22 de marzo de 2049 / Diario de Itaka / Entrada 323
"Una vez más aquí me encuentro, mirando el sol rebotando en la tierra reseca y
añejada por el tiempo. Llevamos 27 días de viaje en busca de un nuevo comienzo, pero la buscada sigue siendo nula. Comienzo a creer que estamos camino hacia la nada, trato de mantenerme optimista y firme para el grupo, pero confieso que más de una noche me he apartado para poder llorar. Irónicamente, mis lágrimas son fruto de una sequía, una sequía humanitaria que parece no ceder. El grupo está convencido de que lo vamos a lograr, pero yo me estoy empezando a convencer de que la tormenta 27 nos alcanzará tarde o temprano."
Día 1 – Planicies Áridas de Roca Muerta – 1742 Km al este de Etherium City
El mercado de curiosidades abre de 3 a 8, la vitrina de Vitto Marquesi sigue siendo mi favorita. La decoración ilumina de manera impecable cada recinto de ese cubículo de cristal, hace que ese vestido floreado resalte ante los demás. Le grito a mi mamá para que venga a ver ese hermoso vestido, admito que no es la primera vez que lo hago. Mi mamá me dice que ya se lo mostré mil veces y que no va a cambiar de opinión, sólo si mejoro mis notas escolares, me lo va a comprar sino voy a tener que ir con lo mismo de siempre. Por más que me molestase tenía razón, últimamente, estaba distraída y mis notas iban en picada. Pero que puedo hacer tengo 11 años y me encanta Bailar. Las clases de Tecnocracia junto con Tecnociencia avanzada no me convencen, y las matemáticas son más complejas que hace 20 años atrás. Desde que se descubrió el algoritmo de Minerva Sally las cosas dieron un giro inesperado. La ciencia se volvió más meticulosa y los cálculos más exactos. Pero que puedo hacer, mi mamá es mi mamá y por más que me pueda molestar o tal vez ocasionar cierto enojo, no puedo dejar de pensar en todo lo que ella hizo y hace por mí. Así que, puedo no exigirle que me compre ese vestido pero no puedo prometerle que mis notas vuelvan a subir. En fin, el mercado es hermoso y amo recorrerlo de punta a punta, siempre encuentro algo nuevo para ver. Desde las excentricidades del Conde Flautta, hasta las rudimentarias eco fiber 62, un modelo de zapatillas que aumenta mínimamente la gravedad para que puedas caminar sin sentir todo el peso en las piernas. Estas ayudan a que puedas cargar más peso sin cansarte demasiado, ya que, hacen el trabajo por ti. Como decía... Cierto que esto no es una publicidad, así que, continuemos. El mercado tiene cosas increíbles y otras no tanto, pero siempre es un buen lugar para pasear. De pronto, veo un grupo de gente agolparse en una vidriera inteligente que proyecta la señal satelital de comunicaciones. Así también otros grupos se detienen a mirar los anuncios que dan los noticieros locales y que transmiten a toda hora en los carteles que según dicen algunas vez, sólo fueron publicidad. Levanto mi cabeza y le pregunto a mi mamá que sucede, admito que me asustaba un poco ver tanta gente correr de aquí para allá. Mi mamá me sujeta fuerte y sin decir nada se acerca a la vidriera. Un señor muy alterado, que aparece en ese programa, habla casi a los gritos. Y de golpe una nube de humo lo cubre por completo. La transmisión con el señor se corta, y los locutores parecen desorientados, mientras a sus espaldas se ve como el cristal del ventanal trasero explota en pedazos. La gente comienza a correr, el pánico se apodera del lugar, mi mamá me toma de la mano y me lleva sin mediar palabra a no sé dónde. Corremos entre la gente que se choca, algunos caen al suelo, y otros sin medir pasan por encima de ellos. Mujeres, hombres y niños, todos compartiendo un mismo sentimiento de desesperación y exaltación. Mi mamá intenta encontrar un lugar seguro, pero la multitud nos arrastra hacía lugares separados. Mi mamá grita mi nombre pero no la puedo ver. Comienzo a llorar desconsoladamente, pero a nadie parece importarle, hasta me empujan como si no estuviera allí o sólo fuera un estorbo. Me hago a un lado, trato de ponerme a un costado donde nadie pueda chocarme, y así cuando vuelva mi mamá estaré en el mismo lugar donde nos separamos. Estoy en la puerta de un restaurante... Entro en el. El mismo a quedado desierto. Me dirijo a la cocina, quizás alguien pueda ayudarme, pero no hay nadie allí. De golpe un fuerte ruido se oye fuera, como si un viento devastador se posara a las afueras de este lugar. Con mucho miedo, me arrojo al suelo debajo de la mesada. Un temblor sacude el lugar como si fuera de papel. Siento como los vidrios estallan y los objetos vuelan por doquier. Estoy aterrada, siento que en cualquier momento algo podría caerme y aplastarme, o peor aún. Sólo rogaba que todo eso terminara.
