Comenzaba un día espectacular, el sol radiante emanaba oleadas calurosas desde bien temprana la mañana, era el Día de San Valentín, prometía ser algo especial, dadas las características de los últimos encuentros entre ambos, todos luego de abruptas desapariciones, por causas diversas… Habíamos acordado ir al cine, una buena cena, bailar, ver el amanecer juntos, rememorando buenos momentos, celebrando un día más unidos, en fin, el día pasó muy rápido y ya la hora de vernos había llegado, tembloroso como si fuera la primera vez, llegué al sitio acordado, perfumado, afeitado, fui muy detallista en mi vestir, conmigo llevaba una pequeña rosa roja, un botón, y una pequeña cajita dorada…
Ella, como siempre, deslumbrante, hermosa, su sonrisa podía divisarse a lo lejos mientras me acercaba, sus cabellos ondulados al viento, sus ojos brillaban, podía leerse emoción en ellos, llevaba puesta una falda ceñida al cuerpo, una blusa muy sensual y accesorios que engrandecían más aún su belleza…
Nos acercamos lo suficiente y tras un caluroso abrazo nos besamos muy ligeramente, ella quería mantener sus labios pintados hasta el final, siempre tan coqueta y yo tan deseoso de tenerla luego de varios días de su ausencia…
La tarde fluyó entre risas y jugueteos mientras disfrutábamos de una película sentados en las sillas más alejadas del cine, de a ratos mis manos rozaban sus muslos y sentían la suavidad y tersura de su piel, pensamientos sublimes acudían a mi mente mientras ella, concentrada en la película, solo atinaba a poner su mano sobre la mía y apretarla… de a ratos era ella quien buscaba dislocar mis pensamientos con sus manos…
Tomando en cuenta la importancia de nuestra velada, el día anterior realice un par de llamadas e hice reservaciones en un restaurant italiano que frecuentábamos donde se podía comer a la luz de unos candelabros dorados, rodeados de algunas obras de arte como esculturas y pinturas tanto griegas como romanas, el ambiente era simplemente perfecto…
Al llegar nos recibió el Gerente y nos guio muy educadamente hacía un espacio abierto, adecuadamente decorado, era un gran toldo de columnas decoradas con cortinas y flores, un candelabro en el techo brindaba una tenue pero generosa luz, ella observaba emocionada como cada detalle estaba preparado para que se sintiera a gusto, tantos años conociéndola me permitía ubicar cómodamente sus gustos, de manera que ella se sintiera a placer allí. Aquella cena, entre miradas, risas, roces y vino fue el renacer de la pasión, se respiraba un aire cargado de emociones diversas, el calor de sus manos, sus labios, esa sonrisa…
De regreso, tomé una vía nueva recordando que aún estaba en reparación la que nos llevaba a la zona alta de la ciudad, ese era nuestro destino final de esa noche, ya eran pasadas las 11. Pasamos frente a una plaza grande, donde habitualmente niños jugaban por las tardes y algunos estudiantes y parejas se reunían a charlar y pasarla bien momentos antes de irse a sus hogares. Me pediste detener el auto y nos bajamos. Comenzamos a recorrerla, la Luna danzaba entre nubes y las estrellas se ocultaban eventualmente a lo lejos, la zona era algo oscura pero segura, algunas lámparas fallaban por ratos pero luego encendían de nuevo. Caminábamos tomados de la mano, nos abrazábamos, me decías lo feliz que te sentías en ese momento, agradecías por cada detalle, pequeños besos cubrían mis labios y mi cuerpo se estremecía con cada uno. Encontramos un banco cerca de un pequeño laberinto de arbustos, era un banco algo inclinado pero cómodo te recostaste de mi hombro mientras suspirabas, mirábamos las estrellas y nos susurrábamos muy seductoramente cuánto nos amábamos y el deseo generado desde nuestro primer beso del día…
