La puerta de la funeraria fue aberta, un hombre de traje pidió ver los diferentes ataúdes. El vendedor los mostró, uno a uno, y antes del hombre irse, él preguntó a quién era.
– Mi esposa.
– Mis condolencias.
– Ella es tan llena de vida y amor, tan llena de gracia ...
– ¿Es, usted dice? ¿Ella no murió?
El hombre sonríe y dice:
– Tan pronto yo volver a casa.
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