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sami Samanta Martinez Lady Miriam es una joven muchacha llena de vitalidad. No es como sus hermanas, a ellas les encantaba bordar durante horas, ella prefería salir a cabalgar, practicar con su arco,... ser libre como ella decía. En una de sus escapadas sin saberlo se encontraría con Lord Brenan un apuesto caballero del que está enamorada desde que tenia uso de razón. 0 reviews
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#erotico #romance #amor #edad-media
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Pasión desenfrenada

Brenan que por su cara sabía exactamente lo que ella pensaba le acarició la mejilla.

—Tranquila amor— su voz era sensual y sosegada —se lo que estas pensado y no tienes que preocuparte de nada— le sonrió y Miriam asintió.

Brenan para prepararla acarició su hinchado clítoris,los jadeos de Miriam le decía que estaba a punto de llegar al clímax, su boca se entretenía en aquel rosado pezón que le encantaba y saboreaba con devoción. Miriam estaba experimentando algo tan excitante y lujurioso que no podía reprimirse más, arqueando su cuerpo y moviendo las caderas frotando su sexo contra la mano de Brenan, en una milésima de segundo descubrió una ola de placer inconmensurable.

—¡Oh Brenan!— su cuerpo temblaba y su sexo palpitaba como nunca antes había hecho.

—Amor mío aún te queda mucho por experimentar— con una sonrisa picara dijo —y disfrutar.

Con su mano aún apretando su clítoris bajó abriendo sus pliegues, estaba tan húmeda que Brenan se excito mucho más, necesitaba tomarla ya pero aún no era el momento, poco a poco fue metiendo un dedo en aquella húmeda cueva, luego metió otro dedo más, Miriam gimió de placer al sentir sus dedos jugando en su interior. Brenan supo que era el momento sacó sus dedos empapados de flujo, se acomodó entre sus temblorosas piernas, agarró su pene llevándolo asta la entrada de su vagina y poco a poco la introduce controlando sus movimientos para no dañarla asta llegar a un punto en el que el cuerpo de Miriam parecía no ceder. Miriam se tensa un poco pero con los besos dulces de Brenan enseguida se le quitan los miedos.

Brenan esta tan ansioso por poseerla que no aguanta más, de un empujón profundo y seco la tomó. Miriam al sentir aquella punzada en su vientre chilló, pero el grito fué sofocado por los carnosos labios de Brenan que la besaba con pasión enlazando sus lenguas.

Con suavidad Brenan se mueve acoplando su cuerpo al de Miriam y que se vaya acostumbrando a tenerle dentro de ella, para que sienta placer poco a poco. El dolor cesa y lentamente Miriam mueve las caderas al compás de las de Brenan, rodea la cintura de él con sus largas piernas sintiendo todo su miembro dentro y ayudándolo con cada embestida. Sus manos acarician la espalda sudorosa y ancha mientras Brenan saboreaba sus dulces y rosados pezones endureciendo los al contacto con su lengua. Al sentir las manos de Brenan acariciando cada rincón de su cuerpo siente morir de placer.

—¡Aaahh!— no podía creer que esos gemidos saliesen de su boca —¡me encanta amor!.

Brenan más excitado que nunca rodó por el manto verde dejando a Miriam encima de el aún unidos. Con un rápido movimiento le despoja de la camisola y la deja a un lado, la belleza y el las preciosas curvas del cuerpo de Miriam lo tenían anonadado. La asió de las caderas para ayudarla a moverse arriba y abajo, primero lentamente pero Miriam ansiaba más y más, el placer que sentía, lo húmeda que estaba, y las manos de Brenan en sus caderas la llenaban de lujuria.

Verla botar y cabalgar encima de él a aquella mujer, lo volvía loco de placer. Sus manos subieron de sus voluptuosas caderas por su cintura asta llegar a sus pechos, redondos y perfectos, los acarició y acunó entre sus manos, sus dedos pellizcaron sus pezones rosados y duros, deseó saborearlos uno a uno y hacerla gritar de placer. Miriam que sabía lo que su amor deseaba se echó hacia delante, Brenan deseoso por atrapar entre sus dientes el preciado pezón acercó su boca. Sentir su caliente lengua jugar con su pezón la hizo gemir y arquearse de placer. Brenan acarició la sedosa espalda de Miriam dibujando con sus dedos pequeños círculos bajando asta sus preciosas y redondeadas nalgas empujando con embestidas cada vez más profundas y rápidas.

