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Mateo es un joven introvertido y de pocas palabras, pero bastante observador, ama dibujar y también pintar; si por él fuera se quedaría a vivir en la escuela, en la facultad de Artes Visuales. Sin embargo, la intromisión de Jensen en su vida termina dándole mucho más que el coraje y la inspiración necesaria para que por primera vez participe en el concurso que siempre ha evadido.


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El autobús.

Capítulo 1.

El autobús.

—¡Pásame el balón!— gritó desesperado cuando pudo burlar al par de chicos que lo estuvieron marcando; —¡estoy aquí, maldita sea!

Pero Jensen quiso intentar "hacer canasta" él solo; desafortunadamente falló. El silbato indicó el fin del juego, o mejor dicho, del entrenamiento del equipo.

—¿En qué estabas pensado?— Fabián corrió hacia su amigo y le empujó el hombro, —la próxima vez que quieras llamar la atención y lucirte corre desnudo por todo el campus.

Jensen, el alto de piel tostada y cabello azabache rodó los ojos; obviamente no quería, él sólo deseaba ser el mejor y tener la satisfacción de encestar.

—Vayan a las duchas— les indicó su entrenador, —la próxima vez hablaremos y practicaremos lo que es trabajo en equipo, ¿verdad, Jensen?

—Sí señor— contestó y se encaminó a las regaderas.

Jensen y Fabián eran grandes amigos, desde que se conocieron en la escuela elemental se habían vuelto inseparables. Era tan grande y fuerte su amistad que conocían prácticamente todo el uno del otro y se tenían confianza; tanto así que Jensen podía llegar de imprevisto a casa del otro y hurgar en el frigorífico sin temor a ser reprendido.

—A veces creo que mis esfuerzos son en vano— se quejó Fabián cuando se disponían a salir de la enorme casa de estudios, ya se habían duchado y para esa hora muy pocas personas quedaban en las instalaciones; prácticamente el personal de limpieza y los estudiantes que tomaban talleres, clases extras o entrenamientos, así como ellos; —hago todo lo posible para burlar al enemigo o ser una buena distracción y al final nunca sueltas la maldita pelota.

Jensen rió justo antes de ajustar la correa de la mochila sobre su hombro; —ya, ya, ya; prometo que la próxima vez tú tendrás el balón.

—Pues más te vale cumplir, no querrás que sea la tercera rueda otra vez, ¿cierto?— amenazó con estropear la cita de Jensen con su novia.

—Ni lo menciones, Carolina me reclamó toda la semana por ello.

—Hermano, ¿cuándo admitirás que tu novia es demasiado dramática?— dijo Fabián con un ligero toque bromista, si no lo hacía de esa manera podía enfurecer a Jensen: cuestionar la perfección de Carolina era pecado.

Frunció ligeramente el ceño y dijo, —el dramático eres tú, ella sólo expresa lo que piensa y lo que desea.

Fabián apretó los labios en un mohín extraño decidiendo que lo mejor era olvidar ese tema y despedirse, habían llegado donde el camino literalmente se bifurcaba y cada uno tenía que tomar su rumbo.

—Cómo digas, viejo. ¡Ah! Y no olvides que el Dr. Sainz no llegará a la primera clase, te veo mañana a las nueve— le recordó el anuncio de la inasistencia de uno de los profesores antes de partir.

Jensen cabeceó en señal de afirmación y también tomó su camino.

Durante su corta caminata hasta el paradero del autobús colectivo los pensamientos de Jensen divagaron estacionándose por varios tópicos; pronto tendría que comprar más alimento para su mascota, Caramelo era un perro grande y muy glotón; también estaba el tema de la nota baja que la profesora de finanzas le había otorgado en sus ejercicios pasados, tendría que esforzarse el doble en esa asignatura. Así que tratando de recordar qué ingredientes y sobras había en el frigorífico que pudiera emplear para preparar una buena cena llegó hasta su destino y se sentó en la banca metálica, cruzó los brazos sobre su pecho pensativo: no estaba seguro si los jitomates que había visto en la cocina por la mañana aún eran comestibles.

Minutos después prestó atención hacia el frente, atravesando la calle en una banca justo como la suya había un joven; bueno, parecía un joven, aunque con la moda actual no estaba muy seguro. El muchacho vestía unos jeans y una playera claramente un par de tallas más grande de las que debería, su cabeza estaba cubierta por un extraño gorro de lana innecesario para el atardecer y clima caluroso.

Jensen ladeó la cabeza tratando de observarlo mejor, era un muchacho bastante social y amistoso, por lo que estaba seguro de que si sus miradas se cruzaban le sonreiría como a cualquiera; sin embargo eso no sucedió, el desconocido jamás levantó la mirada de ese cuaderno que apoyaban sobre sus piernas en el cual hacía garabatos.

"Qué sujeto más raro", seguramente eso diría Fabián, pensó justo cuando el bus arribó y se detuvo frente a él tapándole la visibilidad.

Ajustó las correas de la mochila que llevaba sobre su espalda al mismo tiempo que se ponía de pie dispuesto a abordar y sus pensamientos regresaban a ese par de jitomates que lo esperaban en casa.

26. September 2019 00:00 0 Bericht Einbetten Follow einer Story
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