jcoyuela Juan Carlos Oyuela Pavón

Artículos aparecidos en diarios hondureños. Retratan diversos momentos de la realidad de Honduras.


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Carta abierta a los políticos

Soy un ciudadano corriente, político también -como nos creemos todos los hondureños-, aunque sin cargo a elección popular.  Estas letras van dirigidas a esos otros que piensan tener las respuestas a los problemas que todos vemos, pero que pocos nos atrevemos a mencionar. En estos días los reflectores están puestos en esos compatriotas que se postulan para un cargo en las próximas elecciones.

Me preocupa la falta de libertad, la falta de respeto a las leyes que vivimos en nuestro país. Cara a las próximas elecciones me preocupan los políticos cegados por las ansias de poder. Parecía que habían —habíamos—  aprendido muchas lecciones ocho años atrás. Tristemente veo el mismo afán de torcer la ley en aras de sus intereses personales. Políticos que piensan más en el corto que en el largo plazo. Políticos astutos que aprovechando la indiferencia e indolencia de muchos, saben qué  melodía entonar para mantenernos en el sueño de la comodidad.

Me preocupan las injusticias y la enorme desigualdad -caldo de cultivo perfecto- para la falta de paz y seguridad. Me preocupan la falta de capacidad de auditoría y de exigencia de sus derechos de mi sociedad hondureña. Me preocupa la falta de educación y la pobreza interior de gran parte de los hondureños. Nos vuelve como borregos sin capacidad de reacción. Me preocupa que los mejores talentos, necesarios para sacar adelante el país se vayan huyendo de una situación muchas veces insostenible. La falta de patriotismo de tantos que callan. Me preocupa la indiferencia y la comodidad del hondureño que sencillamente se deja llevar por la corriente. El egoísmo de pensar solo en sí mismo y la falta de compromiso con las generaciones futuras.

Me preocupa la facilidad de manipular a un pueblo, porque las abundantes necesidades le llevan a aceptar cualquier beneficio a cambio de su voluntad política. Un pueblo sin educación, sin lecturas, sin intelectuales que brinden luz y orientación, es un pueblo vulnerable a las aspiraciones de políticos «testigos pagados de sí mismos». Me preocupa que los «buenos» se apartan y no defienden sus derechos. Me preocupan los hondureños sin dignidad, con una autoestima baja -como dirían ahora- con temor para decir lo que piensan, simplemente porque a veces es difícil ir contra el cacique de turno.

Me temo a mí mismo. Absorto en el día a día. Sin deseos de ser mejor persona. Sin la fortaleza para defender su propia libertad. Sin una orientación. Impasible, indiferente y acomodado a la circunstancias. Sin esa rebeldía, de la buena, que me llevaría a plantear soluciones creativas, aunque tal vez impopulares. Me temo improvisando una democracia que requiere de los mejores talentos de sus hijos. Del esfuerzo por levantar un nuevo país. Necesitamos hondureños con una nueva cultura, con un nuevo empuje y entusiasmo. Hondureños que se atreven a hacer el bien con audacia. Hondureños más solidarios, que piensan no solamente en su propio estómago y levantan la mirada para al menos enterarse de las necesidades ajenas y se implica en resolver sus aspiraciones y expectativas.

Querido candidato: si no tienes la honestidad, es mejor que des un paso al costado. Si careces de la fortaleza para ir contracorriente, en una sociedad asfixiada por la corrupción y la impunidad, si no tienes la capacidad y el talento necesario para sacar adelante a este maltratado país, si lo único que te mueve es tu interés personal será mejor que cambies de ocupación. Te lo agradeceremos más de ocho millones de hondureños.

11. Oktober 2019 14:14 0 Bericht Einbetten Follow einer Story
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