u15330864481533086448 Ramiro Bolaños

¿Has escuchado alguna vez las leyendas de tu escuela? En la mía ninguna es capaz de superar la del lago. Raynard Boldorg salta hacia un misterioso lago en un intento para salvar a la chica de sus sueños después que el destino les hiciera una mala jugada, pero -para su sorpresa- no se encontraba en el, y antes de perder la consciencia su mano traspasa el fondo del lago.


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CAPÍTULO 1. LA LEYENDA DEL LAGO.


¿Has escuchado alguna vez alguna leyenda, que surjan de tu escuela?, en la mía rondaban muchos rumores, pero casi ninguna superaba a la leyenda del lago. Se decía que en las montañas, había un lago que aparecía y desaparecía, y aquellos que iba a ese lugar nunca más volverían, era un misterio completo, aunque solo son rumores de pasillo de estudiantes.

Mi nombre es Raynard Boldorg, un estudiante de la preparatoria High School Autumn Leaf, tengo 17 años y mi pasatiempo es… bueno. No tengo uno en especial.

Aunque estoy en un club de wing chu como dato curioso, soy como el novato del club, bueno el único novato, es lo que me mantiene distraído de las demás cosas.

Cuando no estoy en el club, estoy en la biblioteca y no es particularmente por estudiar, sino más bien por algo más… hermoso que el estudio.

Y si… es lo que imaginan, es por una chica, pero no cualquier chica, es la más rara de todas, tiene un trastorno de identidad que superaba las expectativas de sus compañeros, y, fue así como nunca tuvo amigos o amigas desde que entró a la escuela.

Después de todo no parecía importarle, ya que todos los días a media tarde se iba a la biblioteca y empezaba a leer, y se metía en su mundo de ensueño y fantasía.

La luz y la brisa que entraba por los portales de la catedral la arrullaban, era como si toda la realidad que ella sentía pudiera trasmitirla; me daba tanta envidia que todo lo que a ella le importaba se encontraba en ese libro.

Y yo Solo podía verla.

Todo comenzó cuando hice algo muy malo en la escuela, como castigo por meterme en problemas, me enviaron a organizar los libros de la biblioteca.

Y mientras entraba en aburrimiento y en el tedioso trabajo de ver libros que me hacían caer de sueño, solo pensaba en que alguien visitara este lugar.

Solo éramos la bibliotecaria y yo, en ese basto lugar de conocimiento y saber.

Imaginaba como me ahogaba en eso libros, o como era acuchillado por ellos por no leerlos, y solo me caía de la pereza tan solo imaginar leer tantos textos.

Entonces… un día, la vi entrar, con su cabello tinturado de azul, sus ojos índigo zafiros hermosos como nunca he visto, delineados de negro, de aspecto gótico, y de estatura muy pequeña para el promedio en la escuela, con un pirsin falso en su nariz, sacó un libro de su maleta, y empezó a leer.

Desde ese momento me ignoró totalmente, no importaba que sonido emitiera, o que ruido hiciera con el carro de los libros, a ella no le importaba. Estaba exhorta en su lectura. Me cautivo tanto, que no quería irme de ese lugar, quería estarme el tiempo necesario para verla.

Así que todas las tardes, iba y tomaba un libro cualquiera, ni siquiera me importaba de que trataba, ni el título de la obra, solo lo tomaba del bote de

—«cosas para deshacer».

Y me hacía frente a ella fingiendo que leía; solo para verla más de cerca, y como siempre, nunca me prestaba atención.

Y así fue todos los días, el libro que yo tenía como coartada aun lo guardaba pero no lo sacaba, solo pensaba en ella y en que decirle.

Y entre más pasaba el tiempo, más me daba cuenta que me gustaba. Y demasiado. Su aspecto extraño me atraía y su indiferencia ante las persona me daba una oportunidad para acercarme a ella… pero no sabía que decirle, el solo hecho de sentarme frente a ella me derrumbaba todo el valor que tomaba, y una parte de mi me decía.

