Humo insano, calma mi herida, desvaría el dolor pulsante que a mi pecho perfora, diverge paz entre tus tizones, sofocando el miedo y la timidez agotante.
Tufo improcedente azotado por la crueldad humanitaria, mézclate en mi atmósfera y borra la inseguridad de mi ser, desecha el pensamiento hostil, volviendo dócil a la bestia en mí.
Seca las lágrimas brotadas por la traición auto causada, manchando de rojo en mis ojos la esclerótica, repele la ansiedad tan insistente, envolviéndome así entre tus matices grises.
Vaho oscilante invadiendo el terreno, asfixia a la dama avergonzada del hecho, entre absorciones toce desmejorando su dictamen, causando alteraciones en su frágil mente.
Ríe apenada la matrona injuriada, perdiendo el sentido y manseando al recelo, celando a la desolación con su falsa alegría, revuelve emociones en su corazón.
Humo desfavorecido, tiñes mi pecho con negras manchas, qué masoquista ha de ser mi consciencia, que ha confiado en ti, mi vicio infecto.
Tranquilidad procedente del pecado aterrador, irrumpe el cuerpo de tu humilde servidor, concédeme el deseo jamás cumplido, obsequiándome el descanso del mundo que mi mente ha pedido.
Crysmari Mujica.
Agosto 26, 2020.
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