Aún no he logrado amarme, pero sé que cuando lo haga, mis textos sonarán como canciones tristes que retraten la belleza de mis cicatrices.

Te llenarás de virtud cuando distingas tu propia luz dentro de una oscuridad que se hace llamar tuya, y emanarás sabiduría cuando guíes a los demás a descubrir su propio titileo.

Alcanzaste la inmortalidad en docenas de textos, y tu alma volvió a encenderse con tintas de colores, y aunque sé que yo no podré trascender igual que tú, me gustaría pensar que en el más allá podré volver a verte.

Aquel dichoso que encuentra su razón en la literatura no podrá escapar de esta, hasta que su cuerpo se haga uno con la tierra y las larvas duerman entre los brazos que mecieron un legado.

Ante un ocaso de lágrimas se alza el pináculo de la montaña de las emociones.

Para ti puede ser repetitivo, pero para mí es nuevo. Tu eres un pilar fuerte mientras que yo soy solo un hilo que al mínimo soplo volará hacia el olvido. Has convertido a mis hermanos en carne y pensamiento de tu semejanza, has llevado las ilusiones hacia una luna oscura sostenida por las manos de los tuyos.

Dibujemos sobre el lienzo de la imaginación, como un artista que plasmaba cientos de bocetos tétricos de antaño.

Escribe tus penas sobre un lienzo que firmara tu condena, y condeceme pedazos de tu alma en cada letra que escribes.

Pasearse por una senda oscura es el mayor de los placeres, se lo dije al guardián de lápidas que jadeaba con una mirada despojada de calma al verme.

La última vez que mis ojos te vieron, me di cuenta que no era la necesidad de ser amado, si no la impotencia que me causaba el saber que mi corazón no me permitiría amar a nadie más.

El amor se había encarnado en mi conciencia, pero los infortunios de la vida me dieron una visión a oscuras del lugar en el de una vez estuvo. Ahora solo e incoherente me pregunto si soy demasiado listo o idiota para no sentir amor hacia nada que me ofrezca este mundo.

Si existe algo después de la muerte, te buscaré aunque pierda el alma en el camino, así como rompí mi cordura desde que comencé a escribirte.

Y después de tanto tiempo, el miedo ha vuelto a predominar sobre mis pensamientos. Que desgracia sentirme vivo de esta manera, que tragedia haber nacido siendo humano.

Mi mente es una incoherencia a la que quiero dejar inerte. He vuelto a desconocerme en el espejo.

Todo lo que pude ver dentro de tu ser ya no era más que ruinas de lo que alguna vez llegué a apreciar; tu amor propio se cimentó por una senda que solo ha de condenarte. Cada vez tu alma toma los mismos matices que una vez repudiaste, y esta vez ya no estaré a tu lado.

-No pude sentir el miedo, y mis ojos no reflejaron el terror al frente mío. No pude sentir otra cosa que melancolía por agotar entre sollozos el símbolo de mi humanidad.

No puedo dormir, pues me son mostrados aquellos cristalinos recuerdos que arden quemando mi consciencia. No puedo ser feliz, porque arruino el presente lamentando el pasado.

Tus ojos ámbar ya no volverán a verme, y espero que nunca lo hagan. Si alguna vez escribí textos melancólicos por tí, mis ojos negros nunca volverán a verte.

Que mis acciones suplan lo que mis palabras nunca lograron.

No sé si estoy siendo mejor persona, o si soy la secuela de una mente destruída.

Sus ojos carecían de terror, porque no era ajeno a su niñez. Ni un ápice de sobresalto, porque ya no existía un alma que le diera amparo.

A veces imagino el futuro al que renunciaste, y escribo para ti los mejores textos, esperando que el alma que pongo en ellos compense mi falta de virtud para retratar lo bella que habría sido tu vida si no hubieras marchitado antes de tiempo.

Mira hasta donde has llegado, y escucha el crujir de tu alma agrietada cuando piensas que no ha sido para tanto.

Si el dolor me hace creer que la escritura es la mayor de mis pasiones, de vez en cuando también me gustaría pensar que no hay nada que me haga sentir vivo.

Creí tocar fondo cuando llegaste a mi vida; creí comenzar a amarte cuando estuviste tan lejos de mí.

Y cuando todo termine para ti, y no quede más que un valle de desolación en tu alma ¿Podrás actuar de la misma forma con la que juzgas el actuar de quiénes ya lo perdieron todo?

No puedo perdonarte, porque ahora eres otra persona. El daño ya está hecho, pero no puedo culpar a alguien que ya no existe.

Espera un poco más, y prometo que mi alma recitará a tu lado todos los poemas que llevan tu nombre, y arrullarán nuestros lamentos por la eternidad.

