Nuevamente, en el exhaustivo viaje de regreso a casa, me hallaba con una cara larga, con la garganta apretada a más no poder. Sin embargo, al pasar unos minutos en la micro cuatrocientos seis, un padre, una madre y una pequeña se sentaron en frente mío, y fue con sus lazos tan efectivos que mi intranquilidad culminó para transformarse en una bella sonrisa que yacía de izquierda a derecha en mi rostro…
Lo recuerdo como si fuera ayer. Es tan vívido tener eso pegado en mi cabeza que ya no estoy consciente de estar aquí donde mi cuerpo se localiza. Es una confusión, no tengo la completa certeza de mi realidad. Quizás ahora sólo soy un esclavo del tiempo. Quizás algo sucedió después de ese suceso para dejarme mantener por los segundos y no tener el control de mis acciones en cronología. Tal vez mi mente ha optimizado mi situación llevándome a la utopía. O tal vez simplemente me ha congelado el corazón y alma.
Vielen Dank für das Lesen!
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