El Pirata Patamala fue un truhán de aquellos que solo buscaban codicia y ambición. Cuenta la leyenda que quiso formar una tripulación con los peores ladrones y asesinos del mundo para ir en busca del supuesto tesoro escondido de la misteriosa Isla Gólgota. Así que con lo poco y nada que tenía, se rompio la pata en una apuesta solo para comprar un barco, con el cual llevar a su tripulación hacia aquel remoto paraje. Nunca más se supo de todos ellos. Al parecer una maldición los consumió.

Hicieron falta cuatro hombres para sujetar a Ragii. No era menos ya que lo que intentaba evitar era que arrojasen escorpiones sobre su hijo recién nacido. Aquél era el tercer hijo, lo que significaba que traería la desgracia a todos los que mirase. Motivo por el que se le privó de la vista en cuanto oyeron sus primeros llantos. La madre forcejeó todo lo que pudo hasta que un golpe desafortunado la hizo caer al suelo sin vida, lo que hizo la escena aún más inquietante para lo que vino despues.

Hola; soy isaac, solo Isaac, lamento que tengas que encontrar estás escrituras sabiendo lo que hice, sé que no era lo que estabas esperando y sé que al leer esto se te rompe el alma, pero es lo que hay; es sobre mí, mis pensamientos; mis maldiciones y bendiciones, aunque no creo que mencione las bendiciones porque tal vez nunca las hubo. Probablemente digas, yo fui tu bendición, pero yo lo arruiné y lo volví una maldición para mí. Lo lamento, sé que te duele, pero no te detengas de leer...✍️

Es díficil amanecer feliz cuando tengo que pensar más de lo que debería. Siempre agotado porque la mente funciona en piloto automático sin siquiera poder controlar el motor y la fuerza tanto de pensamientos como emociones. ¿Qué puedo hacer para no pensar tanto? Hasta ahora, no tengo respuesta frente a esta terrible maldición.

Desde niño, siempre me había ocupado el viejo faro de mi pueblo. Una noche, decidió explorarlo y subí la estrecha escalera de caracol hasta la habitación del faro. Allí encontré un libro antiguo, cubierto de polvo y escritos en una lengua desconocida. Al leerlo, algo cambió en mí. Ahora, cada vez que miro hacia el faro, siento que algo me observa desde lo alto, esperando a que vuelva a abrir aquel libro maldito.

En toda mi vida pensé que podía crear y mantener algo hermoso, soy un completo idiota al pensar eso porque lugar al que voy, lugar donde personas salen lastimadas, en mi si aplica eso de... "Todo lo que toco, lo destruyo"

En una noche sin luna, Ana despertó al oír su nombre susurrado. Nadie más estaba en casa. El sonido venía del sótano, donde encontró una muñeca antigua que nunca había visto. Sus ojos parecían seguir cada movimiento. Al tocarla, la casa tembló y la oscuridad la envolvió. La muñeca, con su sonrisa torcida, parecía cobrar vida. Ana intentó huir, pero las puertas se cerraron solas. La risa de la muñeca resonaba, mientras sombras danzaban en las paredes. Ana, atrapada, susurró una plegaria.

En una noche sin luna, Ana despertó al oír su nombre susurrado. Nadie más estaba en casa. El sonido venía del sótano, donde encontró una muñeca antigua que nunca había visto. Sus ojos parecían seguir cada movimiento. Al tocarla, la casa tembló y la oscuridad la envolvió. La muñeca, con su sonrisa torcida, parecía cobrar vida. Ana intentó huir, pero las puertas se cerraron solas. La risa de la muñeca resonaba, mientras sombras danzaban en las paredes. Ana, atrapada, susurró una plegaria.

Sin embargo, en los confines de la tierra y los más recónditos lugares, dónde las sombras y el mal se reunían. Un ser plagado de inmundicia creo desde su propio ser las espadas malditas, las únicas capaces de enfrentar la bondad de las espadas bendecidas.

Se siente extraño cuando los glóbulos rojos estallan hacia el exterior desde lo más profundo de mí cuerpo. Irónico ,aquello que colora mis mejillas cuando me invaden sentimientos absolutos es lo mismo que me hace desmayar siete días al mes. Estudié la sangre porque aunque sea mí maldición también es mí adicción.Su color y hasta el olor es adictivo. Tal vez es porque lo que no te mata te hace más fuerte. La cascarita es rígida pero mis labios la ablandan para que escurra nuevamente a borbotones.

El viejo edificio suponía una ventaja a la hora del pago, pero los desperfectos eran bastante notables. El ascensor llevaba años sin funcionar, los suelos crujían a cada paso...pero también estaba influenciado por espíritus. El más conocido era Akane, una niña se siete años que falleció hacía muchos años y para la que solo existía una norma. No la mires a los ojos. Todo aquel que la ha incumplido ha visto cómo Akane le seguía con un grito congelado en su rostro hasta que otro cayera en su trampa

La maldición no funcionó conmigo, y no entendía porqué. ¿Por qué tenia que vivir alguien destinado a ver morir a los que tocaba? *Fragmento de Sintacto. *La historia se encuentra en mi perfil.