Con cada embiste ambos jadeaban, Miriam sentía que de nuevo aquella oleada de placer la inundaba, sentía que el pene de Brenan palpitaba dentro ella con furia y desenfreno. Brenan sentía como le hervía la sangre con cada movimiento de cadera de Miriam. Ambos estaban jadeantes, llenos de lujuria y placer, sentían como les llegaban orgasmo, aquel tesoro por el que ambos querían luchar juntos. Cuando llegaron al clímax Miriam se desplomó encima de su amor agotada, jadeante, exhausta pero profundamente feliz. Brenan sentía el cuerpo tembloroso de Miriam y la acunó entre sus brazos dándole un dulce beso.

—Eres maravillosa Miriam— la mira con dulzura —eres todo lo que un hombre busca en una mujer... adorable, apasionada, intensa, dulce y salvaje.

Miriam al oír sus palabras se le dibuja una sonrisa, se acerca y le besa apasionadamente, le mira a los ojos y le dice con voz melosa.

—Me alagas Brenan— aún no se acaba de creer lo que a pasado —eres lo que toda fémina quiere a su lado.

—Quisiera repetir una noche como la de hoy si me honrarais con ello— la miro fijamente y con una sonrisa dijo —pero estando desposados si tan bella dama me lo permite.

A Miriam aquella revelación la inundo de júbilo y alegría. Su amor, su gran amor secreto sería por fin su esposo.

Dec. 22, 2019, 12:01 a.m. 0 Report Embed 1
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Amor y deseo

—¿Se encuentra bien MiLady?— sus miradas se encontraron de nuevo.

—Si MiLor— tosió de nuevo —solo e tragado un poco de agua, pensará que soy una patosa— sonrió.

—Una bellísima patosa— soltó en una carcajada.

—¡Oh! Entonces puede soltar a esta patosa— dijo con el cejo fruncido —mi baño se a acabado— lo miró e intentando zafarse de sus brazos que en ese momento eran como cadenas —¡suelteme!

Brenan no podía dejarla ir así sin más, sabía que si la soltaba no volvería a verla y eso lo torturaría día a día. Aquella preciosa mujer le robó su corazón desde el primer momento en que la vio.

—Perdóneme MiLady por lo que voy a hacer— acercó su boca a la suya y se fundieron en un profundo beso.

Miriam al principio forcejeó intentando zafarse de entre sus brazos, pero en unos segundos cambió por completo, paso sus brazos por su cuello y le devolvió aquel beso tan codiciado por meses, devorando aquellos carnosos y rojos labios que tantas noches soñaba con besarlos.

—¡Por san Fergus!— dijo Brenan al sentir como Miriam lo besaba de aquella manera, dejando toda su vergüenza atrás.

Miriam jamás habría vivido esto ni en sus mejores sueños, siente un cosquilleo en el estómago y el corazón le palpita de tal forma que jamás antes le había hecho. Comenzó a besarla en el cuello con verdadera devoción, la voluntad de Miriam acaba por ceder, se estremeció con cada nueva exigencia de Brenan, sus manos desean explorar sus exuberantes curvas, su bajo vientre se contraía cada vez que Brenan metía las manos debajo de la camisola, haciéndola arquear se de placer.

—¡Brenan!— la voz de Miriam era casi un susurro —creo que no debería... Creo que... — dijo cerrando los ojos con excitación.

—¿Estas segura que quieres que pare?—dijo con una sonrisa socarrona —mírame y repítelo— le miró con sus ardientes ojos.

—Ahora mismo no estoy segura de nada— le miró a los ojos —es indecente que este aquí con un hombre a solas y casi desnudos, pero me gusta demasiado lo que me haces sentir.