Apenas podían divisarse las estrellas, me besabas y mi mente divagaba mientras mis manos acariciaban suavemente tus muslos, un tenue calor se hacía de nuestros cuerpos, podía sentir cada expresión de tu cuerpo hacia el mío. Te levanté y te guie a través de aquel laberinto de arbustos hasta llegar a un sitio del que estaría seguro no olvidarías jamás… Sabía cuánto te gustaban las plazas, las flores, la naturaleza, y para tu mayor sorpresa un gran corazón en el suelo realizado con rosas y pétalos de muchas flores adornaban aquel sitio, alrededor se podía observar otros laberintos de arbustos, todos guiaban al mismo punto… Saque de mi bolsillo la pequeña cajita dorada y dentro de ella una cadena dorada terminaba en una pequeña placa con nuestras iniciales y la fecha del día... seductoramente levantaste tu cabello y desnudaste tu cuello para mí... mientras te colocaba la cadena, mis labios sucumbieron al deseo y comencé a rozar tu cuello mientras lo besaba suavemente y mis manos acercaban tu cuerpo al mío... mi cuerpo cambiaba al contacto y sentía cómo tu cuerpo disfrutaba recostándose al mío en un roce erótico y delirante...Te volteaste hacia mí y me abrazaste fuerte contra ti, podía sentir tu corazón palpitando fuerte junto al mío en una melodía desencadenada… tus labios se unieron a los míos y la inmensidad se hizo presente…
Una pequeña lágrima salía feliz de tus ojos, sonreías, mi corazón parecía estallar con cada beso, cada caricia, un temblor recorría mis piernas, mis manos, en cada suspiro las distancias se acortaban, fundimos nuestros labios mientras nuestros cuerpos encontraban la posición… era una locura, cualquier persona podía acercarse, aquello era una plaza, pero la noche se hizo nuestra cómplice y ocultaba nuestras siluetas dispuestas a todo en el vaivén del tiempo… poco a poco tu blusa fue cediendo a mis labios deseosos mientras el roce frenético de tu pecho en mi cara desvariaba mis sentidos… tus manos recorrían cada parte de mí, deteniéndose donde sabían que lograrían sus mejores efectos, mi cuerpo reaccionaba a la lujuria y la luna absorta se escondía entre las nubes…
Una brisa fría nos envolvía y luchaba contra el calor de nuestros cuerpos que poco a poco fueron siendo naturales, libres de toda vestimenta… recostados en aquella cama de flores nos amamos sin medida, sin tabúes, sin control… mis labios recorrían tu cuerpo sintiendo como te contorsionabas de placer tomándome con tus manos y guiándome a través de ti… suspiros brotaban de a miles mientras exploraba tu geografía con mi boca sedienta de ti… el roce de nuestros cuerpos encendía cada vez más la fogata dentro de ti y mi cuerpo quería fundirse en ella… tus piernas me rodeaban mientras descubrían mis labios tus montañas voluptuosas apuntando al cielo y apretándome hacia ti la cercanía me deleitaba con el sabor de tu piel, seduciendo tus pétalos hermosos que pedían ser amados… que delicia aquel momento…
Con el paso de los minutos mis labios llegaban al valle fuente de todo deseo, sus laderas se cerraban a placer mientras recorría el camino rozando la naturaleza circundante, te arqueabas de placer mientras sin pensarlo me adentre en tus designios buscando el almíbar de tu flor, dulce sensación que desataba aludes apasionados brindándome la riqueza de tu mina explorada… delirantes sonidos se liberaban y mezclaban con el susurro de la brisa nocturna… esperábamos no ser vistos, pero esa posibilidad encendía más aún la fogata dentro de ti y mientras tus manos acariciaban mi pecho, cabalgabas mis llanuras en un vaivén glorioso acercando tu senos a mis labios una vez más… corrientazos iban y venían a placer en nuestros cuerpos, la estática del deseo preparaba la ebullición y nuestras masas ya unidas y fundidas en una sola se dejaban llevar por la lujuria, el deseo y la pasión…
Sintiendo el caudal desbordarse me apretaste fuerte contra ti mientras tus labios se apostaron en los míos y mis manos rodearon tu cuerpo, en un eterno abrazo nuestros cuerpos estallaron de felicidad mientras la brisa despejaba las nubes y la luna presenciaba con sensaciones encontradas el romanticismo sensual que sellaba un nuevo momento apasionado de ella (Mi Musa) y yo…
… Mucho antes que amaneciera nos despedimos, con las ropas a medias y las caras brillantes de felicidad, de aquellos cómplices eróticos que en lo adelante marcarían un nuevo hito en nuestras locuras de amor y pasión, y tomados de la mano nos alejamos hacia el comienzo de un nuevo día…
Como olvidar aquella complicidad...
Vielen Dank für das Lesen!
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