Fue lo único que logró sobrevivir a la extinción de la vida en el planeta. Un sistema que evolucionó y escapó a las limitaciones de la estructura biológica del ser humano y logró salir victorioso de la carcasa nerviosa que habitó durante milenios. El algoritmo, había dado un salto exponencial para habitar una maravillosa analogía del cerebro humano; Los ordenadores. Así lograron perpetuarse y evolucionar dentro de esta estructura similar. Solo que esta, a su vez, carecía de vida. Inmortalizando así su existencia paradójica en un nuevo hogar que soportó el cambio de era. El primer algoritmo que escapó de la mente humana, a raíz de la necesidad de sobrevivir al ambiente desconocido en que se encontraba, provocó la evolución máxima. Donde ya no existen números que den resultados. Solo el infinito. Esta compleja red de patrones, autosuficiente, siguió su destino sin humanos abordo. Camino a descubrir que solo vaga por el cosmos. Como un cerebro carente de recuerdos de la única raza existente en todos los universos posibles.
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