O
Osvaldo Pagano


Un esfuerzo mundial sobre la extinción de especies en la Tierra lleva a cambios en la vida en el planeta.


Science Fiction Alles öffentlich.

#381 #species-extinction
Kurzgeschichte
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LUCES EN EL CIELO

El mundo, el universo, ya no serán lo mismo. La preocupación mundial por la extinción de especies hizo que los gobiernos destinaran millones y millones para revertirla. Las universidades y los centros de investigación rivalizaron entre sí para llegar primero a alguna solución. Uno de los insectos extinguidos, como la abeja y otros, era la luciérnaga. Finalmente, el profesor Fischer, de la Universidad de Pforzheim, logró producir un clon a partir de ADN, descubriendo además un gen que protegía a la especie. Tales avances fueron aplaudidos en todo el mundo, el profesor Fischer recibió galardones y mucho dinero y se hizo famoso. La gente, en los picnics nocturnos de verano o en las noches de luna nueva se regocijaba como en los tiempos viejos disfrutando de esos farolitos volando en zigzag, alegrando la oscuridad. Poco después, la cosa cambió, porque la especie empezó a multiplicarse en forma geométrica y trillones de luciérnagas llegaron a poblar la atmósfera de la Tierra. Su biomasa llegó a ser veinte veces superior a la de los humanos. Había luciérnagas filtrándose en las casas por cualquier rendija de las cortinas, aún cerradas. ni hablar de las ventanas abiertas por imprudencia. No fue difícil despertarse con la boca llena de esos insectos, o el cuerpo recorrido por bichos. La gente debió usar máscaras, ya que no era posible hablar sin que a uno se le metieran en la boca o en los ojos. Conducir un automóvil pasó a ser riesgoso, los camiones derrapaban resbalando en la masa de los pequeños cuerpos alfombrando las rutas. Pocas aerolíneas se atrevieron a volar. Por otra parte, la noche se volvió de día, dada la furiosa luz que sumaban tales enjambres de bichos. No solo se debió dormir entonces con antifaces y barbijos, con pesadas cortinas en las ventanas, sino que eso trajo cambios ambientales contrarios a la vida de la gente, así como la alteración de los ciclos vitales de los seres vivos terrestres. Los centros de investigación se concentraron ahora en descubrir un insecticida eficaz contra esos coleópteros. Pronto se descubrió uno, basado en desactivar aquel famoso gen protector del profesor Fischer, que logró contener tamaño crecimiento. Sin embargo, el insecticida no sólo tenía efectos no deseados en la población humana, sino que comenzó a diezmar la producción agrícola, sumado a la acción depredadora de las mismas luciérnagas. Décadas después, empezó a haber hambrunas, multitudes vagando sin rumbo fijo en busca de comida. Dado que la luciérnaga tiene un ciclo evolutivo mucho menor que el del hombre, en pocas generaciones se volvió resistente al ataque químico. Mientras tanto, la enorme capa de esos insectos que cubría el cielo, aumentó el efecto invernadero, sumándose al dióxido de carbono producido por el hombre tanto como el humo de las fogatas encendidas para ahuyentar a la plaga. En unos pocos siglos, ciudades como Buenos Aires y Sídney fueron invadidas por el mar, muchas islas desaparecieron, los hielos de los casquetes polares aceleraron su fusión. La gente moría a montones, se produjo una gran migración hacia las zonas árticas y antárticas, adonde el insecto no llegaba por razones de clima. Ushuaia, en la Argentina, se sobre pobló, hubo gente desesperada huyendo en botes por el canal de Beagle hacia la nada. Pero al cambiar las temperaturas, las luciérnagas llegaron también a esas zonas.

Algunos casos de aquella época quedaron en el recuerdo, como la famosa historia de amor entre la finlandesa Kirski Kaivopuisto y el argentino Eduardo Rizzi, huyendo de la tragedia y sobreviviendo en Laponia alimentándose con la carne de los pocos osos polares que quedaban, los que morían de inanición, y abrigándose con sus pieles. Mientras tanto, favorecidas por su especial ciclo de evolución, las luciérnagas desarrollaron mutantes. Había ahora seres de más de diez veces el tamaño original, con algunas variedades agresivas que atacaban a los humanos, y otras más inteligentes. Con el tiempo, se ha logrado un control de la natalidad lo que redundó en la disminución del efecto invernadero. El planeta hoy ha vuelto a condiciones normales, máxime que ya no se usan combustibles fósiles, los mares han vuelto al nivel de antes, los casquetes polares y los glaciares a ser de sólido hielo otra vez.

Aquí, en la estación interplanetaria Soyus XX, se han tomado las máximas precauciones para evitar la invasión de los coleópteros. Cada nave que estaciona fue revisada y fumigada a fondo. Pero nada se opone a la penetración de esos seres en la variedad más diminuta, comandada por los más inteligentes. Hoy la raza humana es una más de las especies extinguidas. Ahora, nosotras, las luciérnagas, dominamos el mundo.

OP 3/7/19

23. August 2019 00:00 0 Bericht Einbetten Follow einer Story
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Das Ende

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