No sé exactamente cuanto tiempo duro o cuánto tiempo estuve allí, sólo recuerdo que entre en shock y me desmalle. Al despertar, me di cuenta que tuve suerte, así como también note que todo había sido real y no un sueño como me hubiese gustado que sea. Sólo podía pensar en mi mamá, rogando que estuviera bien. Seguía shockeada, temblaba y estaba pálida. Me levante del suelo y supe que no era mi momento al notar que el lugar se había derrumbado pero la mesada me había protegido, a tal punto que sólo tenía unos rasguños y una pequeña cicatriz debajo del labio. Cuando logre salir de aquellos escombros, vi la imagen más perturbadora que jamás había imaginado. Todo el mercado… el hermoso mercado de curiosidades… estaba destruido. Como si un gigante aburrido hubiese pateado el lugar por gusto. No entendía que pasaba, pero tampoco buscaba explicaciones. Sólo quería encontrar a mamá. Mis gritos se oían rebotar en el vacío indiscutible que me rodeaba. Nadie parecía oírlos, tome fuerzas para caminar entre los escombros y no fue sólo eso lo que había allí… Cadáveres por doquier, o restos de las personas que fueron alguna vez, dispersos a lo largo y a lo ancho del lugar. Parecían confundirse entre la tierra y el polvo de concreto que cubría todo. Pero si uno se detenía a observar, podía ver más de lo que quisiera mirar. No hizo falta demasiado para intentar armar el rompecabezas con las partes de cuerpos desperdigadas por ahí. El pobre Conde Flautta, apenas si lo podía reconocer, sólo encontré su cabeza a la cual le faltaba la quijada y aún peor también se veía claramente que de su oreja brotaba parte de su…
Natalie: (Interrumpiendo) - Inteligencia que le sobraba. Después de eso, Itaka pudo encontrar a su mamá y así salir de ese lugar en ruinas para poder encontrar ayuda y hoy estar contando esta historia. Fin. Ahora a dormir niños, que es tarde.
Niño: - Pero… Deje que termine la historia.
Natalie: - Ya les conté el final, no hay más nada que saber, vayan a dormir. Sin quejarse.
(Los niños se alejan quejándose en voz baja)
Itaka: -Gracias por interrumpir mi relato cuando tenía un público completamente devoto.
Natalie: -Ya te lo he dicho, no les cuentes esas cosas que pueden perturbar su mente. No son más que niños aún.
Itaka: - ¿Acaso eres consciente que a tu alrededor hay un promedio de 83% de que al finalizar el día no regreses a casa? No sé si estás enterada pero el "atrosiño" es algo que parece estar de moda.
Natalie: - ¿83%? Pensé que era un 78%. Igual no te creas todo lo que dicen por ahí.
Itaka: - Al menos les hubiese contado el verdadero final, ¿No te parece?
Natalie: - ¿Todavía crees que tu mamá te abandono con tal de salvarse?
Itaka: - La entiendo en cierto modo, supongo que yo hubiese hecho lo mismo en su lugar. Al fin y al cabo tenemos los mismos genes, ¿verdad?
Natalie: - Pero tu no eres igual. Eres, sin duda, como la hija que nunca tuve y sabes que te aprecio mucho.
Itaka: - Ay tía, que sería de mi sin tus regaños (Sonriendo sutilmente). Me tengo que ir. Supongo nos vemos más tarde.
Natalie: -Quita ese “supongo" de la oración. Nos vemos más tarde, con certeza de que así será.
Itaka: - Si tía, como prefieras (irónicamente).
Si te preguntas quien es Natalie, podría decirte que es como mi mamá. Ella se hizo cargo de mí cuando la mujer que prometió cuidarme, decidió subirse al primer vehículo de rescate que paso cerca de ella. Sin tener la más mínima decencia de al menos enviar a alguien a que me buscase. Yo su hija de 11 años, sola entre medio de escombros y cadáveres. Está bien, existe la remota idea de que puede haber pensado que estaba muerta pero, ni siquiera lo intento, nunca llego nadie. Por algún motivo inexplicable comencé a caminar en una dirección concreta sin saber a dónde me dirigía exactamente. Camine por horas, sin agua, ni comida, lastimada y sola, hasta llegar a una pequeña casa que parecía haber soportado bastante bien aquel terremoto, tornado o lo que hubiese sido. Por aquel entonces no lo sabía pero después se lo bautizó como la tormenta 1. Retomando... en aquella casa caí rendida, hambrienta y muerda de sed. Una mujer me vio en la entrada de lo que supuse era su casa, y me dio alimento, refugio y protección sin saber siquiera quien era. Desde aquel día se convirtió en mi tía Natalie. Que por cierto tenía un nombre de lo más extraño. Por lo que se, sus padres querían que ella tuviera un nombre peculiar, no les convencían nombres a la moda como Gyrtha, Kynoa, Quimi o Fernia, que por cierto aún son populares a la fecha. Ella es Natalie, mi tía, mi mamá sustituta, mi mentora quien me enseño muchas cosas que hoy forman parte de mí, y se podría decir que también en mi mejor amiga. Ya que, esas cosas no sobran en estos tiempos.
Puede que aún te estés preguntando quien soy yo exactamente, tan sólo diré mi nombre aquel por el que me conocen… Soy Itaka, una superviviente que ha soportado 26 tormentas e intenta soportar una más… La última, aquella que promete con todo terminar.
Vielen Dank für das Lesen!
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