.

Claude estaba sentado frente a él, escuchándolo con atención y con el mayor respeto, mostrándose honrado de haber recibido ese encargo, sobre todo, porque deseaba volver a Francia.

–Guardián Lefebvre, estoy muy feliz de que me haya elegido para algo tan determinante como lo es esto, le prometo que no le fallaré. Sin embargo, desearía poder ir con mi mujer y mi pequeña hija… son sagradas para mí.

Dean se acomodaba en su asiento, mientras llevaba el cigarro nuevamente a su boca, tratando de pensar con claridad.

–No sé cómo te reciban en Francia, Claude. Ha pasado tanto tiempo y los franceses desconocen lo que ocurrió con sus soldados caídos, pero si deseas arriesgar a tu familia, no puedo decirte que no. Mis prioridades ahora son proteger el bosque prohibido y que lo que pase aquí siga en absoluto secreto, por eso necesito saber qué está pasando en Francia, y destruir todo lo que haya relacionado con Ville Forestière. Te llevarás uno de nuestros mejores barcos, no deberías tener problemas para llegar a destino.

–Y una vez esté allí, con mi pasado militar, estoy seguro que podré volver al ejército y empezar mi investigación. –respondía Claude mostrándose confiado–

–Quizás no sea tan fácil como piensas. La existencia de esta tierra solo está en conocimiento de unos pocos dentro de la jerarquía militar, es un secreto que ellos también desean ocultar, pero que aún no queda en el olvido. No te preocupes por la casa de tu esposa, Claude, quedará cerrada bajo llave y será siempre suya y de sus herederos.

Claude en ese momento, se levantó de su silla con gran entusiasmo.

–Le agradezco nuevamente la designación de esta sagrada tarea, le juro por la vida de mi hija que no lo defraudaré. Espero estar de vuelta muy pronto para informarle el éxito de mi misión.

Claude le extendió la mano a Dean, mostrándose honrado. Él le juró lealtad, prometiendo también que destruiría toda la información acerca de Ville Forestière que existiera en Francia. Sin embargo, Claude tenía otros planes. Esa misma noche, él juntó sus pertenencias y se preparaba para partir en la mañana siguiente.

Pasaron las semanas, y Claude finalmente llegó junto a su familia a París. Francia estaba convulsionada. El país no estaba pasando sus mejores momentos tras las largas guerras, y el fantasma del marxismo se avivaba. A pesar de eso, estar de vuelta en Francia, para Claude era como volver al paraíso sea cual sea su situación. Él y su familia se quedarían en una vieja casa en las afueras de la ciudad, que le pertenecía a su madre. Aquella casa estaba en muy mal estado; sus ventanas estaban con los vidrios rotos, y algunas partes del techo de madera tenían enormes agujeros, haciendo evidente el abandono que cargaba el hogar. A pesar de eso, cuando Claude llegó con su familia allí, lo primero que hizo fue abrir una botella de vino, asegurándose a él mismo y a su mujer que jamás volverían, pues Francia lo era todo para él.

En esa pequeña casa crecía Marie. Con el pasar de los años y desde que empezaba a tener racionalidad sobre lo que pasaba a su alrededor, era testigo de las palizas que su padre ebrio proporcionaba a su madre. La constante violencia familiar a la que la pequeña era sometida, la obligaba a buscar un escape de la realidad, y ella con tan solo 6 años, adoraba ver libros y dibujos donde hablaban de elegantes y hermosos vestidos, imaginando que ella era una de esas princesas, pensando en lo maravilloso que debía ser estar en una familia donde reinaba la armonía, sin embargo, todo eso solo eran sueños y fantasías de una pequeña niña viviendo una situación de pobreza y de violencia familiar. Pero había algo más que a Marie le encantaba leer por las noches, eran algunos libros que su padre había traído desde Ville Forestière; novelas, cuentos y relatos que hablaban sobre la diosa que dormía en el bosque prohibido, aquella a la que llamaban la Dama Oscura. Pero lo que más le interesaba, eran los dibujos de cómo estaba representada; como una mujer hermosa de ojos violetas y colmillos, que renacería de su encierro y traería el terror y la noche eterna al mundo. Marie la admiraba pensando que quizás esa diosa podría traerle justicia y felicidad a su mundo injusto, a las miserias que pasaba, a tener que soportar cada día ver como su padre golpeaba a su madre, a tener que ver cada día como había niñas y mujeres con hermosas y elegantes prendas y ella solo vestía harapos sucios y desgastados. Todos esos pensamientos hacían que escape de su realidad a ensoñaciones que duraban horas.

Los años pasaban y nada mejoraba. La violencia crecía, y Marie pasaba cada vez más tiempo escapando de esa realidad leyendo los libros sobre moda, los libros sobre la diosa de la tierra en que nació, y paseando sola por París viendo en todas las vidrieras de tienda de ropa hermosos vestidos destinados a mujeres de clase alta. Pero un día, cuando ella tenía diez años, fue cuando su vida cambió para peor. Esa noche, Marie llegó a su casa luego de un largo día perdida en las calles parisinas, y en ese momento, fue testigo de una discusión entre su madre y su padre.

–…!¿La has visto?¡ ¿Has visto cómo está tu hija? –Gritaba Lisa llorando –No tiene para vestirse, no tiene para comer… ¡Tú no traes un centavo y lo poco que hay lo gastas en bebida! Te lo pido por Marie, Claude, te pido que vendas ese maldito barco y le des a nuestra niña una vida mejor.

– ¿Te atreves a hablarme así? Maldita ramera… ese barco es mío, no lo venderé para alimentar y vestir a esa niña que terminará siendo una puta miserable como tú ¡ambas están malditas!

–¡No hables así de mi hija, Claude! Ella no tiene la culpa de que su padre sea un maldito ebrio. En Ville Forestière hubiera vivido la vida que se merece.

– ¡Cierra la puta boca! –Exigió agarrando el cuchillo sobre la mesa– Esta va a ser la última vez que nombras ese lugar de mierda…

En ese momento, Claude empujó a Lisa al suelo y se tiró sobre ella, donde forcejearon, hasta que en medio de los golpes, la apuñaló en su cuello. Claude estaba descontrolado, enfurecido, e insertaba su cuchillo en el cuello de su esposa con saña una y otra vez, observando como ella se ahogaba en su propia sangre. Pero segundos después, él poco a poco se daba cuenta de la aberración que cometió al contemplar a su esposa, finalmente muerta. Sus manos, su ropa ensangrentada y el piso estaban llenos de sangre. Claude rompió en llanto, y apoyaba su cabeza en el pecho de Lisa.

–Lisa… no quise, no quise hacerlo… ¡la maté por tu culpa! –balbuceaba llorando y girando su mirada hacia su hija– Tú… tu madre te sobreprotegió demasiado… Naciste en esa tierra maldita con mi sangre… !¡Tú eres la que merecía la muerte!

Marie contemplaba paralizada todo lo que sucedía, viendo a su padre llorar sobre el cadáver de su madre, pero su mente no estaba allí, ella seguía en su fantasía, imaginando todos aquellos cuentos que su madre le había leído, imaginando también que estaba en un lugar sin dolor, un lugar maravilloso que leía describian. Todo esto la hacía permanecer en su mundo, casi sin percibir que el tiempo a su alrededor estaba pasando rápido.

Nov. 29, 2020, 12:56 a.m. 0 Report Embed Follow story
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