Goodbye – NS
- ¿Qué haces querida? – Pregunto devastado, presiento que algo malo sucederá
- Me marcho a casa. – Responde mi querida, siento impotencia, me veo desarmado.
- No te vayas, quédate conmigo, podemos superar cualquier cosa siempre y cuando estemos juntos. – Mis palabras parecen no llegarle, siento mi vida desmoronarse, siento ganas de gritar, llorar y patalear como un niño, pero juré nunca más volver a llorar por alguien, siento ahogarme en mi desesperación, lo único que puedo hacer es prenderme de su mano.
- Lo siento, no puedo continuar con esto. – Sus palabras me hielan la vida, supongo que lo he de merecer, siempre jugué a ser el fuerte y hoy estoy perdiendo, por fin puedo experimentar el dolor que se siente perder a alguien, me siento patético.
- No voy a obligarte a hacer algo que no quieras, mucho menos a estar conmigo, pero si piensas en volver, aquí estaré esperándote, recuerda que te quiero, y si me lo permites, podría llegar a amarte. – Siento la mitad de mi vida marcharse junto con ella.
- Te deseo buena suerte, un placer coincidir contigo, has sido lo más bello y efímero en mi vida, casi como un sueño. Adiós. – Adiós, eso decimos cuando no volveremos a ver a alguien, es claro, adiós es un hasta nunca.
Daniela toma el elevador, lo último que puedo ver es su espalda, antes de que las puertas empiecen a cerrarse, me siento impotente.
Siempre he jugado a ser el más fuerte, he logrado obtener lo que deseo con tan solo decirlo, pero esta vez no me ha bastado, he hablado lo que mi corazón agonizante me ha gritado, no puedo culpar a nadie, solo yo he sido el único culpable, pensando en que podría satisfacer mi deseo con quien deseara, sin importarme a profundidad lo que los que me rodean pudieran sentir, ahora la vida toma venganza.
Enciendo un cigarro, inhalo profundamente, y exhalo hasta mas no poder, estoy devastado, el bellísimo atardecer ahora se ha vuelto noche, no quiero volver a casa. No tengo a nadie más que a Alexa, esta vez prefiero no molestarla con mis bajones de ánimo, no lograba sentirme de esta manera desde la última vez que me vi con Catalina.
Suspiro, y sonrío al verme con el corazón en la mano, camino hasta mi cava, tomo la botella y empiezo a bebérmela, de sorbo en sorbo, Daniela se va esfumando de mi mente, y como puedo, logro llegar al mi sofá, me tumbo y caigo en este, todo da vueltas.
He bebido el licor más fuerte que tengo y, aun así, no logro apaciguar su recuerdo que me agobia.
Tras unas horas, Alexa aparece, me socorra, en mi poca cordura logro escuchar a Alexa preguntarme qué me ha pasado, esta preocupada, la historia se repite como hace 10 años atrás.
- ¡ANDRÉS! ¡REACCIONA! – Alexa empieza a llorar, seguro le he hecho recodar aquello que tanto anhelamos olvidar.
- Lo siento Alexa, ahora estas pasando un mal momento por mi culpa. – Me siento avergonzado.
- Esta bien, levántate, iremos a casa. – Alexa me toma y me ayuda a caminar.
Bajamos por el elevador hasta el primer piso, pasamos por aquel pasillo de cristal, el cual me hace extrañar más a Daniela. Llegamos a su BMW, entro en el, Alexa me abrocha, me quedo dormido, me despierto por tiempos, logro ver varios carros parqueados a lo largo de la vía, llegando a su casa.
Alexa activa el botón para que su garaje se abra, es una zona amplia y muy verde, la casa de Alexa esta ubicada en pance, es una casa campestre, entramos y me tumbo en un sofá, Alexa tiene fotos de nuestra familia por todas partes, me siento en casa, aunque sea por una vez y no en mis 5 sentidos.
Pasan las horas, Hugo, el prometido de Alexa esta preocupado, no suelo mostrar esta parte de mi a nadie, suelo ser fuerte ante los ojos de los demás, logro sentarme.
- ¿Qué ha sucedido? – Pregunta Hugo. Alexa sigue llorando y es mi culpa, nuestro pasado nos persigue, siento ser una carga para mi hermana.
- Daniela se ha ido, ha roto conmigo. – Pienso mentirles, pero mi corazón da alaridos, los más desgarradores y profundos jamás oídos.
- Todo estará bien, todo se solucionará, te lo prometo. – Dice Alexa, pues es la única que realmente me conoce y sabe lo que en realidad puede lograr lastimarme.
- Seguro que si. – Respondo, me levanto como puedo del sofá, Alexa y Hugo me observan.
Me dirijo a la parte trasera de la casa, específicamente hacia el jacuzzi, me quito los zapatos y entro con ropa, las burbujas afloran, el agua es tibia y la noche fría, el brillo de muchas estrellas adornan el oscuro cielo, muchas de estas yacen muertas, pero, aun así, han dejado un hermoso legado, me consuela saber, que donde quiera que mi amada se encuentre, ella estará bajo el mismo cielo y podrá ver mi alma reflejarse en estas.
El tiempo pasa y logro poco a poco volver en sí, tomo mi celular, esta mojado, no hay registros de ninguna clase ni por parte de Daniela ni de Helena. Me sumerjo y dejo avanzar el tiempo.
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