Percibir como sus dedos arden con el roce de su piel, sus labios carnosos y dulces como el caramelo, su largo cuello como el de un cisne al que mordisquea con cariño, mientras la aprieta contra él, piel con piel, como sus manos se pasean por su espalda acariciando de arriba a abajo siguiendo la columna vertebral hasta sus redondeadas nalgas que las oprime contra el.

Miriam siente que su cuerpo le traiciona, jamás había sentido en su bajo vientre como se humedecía y contraía de esa manera tan placentera. Sus manos tienen voluntad propia y acarician el torso tan bien esculpido de Brenan mientras se besan apasionadamente entrelazando sus lenguas al unísono. Abandonada a sus caricias a Miriam nada más le importó, sólo quería disfrutar del momento con su gran amor.

Brenan que tenía sujeta a Miriam la acercó hacia la orilla, sin dejar de besarla la tumbó con mimo en el manto de hierba verde para ponerse sobre ella sin dañarla. Una de las manos de Brenan acarició su cuello con cariño y fue bajando lentamente asta llegar a sus senos por encima de la camisola, estiró con sensualidad de aquel ligero cordón para dejar al descubierto sus senos, deseaba tener entre su mano aquel precioso pecho, acariciarlo, mimarlo y pellizcar su rosado pezón, que por el frío se había endurecido.

La respiración de Miriam se entrecorta cuando siente los calientes labios de Brenan besando y acariciando con su lengua sus pezones, un gemido ronco se escucha en el silencio, esta tan excitado que no le importa nada más que aquella bella mujer. Una de sus manos bajan por las deliciosas caderas de Miriam asta su muslo sube con cuidado la mojada tela, su mano se encuentra con unos rizos exquisitos, sus dedos separan con cuidado los pliegues de su sexo en busca de su redondeado clítoris, que como una preciosa flor florecería por primera vez.

—¡Brenan! ¿Que... Que haces?— dijo horrorizada y excitada —¡esto no debe estar bien!— era la primera vez que un hombre tocaba su parte íntima.

—¡Shhh! tranquila mi amor esto es solo el principio de los placeres que te haré sentir y disfrutar... Déjate llevar— le dijo con un susurro.

Miriam estaba tan excitada que no pudo reprimir más sus impulsos, sentía en su sexo como Brenan jugaba y acariciaba su clítoris, deslizaba los dedos hacia abajo, primero metió un dedo en su interior Miriam al sentir dentro de ella esa invasión dio un pequeño respingo pero era tal el placer que sentía que no quería que parase, metió otro dedo más, estaba tan húmeda que los dedos entraban sin dificultad alguna, Brenan sabía que estaba preparada para recibir su pene.

—No quiero que tengas miedo— tiró del cordón de sus calzones para aflojarlos —ven deseo que me toques— alcanzo la mano de Miriam, la guió y la introdujo dentro.

—¡Brenan!— al tocar aquella parte masculina se llevó una sorpresa, era duro y sedoso.

—Amor mírame— dijo Brenan con voz melosa —al principio te dolerá un poco, pero seré muy cuidadoso— la tranquilizó acariciando le la mejilla —pero veras que luego el dolor cesa y sentirás mucho placer.

Brenan se quita los calzones con celeridad mientras Miriam tumbada y excitada lo mira con curiosidad. Al descubrir su sexo con aquel manto de vello oscuro, duro y erguido en todo su esplendor, con ojos asustados por el tamaño a Miriam le venían muchísimas cosas a la mente.

"Sé por mis sirvientas que su sexo me dará placer... Pero... ¿Eso podrá entrar?

Dec. 15, 2019, midnight 0 Report Embed 0
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Un encuentro inesperado

Mariam que sin saber que a pocos pasos de ella alguien la observaba con deleite decidió dar por terminado su refrescante baño, poco a poco avanzaba asta la orilla. Brenan sin apartar los ojos de tan exquisito espectáculo, la boca se le hizo agua al ver que de aquella camisola fina resurgían unos preciosos pezones que al contacto con la fría agua del lago se habían endurecido, por un segundo se imagino devorando los con su boca, su entrepierna se endureció más aún si cabe, Brenan instintivamente se acarició y cerrando los ojos no pudo contener un gemido de placer. Mariam que se escurría su camisola escucho un gruñido que salió de entre la maleza, asustada sin saber que hacer y casi paralizada por el miedo agarró su vestido y decidió decir alzando la voz:

—¿Quien... Quien esta ahí?— balbuceaba Miriam por los nervios.

