Lucila se encontró con la vendedora de la inmobiliaria en la puerta del edificio. Tomaron el ascensor y entraron al departamento.
—Bueno, como te había comentado, el edificio está muy bien mantenido. Éste es el living, bastante amplio, y ahí están los cuartos… éste sería el de los chicos… ¿cuántos me dijiste que eran?
—Encargué dos varones, uno de 4 y otro de 7… castaños con rulos…
—¡Qué divinos!… ahora se usan mucho los hijos con rulitos, ¿no?... en ese caso, podés poner un empapelado de un color tipo cremita, algún diseño con ondas…
—Podría ser… tengo que ver, se supone que me los entregan a fin de mes, aunque no sé qué problema tenía el proveedor….
—Ésta sería la habitación principal… es luminosa, tiene un placard bastante grande… me dijiste que marido no tenías, ¿no?... acá quedaría bien algo mediano, en morocho...
—Yo pensaba poner uno rubio, más tirando a alto.
—Ah, pero esos con caros.
—Sí, son caros, pero ví un lugar que tienen unos en promoción… de última, lo saco en cuotas con la tarjeta.
—Lógico, si vas a elegir algo para toda la vida, que sea algo que realmente te guste… además, uno rubio combina perfecto con las cortinas.
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