—oye, ni te atrevas a interrumpirla idiota, mírala, mírala bien, su alma y su mente están dentro de ese libro, es como matarla si la interrumpes. Es como si estuviera en coma y el doctor te dice hay que desconectarla, lo ¿harías? Así que no te atrevas, guarda la esperanza de que ella te hable, ¿entendiste?

Y le hice caso a mi conciencia; ella siempre tenía la razón.

Así que solo me sentaba y la veía.

En ese día unos estudiantes entraron y empezaron a romper el ambiente de tranquilidad, con su escándalo desde la entrada de la biblioteca.

Y mientras yo miraba lo que hacían, ella seguía sin ninguna perturbación.

La bibliotecaria los reprendió, pero ellos no respetaron su autoridad, y siguieron diciendo:

—oiga señora nos enviaron de la rectoría para votar la basura, pero veo que hay mucha —comentó con burla.

Y entrándose más en la biblioteca empezaron a desordenar los libros, y romper hojas, me salí de casillas… pero ella aún seguía leyendo.

Cuando llegaron a nuestra mesa, el capitán de soccer comentó.

—oigan pero si es la nerdita de la escuela, oye ¿qué estás leyendo?— Cuando él se acercó, me levanté con ira y les grité —déjenla en paz, ¿no ven que está leyendo?, no interrumpan su lectura.

Uno de ellos al verme así, se acercó mirándome fijamente. — ¿Pero tú que te crees, mierdesilla? — Él me tomó del cuello de la camisa —no te metas en esto Boldorg, no hemos olvidado lo que nos hiciste aquella vez.

Mientras me decía eso el otro que estaba al lado del capitán, se acercó a ella con un comentario.

—Parece que nos ignora, ¿qué pasa si… te rompo el libro en mil pedacitos, nos seguirás ignorando? —cuando estaba a punto de tomarle el libro, apreté mi puño porque quería iniciar una pelea.

Sabía un poco de artes marciales, pero aún era un párvulo, iba a levantar el puño…

Pero se escuchó a lo lejos — ¡déjenla en paz! —y lo vi, el capitán de baloncesto, el típico atleta guapo que toda estudiante desea.

El que me sostenía la camisa me soltó, el capitán de soccer le tenía respeto después de que le gano en una pelea semanas atrás. Mientras se quejaba, el capitán les dijo a los otros:

—Vámonos —y ellos sin más… se fueron.

¡Fue algo intenso!

Cuando devolví la mirada a ella, vi por primera vez que algo la sacaba de su mundo, no sé si fue por la pelea, o por la llegada del capitán de baloncesto, quería decirle si estaba bien pero me acostumbre a no hablarle, y no le dije nada; pero él… él si le preguntó.

— ¿estás bien? —. Y ella se sonrojó, su mano temblaba de los nervios, solo porque él estaba cerca, y solo respondió con un…

—… ¡sí! —muy tímida.

Era obvio, él le gustaba.

Sentía, como se rompía algo en mí, y no puedo decir que mi corazón, porque… porque… aún no lo admitía, aunque fuera lo más lógico en deducir.

Él se dirige a mí.

—Oye, ¿te encuentras bien?— yo solo quería meterle un puñetazo en la cara por haber aparecido.

Y solo con eso ella me vió, me sorprendió tanto que me viera fijamente, aun con esa frustración no podía dejar de ver esos ojos azules delineados.

Así que la rabia se me pasó, tomé mi bolso y salí de la biblioteca.

Al salir, otra vez mi conciencia me dijo

—serás inútil, ¿cómo te vas y los deja solos? quien sabe que cosas hagan ya que los dejaste, así que deja de ser mariquita y devuélvete, ese idiota de ahí no es más que tú, ni más fuerte que tú, solo es… un idiota normal más apuesto que tú… pero que eso no te detenga solo ve e inventa una excusa.

Le hice caso de nuevo a mi conciencia.

Me devolví, pero cuando iba entrar; ella salió con un paso rápido, mirando al piso. Pasó a mi lado y no me vio, después de eso, él también salió, y le pregunté

— ¿Qué pasó? — Y el solo respondió —no pasó nada…—lo decía mientras se iba normalmente.

Quedé con la incertidumbre.

* * *

Esa noche no pude dormir, mis pensamientos y la música que escuchaba se revolvían en un frenesí de imágenes de ella.

