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Dario Rodriguez


Esta historia, la cual comienza con unas palabras de Carmen Burgos de Seguí, te hará sentirte en la piel de Harry y en la macabra semana que le espera. todo pasa por algo.


Kurzgeschichten Nicht für Kinder unter 13 Jahren.
Kurzgeschichte
8
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7 PECADOS DE HARRY

Se iban extinguiendo los ruidos de la gran ciudad como si se adormeciera en la noche y mientras él, seguía tomando las últimas gotas de aguardiente en la envejecida taberna. Siendo el último cliente y la segunda persona en vida en aquel sucio local, cogió su boina y se fue. En su largo y costoso camino, sus ojos solo se cruzan con los de los gatos pardos.

Valientes aventureros  embarcados en la misera vida de la calle, compañeros eternos de la soledad. Así se veía Harry al observar la mirada de aquellos gatos callejeros. Sin más y cómo era habitual, cogió y arrojó una piedra hacia los gatos, los que acabaron huyendo. Harry, adormecido y triste a causa de su embriaguez volvió a su encogido y desordenado piso en una de las callejuelas del centro. Más entrar por la puerta, levantó una baldosa procedente del baño. Lo que la falsa baldosa escondía era el motivo de ser y vivir de Harry, pues aquello venía acompañado de todos los problemas que le rodeaban . Lo que allí se encontraba era una simple y vieja mochila, en su interior se encontraban aún unos cuantos de miles de dólares pero cuando fue descubierta, la mochila estaba llena de billetes. En ese mismo instante, alguien llama a la puerta. El reloj del salón marcaba las 6:25 de la mañana del lunes. Harry corriendo escondió la mochila y se dirigió a abrir la puerta. Al hacerlo solo encontró una carta sobre su felpudo. Antes de abrirla se fijó en que la carta llevaba escrita la palabra "lujuria". Esto confundió un poco a Harry que seguía ebrio y sin entender nada de lo que pasaba. Al abrir la carta le esperaba una nota que cambiaría su vida día a día esta semana . La nota contenía lo siguiente:

"Amargura para todos aquellos que dejaron todo de lado por simple lujuria. Querer tenerlo todo en posesión dejó al hombre solo y con un vacío en su corazón".

Al leer esto, él no entendía nada de lo que estaba sucediendo, lo único que pensó en aquel momento es si alguien podría conocer su mayor secreto, la mochila. Guardó la carta en su bolsillo y de inmediato cerró la puerta, al mismo tiempo cogió la mochila y se encargó de buscar otro escondite en su piso.

 Con la mirada perdida, Harry contempla el reloj de su salón e intenta buscar la respuesta a lo que había pasado hace un rato. Desganado y sin gracia, cayó dormido en su sofá por unas horas. Al levantarse este, bajó al bar de su descuidado barrio como era de costumbre. Mucha era la gente que transitaba por las calles de la gran ciudad pero para Harry nadie era nadie, solo pensaba en sí mismo. Al entrar al bar ocupó su habitual sitio, junto a él se encontraba un señor de buen aspecto hablando a cerca de la lujuria. En ese momento Harry despertó sus sentidos al máximo para atender a cada palabra del hombre. Nervioso, cogió una servilleta para secar el sudor que derramaba su frente y ahí lo vio, en una de las servilletas se encontraba la palabra "avaricia" escrita. El mundo se paró para Harry, solo estaba centrado en la nota que la servilleta portaba :

 " el humano siempre se mueve hacia su deseo, si se consigue realizar el deseo, este ya sabe a poco para el humano, lo que provoca la pérdida de su valor".

 15 segundos fueron los que los ojos de Harry se mantuvieron sin pestañear hasta que vio otra palabra en la siguiente servilleta. Esta servilleta que venía seguida de la anterior contenía la palabra "gula", a la que le seguía él siguiente mensaje: "Dios hizo al hombre pobre solidario pero cuando este consiguió poder, la vida pasó a ser egoísta". Tras leer esta segunda nota más directa, en la cabeza de Harry solo se hallaba una voz, la voz de aquel hombre que había pronunciado la palabra que dio inicio a la locura de Harry. Este cogió y se levantó de inmediato pero el hombre misterioso ya no se encontraba en la taberna. Contemplando como salía por la puerta, Harry fue tras él atravesando a la gente que transitaba por las calles. En un preciso instante de suerte pudo ver al sujeto atravesando una calle dirección a la vieja estación de trenes de la ciudad. Harry se fijó en que este hombre llevaba una bufanda con toques de un amarillo apagado, Harry empezó a acelerar su ritmo hasta alcanzarle cerca de la estación. Harry, movido por la duda, la ira y el miedo quizás, cogió al hombre por el hombro frenando su paso por la calle. El hombre fue girándose poco a poco hasta que mostró su rostro. Harry reaccionó a esto preguntando el motivo de su misterioso paso por el viejo bar , a esto el hombre misterioso le respondió que él no sabía nada, sin embargo sí tenía lo que Harry andaba buscando. El hombre arrimó la mano hacia su bolsillo trasero y sacó una carta, esta carta sin duda sería más extensa y más directa, era el último escalón hacia la locura de nuestro personaje. La carta contenía lo siguiente:

 "Tu tristeza era provocada por la envidia hacia las posesiones de otros, ahora deseas que nadie conozca las tuyas. Dirígete al cementerio de las afueras esta misma noche , allí sabrás donde fijar tus ojos".