Descubierto por su gruñido involuntario acalorado y re colocándose su erección no le quedó otro remedio que darse a conocer.

—Buenos días Milady— con un gesto de cabeza se presentó— Mi nombre es Brenan... Lord Brenan.

Miriam no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, aquel hombre alto, de cabellera negra azabache, sus ojos almendrados, aquella boca que tantas y tantas veces soñó con besar, su atlético cuerpo y tan varonil que le quitaba el sueño por las noches. Brenan que se dio cuenta de como aquella preciosa mujer le miraba y como no respondía carraspeó sacando a Miriam de sus pensamientos.

—Mi nombre es... Miriam, Lady Miriam— dijo con nerviosismo y sonrojando se.

—Es un placer conocerla Milady— una sonrisa se dibujo en su cara al ver su tez sonrosada.

—El placer es mío Lord Brenan, le e visto en numerosas ocasiones visitando a mi padre Lord Lolach— dijo enredando sus manos en el vestido y bajando la mirada.

—Disculpad por enturbiar su baño Milady— dijo acercándose a ella —estaba dando un paseo y decidí darme un baño.

—¡Oh! No tenéis que disculparos Milord el lago es de todos— desvió la mirada hacia otro lado para que el no la viera.

—Entonces, ¿quisiera acompañarme mientras hablamos Milady?— con la mirada le suplicaba que le dijese que si —¿Me concede este deseo?

Miriam no podía creer que delante de ella estuviese el hombre de sus sueños, aquel por el que suspiraba en secreto, cada vez que lo veía en el castillo visitando a su padre se escondía para poder admirar su rostro y su cuerpo, tan perfecto y varonil. Alzo la mirada hacia su amor secreto y asintió.

—Si para usted Milord no es un inconveniente, le acompañaré— sus mejillas se tornaron rojas.

Miriam se dio la vuelta e hizo el mismo camino hacia el lago con el corazón palpitándole en el pecho y muy nerviosa se adentró en el agua. De espaldas a la orilla esperaba a que el caballero la acompañara, en su cabeza miles de pensamientos surgían cada vez que lo veía, imágenes que hacían enrojecer sus mejillas. Mientras tanto en la orilla bajo un árbol Brenan sin apartar la vista de aquella mujer que lo excitaba de una manera que lo volvía loco, poco a poco se deshacía de sus ropajes quedándose solamente con unos calzones de lino, en ese momento agradeció que Miriam estuviese de espaldas a el porque su excitación era tal que le vería su erección desde donde estaba, se encaminó hacia ella entrando en el lago, su cercanía y su belleza le ensimismaba, sólo tenía deseos de poseerla.

Durante unos minutos en silencio en el que ambos se miraban sumergidos en el agua, Brenan decide romper aquella paz.

—Cuando visito a vuestro padre y es bastante a menudo— sonrió —no he tenido el placer de verla MiLady.

—Amm— intentó desviar la mirada sin éxito —bueno siempre estoy ocupada en mis quehaceres MiLord —una sonrisa se le dibujó en la cara al recordar que siempre lo veía escondida.

—Espero no ser imprudente, pero ¿algún caballero la corteja?— la miró, no podía apartar sus ojos de los suyos —una bella mujer como vos debe tener muchos pretendientes.

—MiLord— bajó la mirada y sus mejillas se volvieron a tornar rojizas —no soy tan bella como mis hermanas.

Brenan la miraba cada vez más ensimismado, le gustaría acunar entre sus manos su preciosa cara de porcelana, y ¡sus labios! Se preguntaba como sabrían. Se fue acercando poco a poco sin apartar sus ojos de los de ella. Tenía la necesidad de abrazarla y arroparla entre sus brazos.