Mi frustración, y mi éxtasis eran uno solo, quería golpearme… y así fue, no solo me golpee sino que también gracias a mis golpes, mi mente se me aclaró.

Sabía lo que tenía que hacer; me decidí a declarármele.

Al día siguiente, mis nervios inundaban mi corazón; empezaba acelerarse tanto que pensé que alguien podía escucharlos.

Hoy es el día que podía decirle lo que siento, así que determinado espere la hora del almuerzo para ir donde ella estaba… en la azotea.

El tiempo pasó, y pasó, y pasó y parecía que el reloj del salón se movía de una manera que nunca llegaba a las 12.

Y cuando fue así, el timbre sonó.

Y al mismo tiempo mi cerebro empezó a inundarme de adrenalina, mi pulso empezó a sacudirse, y sudaba frio.

Nunca antes me había declarado, al igual que nunca fui rechazado, así que… estaba realmente nervioso.

Caminé hasta allá, pensando en todo lo que le podría decir, y en todo lo que podía pasar, cualquier cosa estaba sujeta a suceder.

Solo quería decirle de verdad lo que pensaba.

Y cuando abrí la puerta solo escuchaba el viento soplar, recibí los rayos de sol, y busqué por ella, pero no estaba.

Casi siempre antes de que la biblioteca abriera, ella venia aquí para leer, pero ese día no estaba

¿Algo importante habrá sucedido como para no estar metida en su fantasía?

Bueno lo más probable es que esté en otro lugar. Así que busqué y busqué pero no la encontré.

La campana sonó, y no la hallé, no me había rendido aun, entonces escuché de algunas estudiantes que vieron al capitán con la rarita detrás del gimnasio, ¿Por qué no se me ocurrió pasar por ahí?

No podía creerlo, ella con él pero ¿Por qué?... ¡ella casi nunca socializa con hombres!

… a no ser porque él sea la excepción.

Era obvio, desde que la defendió, a ella le ha empezado a gustar. No podía hacer nada si no esperar con mi desesperación y desenfreno.

El reloj de la escuela nuevamente se movía lentamente, era como si jugara conmigo, y supiera lo que pasaba, su redondo rostro se mofaba de mí, no podía dejar de pensar en que pasaría, sería ¿una confesión de amor?

Bueno, después de todo, los chismes vuelan más rápido que el viento, y unas compañeras de salón empezaron a murmurar…

…¡la rarita se le declaró al capitán!

Aunque burlándose de que no tenía oportunidad de estar con él, aun cuando corría el rumor de que el capitán es un maldito, eso me dejaba más en duda.

La campana de media tarde empezó a sonar, cambio de curso, fui a su salón, pero parece que no estaba, debe ser que está en la biblioteca.

Metí mi mano en mi bolso para buscar el libro, pero no lo encontré… debí olvidarlo cuando empezó la pelea en la biblioteca.

Creo que ya no tengo coartada, aun así iré.

Al llegar no la vi en la mesa… que raro.

—Srta. Horrinson, ¿ha visto a la chica que se sienta en la mesa del centro?—. La Srta Horrinson mientras se soplaba con un abanico, contestó.

—sí, entró y me preguntó si tú ya habías llegado—. Me conmocioné ¿ella me preguntó?

— ¡¿Dijo algo más?!

—no…pero olvidó este libro, confundió uno de los libros que estaba en la mesa—. Así que tomé el libro y vi que era el de ella, y el que tenía ella es el mío.

—Gracias Srta Horrinson, otra cosa ¿sabe a dónde se dirigía?—. Pero la señorita no respondía, solo me hizo un gesto de negación y salí de allí.

¿Que pudo haber pasado, la rechazaron?

Bueno no podía sacar conclusiones, así que decidí saltarme la clase y buscarla, aún tenía esa determinación.

Le eche un vistazo al libro y el título decía

— ¿Qué es la vida? — ¡Vaya!— exclamé.

Una recopilación de poesías he historia fantasiosas, bajo un perspectiva omnisciente de la protagonista, nuevamente la voz empezó a decirme

—oye, no te rindas, búscala, búscala y dile lo que sientes de una maldita vez, es ahora o nunca mi amigo, ve por ella.