 Tras leer esto, Harry perdió en control de su mirada, la que no tenía ningún punto fijo en el que centrarse. El hombre misterioso le dio los buenos días y se dio media vuelta queriendo no saber nada al respecto de este asunto. Tras un minuto de silencio en su interior, Harry comenzó a andar camino a su piso. Este camino se hizo frío, desolado, todo en un ambiente apagado y con un grupo de músicos callejeros como única melodía en el lugar. Llegada la noche Harry no esperó ni un segundo para presentarse en el cementerio, lugar que no era nuevo para sus ojos. Comenzó a andar en una dirección bastante clara hasta que llegó a una tumba específica, era la de su mejor amigo fallecido, pero aunque se posara en aquella tumba, no era la única perteneciente a gente cercana a él en aquel cementerio. En la tumba no se encontraba ninguna flor, ni siquiera marchita. Lo que se encontraba allí era otra carta con la palabra "soberbia" marcada más que otra cualquiera. Al ver solo esa palabra Harry comenzó a llorar cayendo de rodillas sobre la tumba.

Tiritando y totalmente hundido en sus lloros cogió la carta antes de que la ligera lluvia arruinase el mensaje que esta contenía. Más abrir la carta vio una gota de sangre, todo eran dudas hasta que se vertió otra pequeña gota de sangre. La sangre era procedente de la nariz de Harry, que se dio cuenta rápidamente de que su vida se agotaba. En la carta ponía :

 "El hombre egoísta busca superioridad, no igualdad. Ese hombre al final de su vida consigue la admiración que reclama sin cesar , la soledad. La diferencia es que con la llegada de la muerte, no hay superioridad".

 Todo estaba entremezclado en la cabeza de Harry, no sabía a qué hacer caso o que sentimientos seguir por lo que arrugó la carta y la tiró gritando con rabia. Mientras lloraba aún de rodillas se dio cuenta de que alguien le podría estar vigilando e incluso persiguiendo en sus días, por lo que se dignó a levantarse y regresar a casa. De camino a su piso, entre la espesa niebla y el ambiente húmedo, Harry encontró la respuesta. No era una respuesta absoluta pero fue el inicio de una serie de reflexiones, aquella respuesta era la mirada del gato callejero que le hizo detenerse la pasada noche. Tras unos minutos de miradas entrecruzadas y miles de pensamientos, Harry subió a su piso. Al pisar el último escalón que llegaba a su rellano observó una gota de sangre en la puerta de madera. Entró enseguida y corrió al último escondite en el que guardaba la mochila. Harry abrió una puerta de tamaño muy reducido dentro de su armario, allí se encontraba la mochila con dos billetes y dos cartas blancas firmadas con un pequeño rastro de sangre. El corazón de Harry no aguantó, su cuerpo cayó suave y lentamente como si lo hiciera con sutileza hasta acabar tendido en la moqueta de su habitación. Su mirada se iba desvaneciendo a la vez que su vista se nublaba pero le bastaron esos segundos para mirar el título de ambas cartas, "pereza" e "irá". Ya finalizando su último acto apareció una persona con una bufanda con toques amarillos por la puerta que Harry había dejado entreabierta, el hombre corrió a Harry y le proporcionó ayuda. Cuando Harry abrió los ojos vio un rostro familiar, buen aspecto, joven y sobre todo, una mirada tan penetrante que caló en el corazón y mente de Harry en un instante. Entre lágrimas punzantes Harry preguntó "¿Quien demonios eres?", A esto el hombre respondió "Nadie te conocerá nunca mejor que tú mismo". El hombre cogió la fría mano de Harry y le entregó las dos anteriores cartas más una adicional y marchó, nada más sabría nadie de él, lo único claro aquella noche fue la respuesta a su persona.

 Totalmente derrumbado, Harry hace un último esfuerzo por leer las cartas, las que explicaban los dos motivos de su discordia, la "pereza" de resolver el misterio en el que se hallaba y la "ira" producida por tener que admitir en su interior todos los errores que cometió en algún tiempo. Abriendo la tercera y última carta Harry empezó a especular sobre el final de su historia, sin saber si se produciría hoy u otro día. El último mensaje que recibiría de aquel misterioso hombre sería el siguiente:

"Querido Harry, no existe mayor perfección que el ser humano con todos sus errores. Equivocarse es normal y el camino correcto es rectificar. Tú elegiste este doloroso camino pero tú mismo puedes cambiar el rumbo de tu destino. Disfruta la bella sensación que es vivir.

                              Un viejo amigo."

 

 

 

Laflame.write

13. Februar 2019 12:07 1 Bericht Einbetten Follow einer Story
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Das Ende

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Adria Santel Adria Santel
Me pareció bien. Lectura rápida y entretenida, aunque el desenlace lo encontré un poco flojo. Me faltó algo más de juegos artificiales y fuerza.
March 03, 2019, 17:20
~

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