nymeriasinalma92 Nymeria SinAlma

Antología de pequeños cuentos. Cien espejos para Perséfone, reina del Inframundo. Historias cortas, recuerdos profundos. Perséfone, quien se siente mesías, eterna primavera renacida entre el asfalto y la gasolina. Perséfone, muerta y renacida tantas veces en el pasado que se pregunta- irónica hasta el último aliento- a quién diablos los sobrevivientes intentan hablarle.


Short Story Not for children under 13.

#diosesgriegos #258 #viajes #carretera #poder #descubrimiento #hades
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Elegida

Carretera a ninguna parte. Primavera del 2020.

El ciclo de las estaciones se ha detenido en la amargura que acarrea, año tras año, la primavera boreal y el paso lánguido de la muerte que cabalga sobre el otoño austral.

La vida es lenta. Eterniza el proceso de desgaste y regeneración que la somete a pruebas crueles, a trastos con aristas de su personalidad desterradas a los confines del ego.

Conduce, se ordena a sí misma.

Ella se siente mesías de una nueva religión politeísta. Ha muerto y renacido tantas veces en el pasado que se pregunta- irónica hasta el último aliento- a quién diablos los sobrevivientes intentan hablarle.

Mira atrás y estarás perdida, le aconseja la impredecible reina de los muertos, desleída, que una vez comandó sus acciones.

El fuego que habitaba en ella ha desaparecido. Una simple cuestión práctica para resguardarse de las órdenes de captura. Al final, queda esa imitación de luz resplandeciente que deja de existir bajo el polvo anegado con partículas de muerte.

Para una muñeca desarticulada que finge no estar desperdigada por el aire, dos horas han transcurrido con la parsimonia de los eones galácticos.

Y como en el universo poco después del Big Bang, en su interior se están creando fuerzas, leyes, verdades y silogismos que le impiden a su mente cerrarse y ponerle una bala en el cerebro al monstruo que ya no está ahí.

El cuerpo que arrastra a su conciencia se desploma. No recuerda en qué parte del trayecto el cerebro ha dejado de transmitirle órdenes a sus manos.

Honey se detiene antes de que ambas se vuelquen. El auto la deja bajar y la siente perderse en un bosque sin nombre.

Se recuesta a un árbol- una broma en la crecen resplandecientes brotes verdes- y su cabello rizado, sudoroso y quebradizo, se desliza sobre los ojos, privándola de campo fertilizado, y envenenado, con el humor vital de los cadáveres que se amontonan en él. Un manotazo desganado lo aparta de su vista.

La cáscara exterior permanece incólume a los embates de la vorágine de pensamientos que se lanzan sin piedad a las paredes de su cráneo. El dolor de cabeza es insoportable, casi ensordecedor. Pero ella se conoce; se ve como cualquier extraño lo haría, serena, firme y compacta como la roca que casi nunca ha sido.

El período que le sigue a la lucha siempre es extraño. Divaga, sin que pueda impedirlo, por las estúpidas ondas que dimanan del pasado. La mueca que aflora en sus labios es sardónica.

No se siente culpable ni tiembla por haberse considerado, antes de su nuevo "florecimiento", una perra capaz de destrozar y reducir el mundo a trozos humeantes. Apreciar la intensidad embriagante de la última exhalación, esa que estaba en su poder otorgar sin dar explicaciones, un acto puro y hermoso por la eficacia con la que se ejecutaba, fue más un reflejo condicionado que un gusto natural.

El proceso de respirar, sin embargo, duele. La sensación de que el oxígeno se cuela a través de agujeros pequeños y sangrantes, que cicatrizan y se abren a la velocidad del pensamiento, la despoja de la consistencia de la materia integrada por cuatro dimensiones. Se convierte en una silueta a punto de echar raíces en suelo no patrio, la versión más débil que alguna vez se hizo real.

Si tuviese que ser sincera y describirse conforme a los eventos, diría que es un castillo de naipes afrontando la peor de las catástrofes.

El miedo, el verdadero terror que ha quedado impreso en sus genes, se manifiesta cuando sabe que algo, muy grande o muy pequeño, ha hecho clic en el engranaje del destino y ha echado a andar como un viejo mecanismo que necesita aceitarse hasta que las revoluciones se confundan en una vibración casi imperceptible.

Contra todo pronóstico, está viva.

La descendiente de asesinados; la alumna de asesinos; la asesina.

La última de las posibilidades que consideraría su mente, embotada por el mareo y la noción cruel de ser objeto de la burla de retorcidas ideas morales, la desconcierta y alegra en igual medida: ¿Las deudas fueron pagadas cuando los designios del azar mantuvieron su estructura estable, sobre el terreno que se bebe la sangre de las heridas ganadas en la batalla?

Debería importarle ahora que ya no sabe cómo conducirse.

La mujer se mantiene cuerda por pura y simple voluntad, a expensas de perder el disfraz que la defiende del escenario que se despliega hasta los límites de la tierra de los mortales.

Aug. 8, 2020, 4:29 p.m. 2 Report Embed Follow story
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Rowena Draugr Rowena Draugr
Estoy encantada! es difícil encontrar escritores que mezclen de manera tan exquisita sus escritos, adornos que son en realidad elemento imprescindible! Metáforas hermosas y colmadas de significado. Un hermoso, muy hermoso relato,
September 05, 2020, 03:01

  • Nymeria SinAlma Nymeria SinAlma
    A veces me cuesta distinguir entre lo que me ocurre a mí y lo que ella soporta. Creo que, es la manera de hacer una la historia. 😊 September 05, 2020, 04:52
~

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