Me decidí y salí de la escuela, pero no le veía, pero haberla seguido tenía sus ventajas, sabía dónde vivía, y aunque parecía un acosador, valió la pena.

El sol estaba en su punto, el reloj de mi teléfono daba las 4:30 pm, corrí por la avenida por donde ella caminaba.

Bueno no había suerte, me detuve cerca de un bebedero que estaba enseguida de unas escaleras que daban a las montañas, y mientras bebía, noté una presencia cuesta arriba de la escalera, y sin mentir esas escalera subían hasta la cima de una montaña, que tenía un miradero.

Cuando quería gritar ella ya estaba caminando a la cúspide para llegar al miradero. Al ver todos los escalones que tenía que subir, empecé a reunir fuerza, y subí, subí, y subí, y seguía subiendo, y seguía subiendo, y pensaba

—santas sopas calientes, ella tiene mucha resistencia, pero aun así llegué.

Porque me decía mi mismo, que mi determinación era incansable.

Así que no me detuve y seguí la búsqueda, y la vi llegar a una zona prohibida, y me dije:

—oye eso es una zona prohibida, como es que no….

…Era inútil gritarle cuando ha desobedecido un letrero que indica el peligro, solo me queda seguirla.

Corrí para alcanzarla y me pasé una maya metálica cortada, era irónico porque yo había cortado esa maya:

Para los curiosos… tienen que saber que ya había subido esta cuesta, y la zona prohibida solo es un lugar donde se ven las cordilleras y las montañas pedregosas y escarpadas desde un alto bosque pequeño que se inicia desde el miradero hasta el acantilado, fue cerrado por que muchos montañistas murieron en ese lugar por derrumbes al tratar de escalarlo.

* * *

Bueno solo la buscaba a ella.

Así que por lo pronto tratare de sacarla de ahí.

Pero algo extraño sucedió, una niebla entró a invadir esa zona boscosa, ¿de dónde salía?

No lo sabía y más cuando es verano, era inconcebible.

Mientras más la buscaba, la neblina se hacía más espesa, solo veía su silueta.

Aún continuaba, y gritaba su nombre, y le gritaba y le gritaba pero parecía no escuchar, la visibilidad se hizo cero, empecé a desesperarme y mientras más seguía el camino, la luz del sol me indicaba por donde tenía que seguir.

Iniciaba a despejarse, y en la cima se veía la luz del sol, tenía que salir de ese espeso bosque nubloso.

Y cuando llegué al final del bosque donde el solo llegaba a mis ojos para segarme.

La vi a ella en una cuesta, su cabello azul ondulaba por la briza.

Parecía llorar.

Me escondí y me recosté en un árbol pensando en que decirle, esta vez esa voz no me decía nada. Indeciso, me decidí en salir y hablarle para consolarla o animarla.

Pero cuando salí, ella salto de la cuesta.

Yo grité, y cuando me di cuenta había un lago que no había visto antes, y lo digo porque estuve en este lugar, ¿de dónde carajos salió?...

…Estaba tan perplejo que olvidé por completo que ella había saltado, aun siendo esto imposible tengo que ir y salvarla, puede que ella se esté suicidando.

No lo permitiré.

Corrí por la cuesta para saltar, porque ella no salió después de zambullirse, no lo pensé dos veces y salte con maleta y uniforme.


Cuando entró al lago, nadé al fondo y no encontré tierra, y no la veía, y ya empezaba a faltarme el oxígeno.

No alcancé la superficie, y empecé ahogarme y me hundí, estaba perdiendo conciencia, y mi mente me inundaba de desesperación y tortura por que no podía respirar, cuando veía el fondo, estiré mi mano para tocarlo, pero saqué mi mano al otro lado del lago.

1. August 2018 01:30 2 Bericht Einbetten Follow einer Story
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Lesen Sie das nächste Kapitel CAPITULO 2 DE LA MUERTE AL LAGO, Y DEL LAGO A LA VIDA.

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CharmRing CharmRing
vaya, esta muy buena, sorprende que no tenga más visitas
August 31, 2018, 22:31
~

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