A Miriam se le iba a salir el corazón del pecho, veía cada vez más cerca a su amor secreto, estaba tan nerviosa que sin darse cuenta pisó una piedra y dio un traspiés, levantó los brazos y los agitó como para impedir que se ahogase, pero no lo consiguió y se hundió. Brenan que estaba pendiente de ella la agarró con fuerza de la cintura y la atrajo hacia el, Miriam se agarró con desesperación a su salvador sin dejar de toser por el agua que había tragado.

Dec. 8, 2019, 12:02 a.m. 0 Report Embed 0
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Libre como el viento

Lago Rannoch,1389

Es un precioso día de verano en las tierras altas de Escocia. El sol brilla en lo alto del azulado cielo sin que una nube perturbe su espacio.

Lady Miriam cabalga a lomos de su yegua Kamih. Hoy después de varios días sin poder salir del castillo está ansiosa por disfrutar del aire libre, de su libertad por así decirlo, su cara rebosa felicidad al sentir el aire en su cara, el olor de hierba y el

sonido de los pájaros, es un verdadero regalo de la madre tierra. Cabalga por el bosque Caledonio hacia un claro donde todas las ocasiones que puede escaparse del castillo siempre practica el tiro al arco. Después de una hora lanzando flechas en una diana bajo el sol de verano, acalorada decide acercarse al lago a darse un refrescante baño, se sienta en la verde hierba, el aroma de las diminutas flores invaden su pequeña nariz, se saca las botas sin dejar de admirar lo hermoso que está el paisaje, hace lo mismo con las medias y su vestido azul verdoso, que con cuidado los deposita bajo un árbol, quedándose sólo con una camisola de gasa.

Acercándose a la orilla moja sus pies, un gritito sale de su garganta y un escalofrío recorre su cuerpo al sentir el agua fría, poco a poco entra en el lago refrescando su piel. Miriam disfrutaba de su baño mojando su cara y sus brazos, a pocos metros de la orilla aunque le cubría asta los pechos.

No muy lejos de allí en el frondoso bosque Lord Brenan más dos de sus guerreros Lolach y Damir habían salido de caza, tras varias horas ya tenían unas cuantas piezas y decidieron volver. Pasaban muy cerca del lago y Lord Brenan escucho el chapoteo del agua, su curiosidad le hizo ver en aquella dirección y sus ojos se abrieron de par en par al ver aquel precioso espectáculo, Lolach que hablaba con Damir de lo mucho que se divertirían esa misma noche después de la cena con unas criadas del castillo, no se habían percatado de que su Lord se había detenido unos pasos más atrás, así que Brenan recomponiendo se de lo que acababa de presenciar se acercó a sus guerreros y como si nada hubiese ocurrido les dijo:

—Daré un paseo, aún es pronto para volver, regresad vosotros al castillo.

Lo observaron con extrañeza, no era típico de su Lord pasear y mucho menos a solas, se miraron entre si, sé encogieron de hombros y sin preguntar nada obedecieron las órdenes de su señor.

Lord Brenan vio como se alejaban, enlazando las riendas de su caballo a una rama cercana se acercó de nuevo al lago, medio escondido entre la maleza, y allí seguía, aquella silueta de mujer disfrutando de un baño en el lago. Brenan no podía apartar los ojos de aquella grandiosa visión, su entrepierna se endureció de repente al ver como aquella diosa de cabellera rubia resurgía del agua, verla alzar sus brazos y como sus manos se quitaba el agua de su precioso pelo dorado como el sol, su rostro con aquella tez dulce se le antojó hermosa. Al ver sus preciosos ojos negros que resplandecían con el reflejo del sol en el agua, se quedó paralizado al ver aquella sonrisa que no abandonaba su boca, su piel clara brillaba bajo el sol con aquellas diminutas gotas de agua, la camisola que llevaba puesta se le amoldaba a sus hermosas y voluptuosas curvas dejándolas entrever con los rayos de sol.

Dec. 2, 2019, 4:01 p.m. 0 Report Embed 1
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