A
Augusto Salvador


LA HISTORIA de Rip Van Winkle se supone escrita por Díedrich Kníckerbocker, jocosa creación de Írving, y cuyo nombre se hizo familiar al público como autor de A History of New York. Esta historia se publicó en 1809, diez años antes de que viera la luz pública el primer número de The Sketch-Book of Geoffrey Crayon, Gent.


Kurzgeschichten Alles öffentlich.
Kurzgeschichte
0
903 ABRUFE
Abgeschlossen
Lesezeit
AA Teilen

Introducción a Rip Van Winkle


La historia de Rip Van Winkle se supone escrita por Díedrich Kníckerbocker, jocosa creación de Írving, y cuyo nombre se hizo familiar al público como autor de A History of New York. Esta historia se publicó en 1809, diez años antes de que viera la luz pública el primer número de The Sketch-Book of Geoffrey Crayon, Gent. Este número, que contenía la historia de Rip Van Winkle, fué escrito por Írving en Inglaterra y enviado a América para su publicación, lo mismo que las ediciones sucesivas. Colocó la escena en Káatskill, pero describió el sitio según su fantasía y ajenos informes, habiéndolo visitado solamente en 1833. El argumento no es nuevo: el cuento de hadas de la bella durmiente en el bosque tiene el mismo tema, así como la historia de Epaminondas de Creta, que floreció en la sexta o séptima centuria antes de J. C. Se asegura que Epaminondas se quedó dormido en una cueva cuando era muchacho y despertó cincuenta y siete años después mientras su individuo había continuado su desarrollo normal. Existe también la leyenda de los siete durmientes de Éfeso, mártires cristianos emparedados en una cueva que buscaron como refugio y donde se conservaron maravillosamente durante dos siglos.

Entre las historias que tanto abundan en los montes Harz de Alemania, se refiere una de Péter Klaus, un cabrero a quien se acercó cierto día un joven que comenzó a seguirle silenciosamente y le condujo a un lugar aislado donde encontró doce caballeros que jugaban a los bolos sin pronunciar una sola palabra. El cabrero vió una cantimplora de vino fragante y bebiéndolo, quedó sumergido en profundo sueño que se prolongó durante veinte años. La historia relata los incidentes del despertar del cabrero y los cambios que encontró en su aldea a su regreso.

Esta historia, publicada con algunas otras en 1800, dió probablemente origen a la de Írving, quien hace uso casi de idéntico argumento. Las jocosas adiciones con que ha adornado su relato y la gracia de que todo el cuento está revestido han logrado que la historia de Írving suplante en la mente popular a todas las primitivas de este género, llegando Rip Van Winkle a convertirse en un personaje familiar a quien aluden frecuentemente aun personas que jamás han leído la historia de este festivo autor. La forma dramática dada posteriormente a este cuento, aunque asumiendo sólo los rasgos principales, ha contribuído en gran manera a definir la concepción del personaje. La historia despierta un sentimiento de curiosidad respecto de la vida futura, no muy alejado de aquel que se considera en general como la tendencia del espíritu humano a la inmortalidad individual. El nombre de Van Winkle fué una feliz elección de Írving, pero no ha sido inventado por él. El impresor del Sketch-Book, sin ir más lejos, llevaba el mismo nombre. El de Kníckerbocker se encuentra también entre los holandeses, pero Írving lo ha hecho típico. En The Author’s Apology, que agregó como prefacio a una nueva edición de la History of New York, dice: “He encontrado que este nombre es una palabra de orden para dar sello familiar a cualquiera cosa destinada al favor del público, como las sociedades Kníckerbocker; las compañías de seguros Kníckerbocker; los vapores Kníckerbocker; los ómnibus Kníckerbocker; el pan Kníckerbocker; el hielo Kníckerbocker; y... hasta los neoyorquinos de origen holandés tienen a gala llamarse “genuinos Kníckerbockers.”

RIP VAN WINKLE

OBRA PÓSTUMA DE DÍEDRICH KNÍCKERBOCKER

Por Woden (Odin), Dios de los sajones, de quien procede Wednesday (miércoles) que es Wodensday (día de Odin). La verdad es algo que siempre conservaré hasta el día en que me arrastre hacia la tumba.

Cártwright.[1]

EL CUENTO siguiente se encontró entre los papeles del difunto Díedrich Kníckerbocker, un viejo caballero de Nueva York, muy curioso respecto de la historia holandesa de la provincia y de las costumbres de los descendientes de sus primitivos colonos. Sus investigaciones históricas dirigíanse menos a los libros que a los hombres, pues que los primeros escaseaban lamentablemente en sus temas favoritos mientras que los viejos vecinos y, sobre todo sus mujeres, eran riquísimos en aquellas tradiciones y leyendas de valor inapreciable para el verídico historiador. Así, cuando le acontecía tropezar con alguna familia típica holandesa, agradablemente guarecida en su alquería de bajo techado, a la sombra del frondoso sicomoro, mirábala como un pequeño volumen de letra gótica antigua, cerrado y abrochado, y lo estudiaba y profundizaba con el celo de la polilla.

El resultado de todas estas investigaciones fué una historia de la provincia durante el dominio holandés, publicada hace algunos años. La opinión anduvo dividida con respecto del valor literario de esta obra que, a decir verdad, no vale un ápice más de lo que pudiera. Su mérito principal estriba en su exactitud, algo discutida por cierto en la época de su primera aparición, pero que ha quedado después completamente establecida y se admite ahora entre las colecciones históricas como libro de indiscutible autoridad.

El viejo caballero falleció poco tiempo después de la publicación de esta obra; y ahora que está muerto y enterrado no perjudicará mucho a su memoria el declarar que pudo emplear mejor su tiempo en labores de más peso.[2] Era bastante hábil, sin embargo, para encaminar su rumbo como mejor le conviniera; y aunque de vez en cuando echara un poco de tierra a los ojos de sus prójimos y apenara el espíritu de algunos de sus amigos, a quienes profesaba sin embargo gran cariño y estimación, sus errores y locuras se recuerdan “más bien con pesar que con enojo,” y se comienza a sospechar que jamás intentó herir ni ofender a nadie. Mas como quiera que su memoria haya sido apreciada por los críticos, continúa amada por mucha gente cuya opinión es digna de tenerse en cuenta, como ciertos bizcocheros de oficio que han llegado hasta el punto de imprimir su retrato en los pasteles de Año Nuevo,[3] dándole así ocasión de inmortalizarse casi tan apreciable como la de verse estampado en una medalla de Wáterloo o en un penique de la reina Ana.[4]

31. Mai 2018 20:24 0 Bericht Einbetten Follow einer Story
0
Lesen Sie das nächste Kapitel I

Kommentiere etwas

Post!
Bisher keine Kommentare. Sei der Erste, der etwas sagt!
~

Hast Du Spaß beim Lesen?

Hey! Es gibt noch 2 Übrige Kapitel dieser Story.
Um weiterzulesen, registriere dich bitte oder logge dich ein. Gratis!