Todos mis poemas han tergiversado mi visión, y todos tus recuerdos han resucitado la esperanza que me queda en esta vida.

¿De que otra forma me recuerdo que te extraño si no es por la música y la escritura? Si cada vez que lo hago, las emociones salen a flote, y me hacen ver que aún no estoy muerto.

Pocos tienen la dicha de ser curados por aquellos a quienes sanaron con las mejores intenciones. Solo un poco de ello, y habrán comprendido el arte de amar.

Hasta el alma más sombría tiene amaneceres de vez en cuando, y la belleza es tanta que contemplan la felicidad mejor que los que ya se acostumbraron a ella.

Un último suspiro de su parte fue suficiente, para desperdiciar años de mi vida aborreciendo al ser humano, y dañar ciegamente su memoria.

La última vez que te ví, solo encontraba sentimientos tétricos y caóticos, tu mirada perdida y evidentemente cansada me mostró que a pesar de todo, seguías siendo un alma tan bondadosa para pertenecer a este mundo. La última vez que te vi, decidí que incluso aunque fuera la última vez que te viera con vida, te amaría por siempre. (Aún te sigo extrañando)

Los infortunios del alma nos hacen ver con mayor detalle la belleza en lo efímero, y el arte en lo eterno.

Porque cuando todo termine, las emociones serán tan intensas como cuando comenzó.

No puedes compararte, pues tu talento es de nacimiento, y el suyo está cimentado sobre ruinas de dolor y desgarre de emociones.

No habrá un cielo para aquellos quienes nunca pudieron ser felices, nisiquiera estando rodeados de un fondo blanco con destellos dorados.

No mereces ser juzgado por tus acciones del pasado ¿Pero que hay de las almas que rompiste en el camino y aún viven en el antaño?

Tan genuina la forma en que compone textos sin sentido por un dolor que parece eterno, que pareciera que su alma se enciende al tomar la pluma y trazar sus letras.

Dame razones para no querer marcharme en tan poco tiempo, antes de que mis pulmones se llenen de polvo, antes de que maldiga el hecho de ser humano.

La belleza con la que te fuiste de esta vida me hizo tratar de plasmarlo por escrito durante la mía.

Dime qué fue lo que viste cuando destrozaste su alma.

Dame un poco más de dolor, para seguir creando textos bellos que retraten la carencia del paraíso.

Escribe cien canciones de amor que tus labios nunca van a recitar. Desliza tu alma entre alfabetos inarticulados y devuélveme la dicha de ser quien te escribió cien poemas que nunca pudiste escuchar.

Nos identificamos con la melancolía, somos seres eternamente tristes; conocemos la empatía al vivir infiernos que nos endurecieron en mente, pero nos ablandaron en corazón. Crecimos comprendiendo las carencias de afecto y prometimos que jamás seríamos como aquellos quienes nos sepultaron, pero, ni siquiera eso nos salvó de ser malas personas.

Puedes encontrarme en mis textos, y puedes volver al final de cada abril, por si quieres que te vuelva a recordar, por si quieres que me vuelva a encontrar.

Es tan difícil escribir cuando tu cabeza está llena de cosas sin sentido, llevando a flote cientos de textos pedantes a los que nombras con cariño.

Ya no está aquí, pero miro sus ojos en la música.

Encarné sus acciones, y mi piel se desgarró como producto de ello. Caminé sobre la senda de enseñanza que el adoctrinamiento me mostró como absoluta verdad, y mis nervios me mostraron el infierno; me inventé un paraíso, y entonces comprendí el devotismo a sus ideologías.

Que vengan cinco abriles más, y podré partir al otro mundo. Que mi alma sea suficiente para llegar a la tuya, y entonces podré volver a verte al final de la primavera.

Ansiaba la libertad en lo escrito, y velaba por su trascendencia. Dejo de lado la naturaleza que lo hacía humano, y rompió su alma en el camino.

El preludio a la felicidad más genuina es un valle de tristezas que parecen infinitas.

Mis ojos vieron el nacimiento de los lirios, pero no estabas aquí. Estuve sentado hasta tarde, hasta que el sol terminó de iluminar el horizonte y las flores se llenaron de oscuridad; te esperé recostado sobre el verde pasto, y a sabiendas de todo lo que ocurría, no pude evitar preguntarme la razón del porque no volverás a estar aquí.

Se perdió el brillo de sus cuencas, y el fulgor que ansiaba el ocaso se esfumó con su alma.

Al dormir, los prismas mostraron mis alucinaciones aderezadas de genialidad en ojos ajenos, pero se que al despertar y encarnar los hechos volveré a desear estar muerto.

