Sol y luna se saludaban para dar inicio a una nueva etapa; en donde el joven príncipe regresaba de las arduas horas de estudio. Ideas y estrategias frescas danzaban en el interior del príncipe, el cual prefería pensarlas a ponerlas en prácticas. Era un muchacho como los herederos de los otros reinos; pisando en titubeos el destino que se les fue brindado. Üthe, futuro rey de Hernbäerg, acudía a las caminatas extensas en los jardines en reconcilia sobre su futuro.
Esa tarde, Üthe apreciaba los botones de una planta cuando un hombre en uniforme y peinado impecable lo interrumpió.
—Mi señor, esto es para usted —expresó el cartero entregándole un manojo de sobres.
—Gracias —limitó a decir.
Raro fue crecer como parte del campo y ahora ser llevado a un castillo donde sus paredes lo limitan del mundo y esa rareza se recorría con los tratamientos que utilizaban para acercarse a él. Observó la entrega en sus manos y asintió al cartero para luego verlo partir. En el anverso de los sobres describían los hogares de sus pretendientes —aunque él prefería llamarlas amigas—, se trataban de cinco mujeres del reino quienes buscaban ser la nueva reina, sin embargo, esa ocasión contó cuatro. Cotidianamente faltaba una, quien temía perder. Üthe no tenía información de las consecuencias de tales actos, quería lo mejor para ellas y en especial de la chica desaparecida.
—Girasol —susurró al ver el dibujo en su carta, se dispuso a leerla en su mente. El jardín era seguro, pero él quería mantener la privacidad de ellas a desconocidos. Girasol era la única que le preguntaba por su bienestar; en aquellas palabras nuevas, la chica se emocionaba sobre lo azul que se había vuelto el cielo después de las explosiones de la guerra. Continuó con Lila; él temía por lo que fuera a narrar, con crudeza informaba sobre el batallón y el miedo que le generaba no regresar—. Te enviaré más palabras de aliento. Hago lo que puedo desde acá, créeme.
—¡Ah!, ¡aquí estás!
Dobló la hoja de Lila y se encontró con el rey Arem.
—¿Qué sucede, padre? —preguntó, poniendo sus manos por detrás.
—La junta con el comité va a llegar pronto, quiero que entres conmigo.
—Por supuesto, padre. Enseguida voy —se inclinó en reverencia.
—No tardes.
En cuanto el rey desapareció entre las flores, Üthe guardó la carta de Lila en el sobre. Respiró fuerte y recordó la calidez de Girasol. Mirando el cielo recitó:
—Es un azul mágico, que vuelve incluso en momentos tristes.
Abandonó el jardín y acompañó al rey.
**********
Tenía una constante presión en su frente al salir de la junta. Sonreía en sincronía con su padre al despedir el comité. El tema no lo tomó por sorpresa, ya que las chicas de las cartas eran las noticias de afuera. En el comité debían de saberlo, porque en la reunión varios hombres lo volteaban a ver en cuanto mencionaban guerras. Aún así, no hizo comentarios sobre eso. Los seudónimos de las chicas por correspondencia eran para tenerlas a salvo y en la privacidad que merecían. Gente ha reaccionado mal al ver a una “flor”, teniendo que cambiar las reglas y era consciente que le tocó buen tiempo y términos.
Los hombres del comité se habían marchado, regalándole libertad.
—Üthe, cielo —dijo su madre—. Dejaron esta carta para ti.
—Muchas gracias, madre —respondió y le dio un beso en la mejilla. Su madre peinó un mechón del cabello negro de su hijo.
—Baja a cenar cuando puedas —comentó mirando el sobre.
Sentado en su escritorio, abrió el sobre; sorprendiéndose de ver el dibujo de una rosa al final de la carta. Mordió su labio, fue a cerrar la puerta de su habitación y con la luz del candelabro comenzó a seguir las palabras escritas a prisa y con errores. Esos detalles le iban acumulando dudas junto con las noticias de la chica. Tal vez hubiera preferido no saber ella después de todo.
Vielen Dank für das Lesen!
Wir können Inkspired kostenlos behalten, indem wir unseren Besuchern Werbung anzeigen. Bitte unterstützen Sie uns, indem Sie den AdBlocker auf die Whitelist setzen oder deaktivieren.
Laden Sie danach die Website neu, um Inkspired weiterhin normal zu verwenden.