ljfebres LJ Febres

A todos nos gusta hacer promesas, sobre todo por el placer de no cumplirlas y decepcionar en lo mas profundo aquellos que decimos amar.


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Kurzgeschichte
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OFELIA


Una vez prometí que cuidaría a una dulce criatura, mi sobrina quien se llama Ofelia. La primera vez que la vi tenía cinco años, una niña linda como el sol, llevaba el cabello suelto, en bellos bucles dorados, ojos grandes color verde, mejillas rosadas, piel blanca y sedosa.

Mi hermana quien se había casado con un millonario pervertido, quien pese a que la niña era su hija quiso abusar de ella cuando esta apenas tenia 3 años y medio. Mi hermana supo descifrar la maldad. Al poco tiempo de casados mi hermana por amor a su hija lo abandono.

Mi hermana al verse sola y en grandes problemas económicos, decidió echar suerte yéndose al primer mundo,dejando a la niña al cuidado de las monjas. Conseguiría un trabajo y tan pronto pudiese volvería por su hija, fue ahí cuando arranco de mí aquella promesa al decirme

_Si no vuelvo, prométeme que tu cuidaras de ella_ mis ojos se iluminaron y respondí

_¡Prometido!

Mi hermana se marcho, al poco tiempo y de forma puntual, enviaba el dinero para el sostén de su hija, el cual yo entregaba sin falta, pero además de ese dinero, enviaba dinero para que los recibiese al cumplir los diecisiete años de edad, tiempo en que debería abandonar el convento, para que una vez afuera no le hiciese falta nada.

Ha Pasado el tiempo, doce años exactamente, mi hermana nunca vino a buscar a su hija. Mi sobrina se ha convertido en una hermosa flor, tan deseable.

Aquella vez cuando mi hermana arranco de mi esa promesa, hacia muchos años que no nos veíamos, fuimos criadas por los mismos padres, recibimos la misma buena educación, pero eramos tan diferetes, como el agua y el aceite. Ella ingenua y confiada, durante el tiempo que compartimos no me pregunto a que me dedicaba, y yo tampoco le di importancia. Pero sin embargo les digo que tan solo con una simple pregunta hubiese podido encontrar a otro quien cuidara de su hija.

Yo soy y era para esa época una de las “alcahuetas” más despiadadas y sádica de toda Francia, organizo las mejores orgías, donde se pueda gozar de todo tipo de lubricidades y a estas solo asisten los más ricos de Francia y Europa.

Toda depravación pasa por mis manos, y claro yo participo. He Estado en eventos trágicos, he mancillado cuerpos virginales, matado infantes, neonatos aun en el vientre de sus madres, fornique con cuarenta hombres todos a la vez, mate y devore sus carnes. Ningún tipo de depravación es suficiente para mi.

Llegado el tiempo mi sobrina salió del convento, mis compañeros de depravación y yo decidimos que tan bella flor no debía escapar de nosotros , hundidos en nuestro desenfreno planificamos su suerte.

De mi hermana hacia un tiempo no sabía ¿y qué, si aparecía? Si así llegase a ocurrir, la madre sufriría el mismo destino que la hija.

Un día la bella flor se comunico conmigo, diciéndome que vendría a visitarme, estaba pronto a dejar el convento, vino a la casa que yo poseía en la ciudad y quedamos de acuerdo para que el día que quedara en libertad se fuese conmigo al campo, donde también tenía una casa, ahí le entregaría todo el dinero que mi hermana me había dado a guardar, con el cual ella podría vivir como una reina pues era una renta de ochocientos francos mensuales.

La inocente chica sonrió y feliz se marcho; ilusa, su suerte estaba echada.

Llegada la ocasión nos reunimos mi sobrina y yo, y nos marchamos al campo, ya en este lugar me esperaban varios de mis amigos y esbirros, así como un amplio comité de bienvenida, ella no sabía lo que allí ocurriría. Yo era quien había prometido cuidarla, así que ella estaba confiada.

Pero yo en mi depravación no podía cumplir con esa palabra. Así que me dije, _ para que son las promesas sino para romperlas .

Cuando Ofelia ya estuvo con nosotros Le dijimos _Tu renta ya nos las hemos gastados, no queda nada, y solo te hemos traído aquí para satisfacer nuestras depravaciones solo para eso servirás.

Nos fuimos encima de ella y le hicimos todo lo que nos plació, la violamos, golpeamos, fustigamos; pobre en un mal golpe hasta un par de dientes perdió, sin contar con la sangre que derramo. Un poco más tarde cuando volvió a ser reanimada volvimos a utilizarla como mejor quisimos.

Al final cuando ya solo era un despojo humano no concordábamos en como terminar con su triste existencia, así que volvimos a echar suerte, los proyectos eran matarla o dejarla viva pero ciega, muda y sorda sin pies y sin manos, luego la echaríamos a la calle para ver como terminaba su vida trágica.

El plan último nos pareció el mejor, ella escucho nuestros planes y con su pocas fuerzas rogó, suplico y grito.

_¡No por favor!, ¡no por favor!_ pero no la soportamos

Así que lo primero que hicimos antes sus gritos de dolor fue cortarle la lengua, luego le sacamos los ojos, perforamos sus oídos, cortamos sus extremidades, y la echamos a la calle.

Desde una famosa calle donde terminan muchos desamparados, veo ahora a mi sobrina a quien bien había prometido cuidar. La veo mendigar, babear, sucia y harapienta, he llegado a acércamele y soltar risotadas cerca de ella. De la hermosa flor no queda nada más.

26. September 2019 17:47 0 Bericht Einbetten Follow einer Story
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Das Ende

Über den Autor

LJ Febres Amante del baile, la música, la literatura, la familia, el respecto y la cordialidad. Escribo desde los doce años, pero nunca creí que alguien llegara a leerme, tan siquiera a tener la posibilidad de publicar alguna historia, escribo porque me encanta, todas las ideas se agolpan en mi cabeza y después ya no puedo parar-

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