Si hubiera visto dentro de su lado oscuro, mis cuencas se habrían iluminado por un cielo estrellado.

La falsa razón pende del resentimiento.

No me avergüenza sufrir mis textos, pues son la prueba de que aún sigo en esta vida, y prefiero sentir dolor si eso me salva de levitar toda mi existencia sobre la inerte apatía.

Miré de frente a la desidia enmendando mi cordura a lo que creía un buen karma, y avancé entre las tinieblas de mi alma.

El miedo me permitió ser irracional, y mi agonía confundirme con incoherente.

-Si la trascendencia se basa en que al leer mis delirios puedan recordarme como un escritor, prefiero ser olvidado, y librarme para siempre los textos que me hubieron condicionado.-

Sintiéndose tan podrido por dentro emanaba textos y palabras que el tiempo sepultó en promesas de autocompasión.

Aún no te vayas, pues todavía contemplo tu escencia todas las noches antes de dormir, y escribo para ti todos los días después de las siete. Te sigo queriendo, pero me resulta cada vez más difícil alojarte en mi memoria. En un último ápice de sentimientos desbordados te pido que aún no te vayas, y permitas que siga extrañando el futuro que una vez me hubo subyugado, y nunca fue.

Cada vez me pierdo en mi consciencia, y me cuesta asimilar lo que soy. Mi escencia se quedó atrapada en mis textos, y fuera de ellos no se lo que soy.

Aún sigo aquí, esperando frente la libreta y presionando los dedos sobre la pluma. Si decides volver en forma de recuerdo aún sigo aquí.

Espero que al dar mi último suspiro pueda contemplar la misma belleza con la que le escribo a la muerte.

Después de iluminar mi mirada con la virtud de aquella persona, juré que jamás volvería a ser un simple espectador.

En un profundo silencio recuerdo todo lo vivido a tu lado, y en un último acto de amor me despido de tí.

Destrozaron mi mente por tanto tiempo, y ahora no sé si la paz que siento es inherente al ser humano.

Y aquel efímero recuerdo aún resuena sobre su corazón. Un fugaz instante fue necesario para estar vivo en su memoria, y un nostálgico sentimiento bastó para inmortalizarlo en su cuaderno.

Y habrá un ocaso como tantos, el se habrá desvanecido, pero nadie lo sabrá.

Éramos péndulos trazando constelaciones en un cuarto oscuro, también fuimos tan brillantes solo para nosotros, y solo para nosotros era maravillosa la bruma que cegaba nuestros corazones. Quise marcharme hacia donde tú, pero fui tan poco que mi alma no podría alcanzar la tuya, entonces te escribo, como una muestra de amor, y un recuerdo desolado para mí.

Tu rostro se está borrando de mi mente con los años, y cada vez recuerdo poco de como eras en vida. Algún día ya no podré recordarte, y ese será el día en que dejaré de escribirte como siempre.

No recuerdo en que momento comencé a preocuparme del tiempo que afirmaba, jamás le daría su importancia. Aún no recuerdo en que momento empecé a llorar por no haber vivido.

Nunca pedí que entraras en mi vida, pero contemplaste atardeceres y ocasos a mi lado; nunca esperaste nada a cambio, pero sigo honrando tu memoria.

He pasado por dolores irremediables, y mi cordura es prueba de ello, ¿Que te hace creer que este es mi declive?

Mi razón y sentimientos han trazado su línea, pues no puedo anhelar sin ser tajante, ni amar sin incoherencia.

Mi profundo miedo es desproporcionado a mi ser capaz.

La noche púrpura volvió después de mucho, y en la ventana mi trastorno se reflejó en un acto de arrebatos. -Esta vez lo haremos bien,- susurró.

Soy un escritor que sentencia con firmeza lo que quiere, y soy un dios en mis textos porque en vida ya no quedan sueños.

Sobre el plateado mar yacía el cuerpo del pequeño poeta, y sobre un podrido marco introduje la morfología que representa a este; sus profundos ojos vieron dentro de mi alma y sus tétricos labios se movieron. -Ya te decidiste. No sé lo que quiere de mi, aún no le he preguntado.

Hay una figura con vestido que veo cada vez que duermo, la dulce silueta que plasmó en la pared un poema carmesí después de mirar de frente a su verdugo, la delicada mano que estimulaba mi inerte corazón sigue ausente. Algún día acariciare las estrías del revolver y lo miraré con el cariño que un día sentí, vendiendo mi alma a cambio de un escrito que le recite los gritos que hay en mi silencio.

Entrelaza tu mano sobre mis podridos dedos y bailemos este Requiem, evaporandonos como el café al que considerabas una droga.